Capitulo 5. El beso

La joven niega y vuelve al trabajo, ya no debía de estar pensando en esos dos. Muchos problemas tenía ella como para estar metiéndose en la vida de su jefa y su esposo… pero entonces las dificultades llaman a su teléfono.

Ella mira el aparato como si fuese su peor enemigo, pero no le queda de otra que contestar.

—Dígame señor Harper.

—Ciana necesito que vengas un momento.

Ciana cierra los ojos al mismo tiempo que aplana sus labios y los muerde. Cuelga la llamada para ponerse en pie y dirigirse a la oficina de sus tormentos. Al entrar y cerrar la puerta nota que Phil se encontraba sentado en el borde de su escritorio.

Ella se tensa por completo ya que ahora que lo veía bien piensa que había olvido que tan atractivo y masculino era ese hombre.

—¿Necesita algo?

—Hablar contigo —Ciana se atiesa —. Es importante.

—Señor Harper, no tenemos nada de qué hablar.

—Por supuesto que sí —él empieza a caminar hacia donde estaba ella parada como si le hubieran salido raíces en los pies —. Necesito que me expliques porque te fuiste esa noche de mi apartamento.

Ciana se congela, recordar esa noche no era para nada apropiado y menos cuando él se estaba acercando tanto a ella. Ella solo consigue mirarlo fijamente a los ojos mientras que iba acortando el poco espacio que existía entre los dos.

En lo que Phil se encontraba a poca distancia de Ciana todo su cuerpo irradiaba esa energía que había experimentado aquella vez que la vio entrar en oficina de su ex cliente. Ella era tan distinta a…

Phil se detiene a poca distancia de ella, el CEO relame sus labios al mirar la boca de Ciana. Recordó cuando le devoro los labios aquella noche y aquel recuerdo le hizo acelerar el corazón.

—¿Por qué te fuiste esa noche? —pregunta suavemente.

Ciana podía sentir la respiración de Phil contra su cara y eso no ayudaba mucho que digamos a su estado.

—Debía irme.

—¿Por qué?

—Usted sabe porque —Phil cambia su expresión.

—No podías saber que yo era casado.

—Pero lo es…

Y aquel hecho le hacía sentir un pequeño estremecimiento en su corazón, no debía de estar sintiéndose de esa manera por un hombre casado, pero era inevitable aquel sentimiento.

Phil traga saliva al percibir el aroma de esa mujer, mira con detalle su rostro, esos ojos color miel y aquellos labios carnosos y provocativos.

—Ciana…

—Señor Harper yo…

Pero no logro decir una sola palabra ya que Phil planto sus labios contra los suyos dejándola completamente sorprendida. ¿La estaba besando en la oficina?, cuando alguien podría entrar y verlos.

Sin embargo los labios de ese hombre la hicieron olvidar donde estaba, fue como entrar en otra dimensión. Los ojos de Ciana fueron cerrándose poco a poco a medida que el beso fue tomando un poco más de forma.

Los brazos de Phil envolvieron su cintura de una manera tan sutil, pero a la vez tan posesiva que ella sintió derretirse por dentro. Sus manos actuaban por voluntad propia, las mismas fueron a parar alrededor del cuello de Phil y termino de puntillas mientras que besaba al esposo de su jefa.

Volver a besar a Ciana fue como un sueño hecho realidad para Phil, tantas veces que no dejo de pensar en ella para que ahora la tuviera entre sus brazos. Afianza el beso a la vez que aprieta un poco más su cintura acercando su cuerpo contra el suyo.

Pero sin explicación alguna Ciana se aleja de él abruptamente.

—¿Qué estamos haciendo? —él nota como ella cubre sus labios.

—Ciana —Phil da un paso más hacia ella, pero Ciana retrocede.

—Está casado, y su esposa es mi jefa.

—Escúchame…

—No  —levanta la mano al percibir que él intenta acercarse —. Otro beso como este no puede repetirse, usted es un hombre casado, lo que paso hace años quizá son hubiera ocurrido si yo hubiera estado al tanto de que usted tenia esposa.

—Entiendo todo lo que me estás diciendo, pero yo no…

—Basta por favor. Si no se le ofrece nada entonces me iré a almorzar, su esposa le dejo un mensaje, lo estará esperando para que coman juntos. Con su permiso.

Ciana abandona la oficina de Phil con el corazón en la mano, estaba tan nerviosa que sus pensamientos se encontraban todos revueltos. Toma asiento notando que sus manos temblaban.

—Joder, ¿Qué demonios le he permitido a ese hombre hacer?

Una cosa era acostarse con alguien de quien no sabía absolutamente nada, y otra distinta era que supiera sobre su vida y le consintiera que la besara.

—Ciana, ¿Qué rayos tienes? —Dorelis aparece delante de ella provocándole un susto de muerte—. Estas pálida, ¿te sientes bien?

—¿Qué haces aquí? —pregunta como si la hubieran pillado haciendo algo malo.

—Es hora del almuerzo, ¿Qué otra cosa?

—Sí, sí, claro.

—¿Qué te pasa?

—Nada, vamos a comer…

En lo que ella se pone en pie, la puerta de la oficina de su jefe se abre y por esta sale Phil. Ciana traga saliva mientras que recoge su bolso.

—Señor Harper —Dorelis saluda con cordialidad, pero Ciana se limita a no decir nada.

El CEO saluda y sigue su camino hacia la oficina de su esposa, cuando Ciana observa aquello se da cuenta de que ella tenía mucha razón. En ese instante su corazón desfallece.

—Pero bueno, ¿Qué d3monios te pasa hoy?

—Nada, es que tengo hambre.

Pero aquello era una completa mentira, Ciana solo podía ver su plato con la comida entera. Su apetito se había esfumado después de haber recibido aquel beso tan apasionado. Si continuaba por ese camino sus problemas se duplicarían.

—Estás muy pensativa, ¿sucedió algo con el señor Harper? —la mención de Phil la hizo levantar la mirada.

—¿Qué?

—¿Qué si paso algo con el señor Harper o con Mónica? Sé que estuvo por la oficina de su esposo.

—No, nada.

No tenía el valor de confesarle la verdad a su mejor amiga, por más que quisiera no podía hacerlo. Quizás Dorelis no tomara las cosas de la mejor manera, y es que tampoco deseaba que la situación se agrandará más de lo que creía que ya estaba.

—¿Segura?

—Si.

De regreso a la oficina Ciana toma asiento y justo en ese momento también llega Phil, el pelinegro iba hablando por teléfono, pero no por ella al pasar delante de su escritorio dejo de mirarla hasta que ingreso en su oficina.

Ciana recibe lo que parecía ser un pre infarto al mirar a su jefe, al verse sola suelta el aliento contenido.

—Necesito concentrarme.

Por suerte para ella su horario de trabajo estaba finalizado, Ciana recoge sus cosas con apremio para poder irse con Dorelis. No vivían juntas, pero si un poco cerca. De pronto escucha el chillido de un par de tacones que se conocía bien.

Levanta la mirada para ver a su jefa pasar de largo a la oficina de su marido… Ciana muerde sus labios al mirar la puerta cerrada, y de la nada se ve imaginándose muchas cosas absurdas, escenas que ni debería de estar imaginando.

Niega sabiendo que era una tonta.

 […]

Phil levanta la mirada al escuchar que la puerta de su oficina se abre, su corazón se aceleró un poco al pensar que podría ser Ciana, pero al mirar a su esposa toda aquella emoción se esfumo.

—Te esperare abajo para irnos juntos a la casa.

—Ve tu primero, voy a revisar estos últimos documentos y me iré luego.

—No me quiero ir sola, te esperaré.

—Mónica me voy a demorar.

—Puedo esperar.

Ella no estaba dispuesta a dejar solo a su marido, cualquiera de las recepcionistas de la planta de abajo podría intentar seducirlo, conocía la clase de mujercitas que trabajaban en su compañía.

Jamás pondría en riesgo todo su patrimonio por una mujercita insignificante. Phil era su marido y de nadie más.

La intensidad de Mónica llevo al CEO a recoger sus cosas para estudiarlas en su casa, cuando su esposa se ponía con esa actitud era insoportable. Y mucho más cuando fue al medio a día a su oficina para cancelarle el almuerzo.

—¿Ya estas lista? Hoy estas muy lenta, te has demorado para hacer todo y encima de eso no has comido nada —Dorelis la reprende mientras que ella se apresura con sus cosas.

—Ya podemos irnos.

En lo que ambas avanzan Mónica en compañía de Phil salen de la oficina, las jóvenes voltean para ver a la pareja y de manera inmediata Ciana observa como su jefa envolvía el brazo de su esposo.

Ciana regreso la vista al frente y continúo avanzando hasta el ascensor. Se sentía incomoda puesto que sabía que Phil la estaba observando, pero sus emociones se volvieron mi3rda al pensar que su mujer estaba a su lado.

—Creo que vamos a compartir ascensor —susurra su amiga.

—Por favor Dorelis, bajemos por las escaleras.

—Te volviste loca, son 10 pisos.

Los cuatro esperaban el ascensor y Ciana sentía ganas de salir corriendo. Sus jefes se encontraban a una distancia prudente, sin embargo la presencia de Phil era muy fuerte… finalmente las puertas del elevador se abren y ellas dos ingresan, luego los jefes.

Ciana y Dorelis quedan en la parte de atrás mientras que Phil y su esposa delante. Ciana baja la vista notando como Mónica se encontraba bien sujeta a su marido. Luego ve la ancha espalda de Phil, él se encontraba erguido sin inmutarse.

Rápidamente siente que Dorelis le da un codazo por el costado, ella la mira y esta le señala la unión de las manos de sus jefes cosa que provoca un fuerte latigazo en su corazón. Ciana deja de mirar enfocando sus ojos en sus zapatos.

Al abrirse las puertas Phil abandona el elevador con su mujer y detrás de ellos Ciana y su amiga.

—Buenas noches señores Harper —los saluda el vigilante.

—Buenas noches —contesta Phil.

Ellos dos toman el camino hacia el estacionamiento mientras que ellas dos a la salida principal.

—¿ya viste? Esos dos están más enamorados que nunca. Podrán discutir por trabajo, pero seguro que en casa son inseparables.

—Sí, estoy segura.

—Pero con un esposo como el señor Phil, cualquier mujer.

—Deben tener muchos hijos…

—¡No tienen!

Ciana se detiene a mitad de las escaleras mientras que su amiga termina por bajar, pero luego gira el rostro para verla.

—¿Qué pasa?

—¿No tienen? Pero la señora Mónica es una mujer mayor.

—Tiene 38 años, y el señor Phil 40 años.

—¿Por qué no tienen hijos? —ella ve a su amiga encorvarse.

—Los rumores de pasillos dicen que él no puede tener hijos.

Dorelis sigue caminando hasta la parada de autobuses.

—No parecen muy preocupados por querer tener herederos.

Ciana parpadea reiteradas veces, y ella que pensó que tendrían un montón de hijos. Para tener tantos años de casados y al edad que tenían. Pero se había equivocado, sin embargo eso no quitaba el hecho de que parecían una pareja unida.

—Vamos Ciana, me estoy congelando en esta m*****a calle.

Ella avanza con aquellos pensamientos en la cabeza, seguía sin dar crédito a esas cotillas de pasillo… al llegar al lado de su amiga se ajusta el abrigo y justo fue cuando el coche de su jefa pasa delante de ellas dos.

Las amigas miran el deportivo rojo avanzar rápidamente, segundos después una gran camioneta negra la sigue. En ese instante el corazón de Ciana se atormenta. Para su mala suerte la camioneta se detiene justo delante de ellas.

En lo que bajan la ventanilla ella mira a Phil detrás del volante.

—No parece que venga pronto su transporte, ¿quieren que las lleve a alguna parte? —Ciana mira con ojos muy abiertos a Phil, él actuaba como un maldito, como si todo aquello fuese de lo más normal.

—¡Oh! Señor Phil, bueno…—pero Ciana le proporciona un pellizco a su amiga que la hace callarse en el acto —. Muchas gracias, pero pronto nos iremos.

Phil no podía obligarlas a subirse al coche, sin embargo deseaba que si lo hicieran. La verdad es que moría de ganas por saber dónde es que vivía Ciana.

—De acuerdo, que tengan buenas noches.

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