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Capítulo 3: Seré tú salvación y tú perdición.

De ese modo se dirigió a la recepcionista de ese piso.

—Buenos días, ¿Sabe por qué la señora Maureen no se presentó a trabajar?

Sin contestar los buenos y sin alzar la mirada para ver quien le habla secamente la secretaria respondió. —Ella aviso que no podría asistir hoy por tuvo una emergencia médica y pasaría todo el día en la clínica—.

Mateo tocio para llamar la atención de la chica, que al mirarlo quedo impresionada.

—Don Mateo, ¿Qué hace usted por acá?

—Hasta donde sabía esta era mi empresa, a menos que las cosas hayan cambiado de ayer para hoy y nadie me notificara—. Dijo él con arrogancia.

—Oh no señor, disculpe mi falta de respeto no sabía que era usted, me agarro desprevenida y es una total sorpresa verle debido a que nunca viene al quinto piso.

—Sí, mira tengo prisa me puedes decir donde está la señora Maureen.

—Regáleme un momento, por normas de la empresa ella debió de haber enviado un correo con la justificación médica, en el sello podremos ver en que clínica esta—. Tecleo en la computadora hasta dar con lo que buscaba. —Si aquí está, la clínica es la San Buenaventura—.

—Anótame rápido la dirección y el nombre del doctor que la está atendiendo-. La chica de volada le entrego todo en un papelito y él se fue al elevador—. Pero antes de que las puertas cerraran gritó. —Llama a recepción del primer piso, diles que estoy bajando y que más les vale que mi chofer me esté esperando con el motor encendido—.

«Qué le habrá sucedido y por qué estará en la clínica, maldición debí de preguntarle eso a la chica, bueno no interesa iré a verla de todas maneras»

En el camino se le vinieron miles de idea de cómo conquistarla inclusive se detuvo en floristería para comprar un ramo y unos chocolates.

«Quizás es un movimiento de la vieja escuela pero quien quita que tenga efectividad» Pensó Mateo.

Al estacionarse en la clínica iba decidido reconfortar a Karisi de cualquier mal que tuviera.

— ¿Todas las mujeres quieren un hombre que las escuche, cierto Jerry? —.

El chofer respondió afirmativamente y observo como su jefe iba muy confiando a la portería.

Pero no contaba con que el  vigilante lo detendría para preguntarle qué asunto tenía que atender en la institución.

—Vengo a visitar a una de mis empleadas que se encuentra internada aquí.

—No puede pasar, las visitas de la mañana ya terminaron tendrá que esperar el horario de la noche.

— ¿Hay algún modo de solucionar eso? —. Dijo Mateo mientras le alzaba una ceja y se abría un poco el saco para dejar ver un fajo de billetes.

—Quizás pueda hacer una excepción porque veo que tiene mil razones importantes para querer incresar.

Entregándole los mil dólares al de seguridad paso directo a preguntar en enfermería por Karisi.

—Disculpe señorita, ¿En qué habitación se encuentra la señora Maureen? Soy su jefe y vine para entregarle este presente de parte de todos para que sepa que la empresa esta con ella.

—Dame un segundo guapo, que tengo la sala de urgencias llena.

Pasado un rato la enfermera le hizo señas para que se acercara nuevamente.

—Ahora si dime guapo, ¿Qué necesitabas?

—La señora Maureen.

—Ah sí cierto cierto, dame un momento para ver en qué piso se encuentra—. Busco en su Tablet. — Mira guapo aquí solo tengo registrado es aun señor Maureen, ¿Será ese? —.

—Seguramente sí, debieron darme mal la información en la oficina.

—Habitación 205 en céntimo piso, cuando salgas puedes pasar por aquí nuevamente es que pronto termina mi turno puede que quieras ir a tomar un café—. La enfermera le sonrió pícaramente y le metió su tarjeta de presentación en el bolsillo.

«Mi mentira funciono, ahora veré a mi hermosa dama»

Lo que no se esperaba Mateo fue la escena que se consiguió delante de sus ojos, pues hasta el momento que toco la puerta estaba sonriente pero dicha sonrisa se le borro cuando la que le abrió la puerta fue la misma Karisi con ojos llorosos.

— ¿Qué hace usted aquí?

—Pregunte por ti en toda la oficina pera nadie me dio razón de ti hasta que consiguieron que habías dejado una justificación médica.

— ¿Y se le ocurrió la brillante de venir? ¿Además quién lo dejo pasar?

— ¿Eh? Si… quería saber cómo estabas de salud, mira te traje esto.

—Gracias por venir, pero yo no soy la que está mal de salud es mi esposo.

— ¿Esposo?

—Si esposo.

—Regálame un instante, necesito hacer una llamada.

Karisi estaba desconcertada ya que no entendía que hacia ese hombre ahí.

Teo se alejó y al timbrar le contesto Alexis el teléfono casi que enseguida. —Mira pedazo de mequetrefe por qué rayos no me dijiste que Karisi era casada—.

—Señor, ese dato no aparecía en los papeles de la empresa.

—Me hiciste quedar como un idiota, así que no te sorprenda si te llega una notificación de despido, ¡Adiós!

«Aunque debí de imaginarme que si estaba casada debido a eso fue que me exigió llamarla señora la otra noche y ahora entiendo porque apareció “Señor” registrado en el archivo de la enfermera que estúpido soy al darme cuenta hasta ahora»

Teo volvió a acercarse a donde se encontraba Karisi y seguidamente ella le dijo. —Desde anoche pensé que había quedado claro todo cuando me reúse a besarle, pero mejor lo digo directamente; no estoy buscando terne una aventura con nadie y por favor deje de molestarme, soy una mujer felizmente casada y si continua con estos intentos de conquista o si hace alguna insinuación lo demandare por acoso laborar—.

—No creo que pueda desistir de tratar de robarle el corazón, es que desde anoche su mirada consiguió enamorarme.

—Usted está loco.

— ¿Estar loco es querer que sus ojos solo me mires a mí?

—Obsesionarse con alguien que usted no conoce es una locura.

—Tendré toda la vida para conocerla cuando nos casemos.

— ¿Usted se está escuchando? Solo dice incoherencia jamás me casaría con usted, ahora váyase antes que llame a seguridad y lo saquen de aquí a patadas.

—Me iré por ahora pero volveré mañana.

Al terminar de decir esas palabras los aparatos dentro de la sala donde se encontraba el marido de Karisi comenzaron a sonar erráticamente y mandar a despejar el área.

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