_ Y bien, te vas a quedar para allí ¿o vas a jugar conmigo? _ le dijo Alex frunciendo el ceño _. Porque, para eso viniste ¿no? Tanto Patrick como Lucy estaban impávidos ante la desenfadada actitud de Alex y la postura de Edward, quien miraba a su nieto con una mezcla de asombro y seriedad. ¡Ese niño tenía un gran carácter! _ Yo no juego... _ le dijo el hombre con firmeza _. No me gusta hacerlo... eso lo pueden hacer ellos. Alex enmarcó una ceja, una actitud tan típica de James y de él mismo, que le heló la sangre. No cabía duda alguna, ese niño era un Lee de pura cepa. Su nieto, su deseado heredero. _ Entonces, viniste a molestar o hacerme perder el tiempo _ dijo Alex, dándose vuelta _. Si no vas a jugar conmigo, puedes irte por donde viniste. Edward abrió la boca frunciendo el ceño, mirando a sus hijos quienes reían por lo bajo. _ ¡Oye niño! _ le dijo el hombre siguiéndolo _. Tú debes respetarme, porque yo ... yo ... soy _ ¡Papá! _ se interpuso Lucy entre ellos _. No di
El sonido insistente de la ambulancia cortó el bullicio habitual de la sala de emergencias. El equipo médico se movilizó de inmediato, con rostros tensos, anticipando lo que estaba por llegar. Sofía, vestida con su bata médica, ajustó sus guantes mientras escuchaba el código de emergencia a través del sistema. Un infarto, pensó rápidamente. Otro paciente más con las mismas condiciones. Era lo que veía todos los días, pero algo en su interior le advertía que esta vez sería diferente. La camilla entró con velocidad. Los paramédicos estaban agitados mientras uno de ellos gritaba: _ Varón, sesenta y tres años, colapso por paro cardíaco. Reanimación en curso durante el traslado. No responde adecuadamente. Sofía se acercó a la camilla con determinación. Era su deber, sin importar quién fuera el paciente, salvar una vida. Cuando los paramédicos movieron el cuerpo hacia la sala de intervención, fue como si el tiempo se detuviera para ella. Su mirada se fijó en el rostro pálido y demacra
James llegó al hospital acompañado por su madre apenas le avisaron la noticia. De un tiempo a esta parte, las desgracias parecían no tener fin. Cuando llegó a la sala de espera, se encontró con sus dos hermanos y con alguien más. _ Pero... ¿tú que haces aquí? _ dijo con asombro tomando a Alex en sus brazos _. ¿Por qué estás aquí? _ Yo lo traje _ dijo Gio levantándose de su asiento _. No hubo manera de convencerlo de que se quedara en casa, el vio cuando el señor se desmayó, y... _ ¿Qué? _ dijo James sin comprender nada. _ Eso... que tu papá estaba jugando conmigo y con ellos _ le dijo Alex esbozando una pequeña sonrisa _. Él se cayó al suelo y yo me asusté _ lo abrazó por el cuello, escondiéndose bajo el rostro de James. James sintió que el corazón se le detenía por un instante al escuchar las palabras de Gio. Su mirada pasó de sus hermanos a su hijo, y el peso de la situación se hizo más real. ¿Alex había visto todo? El niño, tan pequeño, con apenas una comprensión del mundo, h
Edward tomaba su exquisito café, en su elegante y sofisticada oficina en Singapur, mientras mantenía una conversación mediante una video llamada con su hijo mayor, James. El joven era un prodigio en las finanzas, con su gran sagacidad e inteligencia había logrado llevar a la cúspide al imperio comercial y financiero que poseían. _ Otro negocio que has cerrado de manera exitosa _ le dijo a su hijo _ aunque tardaste bastante en convencerlos. La próxima vez, debes presionar más para no perder tanto tiempo en nimiedades. El joven suspiró hondo. Siempre era lo mismo, hiciera lo que hiciera su padre jamás estaría conforme, le exigiría más. _ Lo siento padre, es que hasta el último minuto lucharon por mantener su empresa_ dijo sonriendo tranquilamente _ entenderás que no debe ser fácil deshacerse de algo que les llevó tanto tiempo construir. _ Tonterías _ protestó Edward sin mostrar emoción _ Nosotros no hacemos caridad, eso se lo dejo a tu madre. Estamos aquí para ganar dinero y para
Sofia Lombardi miraba impacientemente el reloj, se le estaba haciendo tarde para llegar a su trabajo. Ese día debía estar mucho antes puesto que una de sus compañeras no podía ir a trabajar. Se había levantado muy temprano para dejarles todo listo antes de irse, incluso hasta las comidas del día. Buscó su celular y marcó un número. _ Debbie ¡¿Dónde rayos estás?! _ le reclamó a la niñera de su hermano _ ¡Estoy llegando tarde a mi trabajo! La chica estaba a unas cuantas cuadras de allí. Había estado nevando y todo era un real caos. _ En un rato estaré allí Sofia, ¡No te preocupes! Vete tranquila _ le dijo sonriendo _ No le sucederá nada por unos minutos que se quede solo. Sofia puso los ojos en blanco y resopló. No le gustaba dejar a su hermanito solo, ella era muy sobreprotectora con él, pero no le quedaba otra opción, podría pedirle a su mejor amigo Aidan o a la madre de este, Iris para que lo cuidaran un rato pero no quería molestarlos. _Gio, te quedas aquí hasta
Sofia se detuvo un instante para ver a quien había sido víctima de su atropello. _ ¡Oh, lo siento! Lo siento mucho señor _ le dijo mirándolo a James de manera apenada, llevándose las manos a la boca. El joven la miró un segundo, frunció el ceño e inmediatamente trató de incorporarse. Ella al ver el esfuerzo que él estaba haciendo, reaccionó. _Por favor, déjeme ayudarlo _ le dijo presurosa y amable. Estiró su brazo ofreciéndole su mano para ayudarlo a levantarse, pero James visiblemente contrariado la rechazó. _ No necesito su ayuda, puedo levantarme solo. Sería bueno que al momento de andar por la ciudad se comportara como una señorita civilizada y no como una simple campesina, eso ayudaría bastante _ le dijo James de manera arrogante mirándola con furia, sacudiéndose la nieve que tenía en su costoso y elegante abrigo. Sofia apretó los labios, cerró sus puños con tanta furia que sus nudillos se tornaron blancos. Su sangre italiana entró en ebullición en dos segund
Sofia abrió muy grandes sus ojos cuando escuchó al hombre carraspear, lentamente se dio vuelta. Un joven alto y muy guapo la estaba observando. Ella entrecerró los ojos y luego los abrió muy bien clavando su mirada en él y se puso colorada. _ Oh Dios, eres el imbécil _ musitó ella molesta u asombrada.Rosa no podía creer lo que Sofia estaba diciendo, ante el inminente desastre, salió corriendo de allí, necesitaba el trabajo y no lo perdería por la impertinencia de su joven compañera. _ Sofi... vámonos _ balbuceo la mujer haciéndole una leve seña _ ya terminamos... vámonos...Pero la joven mantuvo su postura. James hizo una mueca mirándola de manera soberbia. _ Eso parece. Oh y no te olvides... también soy la momia que apenas respira _ sonrió de manera socarrona _ Quizás ahora puedas tomarte el tiempo y hacer lo que querías hacerme hace un rato ... ¿O ya no tienes agallas?... ¿Qué esperas? ¡Derribame!Ella apretó los labios y arqueó una ceja, mostrando su desagrado, lo miró con de
A esa altura, la rebelde e impetuosa Sofia se sentía desvalida ante la avasallante personalidad masculina e imponente de James. ¿Qué extraña magia tenía ese hombre que lo hacía detestable y atractivo a la vez? Su cuerpo sintió un leve movimiento, como si recibiera una descarga de la cabeza a los pies, y cerró los ojos como para controlar lo que le estaba sucediendo en ese momento. _ Por favor... _ rogó ella con un hilo de voz _ sueltame, tengo trabajo que hacer. Los poderosos y vivaces ojos negros de James mostraban una extraña luz. Le costaba admitirlo, pero esa hermosa mujer lo había sacado de su zona de confort. Nunca le había sucedido algo así; él nunca perdía el control de las situaciones, hasta hoy. Aún mantenía agarrada la mano de Sofia, no quería que se fuera así. La chica tuvo miedo de lo que le provocaba aquel hombre con apenas tocarla. Jamás en su vida había sentido algo así, ella creyó que era por el poder y la seguridad que de manera innata desplegaba James. Nunca habí