~ Leo ~Amelia me sorprendió. Aparte del delicioso sándwich, su actitud hacia Leah casi que me hizo orinar de la risa. Sabía que estaba mal ese proceder de su parte, porque Leah era mi invitada, pero no quise regañarla delante de ella. Amelia era una Delta que había tenido mala suerte y no tenía sentido humillarla, especialmente cuando Leah también era una Delta como ella.Las Deltas eran muy rebeldes, lo sabía porque cuando estuve casado con Tamia, ella era igualita. Siempre sentían la necesidad de probarse a sí mismas porque, aunque estaban en la cima, no estaban entre los tres primeros rangos y podían ser fácilmente ignoradas.Aunque dije que compartiría el sándwich con Leah, apenas lo probe me arrepentí, estaba delicioso, como todas las comidas que Amelia había preparado para mí. Pero no podía negarle un pedazo de esa delicia a mi invitada. Me pregunté cómo habría sido la vida de Amelia, ella era todo un misterio para mí, pero la vi como una gran mujer. Normalmente, las Deltas er
"¿Hiciste comida para dos?" Le pregunté, pero no respondió porque había hecho lo mismo que en la mañana."¿Sabes que tengo una invitada y no hiciste comida suficiente?" Pregunté, sonando un poco enojado."Ya empezaba a preguntarme quién es el jefe aquí." Dijo Leah en un tono de broma, pero su comentario me molestó."No hables de asuntos que no te importan. ¿A ti que te importa cómo me relaciono con mi personal? Para empezar ni siquiera deberías estar en mi casa, así que agradece que te traje aquí." Le aclaré, ella se quedó impactada. Sabía que estaba sorprendida de que le hablara así delante de Amelia."Ve a preparar algo para mi invitada y pon la mesa para mí." Le ordené a Amelia con firmeza. Ella no dijo nada y simplemente se fue, tendría que hablar con ella a solas cuando estuviera de mejor humor."Tu comida está lista, Alfa, tu invitada puede acompañarte a cenar." Dijo, me sorprendió que pudiera preparar algo en cinco minutos.Amelia había puesto la mesa para dos y me pregunté de
Cuando me vieron, inclinaron la cabeza de inmediato, en un gesto de respeto. Me acerqué y se apartaron para crear un camino que me permitiera ver qué estaba pasando en el centro, pero lo que vi fue demasiado cruel.Amelia estaba en ropa interior, con un brazalete de plata en la muñeca, la habían arañado y golpeado. Eso no era todo, sus ojos eran de un azul rey, un color bastante extraño para un lobo, pero eso no fue lo que me sorprendió, me pregunté cómo podía seguir conectada con su lobo si estaba atada con plata."¡Esa perra es un monstruo!" Escuché que alguien le dijo, de inmediato me volteé a ver quién era.Le di una cachetada fuerte en la mejilla a la responsable, el resto de ellas supo que debían quedarse en silencio."¿Qué sucedió aquí?" Pregunté.La loba de Amelia retrocedió, fue como si hubiera estado esperando hasta que yo llegara.Macy se acercó a mí con las perlas de Tamia en la mano."Jeana encontró esto en el cajón de Amelia, cuando llegue ya le habían atado con plata y l
~ Amelia ~Me sentí incómoda comiendo con el Alfa Leo. De hecho, no estaba mintiendo cuando le dije que ya había comido, nunca bromeo con mi comida, pero esa fue su forma de disculparse por haber sido tan rudo por no incluir a Leah en la cena. Sin embargo, no era mi culpa, porque no tenía ni la menor idea de que ella vendría a casa.Cuando le dijo que no se metiera en sus asuntos, ella hizo una cara que jamás olvidare, casi me rio de ella. Como ya había comido en la cocina estaba llena, pero me senté al lado del Alfa y comí un poco.Después de lavar los platos, salí de la casa y regresé a los cuartos de las empleadas. Estaba preocupada por lo que pasaría esa noche entre ellos, porque yo aún no había aceptado su rechazo, tenía miedo de que se acostaran y yo sintiera el dolor de la traición.La verdad era que no quería retorcerme de agonía en mi camarote, ya era suficiente con que la mayoría de las Omegas me odiaran y no quería darles algo más de lo qué hablar. Me quedé fuera de mi dormi
~ Tamia ~Nunca olvidaré la noche en la que mi maravillosa vida se convirtió en un completo desastre. No puedo sacar de mi mente el momento en que todo cambió.Mi esposo y yo fuimos a una fiesta a la que no quería asistir, pero Casper, un beta amigo de Leo, era el anfitrión y él estaba decidido a honrar su invitación a toda costa. Debí haberle suplicado un poco más que nos quedáramos en casa, pero quería ser una esposa comprensiva, así que decidí seguirlo y ese fue mi peor error.Leonardo Albert era mi esposo y el alfa de la Manada de la Montaña, lo que me hacía ser conocida como Tamia Albert, la Luna de la manada. Leonardo me eligió para ser su Luna cuando tenía diecinueve años. En realidad, empezamos a salir cuando yo tenía diecisiete y él veintiuno, aunque no llegamos a la intimidad física, ya que, aún no tenía la edad para eso, nos enamoramos de todos modos y juramos permanecer juntos.Muchas de las mujeres de la manada me odiaban porque él solo tenía ojos para mí y no es que yo
~ Leo ~Tamia era el amor de mi vida y no había nada que no haría por ella. La amaba con toda mi alma y cuando le prometí que siempre estaríamos juntos, lo dije muy en serio. Era perfecta para mí; hermosa tanto por dentro como por fuera y tenía la fuerza que una Luna debía de poseer. Amaba cada una de sus cualidades y sinceramente no podía dejarla ir.Estaba enamorado de ella desde que recuerdo, por eso cuando se presentó la oportunidad de cortejarla, la aproveché de inmediato y como resultado, habíamos estado casados durante cinco años. La amaba inmensamente. Mi amor por ella era tan fuerte que creía que sería fácil rechazar a mi compañera destinada si alguna vez la encontrase y ella prometió hacer lo mismo a cambio. Sin embargo, nunca imaginé que rompería esa promesa de una forma tan cobarde.Tamia no quería ir a la cena de Casper; debí haberla escuchado y decirle a mi amigo que no iríamos, pero ahí inició mi caída. El fresco aroma a menta y manzanas me tomó por sorpresa y me atra
~Tamia~ Por la mañana salí a correr y al regresar, la gente me miraba con curiosidad. No necesitaba tener más de 2 neuronas para saber que ya se había difundido la noticia de que el Alfa había encontrado a su compañera destinada. Leo no intentó ocultar la atracción entre Amanda y él. Internamente me preguntaba si los miembros de la manada estaban contentos de que su Alfa sería más fuerte ahora que había encontrado a su compañera destinada. También me cuestionaba a mí misma, si me apreciaban lo suficiente para que se preocuparan verdaderamente por mí y el dolor que sufriría, el cual hasta podría volverme loca. Honestamente, me preguntaba de qué lado estarían.Pasé corriendo junto a los miembros de la manada y regresé a mi casa. Leo estaba desayunando pero, no le había hablado y no planeaba hacerlo, porque no tenía nada que decir. Fui al dormitorio a ducharme y vestirme para comenzar el día, había una reunión a la que debíamos asistir juntos y por mucho que preferiría quedarme en cas
~Tamia~ No hablé con Leo durante todo el viaje y cada intento que hizo por hablar conmigo fue respondido por mi silencio. Cuando finalmente llegamos a casa, fui directo al dormitorio. Nuestra casa tenía cuatro habitaciones, queríamos que nuestros hijos tuvieran cada uno la suya propia, pero ya no sería así. Me pregunté cuál de esas habitaciones me pedirían que ocupara cuando Amanda se mudara; Las palabras de Linda seguían en mi mente y al igual que ella, sabía que mi cama estaría también vacía pronto."Tamia, por favor." Dijo Leo, siguiéndome a la habitación. "Por favor, Tamia." Suplicó y me giré para mirarlo."¿Por favor qué? Todos están hablando de esto, Leo, me humillaste en la fiesta, ¿qué si ella es tu compañera destinada? ¿Tenías que dejarme sola para ir al balcón y besarla? ¿Sabes siquiera lo que significa controlarte a ti mismo?" Le pregunté y bajó la cabeza."El sentimiento era abrumador." Me reí al escuchar su respuesta."Mejor ve a Bosque Blanco y termina lo que ya empezas