James no era una persona impulsiva y a pesar de la difícil situación que estaba atravesando, decidió calmarse y pensar muy bien los pasos a seguir porque estaba en juego todo. Alex era su prioridad, pero después de las revelaciones de Eleanor y Patrick, estaba decidido a recuperar a Sofia. Después de todo, consideraba a Aidan solo un advenedizo que quería robarle todo lo que, por derecho, le correspondía. _ No, de ninguna manera permitiré que ese imbécil se quede con mi familia. Aun me cuesta entender y quizás hasta perdonar las actitudes de Sofia, pero a pesar de todo la sigo amando y tenemos un hermoso hijo. Eso es suficiente para mí _ se dijo mientras miraba a través del ventanal de su habitación, pensativo _. Ya no puedo seguir perdiendo tiempo en tonterías mientras ese tipo, sigue avanzando en su propósito. Un golpe en la puerta lo sacó de sus pensamientos. _ Señorito James _ le dijo Paquita del otro lado _ ¿Puedo pasar? _ Pasa, está abierto. Paquita lo miró un instante
Sofía apretaba las manos sobre su regazo, sus dedos se torcían en un nudo de ansiedad. Sentía su pecho apretado, como si el aire en la habitación fuera insuficiente para llenar sus pulmones. Cada palabra de Aidan era un golpe directo a su conciencia, y por más que intentaba mantener la calma, su voz temblaba con cada suspiro. Aidan, por otro lado, caminaba como una fiera enjaulada. Su mandíbula estaba tensa, y sus manos se cerraban en puños que luego se relajaban, como si estuviera luchando por no perder el control. Cada vez que hablaba, su voz salía ronca y cargada de resentimiento. _ No puedo creer que estés haciendo esto Sofia... _ le dijo Aidan desencajado y furioso _. Estamos en medio de litigio por Alex y tú, ¿permites que el hermano de ese hombre vea a nuestro hijo? ¿Estás loca? _ le reprochó _. No tienes una idea de lo que estás haciendo... ¡te dije que debías mantener alejado a Alex de esas personas! Es contraproducente tu actitud ante la demanda que estamos enfrentado.
A pesar de que Aidan había hecho todo por tratar de persuadirla, Sofia seguía en su firme postura en permitirle a Patrick a que tuviera relación con Alex. Además, el niño le insistía para verlo, tanto así que, memorizando el número de su tío cuando él se lo pidió, lo había llamado para que viniera a buscarlo. Así que después de hablar con Sofia, Patrick al otro día fue por él._ Sofi, prometo que lo traeré en un par de horas _ le dijo el joven sonriendo _. No te preocupes, prometo que lo cuidaré más que a mi vida. Para serte sincero, mi sobrino me ha robado el corazón. Me gustaría que conociera a mi hermana, ella está desesperada por conocerlo, creeme que no es como mi padre ni mi madre... ella está de nuestra parte, los hermanos siempre nos apoyamos.Sofia miró hacia abajo, suspirando. Sentía una gran opresión en el pecho a medida que veía el gran mal que había hecho con su desacertada decisión de alejar a Alex de parte de su familia biológica, empezando por James. _ Patrick, t
_ Y bien, te vas a quedar para allí ¿o vas a jugar conmigo? _ le dijo Alex frunciendo el ceño _. Porque, para eso viniste ¿no? Tanto Patrick como Lucy estaban impávidos ante la desenfadada actitud de Alex y la postura de Edward, quien miraba a su nieto con una mezcla de asombro y seriedad. ¡Ese niño tenía un gran carácter! _ Yo no juego... _ le dijo el hombre con firmeza _. No me gusta hacerlo... eso lo pueden hacer ellos. Alex enmarcó una ceja, una actitud tan típica de James y de él mismo, que le heló la sangre. No cabía duda alguna, ese niño era un Lee de pura cepa. Su nieto, su deseado heredero. _ Entonces, viniste a molestar o hacerme perder el tiempo _ dijo Alex, dándose vuelta _. Si no vas a jugar conmigo, puedes irte por donde viniste. Edward abrió la boca frunciendo el ceño, mirando a sus hijos quienes reían por lo bajo. _ ¡Oye niño! _ le dijo el hombre siguiéndolo _. Tú debes respetarme, porque yo ... yo ... soy _ ¡Papá! _ se interpuso Lucy entre ellos _. No di
El sonido insistente de la ambulancia cortó el bullicio habitual de la sala de emergencias. El equipo médico se movilizó de inmediato, con rostros tensos, anticipando lo que estaba por llegar. Sofía, vestida con su bata médica, ajustó sus guantes mientras escuchaba el código de emergencia a través del sistema. Un infarto, pensó rápidamente. Otro paciente más con las mismas condiciones. Era lo que veía todos los días, pero algo en su interior le advertía que esta vez sería diferente. La camilla entró con velocidad. Los paramédicos estaban agitados mientras uno de ellos gritaba: _ Varón, sesenta y tres años, colapso por paro cardíaco. Reanimación en curso durante el traslado. No responde adecuadamente. Sofía se acercó a la camilla con determinación. Era su deber, sin importar quién fuera el paciente, salvar una vida. Cuando los paramédicos movieron el cuerpo hacia la sala de intervención, fue como si el tiempo se detuviera para ella. Su mirada se fijó en el rostro pálido y demacra
James llegó al hospital acompañado por su madre apenas le avisaron la noticia. De un tiempo a esta parte, las desgracias parecían no tener fin. Cuando llegó a la sala de espera, se encontró con sus dos hermanos y con alguien más. _ Pero... ¿tú que haces aquí? _ dijo con asombro tomando a Alex en sus brazos _. ¿Por qué estás aquí? _ Yo lo traje _ dijo Gio levantándose de su asiento _. No hubo manera de convencerlo de que se quedara en casa, el vio cuando el señor se desmayó, y... _ ¿Qué? _ dijo James sin comprender nada. _ Eso... que tu papá estaba jugando conmigo y con ellos _ le dijo Alex esbozando una pequeña sonrisa _. Él se cayó al suelo y yo me asusté _ lo abrazó por el cuello, escondiéndose bajo el rostro de James. James sintió que el corazón se le detenía por un instante al escuchar las palabras de Gio. Su mirada pasó de sus hermanos a su hijo, y el peso de la situación se hizo más real. ¿Alex había visto todo? El niño, tan pequeño, con apenas una comprensión del mundo, h
El reloj marcaba las diez en punto cuando las puertas del Tribunal de Familia de Nueva York se abrieron, dando paso a James Lee Fenton y su equipo legal. La sala estaba en calma, una quietud cargada de tensión que parecía anticipar el conflicto que estaba a punto de desatarse. James ajustó su corbata nerviosamente, lanzando miradas rápidas a su alrededor mientras avanzaba hacia su asiento, acompañado por Noah Stanford, su abogado principal, y Anna quien caminaba con su innata seguridad al lado de los hombres, se había propuesto ayudar a James y lo haría, a pesar de las protestas de su marido. Frente a ellos, Sofía se encontraba al lado de Aidan, quien, había decidido representarse a sí mismo con el apoyo de otro colega, especialista en estos casos. La expresión de Aidan era una mezcla de determinación y preocupación, su mandíbula apretada reflejando su compromiso con proteger a su hijo. Las profundas miradas de James y Sofia se encontraron de inmediato y en ellas ya no existía ni
Noah Stanford se puso de pie y carraspeó antes de dirigirse a la jueza. _ Su señoría, quisiera llamar al estrado al doctor Fernando Montero. Fernando ingresó a la sala, bastante nervioso, sabía que por un lado había cierta “traición” hacia su amiga Sofia, ´pero por otro, quería que su ahijado tuviera la posibilidad de conocer a su padre biológico, quien había ignorado durante todos esos años la existencia de su hijo. Además, estaba convencido de que le estaba haciendo un favor a Sofia, dándole este pequeño empujón para que se divorciara de Aidan y regresara con el padre de su hijo, pero, sobre todo con el hombre que realmente amaba. Fernando avanzó hacia el estrado con pasos cautelosos. Su mirada evitó encontrarse con la de Sofía, aunque podía sentir su desconcierto desde donde estaba sentada. Al tomar asiento, el oficial de la corte se acercó para realizar el juramento. _ Doctor Fernando Montero, ¿jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad? Fernando tragó