05. Un Refugio Propio

🦋✨|.Allison Collins.|🦋✨

A pesar de lo cansada que estaba me agaché para recoger las sábanas y cojines esparcidos por el suelo. Mientras los recogía noté que Emma estaba en la puerta, esperando con varios aromatizantes en las manos. Parecía lista para la batalla que se avecinaba en el apartamento de Matthew y sabía que haría falta más que eso para combatir el caos que allí nos esperaba.

Regresamos al apartamento de Matthew y todos nos pusimos manos a la obra para intentar arreglar la habitación. Ethan, Emma, Charlotte y yo trabajamos juntos, aunque el cansancio del viaje y la incomodidad de la situación pesaban sobre mí. Charlotte a pesar de su habitual energía parecía estar en otro mundo probablemente recordando el desastre que había sido su relación con Nick.

Pero a pesar de nuestros esfuerzos, el persistente mal olor parecía decidido a no abandonarnos. Al día siguiente los primeros rayos de sol se filtraron a través de las cortinas, despertándome de un sueño intranquilo. Sentía el dolor en mi cuerpo tras el largo viaje; el cansancio se había instalado en mis huesos Charlotte, en cambio, parecía haber dormido plácidamente, como si el caos a su alrededor no la afectara en lo más mínimo.

Esa mañana, después de luchar en vano contra el olor que impregnaba el apartamento decidimos enfrentar el problema de raíz. Empezamos a organizar y limpiar cada rincón. Ethan, Matthew y yo nos encargamos de las tareas más pesadas mientras Emma y Charlotte salieron a comprar lo necesario para que el lugar comenzara a parecer habitable, en lugar de un basurero.

Cada rincón requería nuestra atención y a medida que el día avanzaba me di cuenta de que aquello era más que una simple limpieza era un intento desesperado por dejar atrás el pasado y comenzar de nuevo, incluso en un lugar tan caótico como este mientras ordenábamos, mis pensamientos volvían una y otra vez a lo que habíamos dejado atrás a las razones que nos habían traído hasta aquí.

Pero con cada espacio limpio y cada objeto en su sitio, sentía que me acercaba un poco más a la certeza de que, aunque el camino sería difícil estaba rodeada de las personas que más me importaban. Y eso al menos por ahora, era suficiente pasamos el día entero limpiando, arreglando y haciendo todo lo posible para transformar el lugar. Finalmente, al caer la noche me desplomé en la cama agotada. Por fin tenía mi propia habitación un pequeño refugio solo para mí.

Y aunque pudiera sonar egoísta, disfrutaba profundamente de tener mi espacio personal de poder dormir sola en un lugar que, aunque modesto era mío. Ese espacio se sentía como un símbolo de mi nueva independencia, un recordatorio de que estaba tomando el control de mi destino paso a paso.

Mientras intentaba conciliar el sueño, mi mente no dejaba de dar vueltas repasando todo lo que había sucedido en los últimos dos días desde que llegamos a Inglaterra. Aunque había conseguido una habitación solo para mí el miedo y la incertidumbre por no tener empleo me invadían. Las lágrimas comenzaron a brotar sin que pudiera controlarlas, deslizándose silenciosas por mis mejillas en la oscuridad.

Había sido novia de Noah desde los dieciséis años; casi ocho años juntos parecían una eternidad en ese entonces. Creía conocerlo por completo, al igual que él me conocía a mí. Éramos inseparables o al menos eso pensaba hasta que descubrí su traición. La noticia de su infidelidad con Kylie la mejor amiga de mi hermana fue como una puñalada directa al corazón cada palabra, cada gesto, parecía haber sido una farsa.

La confianza que había puesto en él se desmoronó en un instante, arrastrando consigo todo lo que habíamos construido juntos. Pero lo peor vino después la furia y el desdén en sus ojos al intentar abusar de mí fueron como un golpe cruel y despiadado. En ese momento, su traición se transformó en una amenaza aún más oscura y aterradora.

Intentó borrar la evidencia de su engaño, como si su acto de desesperación pudiera redimirlo o quizás deshacerse de mí. Todavía me costaba entender cómo se había recuperado tan rápidamente del golpe que le di en sus partes íntimas aquel día. Había sido un acto reflejo aprendido en mis clases de defensa personal. Mi padre, el señor Jack siempre insistía en la importancia de estar preparados para lo inesperado.

Era un hombre estricto obsesionado con la disciplina y el control, siempre predicando sobre la necesidad de precaución. Pero, en realidad siempre sentí que él era la persona que más me odiaba en el mundo. ¿Cómo no iba a odiarme si nací el mismo día en que murió el amor de su vida? Mi cumpleaños era un recordatorio constante de la muerte de mi madre y para colmo todos decían que me parecía a ella.

Brittany mi hermana, siempre trataba de justificarlo diciendo que papá me quería a su manera, pero yo nunca lo vi así. En los cumpleaños de mis hermanos él siempre estaba presente sonriente y feliz, pero en los míos su ausencia era evidente.

En su lugar, aparecía Lupe nuestra nana mexicana, que con su cariño y su carácter “a todo dar” intentaba llenar el vacío que mi padre dejaba. Ella venía con sus hijos y mis hermanos tratando de hacer de mis cumpleaños algo especial, pero yo no podía evitar sentir la falta de mi padre él nunca asistió a mis presentaciones escolares ni aplaudió mis logros en lugar de eso, me recordaba constantemente que yo era la culpable de la muerte de su esposa, como si mi mera existencia fuera una herida abierta que nunca sanaría.

Durante mucho tiempo, esas palabras resonaron en mi mente tan profundamente que terminé pidiéndoles perdón a mis hermanos y a mi abuela, sintiendo que les había arrebatado a su madre y a su hija. Mis hermanos siempre insistieron en que no era mi culpa y mi abuela también, aunque su afecto parecía estar detrás de una barrera invisible, tal vez por temor a que mi padre le prohibiera volver a vernos. Al final, nos alejamos de ella, una distancia que se hizo cada vez más difícil de cerrar.

 

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