El reloj marcaba las diez en punto cuando las puertas del Tribunal de Familia de Nueva York se abrieron, dando paso a James Lee Fenton y su equipo legal. La sala estaba en calma, una quietud cargada de tensión que parecía anticipar el conflicto que estaba a punto de desatarse. James ajustó su corbata nerviosamente, lanzando miradas rápidas a su alrededor mientras avanzaba hacia su asiento, acompañado por Noah Stanford, su abogado principal, y Anna quien caminaba con su innata seguridad al lado de los hombres, se había propuesto ayudar a James y lo haría, a pesar de las protestas de su marido. Frente a ellos, Sofía se encontraba al lado de Aidan, quien, había decidido representarse a sí mismo con el apoyo de otro colega, especialista en estos casos. La expresión de Aidan era una mezcla de determinación y preocupación, su mandíbula apretada reflejando su compromiso con proteger a su hijo. Las profundas miradas de James y Sofia se encontraron de inmediato y en ellas ya no existía ni
Noah Stanford se puso de pie y carraspeó antes de dirigirse a la jueza. _ Su señoría, quisiera llamar al estrado al doctor Fernando Montero. Fernando ingresó a la sala, bastante nervioso, sabía que por un lado había cierta “traición” hacia su amiga Sofia, ´pero por otro, quería que su ahijado tuviera la posibilidad de conocer a su padre biológico, quien había ignorado durante todos esos años la existencia de su hijo. Además, estaba convencido de que le estaba haciendo un favor a Sofia, dándole este pequeño empujón para que se divorciara de Aidan y regresara con el padre de su hijo, pero, sobre todo con el hombre que realmente amaba. Fernando avanzó hacia el estrado con pasos cautelosos. Su mirada evitó encontrarse con la de Sofía, aunque podía sentir su desconcierto desde donde estaba sentada. Al tomar asiento, el oficial de la corte se acercó para realizar el juramento. _ Doctor Fernando Montero, ¿jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad? Fernando tragó
Hacia un par de días que Edward había despertado de su complicada operación, paulatinamente Fernando fue quitándole los sedantes para que se fuera recuperando. Aun permanecía cierto riesgo para su salud, pero sus ganas de recuperarse y vivir eran muchas, por lo tanto, no cejaba en su lucha por salir adelante. Eleanor, no se había separado de él en ningún momento. Ese hombre podría ser implacable, soberbio y muchas veces, despiadado. Pero con Eleanor siempre había sido distinto y ella lo amaba profundamente, el solo hecho de pensar de que tenía que seguir adelante sin él, agobiaba su alma. El hombre despertó, parpadeó y lo primero que vio en esa mañana fue a su esposa que dormitaba en el sofá de la habitación. Esbozó una débil sonrisa y respiró hondo. _ Eleanor ... _ musitó con esfuerzo _. Eleanor... Ella abrió rápidamente sus ojos y fue hasta él. _ Mi amor, ¿Qué deseas? ¿quieres algo? ¿estas bien? _ le dijo, muy preocupada _. Llamaré al doctor. Él como pudo, le tomó la mano.
Mientras tanto, en el tribunal la tensión era más que palpable; los que alguna vez, habían tenido una relación cordial, ahora estaban enfrentados. Aidan, consideraba a Fernando un traidor por testificar a favor de James. Fernando respiró hondo, manteniendo la compostura mientras observaba a Aidan con determinación. _ Sí, señor O'Neill, estuve presente en una conversación en la que el señor Edward Lee hizo comentarios ofensivos y amenazantes hacia Sofía _ admitió finalmente el médico, aunque sus palabras estaban cargadas de dolor. La jueza Miller, quien había estado observando la interacción con expresión pensativa, interrumpió con voz firme. _ Señor O'Neill, creo que esta línea de interrogatorio ha explorado suficientemente las razones del pasado. Le recuerdo que el foco de este juicio es determinar la relación biológica del menor con el señor Lee Fenton, y no el historial de amenazas. _ su tono era autoritario y dejó en claro que estaba lista para que se avanzara en el caso. Ai
Disimuladamente, Anna siguió a Sofia hasta el baño, sin darle tiempo a Aidan para que hablara con su esposa. Apenas entró al tocador, encontró a la chica con los ojos enrojecidos y totalmente consternada. _ Yo ... yo ... _ musitó Sofia, sin poder hilar las palabras. Anna suspiró y avanzó hacia ella, mirándola con compasión. _ No es necesario que digas nada _ le dijo con firmeza _. Sé que no tendría que estar aquí, hablando contigo. Como abogada de la otra parte, no es ético hacerlo. Pero, en este momento te pido que me veas como una amiga y alguien que quiere ayudar no solo a James sino a ti también. Alguna vez, cometí un gran error que casi me cuesta la felicidad... _ sonrió, tomándole la mano con suavidad _. Si me permites darte un consejo, te voy a decir esto: no dejes que la felicidad siga pasando frente a tus ojos. Si amas a James, detén todo esto y deja que tome el lugar que le corresponde en la vida de Alex. Tú eres la única que puede terminar con esta situación de una ve
Sofia respiró profundamente meditando en lo que había hablado con Anna mientras se acercaba a su esposo quien la miraba de manera inquisitiva. “Ella tiene razón, no puedo dejar que James y Alex sigan sin tener la oportunidad de acercarse…pero ¿Cómo haré eso sin dañar a Aidan?” Pensó angustiada. Apretó los puños, desaceleró su marcha pues no sabía cómo enfrentar a Aidan. Fue él quien le acortó el camino, la conocía lo suficiente como para saber que ella, se estaba debatiendo en un gran dilema. _ ¿Qué diablos te sucede Sofia? _le espetó, con su voz cargada de una furia contenida, que ella nunca le había visto antes _. ¿Te has dado cuenta de que acabas de dejarme como un imbécil ahí adentro? Sofía se detuvo, perpleja. En los años que llevaba conociéndolo, jamás había presenciado esa actitud. Las palabras se le atascaban en la garganta, pero algo dentro de ella comenzaba a despertar, una fuerza que no había sentido antes. “Esto se tiene que acabar, ya no lo soporto... ya no” pensó
Sofia estaba a punto de responderle a Aidan, pero el oficial del recinto, les informó que debían reanudar la audiencia. Ella se soltó de él, mirándolo con frialdad y decepción, aun le costaba asimilar que ese hombre en el que tanto había confiado y querido como a un hermano, se volviera tan cruel para con ella. El murmullo en la sala del tribunal se apagó de inmediato cuando Sofía volvió a entrar. Todas las miradas se posaron en ella, incluidas las de Aidan, James y la jueza, quienes esperaban ansiosos sus próximas palabras. A diferencia de antes, su rostro estaba sereno, pero sus ojos ardían con una resolución que nunca había mostrado. Aidan se acercó a ella de inmediato, con una mezcla de ira y desesperación en su semblante. _ ¿Qué estás haciendo, Sofía? _le susurró entre dientes, intentando mantener la compostura frente a todos_. Vuelve a tu lugar. Esto no ha terminado. Sofía lo miró fijamente, sin siquiera parpadear. Por primera vez, la sombra de respeto y agradecimiento que h
La jueza observó detenidamente a Aidan, luego desvió su mirada hacia James, que permanecía expectante. Finalmente, dio un golpe con su mazo, llamando al orden en la sala. _ Dado lo expuesto y considerando la relevancia de lo declarado, este tribunal ha decidido proceder con la realización de una prueba de ADN para determinar la paternidad del menor en cuestión _ anunció, en un tono firme pero imparcial_. Se fijará en las próximas 48 horas, y las partes involucradas, serán debidamente notificadas. Un murmullo de sorpresa y tensión recorrió el recinto. La jueza levantó la mano, exigiendo silencio. _ Quiero que quede claro que, hasta que los resultados sean presentados, no se tomarán decisiones definitivas sobre la custodia. Este es un procedimiento esencial para garantizar que el interés superior del menor prevalezca por encima de cualquier disputa personal. ¿Está claro? James asintió de inmediato, mientras Aidan mantenía su expresión rígida, sus labios apretados en una línea tensa