El Guardián de la Sangre Prohibida
El Guardián de la Sangre Prohibida
Por: JOHA
Prologo

La luna reinaba en el cielo, como un farol inmenso y despiadado que iluminaba las sombras del bosque que estaba sumergido en un silencio aterrador cargado de poder y misterio donde cada árbol se alzaba como un guardián en la oscuridad y el viento traía consigo el susurro de los secretos más oscuros del mundo que nadie quería escuchar. Era una noche habitual al menos eso parecía, pero el destino había forjado vínculos ocultos que convertirían al amor, la muerte y la traición un solo tapiz que cambiaría todo.

En lo más profundo de aquel extenso y misterioso bosque, una figura solitaria corría entre las sombras. Era un hombre lobo, y su corazón latía con fuerza, no solo por el esfuerzo de su carrera, sino por el peso de un descubrimiento que lo desgarraba. Durante años había creído que el vínculo con su compañera era su refugio, el ancla que lo mantenía conectado a una humanidad que temía perder. Pero ahora, ese lazo se revelaba como su mayor amenaza.

La sangre de su amada, el fluido que le daba vida escondía un poder tan devastador que podía acabar con él y con todos los seres cambiantes la revelación era aterradora. Ese mismo elixir tan vital y precioso, poseía una fuerza que no solo podía aniquilarlo a él, sino a su raza entera desde los hombres lobo hasta los hombres tigre, todos aquellos que compartían su naturaleza serían destruidos por el poder oculto en su sangre.

Pero el peligro no terminaba ahí. Para los vampiros, esos enemigos que habían cazado a los suyos durante siglos la sangre de su compañera no era solo un arma, sino la llave para un poder absoluto. Era maldición y milagro, un veneno letal para los cambiaformas y la salvación para los vampiros. Si su sangre caía en manos equivocadas, la guerra nunca terminaría y los cambiaformas serían aniquilados sin piedad.

Si los vampiros lograban apoderarse de ella, se volverían invencibles podrían reclamar el mundo como suyo, aplastando sin piedad a cualquier criatura que desafiara su reinado eterno no se trataba solo de territorio; era una batalla por el control de un poder capaz de crear y destruir con igual intensidad. La sangre de su amada, fuente de vida y muerte, era el último secreto prohibido, el más peligroso jamás revelado.

Ahora bajo el frío resplandor de la luna, mientras las visiones lo acosaban con susurros de verdades insoportables, el hombre lobo comprendió no podía escapar de la realidad su amor se había convertido en su condena y el destino de su especie dependía de una elección imposible protegerla a ella o proteger a su raza.

Apretó los puños y sus garras salieron en un acto de furia y desesperación. ¿Cómo podía protegerla de un mundo que no comprendía su existencia? La luna parecía burlarse de él desde lo alto hacía tiempo que las visiones lo acosaban susurrándole secretos oscuros que él se había negado a aceptar. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, la verdad lo golpeaba con fuerza. Esa noche la luna seria testigo inmortal de un juramento que lo ataba más allá de toda razón.

—Nadie la tocará jamás —murmuró, con la voz entrecortada —. No mientras yo aún respire.

Era un juramento nacido del amor y del deber, pero también de la desesperación hiciera lo que hiciera, el destino ya había empezado a girar la rueda y él no era más que un simple peón en un juego que se jugaba entre la sangre y la eternidad.

El aullido que lanzó entonces rompió el silencio y retumbó entre las montañas, un grito que era a la vez advertencia y promesa. La luna brilló con más fuerza y su luz trazó dos caminos: uno hacia la salvación, el otro hacia la destrucción.

El Guardián había hablado. Ahora sólo quedaba por ver si tendría la fuerza suficiente para cumplir con su juramento...... o si la sangre prohibida acabaría reclamando el precio que siempre había exigido.

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