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La casa de Miguel estaba rodeada también por un pequeño y precioso jardín que se veía que estaba sumamente cuidado por él mismo. Dominic se sintió a gusto al haber entrado allí, y pronto, Miguel cerró la puerta del sitio para no dejar a la vista tanto tiempo de que ellos estaban allí.

A medida que iban avanzando, Dominic se daba cuenta de que, en el fondo de su ser, a él le gustaría tener una casita como la de Miguel para vivir allí, con tranquilidad y en familia, junto con Ana y con su hijo.

Miguel se apresuró en buscar las llaves de su auto mientras que este le explicaba a Dominic cómo llegarían a la cabaña.

— Será un viaje muy rápido. Lo prometo, pero necesitaremos ser también muy discretos. ¿Podremos con ello? — mencionó Miguel en tono serio, mientras que sus dedos jugaban con las llaves de su auto.

Dominic no dijo nada, simplemente, se ha puesto de pie, y entonces, se apresuraron a subirse al auto y se han dirigido hacia las afueras de la ciudad. Se subieron al vehículo, mient
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