Bianca.
No podía creerlo.
Luka no podía estar muerto, ese gilipollas no podía estar tirado en medio de Roma sin vida. No estaba en la morgue esperando ser reconocido por uno de sus amigos, no era él, porque la DEA lo tenía aún retenido. Algo en mi interior, ya fuera esperanza o rechazo por la muerte, me decía que no era él.
No era la persona que mejor me caía del mundo, pero algunas veces era gracioso y me ayudó a esconder mis mentiras.
El helipuerto en la azotea del hospital por fin me sacó de mi trance, todos íbamos sumidos en un silencio mortal mientras viajábamos en helicóptero. Era el medio más rápido para llegar a reconocer el cadáver pronto y no morir de la angustia sabiendo si podía ser él o no. Alonzo y su hija en cuando pisé la mansión me ordenaron quedarme allí hasta que Don y su hermano volvieran, pero me negué. El abuelo me dio la razón.
Así que allí estaba, moviend
La niña no murió. Es un muñeco bien conseguido para aterrorizarlos.
Bianca.Pasaron dos días desde que regresamos a la hacienda, dos días en los que no lo vi, ni quiera olí la loción que usaba y envolvía todo a su paso. Tan solo se encerró en su despacho, no salió para comer, ya sus empleadas le entregaban la comida. En cuanto a los demás, me veían de la misma manera despectiva y me ignoraban, menos la pequeña Stella.Esa niña se había ganado mi corazón en poco tiempo.—¡Mira, tía Bianca! —me decía así, no era capaz de dejar que me llamara tía, la niña se había empecinado en que yo era la esposa de Giovanni —. El caballito blanco me está olisqueando.La pequeña Stella iba de una cuadra en otra, viendo y acariciando a los caballos con una sonrisa dulce. En la ma
Bianca.Aquella noche hubo una cena, toda la familia Lobo se reunía en el espacioso comedor de la mansión. No entendía porque estaba allí también, esperando a que la comida llegara y escuchando como todos hablaban haciendo bromas o hablando de negocios. Los Lobo estaban unidos esa noche, ninguno de la familia faltaba, incluso la hermana de Don, Melody, estaba allí.Nunca la había escuchado hablar más de tres palabras seguidas, era callada y ¿tímida? Ni siquiera supe cuál era su personalidad. En cambio, el tío Alonso no ocultaba sus intenciones conmigo. Si creía que sería su putita estaba equivocado, primer le cortaba la polla.—¿Y dónde está tu esposa, primo? —preguntó Alessandro, primo de Don.No se parecía nada a su padre Alonzo, esté era unos años mayor que Don, pero el atractivo lo había heredado. Calculé que tenía unos cuarenta, y había acertado, porque Alessandro tenía cua
Bianca.Después de pasar por ese horrible momento, Don ordenó a sus escoltas que llevaran a todo el servicio al jardín de atrás. En cuanto a la mujer que trajo la bandeja con esa cabeza, fue llevada a rastras inmediatamente a las mazmorras. Sus gritos se clavaron en mis oídos cuando la sacaron del salón, ella aseguraba que no había hecho nada.Pero si no era ella. ¿Quién puso esa cabeza?Por eso estábamos en el jardín, todos los empleados formaban una hilera recta mientras su jefe paseaba furioso de lado a lado. También su familia estaba con él, en otra fila, menos Carlo y Alessia. Ellos estaban tan devastados por la ejecución de la pequeña, que tuvieron que avisar a un médico para calmar sus nervios con un sedante, ambos dormían profundamente.
El día siguiente todos los empleados de Don estaban apilados en un camión para ser llevados a una fosa común en Roma. Ninguno de ellos quedó con vida, lo pude apreciar desde la ventana de mi habitación. Solo quedaron la seguridad que del mafioso. Los nuevos empleados no tardaron en llegar, esta vez Don se aseguró de que todos estos fueran eficientes, serviciales y callados.No me moví todo el día de la cama. Eran más de la siete de la tarde y aún seguía con el pijama puesto, no sentía ganas de nada. Solo de dormir, quería enterrar todo lo que sentía porque me mataba estar en esa situación. Había muerto Luka, la pequeña Stella, mi padre y mi hermano. Ya no tenía a nadie.Solo a un monstruo sin corazón, del cual me sentía malditamente atraída.Estaba tan confundida,
Priscilla. —No te haremos nada malo —dijo el tal Romanov cuando llegamos a su casa —. Aún.Minutos después me encerró en una habitación acolchada, no parecía haber puertas, pero yo sabía que había una, porque me di cuenta cuando entramos. Tenía los brazos atados por la espalda por una camisa de fuerza. No podía sentir nada más que el olor a gardenias desde las esquinas.Intenté moverme, pero no podía.Hasta chillé, pero a la hora terminé quedándome sin voz.No había nada que hacer por mí. Ese ruso me había comprado. Don me iba a matar después de que diera a luz a su heredero. Y Bianca, tan solo debí aprender de ella. Mi mamá no tenía razón, ella sí. Hizo bien al huir de un destino desastroso.La envidiaba, ella podría salvarse. Yo no.Me quedé callada y s
Bianca.No podía estarme quieta en la cama de mi habitación.Don ya se había ido hacía mucho tiempo, no me folló, tampoco me besó. Pensé en ese momento que mal servicio me estaba dando, pero luego recordé que no éramos nada.Solo enemigos que se unían poco a poco necesitados de sexo, ¡pero no me lo daba! Cuando estaba con él, me sentía como una perra en celo, no sabía porque me pasaba, pero necesitaba más de él en ese aspecto.Lo sé. Me estaba volviendo loca.Un portazo retumbó por mi dormitorio, tuve que levantarme para abrir la puerta y descubrir quién estaba detrás. No sabía quién podría ser. Todos me odiaban aquí.La sorpresa me inundó cuan
Una media hora después ya estábamos preparadas, agregamos a nuestro look unos monos de cuero elástico negro. Eso nos mantendría discretas en la noche oscura, y nadie vería como nos acercábamos de lejos. Melody consiguió la ubicación exacta del sitio donde se habían encontrado para recuperar a la pequeña.Estábamos listas.El miedo se filtró entre mis venas congelándome, ya no había nada que hacer. Podía morir, pero no iba a dejar a Priscilla y a Don solos.La esposa de mi amante, espera, ¿dije mi amante? Estoy muy mal de la cabeza, en serio. En fin. Melody estacionó su motocicleta a un lado de la carretera. Casi grito porque ella cogió una curva en la que pudimos habernos matado. Estaba descubriendo muchas cosas de una integrante de la familia que más odiaba.
Bianca.No podía respirar.Me moví por los pasillos oscuros mientras dos hombres robustos llevaban a Don a su dormitorio. Había perdido muchísima sangre en el auto mientras veíamos hacia la hacienda, aun recordaba cómo apretaba más su herida para que no se desangrara, era inútil. Al final mi cuerpo quedó manchado de su sangre, que me picaba y me quitaba el aliento.Era una estúpida, porque a pesar de todo me preocupaba por su bienestar, cuando él nunca se preocupó del mío. Giovanni Lobo era un mafioso malo, mataba a gente, hacía daño a las personas, pero follaba como un jodido diabólico y me gustaba su forma de ser.Era un villano, el villano de mi historia, que quería follarme y venerarme como si fuera la jodida reina de su infierno.