28. La Malagueña

Catalina:

Empecé a reír, Pilar me había hecho la pregunta más hermosa de mi vida, pero aun no tenía el placer de convertirme en madre. Yo, de por sí, era demasiado llorona, así que tomé sus manos y le empecé a explicar.

—No, aún no se me concede ese deseo. Yo soy muy chillona por que aja.

—¿ajá que?

—Aja, soy así, muy sentimental. Perdóname.

—no debo perdonarte nada Lina.

—Bueno, debo irme, prometo mandarte mañana información sobre la boda y la fiesta, espero te guste todo.

—Gracias Lina, cuando esté en el paraíso, prometo hablarle al eterno de ti…—me reí y me despedí de ella, yéndome con mi dolor.

Marina se despidió de mí y siempre me recordé que me llamara a la hora que fuera si había algún problema con las chicas. Sabía que Cayetano ha Irá ido a Italia a arreglar unos temas de su papá, y de paso, viajar a Lisboa para contactar a uno de los mejores oncólogos y así prolongar la calidad de vida de Pilar, sabía que ese Madrileño era de buen corazón, borracho y tóxico, tal vez, pero así
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