Lukas estaba sentado en el sofá de la sala mirando como Alicia servía la comida. Ella había cocinado para los dos así que ya Vincet no le daría envidia por hacerlo él todo el tiempo. maldito tacaño, se quería apropiar de la paloma.

-Ya puedes venir- le dijo Alicia aunque no sonreía.

Lukas había notado que algo no estaba bien con ella. Acaso sería porque el día estaba lluvioso. Había personas que eso le daba depresión y era una de las razones por las que no se había ido todavía y le estaba haciendo compañía. Estaba preocupado y más después de lo que le había dicho la cachorrita, decía, la que sería la psiquiatra de Alicia.

Comenzaron a comer y otra vez confirmó la razón por la que Vincet había decidido que comería en su casa y no en los lujosos restaurantes de siempre. Es que la comida casera de la paloma era deliciosa y justa de sabor. Le gustó tanto que pronto se encontró rellenando el plato por segunda vez.

Sin embargo, notó que Alicia apenas iba por la mitad del de ella. Dejó la cu