¡Hola a todos! De nuevo gracias a quienes le han dado la oportunidad a la historia de Sam y David. Me tiene muy contenta llegar a este episodio que es muy especial y marca un cambio en la historia. Espero que la estén disfrutando y que continúen conmigo conociendo a estos personajes y espero que los enamoren tanto como me han enamorado a mi. ¡ No olviden dejarme sus comentarios!
Silencio, como si todo en el lugar hubiera dejado de sonar, de moverse, como si el tiempo se hubiera detenido en seco. David sintió que todo se detenía y se ralentizaba en el momento en el que Sam lo invitó a su apartamento.Eso era increíble, ella quería estar con él. Como habían sido las cosas al principio, con una Sam bastante esquiva y prevenida, no había esperado que ella fuera a hacerle una proposición de esa forma.No se dio cuenta de que en realidad el tiempo no se había detenido si no que su cabeza se había quedado congelada en el instante.Sam, vio que David no contestaba y que se había quedado pensando, tal vez estaría buscando una excusa para poder zafarse de ella.—Sabes que, no te preocupes, entiendo.Se soltó del abrazo de David lo que lo hizo reaccionar y antes de que se fuera la volvió a tomar de la mano, la atrajo hacia él y la volvió a besar. Sam aturdida volvió a verlo a los ojos y él sonreía, parecía feliz.—¿A dónde ibas sin mí? —dijo David risueño, Sam trató de
David recostó con suavidad a Sam sobre la cama mientras la besaba, sus labios recorrieron su cuello, sus senos que cabían perfectamente en sus manos y continuó su camino de besos hacia el sur, hacia su ombligo y luego abriendo sus piernas, beso sus muslos y su ingle y se detuvo en su sexo, deleitándose con su humedad.Sam estaba extasiada con los labios y las caricias de David, y cuando su boca se concentró en su clítoris, sus gemidos se elevaron y pasaron a ser casi gritos que ella trataba de ahogar con sus manos.David sonreía cada vez que la escuchaba, le encantaban esos sonidos agudos y jadeantes que emitía y aún más cuando logró que ella llegara al orgasmo, saboreando su dulzura. Luego volvió a escalar por su piel y al llegar a sus labios, Sam lo hizo recostarse para poderlo probar.Palpó sus músculos, beso su cuello y su pecho siguiendo la suave línea de vello que descendía hacia el ombligo, pasó su lengua por el hasta llegar a su miembro.Era impresionante, todo en David era as
Aquel sábado fue muy especial, Sam y David decidieron no ir a la biblioteca y quedarse en el apartamento disfrutando del descanso. Después de una noche tan movida y una mañana tan excitante, estaban muy cansados.Prepararon el desayuno y David lo llevó a la cama. Comieron y luego tomaron una ducha juntos, con su respectivo jugueteo bajo el agua, lleno de besos, caricias y orgasmos. La resistencia de David tenía a Sam sorprendida. Era increíble como no se cansaba y se recuperaba tan rápido.Después de vestirse, David llamó a su tío para preguntarle cómo iban las cosas en la oficina. Todo marchaba normal a excepción de unas órdenes de compra que David olvidó firmar, pero que podría hacerlo al regresar a casa para tenerlas listas el lunes. David aprovechó para avisar a su tío que regresaría tarde.Por su parte Sam llamó a su madre, hacía más de una semana que no hablaban y aunque ella no era una gran conversadora, si le había pedido que la llamara la noche anterior debía ser por algo i
David regresó a su casa el sábado en la noche, al poco tiempo Sam lo estaba extrañando. Eso le asustó un poco. Pero la verdad es que hacía muchísimo que no disfrutaba con un hombre como disfruto el viernes y el sábado con él. Ahora se sentía confusa y emocionada, triste y extrañándolo. Su cabeza era un caos.Tratando de pensar en otras cosas y alejar su mente de David, Sam llamó a su padre. El tono repiqueteaba en su oído, mientras esperaba ansiosa a que conteste. —Sam —dijo su padre del otro lado del teléfono, indicándole que algo lo tenía molesto.—Hola papá —contestó Sam, tratando de sonar normal. Su padre suspiró y se mantuvo en silencio unos segundos.—¿Por qué has tardado tanto en llamar? —dijo su padre, un poco resignado.—He estado ocupada con el trabajo. Hablé con mamá y me dijo que habías estado enfermo.—No fue nada, un resfriado y algo de fiebre, pero ya estoy bien —dijo un poco resentido, Sam empezaba a creer que estaba molesto por que ella no se había enterado de su est
La tarde del domingo fue para Sam muy agradable, el fin de semana había vivido cosas que nunca se imaginó que pasarían y ahora se sentía diferente, llena de alegría y optimismo a pesar de que sabía que lo que estaba viviendo con David debía permanecer oculto por el bien de los dos.Pero Norma le había hecho ver que eso podría darle incluso más sabor a la relación y que si lo sabían llevar bien, podrían salir adelante sin inconvenientes.Después de acompañar a Norma a comprar las cosas para Mateo, fueron a ver ropa y terminó comprando varios conjuntos de lencería nuevos. Para Sam hacía mucho que verse sexy no era una prioridad, pero quería intentar sentirse atractiva y quería ver que pensaba David al respecto. Norma le hizo comprar un conjunto de encaje y cintas y además de eso un par de ligueros para complementar y aunque Sam se mostró reacia de comprarlos al principio, al llegar a su apartamento se dio cuenta de que estaba ansiosa por estrenarlos.La semana siguiente inicio muy bie
Después de cerciorarse de que Natalia y Sienna habían desaparecido, Sam y David salieron a cenar y fueron a un bar a tomar algunas copas. Pasaron la noche en el apartamento de Sam, ya que David estaba obsesionado con ver aquella sensual lencería en su cuerpo. Tuvieron sexo desenfrenado devorándose mutuamente hasta la madrugada y amanecieron durmiendo juntos.David previendo que esto podría ocurrir, llevó ropa para cambiarse al día siguiente. El sábado retomaron sus sesiones de estudio en la biblioteca, continuaron con las lecciones de defensa personal y de dibujo. No intentaron hacerlo en el apartamento, porque cuando estaban en privado, ninguno podía mantener sus manos, ni sus labios alejados del otro. Pero, aun así, pasaron un buen sábado lleno de besos robados y caricias disimuladas.Después de otro placentero fin de semana continuaron con sus rutinas, adoptándolas a la nueva realidad de su relación. Sin embargo, Natalia no se daba por vencida, sabía que esos dos tenían que estar e
Los días fueron pasando, y una cómoda rutina se fue estableciendo sin que los implicados siquiera lo notaran. Sam y David continuaban viendo pasar los días, hablando por mensajes y encontrándose en las clases. El ambiente en la universidad se sentía normal e incluso bastante cómodo. David se empezó a sentir más libre a medida que Natalia dejó de buscarlo. Al principio le extraño un poco, pero luego dejó de darle importancia.El miércoles se reencontraron en clase, ya David había terminado de armar su prototipo y la silla funcionaba tal como esperaban, los módulos se podían desarmar con facilidad y reorganizar para hacer las terapias sin problemas. Lo probaron en el salón y todo iba bien, solo faltaba hacer las pruebas con los niños de la fundación y si resultaban satisfactorias, el proyecto de David estaría listo con tiempo suficiente.—Entonces —comenzó David a preguntar mientras organizaban todo para terminar la clase —. ¿Podrás acompañarme mañana a hacer las pruebas?—Sí. Tuve que
Al terminar la jornada Bruno, Sam y David ayudaron a los chicos a prepararse para ir con sus padres que ya los estaban esperando fuera del salón.Mientras iban saliendo, Sam se percató de que entre la gente había un hombre extraño. No parecía estar buscando a ninguno de los niños. Ella notó que la observaba, pero a su vez el hombre trataba de disimular y pasar desapercibido.Sam empezó a sentirse inquieta, así que se acercó a David para comentarle lo que pasaba, pero cuando estaba a punto de hacerlo, el sujeto desapareció. —¿Pasa algo? —preguntó David, preocupado por la expresión de Sam, pero ella negó con la cabeza.—No, no es nada.Después de terminar de despedir a los chicos y charlar con Bruno por un rato, los dos salieron de la fundación hacia la camioneta. David se veía feliz, orgulloso de su trabajo.—¿Qué tal te pareció la prueba? —le preguntó David, mientras subía la silla a la parte posterior de la camioneta, Sam sonrió.—Muy buena, solo te falta hacer los últimos ajustes y