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Capítulo 2: Se mía en la cocina.

Cuando Mateo ya llevaba poco más de un metro caminando comenzó a flaquear y a dar en zigzag.

Ella al verlo fue a agarrarlo por el brazo. —Deja que te lleve al hospital estás desorientado—.

—No me gustan los hospitales, iré a mi casa allá mi ama de llave me puede atender antes ella trabajo como enfermera.

—Estás loco si crees que te voy a dejar conducir así.

—No te preocupes por mí, enserio estoy bien.

—Es que no estoy preocupada por ti, solo que yo si tengo conciencia y una buena base moral como para saber que está mal que te vayas de esa manera debido a que le puedes causarle un daño a alguien más o a ti mismo como ya acabamos de ver un claro ejemplo, así que ya basta de protestar y súbete a mi camioneta.

—Pretendes que deje mi auto aquí.

—Si tienes suficiente dinero para comprarse un Mercedes creo que tendrás lo suficiente para pagar una multa.

Indignado por la autoridad con que le estaba hablando la dama, camino hasta subirse en el asiento del copiloto de brazos cruzados.

—Dile tú dirección al GPS te llevare a tú casa.

Malgeniado e humillado Teo siguió su indicación, aprovechando el ángulo comenzó a ver las piernas de Karisi con deseo en eso pensó como remediar la mala impresión que había dejado y así lograr abrirle las piernas, enseguida le vino a la mente fue sacar sus dotes de hombre culto para impresionarla.

Al llegar a la entrada le ordenó a sus guardias que abrieran el portor, al bajarse y entrar a su mansión empezó a desarrollar su plan.

— Sabes esa pintura la hizo Picasso es casi tan hermosa como tú… — Hizo una pausa para ver si Karisi reaccionaba a su halago pero en vista de que no se inmuto ni un poco continuo. —La gané en una subasta donde competía contra un Jefe Militar de Yugoslavia—.

— ¿Tienes algún botiquín de primeros auxilio? —. Pregunto la dama  como si no hubiera escuchado nada de lo que Mateo dijo.

—Hay uno en la cocina.

—Bueno que esperas camina hacia la cocina, te sigo.

Apretando los dientes recorrió la amplia mansión, en el rato que Karisi le estaba limpiando la sangre él no podía dejar de mirarle sus carnosos labios

«Capaz es de esas mujer que les gusta ser dominada, me voy arriesgar por muy brava que se la quiera dar esta noche tiene que ser mía»

Espero a que la curación estuviera casi por completo terminada y se avánzalo para robarle un beso.

Al moverse para esquivarlo le lastimo con el algodón la cortada que tenía en la ceja y tumbo algunas cosas que estaban sobre la barra creando un gran estruendo.

— ¿Qué rayos le pasa?

—Discúlpame pensé… cómo te ofreciste a traerme, lo siento… mal interprete la situación.

—Lo traje porque la conciencia no me iba a dejar tranquila si lo dejaba en la calle tirado, no porque quisiese acostarme con usted, pero es todo, ¡Me voy!

En medio de la discusión el ama de llaves entro a la cocina.

— ¿Qué pasa aquí? ¿Don Mateo, qué le paso en la cara?

—No pasa nada Gladis, esto es solo consecuencia de mi irresponsabilidad y la señorita me trajo a casa porque no estaba en condiciones de conducir.

— ¡Oh! Muchas gracias señorita por traer a Don Mateo sano y salvo, por favor sé que es tarde pero quédese para prepararle una deliciosa cena para dos como agradecimiento y usted Don Mateo deje de asustarme de este modo hará que me dé un infarto —. La regordeta anciana abrazo a Teo.

—Me disculpa Señora si parezco grosera pero no pretendo quedarme un minuto más en esta casa—. Karisi se dirigió a la salida pero sin importar lo que dijo, la señora Gladis igual la acompaño hasta la puerta.

Cuando volvió a la cocina pregunto. — ¿Don Mateo, de donde ha sacado usted a esa mujer? No se parece en nada a las chicas que usted tiene por costumbre traer, ella parece más un Ángel enojado —.

—La conocí hoy, pero te aseguro Gladis que me voy a casar con esa belleza a como de lugar.

—Ya veo que el golpe le afecto el razonamiento.

Mateo se echó a reír y fue a servirse un trago de Whisky.

A la mañana siguiente al llegar a la oficina le ordeno a su asistente buscar que puesto ocupaba Karisi y todo lo que respecta a ella.

— ¿Algún interés en especial por esa empleada? ¿O es qué quiere que la despida por usted?

—No te atrevas a despedirla y lo primero no es de tu incumbencia, tú solo encárgate de buscar la información que te estoy pidiendo que para eso te pago.

—Entendido señor deme un par de minutos y le trago el expediente de esa señorita.

—Señora.

— ¿Señora?

—Si  la próxima señora De Russo.

Sin entender porque su jefe se estaba tan sonriente, él lo dejo solo y se fue hacer lo que le habían mandado.

En minutos tenía toda la información pertinente de Karisi y se lo entrego en un folio a su jefe.

—Ella es nuestra jefa de recursos humanos, con razón su nombre se me hacía familiar—. Agrego el asistente.

—Gracias, ahora por favor vete.

— ¿No necesita nada más?

—Sí, algo más, cancela toda mis citas y reuniones de hoy.

— ¿Todas señor? Pero hoy es el día de la presentación Hotaru.

—No me interesa, invéntales que me siento mal a esos chinos o arréglalo enviando a un representante no me importa como lo hagas, solo resuélvelo, me tomare la tarde libre y no quiero que me pases ninguna llamada de trabajo a mi teléfono personal.

De ese modo Mateo se levantó de su silla con la carpeta en la mano dejando a Alexis con la palabra en la boca.

Tomo el elevador y bajo al quinto piso donde se suponía que Karisi tenía su cubículo pero al no estar en su lugar de trabajo miro los papales que tenía en la mano para verificar el horario de ella y se dio cuenta de que tenía un registro intachable carente de faltas.

« Hoy debía de venir a trabajar, ¿Por qué no habrá venido? »

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