Sam llegó a su apartamento aquel viernes emocionada y algo preocupada. No tenía idea que hacer con el asunto de lo que iba a ponerse al día siguiente para verse con David.Revisó toda su ropa, tenía mucha ropa informal que no podía denominarse realmente cómoda. Jeans y camisetas de cuando estaba en la universidad, que le quedaban apretadas, pero aún le servían. Pero si debía usar algo con lo que pudiera moverse fácil, la ropa apretada no era la mejor opción.Se decantó por utilizar unos leggings oscuros y una blusa suelta con un estampado tribal, con un par de zapatillas de deporte. No le gustaba mucho utilizar zapato plano por su pigmea estatura, pero era lo más cómodo que tenía.Imaginándose así se daba cuenta de que Norma de cierta forma tenía razón, tal vez quería enseñarle algo físico, como alguna clase de aeróbicos o algo así. Tal vez se ha fijado en que está un poquito pasadita de peso y le ha parecido buena idea darle una manito con ese problema, tal vez tonificar por allí o
Sam se despertó con una molestia en el hombro, no se dio cuenta a qué horas se había quedado dormida en el sofá, frente al televisor. Miró el reloj y eran las siete de la mañana. Aún era muy temprano y tendría tiempo de alistarse. Quedó de encontrarse con David en la biblioteca a las dos de la tarde.Tomó su teléfono, puso la alarma para las diez de la mañana y arrastrando los pies se fue hacia su cama a estirarse y a dormir un poco más. Se lanzó sobre ella y se quedó dormida otro buen rato.Mientras tanto, David se levantaba de la cama, no solía hacerlo tan temprano los sábados, pero quería pasar la mañana en la oficina para dejar todo adelantado y no preocuparse por los pedidos pendientes.Mientras se daba una ducha, imágenes de Sam le venían a la cabeza. ¿Aun estará dormida? Seguro que si, por que debió trasnochar con las listas que dijo que adelantaría. ¿Qué tipo de pijamas usaría? ¿O tal vez no usaba ninguna? Una imagen de una rubia sensual, desnuda, enredada en unas sábanas de
El tibio sol de la tarde iluminaba el prado de los jardines de la biblioteca, mientras Sam intentaba ubicarse bien en su posición de guardia. Flexionaba las rodillas como David le había explicado, pero se sentía rara, si ponía atención a las piernas no se fijaba en ubicar bien en los brazos, abría los codos y eso le quitaba resistencia, se sentía un poco inútil, y tendría que practicarlo mucho.David trataba de enseñarle como bloquear algunos golpes con esa posición, pero Sam no la podía mantener bien y no entendía por qué. Pero es que cada vez que lo hacía mal, David se acercaba a ella, y se ubicaba detrás. Con sus manos le corregía la posición rozando los costados de Sam con los brazos, Sentía su fuerte pecho a ratos pegado a su espalda y el calor que emanaba de su cuerpo. Y eso la estaba enloqueciendo.—Ddavid —dijo tartamudeando mientras sentía el roce de ese cuerpo perfecto contra su retaguardia —… Tal vez soy un poco inútil en esto.David suspiró y se paró frente a ella y miránd
Los días pasaron y Sam continuó con su rutina de trabajo, viendo a David los miércoles y los viernes que tenían clase y reuniéndose con él el sábado en la biblioteca. A medida que pasaban más tiempo juntos, comenzaron a conocerse mejor y a compartir más detalles de su vida. Eso tenía a Sam tranquila, empezaba a ver lo diferente que era David a lo que había esperado.Las cosas se sentían bien, pronto los del grupo de quinto harían el cambio a la fase de prototipos y estaba ansiosa. Ya David había empezado a fabricar el suyo, era un trabajo muy complicado y había tenido que recurrir a un taller de metalmecánica para que le ayudaran a hacer muchas de las piezas. Para los elementos terapéuticos aún no se decidía si usar madera o plástico reciclado. Había hecho unas pequeñas pruebas para ver la diferencia y se las había mostrado a Sam, a ella le gustaba la madera reciclada, pero pensando en la durabilidad y en que es un producto para niños podría ser mejor el plástico, además tenía la po
Poco más de la mitad de los alumnos habían pasado por la revisión y el tiempo normal de la clase se había terminado hacía una hora. Era normal demorarse más en las revisiones, pero como la mayoría no llevaba seguimiento, no eran correcciones menores las que había que hacer. Ni que decir de los que ya llevaban prototipo y este no servía para nada, aunque era mejor que se dieran cuenta ahora. Sam auguraba que se tardaría al menos dos horas más en terminar todo.Natalia ya se había reunido fuera del salón con los compañeros con los que siempre salían los viernes a beber. Le gustaba ese grupito porque eran leales a ella y la complacían en todos sus caprichos. Incluso aunque ella no tenía necesidad, nunca gastaba nada cuando salían.Álvaro también había salido con Judy y se encontraba con ellos en la puerta. No se habían movido por que Natalia aún esperaba a David, pero parecía que no tenía intenciones de salir.—Si estás esperando a David, creo que pasaremos un largo rato aquí —dijo Álva
Mientras iban en el taxi, David envió un par de mensajes a sus compañeros para avisarles que no los podría acompañar y que ya había salido de la universidad, para que no lo molesten. Álvaro respondió con un sticker risueño y un: «Que descanses o que te diviertas». David prefirió pensar que era broma, luego recibió un mensaje de Natalia, completamente molesta exigiendo que le dijera el por qué se había ido y para donde iba. David, decidió no contestar y quitar las notificaciones por si a Natalia se le daba por volver a escribir. Lo que menos quería esa noche era interrupciones. Sam por su parte también revisó sus mensajes, tenía uno de su madre, que hacía varios días que no le escribía y uno de Norma, preguntándole si estaba en el apartamento o disfrutando de los beneficios del colágeno. Sam se rio y solo le escribió: «Estoy probando ese tratamiento de colágeno que tanto me recomiendas». Norma por toda respuesta le envió un sticker de un miquito con cara asombrada tapándose la boca.
Silencio, como si todo en el lugar hubiera dejado de sonar, de moverse, como si el tiempo se hubiera detenido en seco. David sintió que todo se detenía y se ralentizaba en el momento en el que Sam lo invitó a su apartamento.Eso era increíble, ella quería estar con él. Como habían sido las cosas al principio, con una Sam bastante esquiva y prevenida, no había esperado que ella fuera a hacerle una proposición de esa forma.No se dio cuenta de que en realidad el tiempo no se había detenido si no que su cabeza se había quedado congelada en el instante.Sam, vio que David no contestaba y que se había quedado pensando, tal vez estaría buscando una excusa para poder zafarse de ella.—Sabes que, no te preocupes, entiendo.Se soltó del abrazo de David lo que lo hizo reaccionar y antes de que se fuera la volvió a tomar de la mano, la atrajo hacia él y la volvió a besar. Sam aturdida volvió a verlo a los ojos y él sonreía, parecía feliz.—¿A dónde ibas sin mí? —dijo David risueño, Sam trató de
David recostó con suavidad a Sam sobre la cama mientras la besaba, sus labios recorrieron su cuello, sus senos que cabían perfectamente en sus manos y continuó su camino de besos hacia el sur, hacia su ombligo y luego abriendo sus piernas, beso sus muslos y su ingle y se detuvo en su sexo, deleitándose con su humedad.Sam estaba extasiada con los labios y las caricias de David, y cuando su boca se concentró en su clítoris, sus gemidos se elevaron y pasaron a ser casi gritos que ella trataba de ahogar con sus manos.David sonreía cada vez que la escuchaba, le encantaban esos sonidos agudos y jadeantes que emitía y aún más cuando logró que ella llegara al orgasmo, saboreando su dulzura. Luego volvió a escalar por su piel y al llegar a sus labios, Sam lo hizo recostarse para poderlo probar.Palpó sus músculos, beso su cuello y su pecho siguiendo la suave línea de vello que descendía hacia el ombligo, pasó su lengua por el hasta llegar a su miembro.Era impresionante, todo en David era as