De ese modo se dirigió a la recepcionista de ese piso.
—Buenos días, ¿Sabe por qué la señora Maureen no se presentó a trabajar?
Sin contestar los buenos y sin alzar la mirada para ver quien le habla secamente la secretaria respondió. —Ella aviso que no podría asistir hoy por tuvo una emergencia médica y pasaría todo el día en la clínica—.
Mateo tocio para llamar la atención de la chica, que al mirarlo quedo impresionada.
—Don Mateo, ¿Qué hace usted por acá?
—Hasta donde sabía esta era mi empresa, a menos que las cosas hayan cambiado de ayer para hoy y nadie me notificara—. Dijo él con arrogancia.
—Oh no señor, disculpe mi falta de respeto no sabía que era usted, me agarro desprevenida y es una total sorpresa verle debido a que nunca viene al quinto piso.
—Sí, mira tengo prisa me puedes decir donde está la señora Maureen.
—Regáleme un momento, por normas de la empresa ella debió de haber enviado un correo con la justificación médica, en el sello podremos ver en que clínica esta—. Tecleo en la computadora hasta dar con lo que buscaba. —Si aquí está, la clínica es la San Buenaventura—.
—Anótame rápido la dirección y el nombre del doctor que la está atendiendo-. La chica de volada le entrego todo en un papelito y él se fue al elevador—. Pero antes de que las puertas cerraran gritó. —Llama a recepción del primer piso, diles que estoy bajando y que más les vale que mi chofer me esté esperando con el motor encendido—.
«Qué le habrá sucedido y por qué estará en la clínica, maldición debí de preguntarle eso a la chica, bueno no interesa iré a verla de todas maneras»En el camino se le vinieron miles de idea de cómo conquistarla inclusive se detuvo en floristería para comprar un ramo y unos chocolates.
«Quizás es un movimiento de la vieja escuela pero quien quita que tenga efectividad» Pensó Mateo.
Al estacionarse en la clínica iba decidido reconfortar a Karisi de cualquier mal que tuviera.
— ¿Todas las mujeres quieren un hombre que las escuche, cierto Jerry? —.
El chofer respondió afirmativamente y observo como su jefe iba muy confiando a la portería.
Pero no contaba con que el vigilante lo detendría para preguntarle qué asunto tenía que atender en la institución.
—Vengo a visitar a una de mis empleadas que se encuentra internada aquí.
—No puede pasar, las visitas de la mañana ya terminaron tendrá que esperar el horario de la noche.
— ¿Hay algún modo de solucionar eso? —. Dijo Mateo mientras le alzaba una ceja y se abría un poco el saco para dejar ver un fajo de billetes.
—Quizás pueda hacer una excepción porque veo que tiene mil razones importantes para querer incresar.
Entregándole los mil dólares al de seguridad paso directo a preguntar en enfermería por Karisi.
—Disculpe señorita, ¿En qué habitación se encuentra la señora Maureen? Soy su jefe y vine para entregarle este presente de parte de todos para que sepa que la empresa esta con ella.
—Dame un segundo guapo, que tengo la sala de urgencias llena.
Pasado un rato la enfermera le hizo señas para que se acercara nuevamente.
—Ahora si dime guapo, ¿Qué necesitabas?
—La señora Maureen.
—Ah sí cierto cierto, dame un momento para ver en qué piso se encuentra—. Busco en su Tablet. — Mira guapo aquí solo tengo registrado es aun señor Maureen, ¿Será ese? —.
—Seguramente sí, debieron darme mal la información en la oficina.
—Habitación 205 en céntimo piso, cuando salgas puedes pasar por aquí nuevamente es que pronto termina mi turno puede que quieras ir a tomar un café—. La enfermera le sonrió pícaramente y le metió su tarjeta de presentación en el bolsillo.
«Mi mentira funciono, ahora veré a mi hermosa dama»
Lo que no se esperaba Mateo fue la escena que se consiguió delante de sus ojos, pues hasta el momento que toco la puerta estaba sonriente pero dicha sonrisa se le borro cuando la que le abrió la puerta fue la misma Karisi con ojos llorosos.
— ¿Qué hace usted aquí?
—Pregunte por ti en toda la oficina pera nadie me dio razón de ti hasta que consiguieron que habías dejado una justificación médica.
— ¿Y se le ocurrió la brillante de venir? ¿Además quién lo dejo pasar?
— ¿Eh? Si… quería saber cómo estabas de salud, mira te traje esto.
—Gracias por venir, pero yo no soy la que está mal de salud es mi esposo.
— ¿Esposo?
—Si esposo.
—Regálame un instante, necesito hacer una llamada.
Karisi estaba desconcertada ya que no entendía que hacia ese hombre ahí.
Teo se alejó y al timbrar le contesto Alexis el teléfono casi que enseguida. —Mira pedazo de mequetrefe por qué rayos no me dijiste que Karisi era casada—.
—Señor, ese dato no aparecía en los papeles de la empresa.
—Me hiciste quedar como un idiota, así que no te sorprenda si te llega una notificación de despido, ¡Adiós!
«Aunque debí de imaginarme que si estaba casada debido a eso fue que me exigió llamarla señora la otra noche y ahora entiendo porque apareció “Señor” registrado en el archivo de la enfermera que estúpido soy al darme cuenta hasta ahora»
Teo volvió a acercarse a donde se encontraba Karisi y seguidamente ella le dijo. —Desde anoche pensé que había quedado claro todo cuando me reúse a besarle, pero mejor lo digo directamente; no estoy buscando terne una aventura con nadie y por favor deje de molestarme, soy una mujer felizmente casada y si continua con estos intentos de conquista o si hace alguna insinuación lo demandare por acoso laborar—.
—No creo que pueda desistir de tratar de robarle el corazón, es que desde anoche su mirada consiguió enamorarme.
—Usted está loco.
— ¿Estar loco es querer que sus ojos solo me mires a mí?
—Obsesionarse con alguien que usted no conoce es una locura.
—Tendré toda la vida para conocerla cuando nos casemos.
— ¿Usted se está escuchando? Solo dice incoherencia jamás me casaría con usted, ahora váyase antes que llame a seguridad y lo saquen de aquí a patadas.
—Me iré por ahora pero volveré mañana.
Al terminar de decir esas palabras los aparatos dentro de la sala donde se encontraba el marido de Karisi comenzaron a sonar erráticamente y mandar a despejar el área.
Mateo estaba en su oficina reorganizado sus ideas mientras daba vueltas es su silla.Alexis se anunció. —Señor disculpe por lo de esta mañana le prometo que no se volverá a repetir—.— ¿Te puedo preguntar algo, Alexis y me contestas con la verdad?—Si jefe por supuesto— ¿Qué es lo más loco que has hecho por amor?—Posiblemente dejar mi país para seguir y apoyar los sueños de mi esposo.— ¿Y tú esposo es agradecido contigo por el sacrificio que hiciste por él?—No es un sacrificio cuando realmente existe el amor señor y para contestarle su duda a profundidad mi esposo me demuestra todos los días que está feliz con la decisión que tome al elegirlo a él.—Ummm entiendo… ya te puedes retirar, vete a casa, sorprende a tú esposo con una linda cena romántica.— ¿En serio, señor?—Si es enserio, ahora lárgate.La frase “No es un sacrificio cuando realmente existe el amor” le quedo sonando a Mateo en la cabezaTanto que esa noche ni siquiera pudo dormir, se la paso mayormente fantaseando con
— ¿Qué tan grave esta?—Según su informe médico su condición esta contra las agujas del reloj lo doctores dudan que llegue, sin embargo es el número 150 en la lista de órganos y tiene un puesto relativamente optimista debido a que estuvo en el ejército.—Acabas de darme una fabulosa idea.— ¿Esperaras a qué fallezca?—No, haré algo mucho mejor porque odio esperar.El *toc* *toc* de Alexis no dejo que Mateo explicara lo que pensaba a hacer pues en cuanto lo vio se levantó le arrebato la bolsa donde estaba el anillo y se fue a la clínica.Pero en la puerta se encontraba un guardia de seguridad distinto al que soborno la última vez y aunque a este también lo intento comprar, el hombre se negó rotundamente.Recordando que tenía el número de la enfermera la llamo e hizo un trato con ella y de ese modo consiguió pasar.Cuando Karisi lo vio torció los ojos de inmediato y cruzo los brazos.— ¿A hora qué quiere? ¿Y cómo es que consigue acceder acá si específicamente pedí que no dejaran pasar a
Mateo no bromeaba cuando dijo que se encargaría, eso le quedo claro a Karisi cuando a primera hora de la mañana le llevaron los papeles de traslado y todas las autorizaciones que tenía que firmar para que el viaje con su marido se pudiera realizar.Cuando ella empezó a leer sus lágrimas corrieron puesto que al ver los montos en facturas se dio cuenta que ni reuniendo todo su dinero hubiera podido salvarle la vida a Frank y así mismo estaba cayendo en cuenta que ella no tenía escapatoria puesto que la única forma de con seguir esas cantidades era casándose con Mateo.—El día de nuestra boda pensé que envejecería a tú lado, juró que nos imagine tomados de la mano mientras estábamos en dos grandes mecedores y veíamos a nuestro nietos correr por el jardín, pero para verte envejecer tengo que unir mi vida a otro hombre espero que cuando despiertes no me odies por tomar esta decisión—. Lo beso en la frente luego se sentó en una silla que estaba en el rincón y calmadamente se dispuso a firma
Mateo a sus 45 años lo tenía todo lo que se requería para ser llamado un hombre exitoso era dueño de la empresa de publicidad más grande del país y combinado a eso se mantenía bien conservado a pesar de su edad era fornido, alto, tenía una brillante sonrisa blanca que iba a juego con su gran carisma e estilo.Gozaba su vida por todo lo alto con viajes y otras excentricidades, sin embargo su mayor adicción eran las mujeres en especial las jovencitas debido a que las seducía rápidamente con su físico o su dinero, él pensaba que no había mujer que se pudiera resistir a sus encantos hasta que consiguió a su talón de Aquiles.Una noche salió su oficina llegada casi las 11 había tomado algunos tragos de whisky porque planeaba seguir la fiesta en alguna discoteca.Cuando intento encender su Mercedes-Benz hizo un ruido extraño y luego comenzó a echar humo, se bajó enojado azotando la puerta saco su teléfono para llamar a uno de sus choferes pero en el estacionamiento subterráneo no había nada
Cuando Mateo ya llevaba poco más de un metro caminando comenzó a flaquear y a dar en zigzag.Ella al verlo fue a agarrarlo por el brazo. —Deja que te lleve al hospital estás desorientado—.—No me gustan los hospitales, iré a mi casa allá mi ama de llave me puede atender antes ella trabajo como enfermera.—Estás loco si crees que te voy a dejar conducir así.—No te preocupes por mí, enserio estoy bien.—Es que no estoy preocupada por ti, solo que yo si tengo conciencia y una buena base moral como para saber que está mal que te vayas de esa manera debido a que le puedes causarle un daño a alguien más o a ti mismo como ya acabamos de ver un claro ejemplo, así que ya basta de protestar y súbete a mi camioneta.—Pretendes que deje mi auto aquí.—Si tienes suficiente dinero para comprarse un Mercedes creo que tendrás lo suficiente para pagar una multa.Indignado por la autoridad con que le estaba hablando la dama, camino hasta subirse en el asiento del copiloto de brazos cruzados.—Dile tú