Salir de la universidad después de todo lo que pasó no era tan difícil, ya no había casi nadie en los pasillos a excepción del personal de limpieza, sin embargo, Sam y David sabían que había cámaras a lo largo de los corredores y de la entrada, lo mejor sería no salir juntos y no dejar ese tipo de pruebas por ahí.David ayudó a Sam a alistarse. La envió a ella primero para que saliera y buscara un taxi, le pidió que lo hiciera avanzar un par de calles y lo esperara ahí. Él le daría unos cuantos minutos y luego saldría, pero antes le enviaría un mensaje a Álvaro preguntándole como estaban las cosas en el bar.Sam con un sutil beso se despidió y salió del salón, recorrió los pasillos hasta salir del edificio y luego a la calle, se despidió de los vigilantes y se fue a la acera a buscar un taxi. A aquella hora el tráfico era pesado y la mayoría de los taxis iban ocupados. Después de un rato, logró tomar uno e hizo lo que le pidió David, lo esperó un par de calles más abajo.Entre tanto,
A la mañana siguiente, Sam se despertó como de costumbre, antes de que dieran las seis y media de la mañana. Tendría que estar en la universidad a las ocho, para otra jornada de entrega de proyectos. Esa semana terminarían con las entregas y luego tendrían la semana de habilitaciones, a la que Sam estaba obligada a ir, aunque su clase no fuera habilitable. Quien no alcanzara a pasar con la calificación, tendría que hacer todo el proceso de nuevo el siguiente semestre.Al abrir los ojos, vio a David, dormido, aferrado a su cintura. Cada vez que dormían juntos él la sostenía de esa manera, como si temiera que fuese a huir en mitad de la noche. Sam sonrió y con cuidado, para no despertarlo se deslizó de su agarre y le puso una almohada, que dormido ajustó contra su pecho.Sam salió en silencio para alistarse, le dejaría el desayuno listo y se despediría antes de irse, tenían cosas de que hablar y quería volver a verlo el fin de semana.Mientras terminaba de alistar sus cosas, unos pasos
David se llevó su prototipo a la bodega y trabajó en él los días siguientes, mientras hacía parte de los pendientes de la empresa. Con ayuda de su tío Francisco recuperaron el prototipo. Por fortuna, lo más costoso que era el motor no se había dañado y las piezas plásticas al ser modulares se pudieron cambiar sin problemas, aprovecharon también para mandar a hacer otros cinco juegos en distintos colores para donarlas a la fundación. David hubiera querido hacer más, pero con los costos de matrícula de la universidad que tendría que pagar en pocos meses, no le quedaría tanto dinero y tenía la ilusión de llevarse a Sam de vacaciones unos días.En las noches siguió yendo al apartamento de Sam, siempre cuidándose de que no lo siguieran y ocultando su cara tras gorras y gafas oscuras. A ratos se sentía ridículo, pero no tenía mucha opción.Sin embargo, valía la pena. Extrañaba mucho convivir con Sam y sus noches juntos eran solo felicidad. Disfrutaba de aquella mujer increíble, alegre, div
Una larga fila les esperaba en el counter de la aerolínea cuando una parejita de enamorados, se acercó para registrar su equipaje. Quienes los veían imaginaban que podían ser gente de la farándula, porque a pesar del día tan nublado que estaba haciendo, ellos iban cubiertos con gorras y gafas de sol.Pero era algo que David había insistido en hacer para evitar que de pronto algún conocido los viera e imaginara cosas. Al menos las gafas cubrían el color de sus ojos y si surgía alguna fotografía o video nuevo podrían rebatirlo. Y Sam también quiso solidarizarse con el outfit de David, así que hizo acopio de los mismos accesorios, pensando en que los verían más como turistas entusiastas. Pero no creyó que llamarían tanto la atención como lo estaban haciendo.Después de unos incómodos minutos, una amable señorita les atendió recibiéndoles el equipaje, tramitando sus tiquetes y confirmó el check-in que ya habían hecho. Sin disimular, su sonrisa se ensanchaba cada vez que tenía la oportuni
La cabaña que habían alquilado era llamada la «Honey». Estaba reservada para parejas que iban de luna de miel, o para los recién casados de la zona. Y David iba decidido a disfrutar de las vacaciones como si fueran una mini de luna de miel, como si estuviera viviendo un preliminar de cómo sería su vida con Sam, disfrutando de su relación como no podían hacerlo en casa, al menos hasta que David se graduara.La cabaña era una especie de espacio circular, con tejado de paja. Tenía todas las comodidades de una habitación de hotel normal, pero con un toque rústico y primitivo. Tenía un baño y ducha, separados por una división hecha en adobe y cerámica, además de un mesón y una pequeña cocina. Al otro lado y separada por un toldo estaba la habitación, que ostentaba una cama King size con dos ventiladores y un televisor enorme de aquellos barrigoncitos como de los años noventa.Hacia un lado había un pequeño sofá y una ventanita que era un espacio abierto con una malla para que no entraran
La primera noche de sus vacaciones la pasaron acurrucados durmiendo como si no hubieran visto una cama en siglos.Después de la cena y de una amigable charla, se despidieron temprano. Aguantaron lo más que pudieron y en otras condiciones se habrían quedado más tiempo charlando con sus anfitriones, pero el cansancio los había vencido.Llegaron a la cabaña, directo a desvestirse y meterse a la cama. Sam nunca se había podido acostumbrar a dormir desnuda, pero solía hacerlo cuando estaba con David y él la dejaba dormir. Ahora había sacado una delicada bata de satín que deslizó por su cuerpo. David la veía extasiado y si no hubiera estado tan cansado le habría quitado esa bata con la misma suavidad.David estaba acostumbrado a dormir en boxers en casa, así que solo se los dejó y se quitó todo lo demás. Se acostaron en aquella cama, colocando los ventiladores al máximo. El calor era intenso, pero sus cuerpos cansados apenas lo notaron antes de dormirse el uno abrazado al otro.A la mañana
David se despertó un poco más temprano, se sentía ansioso por iniciar el día, volver al mar e intentar surcar las olas. Eso lo tenía animado y con la energía a tope. Sam por su parte no tenía tantos ánimos de levantarse, la sesión de natación del día anterior la había dejado cansada, además de que David se había puesto amoroso ya entrada la noche y estaba un poco adolorida. Sin embargo, ver a David moviéndose de un lado a otro como un niño chiquito le producía mucha ternura.Se puso en pie y fue a ayudarle a preparar el desayuno. Después se alistó y preparó todo para ir con él a buscar a Marcos. Según le había dicho Raúl, estaría en un sector de punta fuerte donde el oleaje suele ser más pesado. Montaron sus cosas en el jeep y se dirigieron hacía aquel lugar.La playa mostraba un paisaje muy diferente al pacífico horizonte de playa dorada, había más peñas hacia el fondo del lugar, pero la zona de alto oleaje estaba descubierta, la arena se veía un poco más oscura y había más caracola
Después de deleitarse con una gran comida que incluía muchos frutos del mar, el maestro los llevó de vuelta a la playa. Descansaron un rato y luego continuaron entrenando un poco más. Sam y David se quedaron en la playa, viendo como Marcos y Booran volvían a surfear antes de que cayera el sol. El maestro también se sentó en la arena mientras los veía moverse. Booran parecía feliz de seguir tras la estela de agua que iba dejando Marcos a su paso. Después de un rato les hizo señas a David y a Sam para que se sentaran junto a él. —Mis chicos son muy buenos, ¿no creen? —les preguntó el maestro con un movimiento de cabeza. Los dos asintieron, Sam tenía ganas de decirle que tal vez era algo brusco con su nieta, pero prefirió no involucrarse. El maestro suspiró y miró con nostalgia el vaivén de las olas a sus pies. —Ambos se están divirtiendo en las olas —comentó David al verlos cruzar, las risas de Booran se escuchaban con fuerza. —Es lo más importante, a mi me encantaría que mis chic