Laena suelta un largo suspiro.
—Al parecer mi hermano no te ha contado, mi padre fundó el hospital Reverie Gold, pero contrató a la gente equivocada para administrar las acciones, por lo que no hubo un buen funcionamiento, estábamos por caer en banca rota, así que papá se vio obligado a vender las acciones a otra persona, y ese es el señor Van Doren —me explica con aire nostálgico—. Su nieto, es el mayor accionista, dueño de prácticamente todo el hospital, es un hombre frío, calculador y déspota, créeme, no querrás aparecer nunca en su radar.
—Parece que describes a alguien sin corazón.
—Es que no lo tiene, dudo que haya nacido con uno siquiera, escucha bien, si apareces en su camino, lo mejor que puedes hacer, es desaparecer o él acabará contigo —finaliza.
Después de esto, no tengo ninguna curiosidad en conocer al nieto del señor Van Doren, suena a una mala persona, por otro lado, saber que cuando ingresé al hospital el año pasado, Mason era el hijo del dueño, me hace pensar que también me ayudó a conseguir la pasantía aquí.
—¡Oh, ahí está! —Exclama de repente—. ¡Vamos!
No tengo tiempo de reaccionar, porque de inmediato soy arrastrada por Laena hasta uno de los rincones del enorme salón principal de eventos. Voy dando algunos trompicones, hasta que nos detenemos en seco, mi corazón palpita con fuerza, respiro hondo, consiguiendo recuperar el aliento, los pies me duelen debido a que no estoy acostumbrada a andar en tacones tan altos.
—No puede ser, ella trae el mismo vestido que compró mi hermano para ti.
—¿Qué?
Levanto la mirada, y justo al hacerlo, a lo lejos, a un par de metros, me encuentro con una mujer hermosa, trae puesto el mismo vestido que yo, solo que su cabellera pelirroja está atada a un moño alto que resalta sus facciones largas.
—Esa tonta… —rechina los dientes Laena.
Pero no es su belleza por la que todo el mundo la observa, sino, por el hecho de que va colgada del brazo de un hombre alto, de traje caro, rubio, ojos de un verde que puede considerarse fantasía, un hombre con un aura peligrosa, su sola presencia impone y doblega.
—¿Quién es? —inquiero con cautela, sin poder apartar los ojos de la presencia salvaje y cruel de aquel hombre.
Entonces Laena traga grueso y tomando mi mano, ajusta el agarre.
—Él es el nieto del viejo Sebastián —traga grueso—. Asher Van Doren.
Mis ojos se congelan en un mismo sitio, y es en dirección de aquel hombre de aura negra, presencia negra y ojos endemoniados, si no mal recuerdo, él debe ser el nieto de Sebastián Van Doren.
—Ella es Eva Fersllen, su prometida, una pesada que se cree superior a los demás —añade Laena a mi lado.
Me les quedo viendo por lo que parece una eternidad, lo cierto es que ambos parecen hacer una buena pareja. Tal para cual.
—Esa idiota se compró el mismo vestido —repite Laena—. Vamos a acercarnos.
Quiero decirle que es una mala idea, en especial porque algunas personas parecen darse cuenta del parecido idéntico de nuestros vestidos, conforme vamos acortando la distancia, cuando estamos a un par de metros, escucho las murmuraciones de algunas mujeres.
“Mira, tienen el mismo vestido”
“Sí, ¿crees que sea la amante del nieto de Sebastián?”
“No tengo idea de que hace esa, pero mira, va en compañía de la hija de Carlo Raymond”
“Pues no es por nada, pero a la castaña le queda mejor el vestido, ciertamente la prometida de Asher Van Doren, es una estirada”
“Shhh, nos pueden escuchar, baja la voz”
Mis mejillas arden de la vergüenza, no puedo creer que esto me esté pasando a mí, miro hacia adelante al ver que Laena también ha detenido su paso, es ahí cuando me doy cuenta de que Asher Van Doren saluda a un anciano que me parece familiar, tiene un aire que me recuerda al anciano al que ayudé.
—Mejor volvemos más tarde… —arguye Laena.
Estamos por irnos cuando la voz del anciano se eleva por encima del resto.
—¡No la quiero aquí, es mi fiesta de cumpleaños, saca a esa arpía de aquí!
—Dios, no lo puedo creer —ríe por lo bajo Laena, su risa es discreta, pero su gesto no, cubriendo sus labios con una mano.
—¡Eres un malagradecido, no quiero que esa prostituta esté aquí! —el anciano da un golpe contra el suelo con su bastón.
El sonido hueco resuena por cada uno de los rincones de la gran estancia, haciendo callar al resto de los presentes.
—Vamos, es mejor que no estemos cerca cuando la furia del anciano rebote por cada invitado —Laena tira de mi mano y poco a poco nos vamos alejando.
No sin antes, echarle un vistazo por encima del anciano que parece tener cara de infelicidad. Caminamos escuchando de lejos la discusión, pero me pierdo en los nuevos comentarios de las mujeres.
“¿Crees que la amante del CEO, esté aquí para causar problemas?”
“No lo creo”
“Nunca la había visto por aquí”
“Además, nunca lo hemos visto con ella, puede que sea la novia del doctor Raymond”
Cotillas.
Pasa una hora en la que hemos estado hablando de banalidades, de vez en cuando Laena me presenta con algunas personas que considera importantes y amigos de su familia, hasta que poco a poco el dolor de pies se sube como tirón por mi columna. Llega un momento en el que la miro a un metro de distancia, hablando con un chico, ella ríe, por lo que tomo esa oportunidad para ir al sanitario.
Estoy a nada de salir, cuando abro la puerta, busco a Laena, sin embargo, tengo la mala suerte de que a mi costado, en el pasillo que lleva directo al vestíbulo, están el anciano y Asher Van Doren.
—Te lo advierto Asher, si sigues adelante con esto, con ese matrimonio, juro que no verás un solo dólar o lingote de oro de mi herencia —espeta el anciano con voz firme.
—No me importa el dinero —agrega Asher con ojos llenos de odio.
Me apresuro a alejarme antes de que me vean, pero siendo consciente de que esta familia está loca, no quisiera estar en los zaparos de esa mujer y tener que soportar a esa clase de hombres, cuando localizo a Laena, esta frunce el ceño mientras observa algo en su móvil.
Camino a prisa, robando las miradas de esta vez de algunos hombres.
—Aquí estás —Laena parece alterada.
Abro la boca para responder, cuando llega un hombre pelinegro de tez clara, y ojos azules.
—Hola —me saluda e ignora por completo a Laena, lo que hace que se moleste.
—Me preguntaba si quieres tomar algo en privado…
Laena tira de mí, llamando la atención del desconocido.
—Lo siento, pero ella es la novia de mi hermano, te agradecería que te fueras, no tarda en llegar.
El tipo parece que palidece, no salgo con mi jefe, pero agradezco que con esa mentira, el hombre se haya alejado.
—Mi hermano viene en camino, Holly. —Sonríe de oreja a oreja.—además, luego de que le enviara la foto que te he tomado en casa, parece que terminó más rápido de lo que pensaba —ríe.
No comprendo muy bien lo que intenta decir, tengo una idea, pero eso queda apartado en cuando siento que me giran de golpe.
—Aquí estás —dice una voz femenina y familiar.
Todo sucede en cuestión de segundos, pero la acción parece ser reproducida en cámara lenta, cuando la pelirroja que antes estaba llorando y rogando a los pies del anciano Van Doren, me vierte encima una copa de vino, manchando mi vestido.
La conmoción es más fuerte por parte de los invitados que están más cerca, Laena chilla un par de maldiciones mientras trato de procesar lo que está pasando realmente.
—No sé quién eres o lo que intentas, pero si piensas que por un segundo voy a dejar que me humilles, estás equivocada —me dice la pelirroja.
Los susurros parecen llegar hasta el anciano, que se abre paso entre la gente, con su bastón y con su enfermera.
—¡¿Y ahora qué?! —Brama el viejo—. ¡Creí haberte dicho que te largaras de mi casa!
Entonces su mirada se fija en mí, abro los ojos como platos, verlo de cerca hace que corrobore mis sospechas.
—Tú —dice el anciano, elevando las comisuras de sus labios en dirección al cielo—. ¡Eres tú, querida!
—Anciano —musito apenada, sabiendo que mi voz tiende de un hilo.
El anciano merma el espacio entre los dos, atrayendo toda la atención, lo recuerdo bien, es el mismo anciano que salvé en el cementerio, parece más repuesto que la última vez que lo vi, cosa que me deja más tranquila, debido al exceso de trabajo, ya no puede preguntar sobre él, deseando que hubieran localizado a su familia, ahora veo que sí lo hicieron. Laena permanece a mi lado con la boca abierta, nadie aparta la mirada del intercambio que hacemos, pero eso no es todo, al fondo, una presencia casi siniestra se acerca, imponente, poderoso, inalcanzable, las personas incluso se apartan sin que él lo pida, como el mar a Moisés. Su nieto, quien al llegar a nosotros, siento cómo me clava su fría y verde mirada, lanzándome filosas y envenenadas dagas al pecho, me recorre de arriba abajo, pero no hay ni una sola piza de empatía, no, hay algo más, odio, repugnancia, destrucción y un aire asesino, él… huele a muerte. Aparto mi atención de él y me concentro en el anciano, quien toma mis ma
Doy un respingo y casi me atraganto con la sopa, pido una disculpa y me limpio las comisuras de mis labios con una servilleta. Al girar, el alma se me cae a los pies, Asher Van Doren me está fulminando de un modo casi sobrehumano, con la mirada, va de hito en hito hacia su abuelo para luego tensar la mandíbula con tanta fuerza, que la presión me resulta casi dolorosa. —Yo… —¡Ah, aquí está! —exclama Laena a mi lado, poniéndose de pie. Levanto la mirada y me sorprende ver a Mason, vestido elegante, aunque con la corbata mal anudada, su pecho sube y baja debido a la agitación, su cabello parece ligeramente alborotado. —Siento la tardanza —me saluda con un beso en la mejilla, algo que nunca hace cuando nos vemos en el hospital, luego se dirige hacia el anciano—. Feliz cumpleaños, señor Van Doren. —¡Pero si es el hijo de Carlo y Erandi Raymond! —la sonrisa del viejo se ensancha—. Me alegra verte a ti y a tu hermana en este día. ¿Cómo se encuentra tu padre? —En una cirugía en Londres,
HOLLYMi corazón late con fuerza mientras me aparto del balcón. —Eres demasiado imprudente Eva, ¿qué no te das cuenta de que hay cámaras por todas partes? —la suelta de golpe—. ¡Si la lastimas, no podré volver a defenderte de mi abuelo! El rostro de la pelirroja palideció. Luego comenzó a aflojar su cuerpo hasta que sus ojos se inundaron de agua. —Solo quiero estar contigo, y esta mujer me dijo que hará todo para que te cases con ella, y no conmigo —miente saliendo corriendo en medio de sollozos. —Yo no dije eso… —mi voz está rota. Asher Van Doren voltea a verme, mermando el espacio entre los dos, apenas y nuestros cuerpos se rozan, pero su presencia impone, hace que me tiemblen las piernas. —Señorita Prince, no importa lo que haga, sé cuáles son sus verdaderas intenciones, puede engañar a mi abuelo, incluso a mi padre, pero no a mí —su aliento a menta mezclado con un ligero toque de vino, pica mi nariz—. Yo veo quién eres en realidad, Holly Prince, te has interpuesto en mi cami
HOLLYHa pasado una semana en la que he estado viviendo la peor pesadilla, no solo por el hecho de que me encuentre temerosa cada que voy a trabajar al hospital, sino, porque ahora que sé que los Van Doren son dueños del Hospital Reverie Gold, temo que me despidan, el viejo Sebastián fue amable al haberme dado esa cantidad de dinero, misma que usé para pagarle el dinero que le debía a mi cuñado Lionel. Y por supuesto, lo que me prestó Mason, aunque al final no lo quiso aceptar. Cuando Polly se enteró que me iba a mudar, lloró, palideció, y trató de convencerme de que era una mala idea, pero no es así, al final, me dejó ir a regañadientes, sin embargo, dejé un cheque con quinientos dólares para los gastos de manutención y renta de la casa, lo demás, lo alcé en una cuenta bancaria para poder devolverlo al viejo, si es que lo encuentro, ya que es difícil tener acceso a esa familia, así que ahora llevó viviendo una semana en la casa que he rentado. Pagando por adelantado seis meses más.
HOLLY Cuando termino la llamada con mi hermana, la dejo siendo un manojo de nervios y un mar de llanto, ahora, estoy segura de que mi cuñado se va a desquitar con ella, Asher Van Doren me odia por las razones equivocadas y lo tiene que saber, no puedo permitir que arrastre a mi familia a su plan maquiavélico por destruirme. Soy consciente de que sigue hablando, atendiendo a cada uno de los que llegan a hacerle preguntas sobre el funcionamiento del nuevo sistema, y en qué se basarán para el despido, él dice que nos entregaran una serie de reglas que debemos acatar, con contratos firmados para asegurar que estamos cumpliendo nuestra parte. Cosa que me parece completamente absurda, dadas las circunstancias. “Él es tan guapo” Escucho que hablan de él, a mi alrededor, todas las doctoras y las enfermeras, lo miran como si fuera un Dios, solo yo lo veo por lo que es; un monstruo con poder de aplastar a cualquiera de nosotros, con solo chasquear los dedos. “Escuché que tiene prometid
HOLLYPara cuando despierto, todo sigue oscuro, los recuerdos hacen que la cabeza me duela, me toma un par de segundos para que mi visión se acople a la oscuridad, me encuentro recargada sobre uno de los costados del elevador, remojo mis labios y al levantar la vista, me encuentro con los ojos asesinos de Asher Van Doren sobre mí. Él permanece quieto, delante de mí, observándome como si fuera una especie de bicho raro que él ha encontrado.—Señor Van Doren… —mi voz es pastosa.Intento incorporarme, pero todo me da vueltas, a las afueras escucho cierto sonido, voces chocando entre sí, alegatos y el ruido de una máquina.—¿Qué es lo que sucede?—¿Además de desmayarte por incompetente? El elevador tuvo una falla, en cuanto salga, mandaré a que revisen todas las instalaciones, al parecer, los Raymond no hicieron un buen trabajo en todos estos años —sisea en tono hosco.Me he desmayado, seguro es porque no he probado alimento, últimamente he tenido mala suerte, desde que aparecí en el rada
HOLLYMe congelo con las palabras que brotan de la garganta de Asher Van Doren, y que se deslizan por sus labios como un veneno que disfruta lanzar a sus víctimas. Dejo de respirar, es como si el tiempo se hubiera detenido.—No le preste atención, señorita Prince, mi nieto solo está bromeando —interrumpe Sebastián, en medio de una risa sincera, pero al mismo tiempo, lanzándole una mirada amenazante a su nieto.Asher no les presta la mínima atención, de hecho, sus ojos siguen fijos en mí, como navajas listas para tajarme el cuello, sigo sin creer que me odie tanto, no le he hecho ningún daño. Sebastián es quien se acerca a nosotros con paso lento pero decidido.—No tenía idea de que ustedes dos…Recupero el aliento.—No —ambos decimos al unísono.Mason me mira de una manera extraña, y es él quien responde.—La señorita Prince es mi subordinada, como le dije, soy su jefe.—Es que los vi muy atentos el uno con el otro, no me lo tomen a mal, solo es curiosidad, soy un hombre que sé recono
ASHERHORAS ANTES—No puedo creer que te ensañes tanto con esa pobre chica —agrega mi padre, quien no ha dejado de estar metiéndose en mis asuntos, tanto de la empresa, como del manejo del sistema en el hospital.Le miro mal.—¿Para eso me has llamado? —Enarco una ceja con incredulidad—. Porque de ser así, entonces hubieras mandado un mensaje de texto, son más rápidos y me evitas la pérdida de tiempo.—Deja de comportarte como un crío, tienes veintiocho malditos años, eres el CEO, el dueño de casi todo el imperio Van Doren, no te ensañes con una inocente solo porque tu abuelo bromeó con hacerla una candidata para que te cases con ella —sisea en un tono más agudo.—No era broma, es tu padre y parece que conozco mejor al abuelo que tú —niego con la cabeza.Ambos nos adentramos a una batalla silenciosa, mi padre puede ser un hombre amable con las personas, pero eso solo es una fachada, porque en el fondo, está tan podrido como todos los Van Doren, él mi madre no tienen la mejor relación