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Llegó la noche, Dominic permanecía acostado en la cama, sintiéndose ya demasiado adolorido no por sus heridas, sino porque él estaba ya bastante incómodo de estar todo el tiempo acostado. Josh le había vendado toda la espalda para que Dominic no se atormentara de estar viendo sus cicatrices, pues Sara había dejado muy perfectamente pronunciadas las garras de sus patas encima del pecho y la espalda de Dominic.

Por estas heridas era que Dominic se sentía tan adolorido de la espalda que a pesar de que estuviera cómodo en su propia cama, para él era demasiado incómodo acostarse y quedarse quieto en una sola posición.

Mientras que Dominic estuvo solo en casa para cuando los chicos se fueron a llevar a Ana a su apartamento y asegurarse de que ella estuviera bien, Dominic se encargó de hacer lo que era más importante para él; llamó a uno de sus contactos más importantes de su celular para que este se encargara de la seguridad de su mansión y de sus compañeros de manada.

— ¿Hola? ¿Rodrig
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