Capítulo 44

Don lo cabalgaba con una maestría impresionante, aunque no puedo decir que es lo que más me impresionó, si la forma en la que manejaba al caballo, o su ceño fruncido mientras estaba concentrado en llegar hasta la meta. Cuando frenó con las cuerdas, su fría mirada verdosa se fijó en mis ojos. Sentí como me erizaba.

—Ese también es uno de los favoritos del señor Lobo, junto con Nevada.

—¿Cómo se llama? —me salió un jadeo.

Joder. Puta madre, ¿Por qué tenía que estar tan bueno? ¿Por qué tenía que apretar así la mandíbula haciéndolo tan irresistible? ¿Por qué puta mierda no podía apartar la mirada?

Él rio.

—Relámpago, es imposible de domar. Solo él puede hacerlo, envid

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