33. La cena azul

Tano:

El tipo nos vio con ojos asesinos, bueno, más bien a mí.

Catalina correspondió al beso con demasiada devoción, y esto me confirmaba que ese beso, con ese tipo no había sido real, que yo era el hombre de su vida y que a pesar de las bajas que habíamos vivido, esto seguía siendo real.

Me aleje de ella y la solté, mientras me saboree los labios y vi al tonto ese directo a los ojos, no bajando el temple, porque no debía hacerlo.

—Buena tarde, nuestra recepcionista nos comunicó que le urgía hablar con el señor Antonio Rodríguez, en su representación, estoy yo, Cayetano—extendí mi brazo hacia adelante, esperando a que estrechara mi mano en señal de guerra reafirmada.

El extendió su mano y así firmamos el comienzo de una guerra campal, en donde la victoria sería Catalina Granados, aunque yo sabía que ella era sólo mía como yo era de ella.

—Soy Abadallah, Samir, un gusto.

—¿Qué lo trae por acá?—dije, seguro de mi mismo.

—Lo mismo que a usted le interesa—acotó—Los negocios y las mujeres
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo