Parpadea reiteradas veces al mirar a aquel sujeto que estaba delante de ella ignorando por completo su presencia, era como si no existiera. Los viejos recuerdos de Ciana llegaron a su presente tan rápido como una avalancha.
No podía creer que era él, era ese hombre con el que tuvo sexo por una noche, el mismo que ella dejo solo en aquel apartamento esa madrugada que pensó que jamás volvería a ver. Traga saliva al pensar que él estaba justo delante de ella.
< No existe dudas, es él>
Esas facciones, ese porte y esa tranquilidad para hablar eran las del mismo Phil que le pregunto esa noche si estaba segura de lo que iban a hacer. El mismo Phil al que ella le encontró su virginidad.
Ciana muerde sus labios sintiendo que sus piernas se volvieron de gelatina mientras no le quitaba los ojos de encima a Phil.
—No consentiré este tipo de berrinche tuyo. Debo irme.
En ese momento fue que Ciana reacciona y baja la mirada rápidamente, la joven comenzó a rogar al cielo porque él no se diera cuenta de su presencia, aunque dudaba mucho que se acordara de ella.
Aprieta los muslos mientras imploraba que su jefa no pronunciara su nombre, cierra los ojos y trata de recordar como respirar.
—Phil te prohibido que te vayas y me dejes hablando sola.
El CEO se da la vuelta para dirigirse a la salida, ya no soportaba escuchar la voz de su esposa. Mónica era insoportable y luego de que hiciera los peores negocios de su vida menos deseaba escucharla hablar.
Ahora tenía mucho trabajo que hacer para solucionar la idiotez que había hecho. El pelinegro niega mientras que abandona la oficina.
—¡Phil! ¡PHIL! —grita lo último —. M*****a sea con este hombre.
Mónica observa la puerta completamente furiosa, luego a sus dos empleadas quienes habían oído la discusión con su marido.
—Alguna de las dos debe servir para algo, tráiganme una aspirina —y con la misma cierra la puerta de un portazo.
Las amigas levantan la mirada para verse a la cara, Ciana estaba totalmente asombrada por lo que acababa de descubrir, en sus dos años de trabajo en esa compañía, nunca había conocido el esposo de su jefa.
Y a decir verdad, hubiera sido mejor no hacerlo.
Ella mira hacia la puerta de cristal y piensa en algo, ¿él era casado cuando se acostó con ella hace tres años?, pensar en aquello le daba pesar, en todo ese tiempo Ciana jamás se olvidó de él y lo que compartieron esa única noche.
—¿Qué demonios te pasa? —la voz de Dorelis la trajo a la realidad.
—Nada.
—Lo sé, nunca habías conocido al esposo de Mónica. Es un gran tipo, aunque ella sea una m****a de persona —Ciana mira a su amiga.
—¿Cuánto llevan de casados?
—Como 15 años creo yo… no estoy muy segura, pero si llevan mucho tiempo juntos.
< 15 años, por el amor de dios, él era casado cuando estuvo conmigo en esa cama>
Su corazón comenzó a agitarse velozmente, y es cuando se pregunta qué demonios iba a hacer ahora. Era la asistente de la esposa de Phil, el hombre con el que había tenido s3xo hace tres años.
¿Y si la recordaba?
No, no, no creía que la recordara. Seguramente era de esos hombres que le era infiel a su esposa todo el tiempo. No podía recordarla después de tanto tiempo.
—¿Crees que siga viniendo? Bueno, lo digo porque pone de malas a la jefa.
—¿De qué mi3rdas hablas? Ciana, el señor Phil es el dueño de todo esto.
—¿Qué? —ahora si todo su cuerpo se congelo.
—Él es el dueño de todo, Mónica solo es como su asistente que administra todo mientras él no está. Viaja mucho, por eso nunca está en la oficina, pero creo que hubo un problema grave en la compañía, supongo que estará de vuelta pronto en estas oficinas.
—¿Y Mónica?
Ahora que lo pensaba mejor, tener a Mónica como jefa le agradaba más. No iba a poder lidiar con lo que se avecinaba, si Phil tomaba el mando en esa oficina quedaría completamente expuesta.
Era muy probable que él la reconocería al instante, y ella que pensaba que las cosas ya estaban mal con su jefa, ahora tenía que lidiar con ese problema. Ciana piensa que Mónica jamás podía enterarse de que había tenido una aventura de una noche con su marido.
—Ella solo es la esposa, si el señor Phil decide tomar las riendas de la compañía simplemente lo hace.
—Se ve que tienes muchos problemas.
—Sí, pero no te los creas todos. La señora Mónica cela mucho a su esposo, no le gusta que nadie le mire al marido. Así que ten mucho cuidado.
Ciana mira a su amiga con sorpresa, traga saliva y recuerda que ella nunca le contó de su aventura pasajera aquella noche que la dejo plantada en aquel bar. Solo le había contado que cuando no la encontró regreso a su casa.
Y creía que había sido lo mejor, pero ahora se sentía bastante expuesta.
—¿Entonces son una pareja feliz?
—Rumores de pasillos, solo escucho rumores de pasillos.
—Pero llevo mucho tiempo trabajando aquí, porque el señor Phil nunca ha venido.
—Claro que ha venido —Dorelis frunce el ceño—. Solo lo hace cuando todos nos hemos marchado. Este último año ha estado viajando mucho, por eso no se le ha visto tanto.
Sin embargo en todo ese tiempo ella nunca lo vio entrar a esa oficina o salir de la misma.
—Pero ahora me temo que si lo veremos muy seguido, y cuando él está aquí Mónica se pone muy intensa. Ella siempre toma la oficina del fondo mientras que su esposo se queda en esta.
—¿Eso qué quiere decir? —su corazón comenzó a retumbar su pecho.
—¿Por qué crees que hay dos secretarias en esta sección de la empresa?
La respuesta de Dorelis no le gusto para nada, y algo le decía que las cosas no iban a terminar nada bien.
[…]
—No me ha gustado para nada la escena que me has montado en la oficina Phil, no puedes avergonzarme de esta manera delante de mis empleados.
El CEO intentaba cenar en su propia casa, pero ni eso conseguía hacer en paz. Mónica era una pesadilla andante.
—Sabes bien que los negocios que has hecho no han sido nada correctos, has cometido un grave error y no lo quieres asumir.
—Asumiré mi error.
—¿Cómo? —Phil levanta la mirada.
—Hablare personalmente con la agencia.
—Ya lo he hecho, y quieren lo que has prometido.
—¿Por qué demonios has ido tú? Yo he sido la que ha hecho los negocios, no puedes meterte en mis asuntos.
Phil aprieta la mandíbula con fuerza ya que su esposa no entiende un punto importante, esos asuntos eran suyos no de ella.
—Mónica no quiero entrar en discusión contigo, a partir de mañana estaré en la oficina tratando de resolver este problema y no te quiero encima discutiendo por todo.
—¡Ya te dije que puedo resolver este problema yo sola!
Su mujer se pone en pie mientras que lo observa con expresión de furia, entre tanto Phil simplemente se limita a mirarla fijamente. Segundos después ella se da la vuelta para empezar a subir las escaleras.
El CEO se queda en silencio una vez más cenando solo en la mesa de su casa, frunce el ceño mientras que observa su plato de comida. Ya había perdido la cuenta de cuánto tiempo llevaba esa vida con Mónica.
Endereza el cuerpo en la silla sintiendo que su apetito se había ido al carajo… en eso un recuerdo llega a su memoria que lo hace fruncir levemente el ceño y hasta sacar una pequeña sonrisa.
Phil afina un poco la mirada al recordar a aquella rubia de hace tres años, por alguna extraña razón no lograba olvidarla. Esa chica la tenía metida entre ceja y ceja desde que lo dejo solo en su apartamento esa noche.
Después de todo ese tiempo, él seguía pensando la razón del porque ella no amaneció en su cama. Para él fue una gran sorpresa despertar esa mañana y encontrar su cama vacía, la verdad es que si deseo que ella hubiera amanecido a su lado.
—¿Dónde estará metida?
Con ese tiempo que había pasado lo más probable era que estuviera casada, y aunque no pudiera hacer nada al respecto le fastidiaba ese hecho ya que él había sido el primer hombre con el que ella había estado.
A esas alturas de la vida él no se creía todavía que esa hermosa mujer le hubiera entregado su virginidad. Y no es que la catalogara como una mujer fácil, pero le había obsequiado algo muy importante para ella.
Cuando se percató de que lo era quiso detenerse, pero ella no lo dejo. Y quizás era por eso que aún se encontraba absorto por ella aunque nunca más la volviera a ver. Saber que estaba lejos de verla lo desanimaba.
Ella no trabajaba más para aquel concesionario con el que solía hacer negocios, ya que al siguiente día de estar con ella fue a buscarla y le informaron que ella retiro su cheque de liquidación y se marchó.
—Ni siquiera acepto el trabajo que le ayude a mantener.
Pero ya había pasado mucho tiempo y era muy probable que ella ni se acordara de él. Por otro lado ya tenía suficientes problemas con Mónica y la compañía como para pensar en el pasado.
Sin embargo, sabía que jamás olvidaría a esa mujer.
[…]
Con los nervios a flor de piel Ciana llega a la oficina a tiempo, esa mañana no llego tarde, no obstante se encontraba muerta del miedo. Un mal presentimiento la estaba agobiando y no sabía cómo lidiar con él.
—¡Ciana! Llegaste temprano.
—Si.
—Me alegra, Mónica llego muy temprano. Está en la oficina con su marido.
—¡¿Con su marido?! —dice mientras deja su bolso sobre el escritorio.
—No los vi cuando llegaron, pero el portero fue quien me notifico.
—¿Crees que él se quede?
Dorelis se encoje de hombros.
—La verdad, el señor Phil es mejor jefe que Mónica.
Ciana no estaba de acuerdo en eso, y menos en su situación tan complicada.
En eso la puerta se abre y los instintos de Ciana la hicieron actuar agachando la cabeza rápidamente.
—Ustedes dos —pero al escuchar la voz de Mónica volvió a levantar la mirada —. Como ya saben mi esposo tomara la oficina principal por un periodo breve, así que yo tomare la otra oficina —Mónica mira a ambas chicas —. Dorelis se ira conmigo y tu Ciana atenderás a mi marido en todo lo que necesite.
Las peores sospechas de Ciana se volvieron realidad, ese era el mal presentimiento que tenía desde el día anterior. Y era que Mónica la eligiera a ella para atender a Phil, y la respuesta era fácil.
Mónica no la toleraba.
—Así que Dorelis recoge tus cosas y vente conmigo ahora mismo. Y quiero un café con un par de aspirinas.
Mónica avanza por el corredor siendo observado por ambas chicas, luego Dorelis la observa a ella.
—Tranquila amiga quita esa cara de susto, el señor Harper es buena persona. Ya te dije es mejor que Mónica, él te tratará bien.
—Dorelis, haz algo para que Mónica nos cambie —le dice con desespero.
—¿Estás loca? —responde mientras recoge sus cosas —. Mónica es un asco, el señor Phil es un gran jefe. Además, ella te odia a muerte. Solo haz bien tu trabajo y evita que te despidan.
—¡Dorelissss! —no tenía las agallas de confesarle a su mejor amiga que ya había tenido s3xo con el jefe.
—Le gusta el café sin azúcar y con leche, y siempre le agrada que se lo sirvan con esas galletas de forma de girasol que sirven en la cafetería. Estoy segura que te ira bien, ya debo irme. Nos vemos a la hora del almuerzo.
Ciana observa a su amiga marcharse a toda prisa hacia el otro corredor donde no podía ni verla, luego mira hacia la puerta donde se encontraba Phil seguramente esperándola con café.
Su amiga le indico como servirle el café, pero ella ya se conocía bien como lo solía pedir y acompañado con qué.—Dios mio, estoy muerta…—vuelve a su silla y justo en ese momento el teléfono comienza a sonar, con manos temblorosas lo descuelga —. Buenos días señor Harper.—Por favor tráigame un café.En cuanto ella escucha su voz siente que todos los vellos de su cuerpo se erizan y de inmediato es transportada a tres años atrás… luego de colgar la llamada e ir por el café y las galletas, Ciana iba rogándole a quien sea que pudiera escucharla para que ese hombre no la reconociera.Al llegar a la puerta de la oficina se tensa tanto que empieza a temblar.—Por el amor de dios Ciana cálmate, si continuas con estos nervios serás muy evidente ante él. Quizás no te reconoce, son tres años, dudo que se acuerde de las mujeres con las que tiene s3xo.Ella toca la puerta y de inmediato escucha “adelante” aquello la puso aún más nerviosa, Ciana ingresa en la oficina observando al instante a Phil,
La joven niega y vuelve al trabajo, ya no debía de estar pensando en esos dos. Muchos problemas tenía ella como para estar metiéndose en la vida de su jefa y su esposo… pero entonces las dificultades llaman a su teléfono.Ella mira el aparato como si fuese su peor enemigo, pero no le queda de otra que contestar.—Dígame señor Harper.—Ciana necesito que vengas un momento.Ciana cierra los ojos al mismo tiempo que aplana sus labios y los muerde. Cuelga la llamada para ponerse en pie y dirigirse a la oficina de sus tormentos. Al entrar y cerrar la puerta nota que Phil se encontraba sentado en el borde de su escritorio.Ella se tensa por completo ya que ahora que lo veía bien piensa que había olvido que tan atractivo y masculino era ese hombre.—¿Necesita algo?—Hablar contigo —Ciana se atiesa —. Es importante.—Señor Harper, no tenemos nada de qué hablar.—Por supuesto que sí —él empieza a caminar hacia donde estaba ella parada como si le hubieran salido raíces en los pies —. Necesito q
En cuanto la camioneta avanzo Dorelis confronta a su amiga.—¡¿Te volviste loca?! ¿Por qué demonios hiciste que rechazará esa oferta?—Como se te ocurre que nos íbamos a subir en el coche del esposo de nuestra jefa, ¿quieres que nos despida?Dorelis cae en cuenta de que su amiga tenía mucha razón.—Es cierto, esa mujer es muy celosa. Nos asesinaría si tan solo se entera que su esposo nos habló —Ciana observa a su amiga negar —. Mónica está obsesionada con su marido.—¿Se amaran?—Por supuesto que si —responde su amiga ajustando su abrigo —. ¿No has visto como han salido esos dos? Deben estar muy enamorados para todos esos años que llevan de casados.Dorelis tenía razón y ella debía prestar más atención a lo que ella decía, era como si intentará buscar una razón para creer que Phil no amaba a su mujer. Si era más que evidente que ambos se querían.Ciana niega, se volvía a repetir que no estaba bien aquellos pensamientos hacia Phil. Ya tenía muchos problemas con que él hubiera aparecido
Phil se queda de pie observando como Ciana abandona su oficina, el pelinegro suelta el aliento contenido, era consciente de que ella no le iba a creer una sola palabra. Sin embargo no estaba comprendiendo bien porque se enfrascaba tanto en que ella supiera como iban las cosas con su esposa.Relame sus labios al recordar el dulce sabor de su boca, desliza dos dedos por el borde de sus labios y medio sonríe al rememorar aquel beso y aquellas caricias. Era demasiado, Ciana era demasiado.Observa la puerta con mucho entusiasmo, hacia tanto tiempo que no se sentía de esa manera; tan vivo, tan animado, con tantas ganas de volver a intentarlo.[…]Ciana trataba de contener las lágrimas luego de salir de la oficina, se convertiría en una tonta si tan solo le creyera a Phil de que no amaba a su esposa. Si ese fuese el caso no estuvieran como lo estaban.Solo intentaba engañarla, estaba segura de que eso era lo que trataba de hacer. Odiaba el hecho de que la estuviera engañando para conseguir ll
Si conseguía meterlo en su cama lograría mucho, apaciguaría su ira y de ese modo ella podría hacer sus negocios tranquilamente sin la presión de su marido. Pero de la nada Phil vuelve a tomar sus muñecas para detenerla.En ese instante Mónica ya se estaba hartando el rechazo de su esposo, cada vez que tenían s3xo él pensaba en lo mismo de siempre, “hijos” ella no deseaba ser madre, no quería tener que estar cuidando a un montón de mocosos que arruinarían su carrera.—¿Haces esto para persuadirme de los negocios erróneos que has hecho? —Mónica aprieta la mandíbula con fuerza, Phil no era tonto.—¿Acaso una esposa no puede extrañar a su marido? Hace tanto que no estamos juntos, ¿Qué tiene de malo que quiera estar contigo? —vuelve a deslizar las manos por su pecho al mismo tiempo que se aproxima —. ¿No puedes darle atención a tu mujer?Mónica vuelve a probar sus labios, pero Phil no le responde al beso. Le resultaba imposible hacerlo ya que sabía perfectamente que lo que ella hacia era p
—No es tu hijo.La firmeza con la que ella le respondió lo dejo frío, sin embargo y no sabía porque Phil no se sacaba de la cabeza que de que ese pequeño niño si era suyo.—Me estas mintiendo.—No lo hago, te digo la verdad. George no es tuyo —Phil niega mientras la oye hablar.—No te creo una sola palabra.—Quede embarazada de una persona con la que estuve saliendo un tiempo después de estar contigo, pero me quede sola luego, así que ya vez que mi hijo no es tuyo.Sus contestas a pesar de ser muy firmes no le daba aquella seguridad de que fuesen del todo ciertas. Algo en el fondo de él le decía que le estaba mintiendo, e iba a descubrir la verdad.—¿Así que estuviste con alguien después de mí?—Hice mi vida, ¿Qué espera que hiciera? Pasaron muchos años, además yo no esperaba verlo más.—Entonces, ¿Y estuviste con alguien más?Phil no soportaba ese hecho aunque le estuviera diciendo falsedades, sin embargo pretendía hacerla confesar a como diera lugar. Así que se aproxima a ella acort
Podía sentir la cercanía de su cuerpo y eso la ponía mucho más tensa que antes, sin embargo todo su ser deseaba creerle a Phil. Pero la verdad es que resultaba difícil, y ahora había empeorado las cosas volviendo a tener sexo con él.—Lo siento mucho, pero no puedo creerte. Y ahora hemos vuelto a cometer el mismo error de hace tres años —ella niega sintiéndose horrible por haberse metido en medio de un matrimonio.—Ciana, las cosas entre Mónica y yo no están bien. Hace muchos años que no van nada bien —Phil abraza a Ciana por la espalda, necesitaba que ella creyera en su palabra —. Deseo que me puedas creer.—No, no puedo… y quiero que te vayas.—Ciana, tú me gustas. Desde que me dejaste aquella noche en el apartamento no he dejado de pensar en ti ni un solo día. No me pidas que haga como si no te conociera, porque no puedo hacerlo.¿Por qué se lo tenía que poner tan complicado? Era más fácil que se olvidara de su existencia y ya…—Vete, por favor —Phil baja la mirada, y cree que era
Ella levanta la mirada para ver a Phil delante de ella con aquella masculinidad tan atractiva que la hace humedecerse.—¿Cómo estas esta mañana?—Buenos días señor Harper—la sonrisa de Phil se apaga en lo que la escucha hablarle de usted —. En seguida le llevo su café.—De acuerdo.Ella observa a Phil entrar en su oficina llevándola a soltar el aliento, cierra los ojos y relame sus labios al mismo tiempo.—Joder, debo resistir.Phil sigue de largo hasta su escritorio, toma asiento y de inmediato abre un gabetero a su izquierda. De este saca un pequeño álbum de fotos y empieza a hojear el mismo detenidamente hasta que llega a una hoja en especial.El CEO traga saliva en seco al mirar aquella fotografía, parpadea al mismo tiempo que extrae la imagen del álbum. Deja el libro en el escritorio al mismo tiempo que observa la foto, sonríe al reclinarse en su silla.La foto era de él mismo de cuando tenía aproximadamente dos o tres años, afina un poco la mirada al ver que el hijo de Ciana es