[Alex]—Ya... Ya, tranquila... Estoy aquí, Liv... ¿Estás bien? —Le pregunto en voz baja mientras sentía cómo sus delgados brazos se aferraban a mi cuerpo, temiendo soltarse, sintiendo cómo su cuerpo temblaba en mis brazos.—No, no estoy bien, Alex... ¿Por qué siempre me pasa lo mismo? —Pregunta, su voz entrecortada por los sollozos. Suelto un largo suspiro y la aprieto más fuerte, como si eso me permitiera protegerla de cualquier cosa que pudiera amenazarla.En ese abrazo, sentía que había ganado la pelea, pero la batalla por su seguridad apenas comenzaba.—No es culpa tuya, tiranosaurio. Los hombres somos la peor basura del universo. —Le aseguro mientras acariciaba su oscuro cabello.El oscuro historial que tenía mi tiranosaurio con los hombres era digno de estudio. Desafortunadamente, los atraía como la miel a las abejas.Y solo tenía dieciocho años.—¿Qué haces aquí? —Pregunta, sonando su nariz, ya un poco más tranquila.—Vine a rescatarte. Ya sabes que mi trabajo nunca termina. —I
—Fue Micaela. —Alex detiene sus caricias en mi espalda y me mira con esos preciosos ojos grises que tanto me gustaban, luego me da un beso en la frente— Ese mismo día le rogué a papá que me llevara a la clínica donde estabas y me encontré con Micaela. Ella fue la que me dijo que jamás me perdonarías por haberte robado los últimos momentos con tu madre.No sabía si había hecho lo correcto al decirle todo esto, sobre todo porque era consciente de que Micaela había sufrido mucho con la muerte de Teresa, pero Alex me había insistido para que le dijera quién había puesto esa idea en mi cabeza.La verdad es que aún seguía creyendo que era cierto.Aunque él fingiera que no pasaba nada.—Ay, Mica... Micaela, ¿qué hiciste? —Alex suspira, hablando para sí mismo y reanudando de nuevo sus caricias en mi espalda desnuda. Ambos estábamos en su diminuta cama, únicamente cubiertos con una delgada sábana. Nos había sido imposible no hacer combustión juntos. No después de estar tanto tiempo separados—
Por más que intentaba mantener una postura seria mientras mi padre seguía diciendo que aprobaba mi supuesta relación con Jared Calloway, no podía mantenerla durante mucho tiempo. Solté una fuerte carcajada que silenció a papá de todas las palabras que estaba diciendo.—¿Qué sucede, Liv? —pregunta él, viéndome confundido, sin entender qué estaba pasando.Sabía que probablemente parecía una lunática al reírme de este modo, pero es que no podía entender cómo papá podía creer que realmente me interesaba alguien como Jared.Me decepcionas, papá. Pensé que me conocías.—Lo siento... —Intento tomar un poco de aire, tratando de tomar la situación con seriedad, aunque no estaba resultando mucho que digamos— Papá, disculpa, pero es tan gracioso.—¿Qué es gracioso? —Pregunta, inclinándose hacia el frente.—Que pienses que me guste Jared.Aquella confesión lo hace fruncir el ceño. ¿De dónde habrá sacado aquello?—¿No es así? —¡No! —exclamo, sintiéndome un poco ofendida. Me avergonzaba del tiemp
—Ese chico no es de nuestro círculo social, ¿cierto? —pregunta de pronto, como si hubiera recordado algo.Y sabía muy bien que era.—No, no lo es.Solo puedo escuchar un largo suspiro. Sin embargo, podía ver una pequeña sonrisa irónica asomarse en su boca.Sabía por qué se había puesto así; ellos pensaban que no conocía toda la historia, pero lo hacía y esto le estaba recordando su propia historia con mamá hace muchos años.¿Él actuaría conmigo como lo hicieron con él?—Probablemente me esté ganando el desprecio de mi madre al permitirte esto, pero... ya qué. Trae al chico el fin de semana y veamos qué tan fuerte es su amor por ti. —Accede, y es imposible no poner una enorme sonrisa en mi rostro al escuchar aquello.Papá había aceptado.¡Había aceptado!¡Finalmente podré presentarle a Alex como corresponde!No celebres tan pronto, Liv. Él aún no sabe que se trata de tu guardaespaldas.Ignorando los pensamientos negativos que llegaban de golpe intentando desestabilizarme, me levanto nu
—¿En qué estabas pensando, Liv? —Alex me miraba a través del retrovisor de la camioneta. Íbamos de camino a la universidad y, no importaba cuán temprano fuera, él siempre estaba listo para reñirme. Aunque quizás esta vez tenga razón— ¿Cómo me voy a presentar ante tus padres el fin de semana?No sonaba tan enojado como esperaba, pero como él siempre lograba controlar muy bien sus emociones, no estaba segura.Al menos ya lo tenía aquí conmigo; no soportaba tenerlo tan lejos de mí.—No es tan malo, Alex.—Te dije que esperaras. —Me recuerda, y yo guardo silencio porque tenía razón. Mi ansiedad me había ganado y no fui capaz de esperar por él— Quería hacer las cosas bien y explicarle al señor Walker las cosas.Ay, Alex...—Puedes hacerlo. —Trato de animarlo. Solo con papá le había visto esa expresión de preocupación en su rostro y era entendible; se trataba de su jefe. Pero yo estaba segura de que, por muy molesto que estuviera papá, al ver mi cara de felicidad al lado de Alex, dejaría qu
—¿Entonces les dirás todo? —Amara bebía de su jugo de naranja y Mónica le daba un gran mordisco a su sándwich, ambas mirándome con ojos grandes y centrados.Estábamos en el comedor de la universidad, descansando un poco. Eran pocas las veces que coincidíamos en las horas libres, así que estábamos aprovechando para ponernos al día.Por mensaje y videollamadas jamás sería igual.—Sí, ya es hora. —Asiento mirando hacia un lado; el comedor estaba bastante lleno, cada uno en su propio mundo— No puedo seguir con esta rutina. Será peor si un día somos descuidados y nos atrapan. Además, sé que aceptarán a Alex. Es el primer chico al que les presento, no creo que me digan que no.Además, soy mayor de edad.—Eso se llama tener ovarios, diosa Walker. —Mónica sonreía y me levantaba el pulgar en señal de aprobación, cosa que me hace reír un poco— ¿Y cómo lo está llevando nuestro Dios griego favorito?Suspiro sin saber qué responderle exactamente. Alex fingía que todo estaba bien, pero sabía que es
—¿Se puede saber dónde está el chico sexy que te acompaña a todas partes? —El tío Evan se me acerca después de que papá tuviera que salir a responder una llamada urgente.Mamá estaba conversando con la tía Aria y Lucian estaba en el jardín, jugando al fútbol con Mike.Ese niño definitivamente era un amor de persona. Quizás un poco tímido, pero era algo normal por el cambio tan abrupto y suponía que debía ser bastante sorprendente para él que lo hubieran adoptado a esa edad.La tía Aria me había dicho que, por lo general, las parejas preferían adoptar bebés o niños muy pequeños, por lo que chicos como Mike casi nunca tenían la suerte de conocer el cariño de unos padres amorosos. Eso me había partido el corazón en mil pedazos. Yo hacía voluntariado en un orfanato que patrocinaba la empresa de papá, dando clases a los niños, pero jamás me había detenido a investigar sobre cómo era la vida en esos lugares.Ahora lo comprendía muchísimo más.Por fortuna, Mike había caído en manos de las me
Sentía que mi corazón saldría corriendo de mi pecho en un segundo. Mis manos temblaban, estaba sudando a mares y sentía que en cualquier momento me desmayaría, pero nada de eso me detuvo de pararme frente a mi padre, impidiendo que volviera a golpear a Alex.No podía permitir algo así; esta vez, papá se había pasado de la raya.—Olivia, quítate. —Rugía papá desde lo más profundo de su ser.Todo su cuerpo subía y bajaba gracias a su respiración acelerada. Su rostro enrojecido me recordaba mucho al de un volcán que había hecho erupción. De nuevo, esta era una versión de papá que jamás había visto.—No. —Le respondo firme, tomándolo por sorpresa.Sin embargo, una mano en mi hombro me hace estremecer. Giro la cabeza hacia un lado y noto a Alex recomponiéndose detrás de mí, con su otra mano tocando la zona golpeada.—Liv, déjame hablar con el señor Walker. —Me pide en voz baja, pero yo me niego, con mis ojos llenándose de lágrimas al ver el rostro enfurecido de la persona a la que más admi