El cuerpo del hombre se encontró temblando mientras abrazaba con fuerza a Alicia contra él. Apenas había escuchado un poco de ella, pero cada vez sentía que la vida de la joven había sido un infierno. No comprendía cómo ella podía parecer tan tranquila a pesar de todo, de cómo interactuaba con las demás personas sin creer que le harían algo. Si era cautelosa pero no daba la imagen de lo que realmente había pasado.

Alicia no se resistió a su abrazo y se mantuvo tranquila contra él, aunque no era que pudiera moverse mucho dado que estaba inestable y mareada. La pregunta que hizo lo sorprendió.

-¿Estás preocupado por mí?

La mano de Vincet recorrió toda la espalda de ella hasta que se posó en su nuca y le hizo alzar la cabeza para que sus miradas se encontraran.

-Si, estoy preocupado. Acaso no puedo- su voz era suave, como aquel que quiere calmar a un cachorro asustado.

-Es que... no suelen preocuparse por mí- giró la mirada como si estuviese recordando algo- mi mamá y mi padrastro no lo