El fin de semana pasó como una exhalación, y tanto Samantha como David se encontraron anhelando que llegara el siguiente miércoles para poderse reencontrar en las asesorías.David ahora podía ver a Sam más seguido por la universidad, ya que había dejado de utilizar su arte ninja para camuflarse con el ambiente. Y aunque no se podían saludar ni nada, eso parecía animarlos a ambos para lidiar con la ansiedad del paso de los días.El miércoles llegó y Sam se encontró en el salón atendiendo a los pocos alumnos que habían aparecido, solo tres y de ellos solo uno no había estado en la clase anterior.Sam no podía ocultar su tristeza, le dolía un poco que ese grupo fuese así de desinteresado en sus proyectos, a diferencia de los grupos superiores que se veían mucho más comprometidos. Pero no podía hacer nada, algo en el fondo le decía que en este ausentismo había ciertas manos moviendo los hilos y persuadiendo a los demás alumnos de hacerle quedar mal. Como una mala docente a la que los alum
—¡¿En serio te dijo eso?! —casi gritó Norma al teléfono. Era jueves por la noche y Sam estaba en su apartamento, retiró un poco el teléfono de su oreja y cuando dejó de escuchar las exclamaciones de Norma, volvió a acercarlo.—Sí, lo sé, es muy ambiguo. Eso de que se necesita práctica se presta para ser cualquier cosa. Lo estoy pensando y no me puedo imaginar que podrá ser —dijo Sam mientras se sentaba en el sofá. Ya se imaginaba las fantasías sexuales que se estaba creando Norma, por los sonidos que hacía del otro lado de la línea.—Puede que sea algo muy físico, ya sabes de aquello de roce con roce y piel con piel —rio Norma, Sam se la imaginaba levantando las cejas repetidamente.—No lo creo, o bueno… no espero que sea lo primero que quiera enseñarme a cambio de enseñarle a dibujar —diciéndolo así a Sam le sonaba muy tonto. Seguro sería algo muy inofensivo, como enseñarle a hacer tortillas o a encender una fogata. Aunque esas ideas ridículas seguro que no se las enseñaría en la bib
Sam llegó a su apartamento aquel viernes emocionada y algo preocupada. No tenía idea que hacer con el asunto de lo que iba a ponerse al día siguiente para verse con David.Revisó toda su ropa, tenía mucha ropa informal que no podía denominarse realmente cómoda. Jeans y camisetas de cuando estaba en la universidad, que le quedaban apretadas, pero aún le servían. Pero si debía usar algo con lo que pudiera moverse fácil, la ropa apretada no era la mejor opción.Se decantó por utilizar unos leggings oscuros y una blusa suelta con un estampado tribal, con un par de zapatillas de deporte. No le gustaba mucho utilizar zapato plano por su pigmea estatura, pero era lo más cómodo que tenía.Imaginándose así se daba cuenta de que Norma de cierta forma tenía razón, tal vez quería enseñarle algo físico, como alguna clase de aeróbicos o algo así. Tal vez se ha fijado en que está un poquito pasadita de peso y le ha parecido buena idea darle una manito con ese problema, tal vez tonificar por allí o
Sam se despertó con una molestia en el hombro, no se dio cuenta a qué horas se había quedado dormida en el sofá, frente al televisor. Miró el reloj y eran las siete de la mañana. Aún era muy temprano y tendría tiempo de alistarse. Quedó de encontrarse con David en la biblioteca a las dos de la tarde.Tomó su teléfono, puso la alarma para las diez de la mañana y arrastrando los pies se fue hacia su cama a estirarse y a dormir un poco más. Se lanzó sobre ella y se quedó dormida otro buen rato.Mientras tanto, David se levantaba de la cama, no solía hacerlo tan temprano los sábados, pero quería pasar la mañana en la oficina para dejar todo adelantado y no preocuparse por los pedidos pendientes.Mientras se daba una ducha, imágenes de Sam le venían a la cabeza. ¿Aun estará dormida? Seguro que si, por que debió trasnochar con las listas que dijo que adelantaría. ¿Qué tipo de pijamas usaría? ¿O tal vez no usaba ninguna? Una imagen de una rubia sensual, desnuda, enredada en unas sábanas de
El tibio sol de la tarde iluminaba el prado de los jardines de la biblioteca, mientras Sam intentaba ubicarse bien en su posición de guardia. Flexionaba las rodillas como David le había explicado, pero se sentía rara, si ponía atención a las piernas no se fijaba en ubicar bien en los brazos, abría los codos y eso le quitaba resistencia, se sentía un poco inútil, y tendría que practicarlo mucho.David trataba de enseñarle como bloquear algunos golpes con esa posición, pero Sam no la podía mantener bien y no entendía por qué. Pero es que cada vez que lo hacía mal, David se acercaba a ella, y se ubicaba detrás. Con sus manos le corregía la posición rozando los costados de Sam con los brazos, Sentía su fuerte pecho a ratos pegado a su espalda y el calor que emanaba de su cuerpo. Y eso la estaba enloqueciendo.—Ddavid —dijo tartamudeando mientras sentía el roce de ese cuerpo perfecto contra su retaguardia —… Tal vez soy un poco inútil en esto.David suspiró y se paró frente a ella y miránd
Los días pasaron y Sam continuó con su rutina de trabajo, viendo a David los miércoles y los viernes que tenían clase y reuniéndose con él el sábado en la biblioteca. A medida que pasaban más tiempo juntos, comenzaron a conocerse mejor y a compartir más detalles de su vida. Eso tenía a Sam tranquila, empezaba a ver lo diferente que era David a lo que había esperado.Las cosas se sentían bien, pronto los del grupo de quinto harían el cambio a la fase de prototipos y estaba ansiosa. Ya David había empezado a fabricar el suyo, era un trabajo muy complicado y había tenido que recurrir a un taller de metalmecánica para que le ayudaran a hacer muchas de las piezas. Para los elementos terapéuticos aún no se decidía si usar madera o plástico reciclado. Había hecho unas pequeñas pruebas para ver la diferencia y se las había mostrado a Sam, a ella le gustaba la madera reciclada, pero pensando en la durabilidad y en que es un producto para niños podría ser mejor el plástico, además tenía la po
Poco más de la mitad de los alumnos habían pasado por la revisión y el tiempo normal de la clase se había terminado hacía una hora. Era normal demorarse más en las revisiones, pero como la mayoría no llevaba seguimiento, no eran correcciones menores las que había que hacer. Ni que decir de los que ya llevaban prototipo y este no servía para nada, aunque era mejor que se dieran cuenta ahora. Sam auguraba que se tardaría al menos dos horas más en terminar todo.Natalia ya se había reunido fuera del salón con los compañeros con los que siempre salían los viernes a beber. Le gustaba ese grupito porque eran leales a ella y la complacían en todos sus caprichos. Incluso aunque ella no tenía necesidad, nunca gastaba nada cuando salían.Álvaro también había salido con Judy y se encontraba con ellos en la puerta. No se habían movido por que Natalia aún esperaba a David, pero parecía que no tenía intenciones de salir.—Si estás esperando a David, creo que pasaremos un largo rato aquí —dijo Álva
Mientras iban en el taxi, David envió un par de mensajes a sus compañeros para avisarles que no los podría acompañar y que ya había salido de la universidad, para que no lo molesten. Álvaro respondió con un sticker risueño y un: «Que descanses o que te diviertas». David prefirió pensar que era broma, luego recibió un mensaje de Natalia, completamente molesta exigiendo que le dijera el por qué se había ido y para donde iba. David, decidió no contestar y quitar las notificaciones por si a Natalia se le daba por volver a escribir. Lo que menos quería esa noche era interrupciones. Sam por su parte también revisó sus mensajes, tenía uno de su madre, que hacía varios días que no le escribía y uno de Norma, preguntándole si estaba en el apartamento o disfrutando de los beneficios del colágeno. Sam se rio y solo le escribió: «Estoy probando ese tratamiento de colágeno que tanto me recomiendas». Norma por toda respuesta le envió un sticker de un miquito con cara asombrada tapándose la boca.