🦋✨|. Allison Collins. |🦋✨

Mi padre nunca fue un hombre de muchas palabras y menos cuando se trataba del dolor. Su manera de luchar contra los recuerdos fue directa y radical: nos llevó a Francia, dejando atrás San Francisco y todo lo que conocíamos. "Un nuevo comienzo y una vida diferente" decía, aunque esas palabras no parecían convencer ni a él mismo.

Mis hermanos y yo éramos pequeños, pero todos entendíamos lo que significaba huir incluso si nadie lo llamaba así papá Anhelaba empezar de nuevo borrar las cicatrices del pasado y construir algo distinto. Sin embargo, la ausencia de mamá seguía siendo una herida abierta que parecía habitar cada rincón de nuestra nueva vida. el silencio que se formaba cada vez que alguien se atrevía a mencionar su nombre.

Cuando cumplí ocho años, él se casó con Brenda ella traía consigo dos hijos Nick y Adele Juntos formaron una familia o algo que se le parecía decidieron no tener más niños, como si otro hijo pudiera reabrir las heridas que él llevaba a veces me preguntaba si esa decisión era un escudo una trinchera contra el dolor de perder a alguien, pero nunca se lo pregunté algunas verdades pesan demasiado para hacerlas preguntas.

A los dieciséis años, me mudé a Massachusetts con mi abuela recuerdo el día que llegué la forma en que su abrazo se sintió como un escudo contra todo lo que había dejado atrás su hogar sencillo pero cálido me ofreció lo que nunca encontré en mi padre estabilidad, consuelo y la certeza de que alguien creía en mí con ella aprendí que el amor no tiene por qué ser complicado para ser fuerte.

La vida continuó el tiempo pasó como siempre lo hace, sin pedir permiso fue entonces cuando decidí estudiar medicina no fue por rebeldía ni por orgullo, sino porque era lo que realmente quería mi padre en cambio, había insistido en que estudiara veterinaria una idea que no logró despertar nada en mí. Nunca me gustaron los animales sus deseos no eran más que un reflejo de sus propias aspiraciones una lista interminable de expectativas que jamás logré compartir.

Cuando mi abuela falleció, sentí cómo el suelo bajo mis pies temblaba, pero al mismo tiempo su herencia me ofreció algo que nunca pensé que tendría libertad con ese dinero, compré un pequeño apartamento donde cada rincón se convirtió en un símbolo de independencia lo que sobró lo invertí, siguiendo su ejemplo de previsión y cuidado.

Así fue como construí lo que soy hoy con trozos de ausencia que aprendí a remendar, con fragmentos de culpa que transformé en determinación y con una fuerza que había crecido en silencio imperceptible para todos, hasta que ya no pudieron ignorarla.

Después de lo que pasó con Nick y Khloé, supe que Charlotte necesitaba un refugio un lugar donde pudiera esconderse de los recuerdos que la perseguían, aunque fuera por un tiempo me ofrecí sin pensarlo demasiado; le dije que podía quedarse conmigo todo el tiempo que necesitara. No me sorprendió que aceptara con la misma urgencia de quien intenta huir de algo demasiado grande para enfrentarlo.

No pasó mucho antes de que su hermano Logan, apareciera con una mochila al hombro dispuesto a quedarse también. Mis hermanos en cambio estaban lejos, en Francia habían decidido quedarse con mi padre y Brenda su esposa.

Ella siempre había sido una figura distante casi inhumana, como si su presencia en la casa fuera más una formalidad que un acto de amor mis hermanos y yo éramos algo que venía con el paquete cuando se casó con mi padre, pero nunca formamos parte de la nueva vida que construyó con él para ella Nick y Adele sus propios hijos eran los únicos que realmente importaban.

Conmigo en particular, las cosas eran peores para Brenda yo no era solo la hija menor de mi padre; era algo mucho más difícil de ignorar. Cada vez que me miraba sus ojos se endurecían. No porque yo hubiera hecho algo sino porque veía en mí el rostro de la mujer que mi padre había amado con una intensidad que ella nunca podría igualar. Mi madre llevaba años muerta, pero su sombra seguía presente. Y yo sin quererlo, era la prueba de que incluso en su ausencia ella continuaba siendo más importante que cualquier otra cosa...

Nunca llegué a sentirme realmente parte de esa familia había un abismo entre ellos y yo, uno que se hacía más grande con cada año que pasaba al final, decidí irme a vivir con mi abuela. Allí encontré algo que nunca tuve en la casa de mi padre un poco de paz un lugar al que podía llamar hogar.

Un año antes de que mi abuela muriera regresé a Francia para la boda de Brittany tenía diecisiete años en aquel entonces. Brittany se casó con William un veterinario que parecía hecho de paciencia y gestos tranquilos su risa era contenida como si no le gustara llamar la atención, pero había algo cálido en su sonrisa que hacía que cualquiera se sintiera cómodo William venía de una familia que mi abuela habría descrito como "pintoresca", aunque yo prefería llamarla extraña.

Después de la boda, Brittany y William se establecieron en Inglaterra. Me prometí a mí misma que algún día los visitaría, pero nunca lo hice. Las promesas cuando se dejan mucho tiempo sin cumplir empiezan a parecer menos importantes.

La última vez que vi a mi hermana fue hace siete años. Siete años desde aquel día que aún persigue mis pensamientos como una tormenta que nunca se detiene. Cada vez que pienso en ello siento el mismo dolor tan profundo y desgarrador, como una herida abierta que no deja de sangrar. Es una sensación que arde, consume y que a pesar de todo nunca desaparece.