—Esto no es una buena idea —digo, girándome para ver a mi tío en cuanto estacionamos frente a la casa de Alex.El tío Evan me había convencido de venir a casa de mi guardaespaldas y finalmente disipar cualquier duda que hubiera entre los dos. Si él realmente me odiaba o tenía algún tipo de rencor hacia mí, necesitaba saberlo.Y si no, si él no me guardaba ninguna clase de rencor, no podía seguir alejada de esa forma. Él necesitaba a alguien para poder menguar un poco su dolor. No me gustaba estar tanto tiempo sin noticias suyas.Estaba preocupada por él.Sin embargo, ahora que estaba frente a su casa, me parecía la mayor estupidez que había cometido en mi vida.No tengo las fuerzas necesarias para verlo.—A mí me parece una excelente idea, Liv. —Silbaba mientras observaba todo a su alrededor. El pintoresco barrio donde vivía Alex estaba un poco vacío, pero siempre había algunos niños jugando y riendo, sin importar la hora. Sin importar que ahora mismo fuera de noche—. Ya deja el miedo
—Hola. Vine a...—A nada... ¿No entiendes que no te queremos aquí? —Me estremezco al escuchar a Micaela decir esas palabras, pero no digo nada. Estando Alex a tan pocos pasos de mí, me sentía desarmada—. ¡Ya vete a tu enorme castillo y déjanos en paz!—Micaela...—¿Qué? ¿Vas a aceptarla en la casa? —Pregunta la rubia alterada y el castaño simplemente suspira como si estuviera cansado—. Sabes que fue por ella que...—¡Ya cállate, Micaela! —La rubia sucumbe ante aquel grito lleno de cansancio y guarda silencio. Incluso yo me había sorprendido—. Por favor, vete a tu casa.—Alex...—Micaela, vete, por favor, ya es tarde. Además, te he dicho que no es necesario que estés aquí. —Le lanza el castaño con una calma que hasta a mí me había helado la sangre.Micaela parecía sacada de su zona de confort. Creo que nunca había visto al castaño actuar de esa manera.Yo sí lo había visto, aquella vez que se enojó conmigo por haberle ocultado la decisión de su madre.—He estado contigo todos estos día
[Alex]En el segundo en que Liv abandonó la casa de mi madre, me arrepentí de absolutamente todo lo que le había dicho. Nunca quise decirle que había sido un error el haberme involucrado con ella, mucho menos llamarla niña inmadura.Jamás he pensado eso de ella. Liv era perfecta ante mis ojos, pero ciertamente tenía un don especial para hacerme perder la paciencia.Los últimos días habían sido los peores de mi vida, tanto por la pérdida de mi madre como por la ausencia de Liv. No sabía con cuál de las dos me sentía peor, pero en definitiva, me encontraba sufriendo en un abismo profundo y oscuro del cual no sabía si saldría alguna vez.Me dolía el alma.Haber perdido a mi mamá era un sentimiento indescriptible. Un dolor que no tenía comparación, ni siquiera sabía cómo me sentía. Mamá y yo habíamos sufrido mucho mientras luchábamos contra su cáncer. Sabía que ella estaba cansada y que solo quería descansar, pero aceptar que ya no estaría aquí para darme los buenos días, para preguntarme
[Alex]—Ya... Ya, tranquila... Estoy aquí, Liv... ¿Estás bien? —Le pregunto en voz baja mientras sentía cómo sus delgados brazos se aferraban a mi cuerpo, temiendo soltarse, sintiendo cómo su cuerpo temblaba en mis brazos.—No, no estoy bien, Alex... ¿Por qué siempre me pasa lo mismo? —Pregunta, su voz entrecortada por los sollozos. Suelto un largo suspiro y la aprieto más fuerte, como si eso me permitiera protegerla de cualquier cosa que pudiera amenazarla.En ese abrazo, sentía que había ganado la pelea, pero la batalla por su seguridad apenas comenzaba.—No es culpa tuya, tiranosaurio. Los hombres somos la peor basura del universo. —Le aseguro mientras acariciaba su oscuro cabello.El oscuro historial que tenía mi tiranosaurio con los hombres era digno de estudio. Desafortunadamente, los atraía como la miel a las abejas.Y solo tenía dieciocho años.—¿Qué haces aquí? —Pregunta, sonando su nariz, ya un poco más tranquila.—Vine a rescatarte. Ya sabes que mi trabajo nunca termina. —I
—Fue Micaela. —Alex detiene sus caricias en mi espalda y me mira con esos preciosos ojos grises que tanto me gustaban, luego me da un beso en la frente— Ese mismo día le rogué a papá que me llevara a la clínica donde estabas y me encontré con Micaela. Ella fue la que me dijo que jamás me perdonarías por haberte robado los últimos momentos con tu madre.No sabía si había hecho lo correcto al decirle todo esto, sobre todo porque era consciente de que Micaela había sufrido mucho con la muerte de Teresa, pero Alex me había insistido para que le dijera quién había puesto esa idea en mi cabeza.La verdad es que aún seguía creyendo que era cierto.Aunque él fingiera que no pasaba nada.—Ay, Mica... Micaela, ¿qué hiciste? —Alex suspira, hablando para sí mismo y reanudando de nuevo sus caricias en mi espalda desnuda. Ambos estábamos en su diminuta cama, únicamente cubiertos con una delgada sábana. Nos había sido imposible no hacer combustión juntos. No después de estar tanto tiempo separados—
Por más que intentaba mantener una postura seria mientras mi padre seguía diciendo que aprobaba mi supuesta relación con Jared Calloway, no podía mantenerla durante mucho tiempo. Solté una fuerte carcajada que silenció a papá de todas las palabras que estaba diciendo.—¿Qué sucede, Liv? —pregunta él, viéndome confundido, sin entender qué estaba pasando.Sabía que probablemente parecía una lunática al reírme de este modo, pero es que no podía entender cómo papá podía creer que realmente me interesaba alguien como Jared.Me decepcionas, papá. Pensé que me conocías.—Lo siento... —Intento tomar un poco de aire, tratando de tomar la situación con seriedad, aunque no estaba resultando mucho que digamos— Papá, disculpa, pero es tan gracioso.—¿Qué es gracioso? —Pregunta, inclinándose hacia el frente.—Que pienses que me guste Jared.Aquella confesión lo hace fruncir el ceño. ¿De dónde habrá sacado aquello?—¿No es así? —¡No! —exclamo, sintiéndome un poco ofendida. Me avergonzaba del tiemp
—Ese chico no es de nuestro círculo social, ¿cierto? —pregunta de pronto, como si hubiera recordado algo.Y sabía muy bien que era.—No, no lo es.Solo puedo escuchar un largo suspiro. Sin embargo, podía ver una pequeña sonrisa irónica asomarse en su boca.Sabía por qué se había puesto así; ellos pensaban que no conocía toda la historia, pero lo hacía y esto le estaba recordando su propia historia con mamá hace muchos años.¿Él actuaría conmigo como lo hicieron con él?—Probablemente me esté ganando el desprecio de mi madre al permitirte esto, pero... ya qué. Trae al chico el fin de semana y veamos qué tan fuerte es su amor por ti. —Accede, y es imposible no poner una enorme sonrisa en mi rostro al escuchar aquello.Papá había aceptado.¡Había aceptado!¡Finalmente podré presentarle a Alex como corresponde!No celebres tan pronto, Liv. Él aún no sabe que se trata de tu guardaespaldas.Ignorando los pensamientos negativos que llegaban de golpe intentando desestabilizarme, me levanto nu
—¿En qué estabas pensando, Liv? —Alex me miraba a través del retrovisor de la camioneta. Íbamos de camino a la universidad y, no importaba cuán temprano fuera, él siempre estaba listo para reñirme. Aunque quizás esta vez tenga razón— ¿Cómo me voy a presentar ante tus padres el fin de semana?No sonaba tan enojado como esperaba, pero como él siempre lograba controlar muy bien sus emociones, no estaba segura.Al menos ya lo tenía aquí conmigo; no soportaba tenerlo tan lejos de mí.—No es tan malo, Alex.—Te dije que esperaras. —Me recuerda, y yo guardo silencio porque tenía razón. Mi ansiedad me había ganado y no fui capaz de esperar por él— Quería hacer las cosas bien y explicarle al señor Walker las cosas.Ay, Alex...—Puedes hacerlo. —Trato de animarlo. Solo con papá le había visto esa expresión de preocupación en su rostro y era entendible; se trataba de su jefe. Pero yo estaba segura de que, por muy molesto que estuviera papá, al ver mi cara de felicidad al lado de Alex, dejaría qu