Capitulo 3. Es él

Parpadea reiteradas veces al mirar a aquel sujeto que estaba delante de ella ignorando por completo su presencia, era como si no existiera. Los viejos recuerdos de Ciana llegaron a su presente tan rápido como una avalancha.

No podía creer que era él, era ese hombre con el que tuvo sexo por una noche, el mismo que ella dejo solo en aquel apartamento esa madrugada que pensó que jamás volvería a ver. Traga saliva al pensar que él estaba justo delante de ella.

< No existe dudas, es él>

Esas facciones, ese porte y esa tranquilidad para hablar eran las del mismo Phil que le pregunto esa noche si estaba segura de lo que iban a hacer. El mismo Phil al que ella le encontró su virginidad.

Ciana muerde sus labios sintiendo que sus piernas se volvieron de gelatina mientras no le quitaba los ojos de encima a Phil.

—No consentiré este tipo de berrinche tuyo. Debo irme.

En ese momento fue que Ciana reacciona y baja la mirada rápidamente, la joven comenzó a rogar al cielo porque él no se diera cuenta de su presencia, aunque dudaba mucho que se acordara de ella.

Aprieta los muslos mientras imploraba que su jefa no pronunciara su nombre, cierra los ojos y trata de recordar como respirar.

—Phil te prohibido que te vayas y me dejes hablando sola.

El CEO se da la vuelta para dirigirse a la salida, ya no soportaba escuchar la voz de su esposa. Mónica era insoportable y luego de que hiciera los peores negocios de su vida menos deseaba escucharla hablar.

Ahora tenía mucho trabajo que hacer para solucionar la idiotez que había hecho. El pelinegro niega mientras que abandona la oficina.

—¡Phil! ¡PHIL! —grita lo último —. M*****a sea con este hombre.

Mónica observa la puerta completamente furiosa, luego a sus dos empleadas quienes habían oído la discusión con su marido.

—Alguna de las dos debe servir para algo, tráiganme una aspirina —y con la misma cierra la puerta de un portazo.

Las amigas levantan la mirada para verse a la cara, Ciana estaba totalmente asombrada por lo que acababa de descubrir, en sus dos años de trabajo en esa compañía, nunca había conocido el esposo de su jefa.

Y a decir verdad, hubiera sido mejor no hacerlo.

Ella mira hacia la puerta de cristal y piensa en algo, ¿él era casado cuando se acostó con ella hace tres años?, pensar en aquello le daba pesar, en todo ese tiempo Ciana jamás se olvidó de él y lo que compartieron esa única noche.

—¿Qué demonios te pasa? —la voz de Dorelis la trajo a la realidad.

—Nada.

—Lo sé, nunca habías conocido al esposo de Mónica. Es un gran tipo, aunque ella sea una m****a de persona —Ciana mira a su amiga.

—¿Cuánto llevan de casados?

—Como 15 años creo yo… no estoy muy segura, pero si llevan mucho tiempo juntos.

< 15 años, por el amor de dios, él era casado cuando estuvo conmigo en esa cama>

Su corazón comenzó a agitarse velozmente, y es cuando se pregunta qué demonios iba a hacer ahora. Era la asistente de la esposa de Phil, el hombre con el que había tenido s3xo hace tres años.

¿Y si la recordaba?

No, no, no creía que la recordara. Seguramente era de esos hombres que le era infiel a su esposa todo el tiempo. No podía recordarla después de tanto tiempo.

—¿Crees que siga viniendo? Bueno, lo digo porque pone de malas a la jefa.

—¿De qué mi3rdas hablas? Ciana, el señor Phil es el dueño de todo esto.

—¿Qué? —ahora si todo su cuerpo se congelo.

—Él es el dueño de todo, Mónica solo es como su asistente que administra todo mientras él no está. Viaja mucho, por eso nunca está en la oficina, pero creo que hubo un problema grave en la compañía, supongo que estará de vuelta pronto en estas oficinas.

—¿Y  Mónica?

Ahora que lo pensaba mejor, tener a Mónica como jefa le agradaba más. No iba a poder lidiar con lo que se avecinaba, si Phil tomaba el mando en esa oficina quedaría completamente expuesta.

Era muy probable que él la reconocería al instante, y ella que pensaba que las cosas ya estaban mal con su jefa, ahora tenía que lidiar con ese problema. Ciana piensa que Mónica jamás podía enterarse de que había tenido una aventura de una noche con su marido.

—Ella solo es la esposa, si el señor Phil decide tomar las riendas de la compañía simplemente lo hace.

—Se ve que tienes muchos problemas.

—Sí, pero no te los creas todos. La señora Mónica cela mucho a su esposo, no le gusta que nadie le mire al marido. Así que ten mucho cuidado.

Ciana mira a su amiga con sorpresa, traga saliva y recuerda que ella nunca le contó de su aventura pasajera aquella noche que la dejo plantada en aquel bar. Solo le había contado que cuando no la encontró regreso a su casa.

Y creía que había sido lo mejor, pero ahora se sentía bastante expuesta.

—¿Entonces son una pareja feliz?

—Rumores de pasillos, solo escucho rumores de pasillos.

—Pero llevo mucho tiempo trabajando aquí, porque el señor Phil nunca ha venido.

—Claro que ha venido —Dorelis frunce el ceño—. Solo lo hace cuando todos nos hemos marchado. Este último año ha estado viajando mucho, por eso no se le ha visto tanto.

Sin embargo en todo ese tiempo ella nunca lo vio entrar a esa oficina o salir de la misma.

—Pero ahora me temo que si lo veremos muy seguido, y cuando él está aquí Mónica se pone muy intensa. Ella siempre toma la oficina del fondo mientras que su esposo se queda en esta.

—¿Eso qué quiere decir? —su corazón comenzó a retumbar su pecho.

—¿Por qué crees que hay dos secretarias en esta sección de la empresa?

La respuesta de Dorelis no le gusto para nada, y algo le decía que las cosas no iban a terminar nada bien.

[…]

—No me ha gustado para nada la escena que me has montado en la oficina Phil, no puedes avergonzarme de esta manera delante de mis empleados.

El CEO intentaba cenar en su propia casa, pero ni eso conseguía hacer en paz. Mónica era una pesadilla andante.

—Sabes bien que los negocios que has hecho no han sido nada correctos, has cometido un grave error y no lo quieres asumir.

—Asumiré mi error.

—¿Cómo? —Phil levanta la mirada.

—Hablare personalmente con la agencia.

—Ya lo he hecho, y quieren lo que has prometido.

—¿Por qué demonios has ido tú? Yo he sido la que ha hecho los negocios, no puedes meterte en mis asuntos.

Phil aprieta la mandíbula con fuerza ya que su esposa no entiende un punto importante, esos asuntos eran suyos no de ella.

—Mónica no quiero entrar en discusión contigo, a partir de mañana estaré en la oficina tratando de resolver este problema y no te quiero encima discutiendo por todo.

—¡Ya te dije que puedo resolver este problema yo sola!

Su mujer se pone en pie mientras que lo observa con expresión de furia, entre tanto Phil simplemente se limita a mirarla fijamente. Segundos después ella se da la vuelta para empezar a subir las escaleras.

El CEO se queda en silencio una vez más cenando solo en la mesa de su casa, frunce el ceño mientras que observa su plato de comida. Ya había perdido la cuenta de cuánto tiempo llevaba esa vida con Mónica.

Endereza el cuerpo en la silla sintiendo que su apetito se había ido al carajo… en eso un recuerdo llega a su memoria que lo hace fruncir levemente el ceño y hasta sacar una pequeña sonrisa.

Phil afina un poco la mirada al recordar a aquella rubia de hace tres años, por alguna extraña razón no lograba olvidarla. Esa chica la tenía metida entre ceja y ceja desde que lo dejo solo en su apartamento esa noche.

Después de todo ese tiempo, él seguía pensando la razón del porque ella no amaneció en su cama. Para él fue una gran sorpresa despertar esa mañana y encontrar su cama vacía, la verdad es que si deseo que ella hubiera amanecido a su lado.

—¿Dónde estará metida?

Con ese tiempo que había pasado lo más probable era que estuviera casada, y aunque no pudiera hacer nada al respecto le fastidiaba ese hecho ya que él había sido el primer hombre con el que ella había estado.

A esas alturas de la vida él no se creía todavía que esa hermosa mujer le hubiera entregado su virginidad. Y no es que la catalogara como una mujer fácil, pero le había obsequiado algo muy importante para ella.

Cuando se percató de que lo era quiso detenerse, pero ella no lo dejo. Y quizás era por eso que aún se encontraba absorto por ella aunque nunca más la volviera a ver. Saber que estaba lejos de verla lo desanimaba.

Ella no trabajaba más para aquel concesionario con el que solía hacer negocios, ya que al siguiente día de estar con ella fue a buscarla y le informaron que ella retiro su cheque de liquidación y se marchó.

—Ni siquiera acepto el trabajo que le ayude a mantener.

Pero ya había pasado mucho tiempo y era muy probable que ella ni se acordara de él. Por otro lado ya tenía suficientes problemas con Mónica y la compañía como para pensar en el pasado.

Sin embargo, sabía que jamás olvidaría a esa mujer.

[…]

Con los nervios a flor de piel Ciana llega a la oficina a tiempo, esa mañana no llego tarde, no obstante se encontraba muerta del miedo. Un mal presentimiento la estaba agobiando y no sabía cómo lidiar con él.

—¡Ciana! Llegaste temprano.

—Si.

—Me alegra, Mónica llego muy temprano. Está en la oficina con su marido.

—¡¿Con su marido?! —dice mientras deja su bolso sobre el escritorio.

—No los vi cuando llegaron, pero el portero fue quien me notifico.

—¿Crees que él se quede?

Dorelis se encoje de hombros.

—La verdad, el señor Phil es mejor jefe que Mónica.

Ciana no estaba de acuerdo en eso, y menos en su situación tan complicada.

En eso la puerta se abre y los instintos de Ciana la hicieron actuar agachando la cabeza rápidamente.

—Ustedes dos —pero al escuchar la voz de Mónica volvió a levantar la mirada —. Como ya saben mi esposo tomara la oficina principal por un periodo breve, así que yo tomare la otra oficina —Mónica mira a ambas chicas —. Dorelis se ira conmigo y tu Ciana atenderás a mi marido en todo lo que necesite.

Las peores sospechas de Ciana se volvieron realidad, ese era el mal presentimiento que tenía desde el día anterior. Y era que Mónica la eligiera a ella para atender a Phil, y la respuesta era fácil.

Mónica no la toleraba.

—Así que Dorelis recoge tus cosas y vente conmigo ahora mismo. Y quiero un café con un par de aspirinas.

Mónica avanza por el corredor siendo observado por ambas chicas, luego Dorelis la observa a ella.

—Tranquila amiga quita esa cara de susto, el señor Harper es buena persona. Ya te dije es mejor que Mónica, él te tratará bien.

—Dorelis, haz algo para que Mónica nos cambie —le dice con desespero.

—¿Estás loca? —responde mientras recoge sus cosas —. Mónica es un asco, el señor Phil es un gran jefe. Además, ella te odia a muerte. Solo haz bien tu trabajo y evita que te despidan.

—¡Dorelissss! —no tenía las agallas de confesarle a su mejor amiga que ya había tenido s3xo con el jefe.

—Le gusta el café sin azúcar y con leche, y siempre le agrada que se lo sirvan con esas galletas de forma de girasol que sirven en la cafetería. Estoy segura que te ira bien, ya debo irme. Nos vemos a la hora del almuerzo.

Ciana observa a su amiga marcharse a toda prisa hacia el otro corredor donde no podía ni verla, luego mira hacia la puerta donde se encontraba Phil seguramente esperándola con café.

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