Capítulo 38

—¿Sucede algo? —cuestionó tomando mi rostro rápidamente.

Negué lentamente y le di una pequeña sonrisa mientras elevaba mis manos para colocarlas encima de las suyas que se encontraban calientes sobre mi rostro.

—Estoy bien —admití.

Y realmente lo estaba, mis lágrimas no habían sido de tristeza.

—Estabas llorando —puntualizó —tienes la nariz roja y las mejillas sonrosadas ¿hay algo que pueda hacer por ti? —yo negué lentamente.

—Es solo que me dio algo de melancolía, creo —él enarcó una ceja sin poder seguirme —hacía demasiado tiempo que nadie cuidaba de mí.

El reconocimiento brilló en su rostro cuando mis palabras cavaron en su mente. Una pequeña sonrisa apareció en sus labios y se inclinó para besar suavemente los míos.

—Hace mucho tiempo que debías ser cuidada. Te has dejado de lado desde que tu madre enfermó, es justo que alguien se haga cargo de cuidar de ti cuando tu has pasado la mitad de tu vida cuidando de otros.

Mis manos soltaron las suyas y lo rodeé con mis brazos por su cin
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