Sara se había quedado en su cuarto después de ir con Tao al río, estaba desganada y no quería hacer nada en lo que restaba del día, pero la llamada de su madre la obligó a salir.
—¡Sara!... ¡Baja! —grito su madre, pero había algo raro en su voz, como si dudará de llamarla. A Sara le tomó unos segundos desperezarse, se estiró y bajó, pero no se esperó ver en su sala a una persona del Imperio Infinito y menos a un hombre lobo, apenas lo vio se quedó estática sin saber que hacer.
—Tú debes ser Sara, toma asiento niña, toda la familia debería estar presente para lo que voy a decir, me presento, mi nombre es Tilbury, soy un agente especial del Imperio Infinito —dijo Tilbury a Sara con delicadeza y gracia, algo que la descolocó aún más de lo que estaba pasando. Ella se sentó junto a sus padres y luego Tilbury prosiguió—: Debo admitir que no estoy muy contento, este pueblo alberga insurgentes contra el Imperio, y mi trabajo es encontrarlos, cosa de la cual estoy orgulloso,
Ya habían pasado casi dos décimanas desde que Melisandre había tomado como discípulo a Tao, y este último estaba molesto, después de todas las cosas que había dicho Melisandre sobre sus creencias, que Tao pensaba eran puras patrañas, esta le había dicho que meditara hasta que sintiera la energía de Suki en su interior. Tao no creía nada de lo que Melisandre había dicho, eso de «Suki está en todo lugar, incluso en los seres vivos como tú o como yo, aprende a sentirla en ti y estarás un paso más cerca del camino de la luna», Tao pensaba que eran creencias tontas que no llevaban a nada, su padre se lo había dicho innumerables veces y el creía lo mismo, pero a pesar de sus creencias lo intentó, se sentó todos los días a “sentir” a Suki, pero nada, día tras día cazaba o buscaba frutas, iba por agua dulce, entrenaba los ejercicios que su padre le había enseñado, y también meditaba, pero nada, se cansó y fue a increparle a Melisandre. —¡No me has enseñado nada en todo este tiempo,
La sorpresa de recibir un ataque de alguien que ya habían sometido, impidió que los soldados del Imperio Infinito reaccionaran de forma apropiada, sólo uno reacciono a tiempo, pero fue el que estaba siendo atacado, Tilbury, este levantó la mano y activo su magia de gravedad contra su atacante, pero la potencia del ataque de Tao siguió su camino de todas formas, lo que Tao no se espero fue golpear una barrera que recubría a Tilbury, esta era como una esfera protectora que salió apenas este se acercó, aun así la barrera se rompió ante el golpe a máxima potencia de Tao, y gracias al impacto causó una onda que empujó a Tilbury hacia atrás con tal poder que iba a mandar a este muy lejos, pero el ataque de Tao no se detuvo sino que siguió hasta que su puño dio de lleno contra la cara de Tilbury, mandando a este a volar a gran velocidad, Tao lo persiguió, así los do
Tao siguió entrenando por mucho tiempo sin que Melisandre le enseñará nada nuevo, perfeccionando como usaba la energía de Suki, hasta el punto en que la usaba sin siquiera pensar que la estaba usando, para él usar la energía de Suki se había vuelto tan natural como caminar, y aun así Melisandre no le enseño nada nuevo, Tao se sentía frustrado por ello, pero las enseñanzas de su padre sobre mantener la cabeza fría vinieron a su mente, también lo que Melisandre le había dicho de tener control de tus emociones y no dejar que ellas te controlen o el poder de Suki, que ahora se manifestaba en un aura que era invisible para los demás, se descontrolaría, así que mientras meditaba pensó en su situación, y de alguna forma pudo sentir que ya no debía estar ahí, los entes que sentía a su alrededor también apuntaban hacia afuera del bosque, como si le indicaran que debía irse hacia el mundo del hombre como le llamaba Melisandre, la cuestión era que él no quería irse, no sin terminar su entrenam
Todos los rebeldes que veían lo que estaba pasando en el cielo de Raten habían empezado a perder la esperanza, con la cantidad de tropas que estaban viniendo de ese portal, las naves, armamento y personal de élite, no había forma de ganar, solo Tao estaba pensando con la cabeza fría, pero por más que lo intentará, no encontraba una forma de vencer sin sacrificar a todos los que estaban en la ciudad, era posible para el escapar, sería difícil pero podría lograrlo, pero todos allí morirían, así que decidió quedarse a protegerlos a cualquier costo. Segundos después de su llegada una estridente voz salía de las naves. —Este mensaje es para todas las personas en esta ciudad, ríndanse y no les haremos daño, y cuando decimos todas eso incluye a los traidores nativos de mi Imperio —estas palabras dejaron confundido a Tao. —«¿Traidores? ¿Qué significa eso? ¿Que por perder ante nosotros ahora no son parte del Imperio?» —pensó Tao tratando de comprender lo que estaba escuchando
En la ciudad capital del planeta primigenio del Imperio Infinito, Nueva Babel, en la oscuridad de la noche, una persona andaba por las calles poco transitadas de la megalópolis, calles inusuales en una ciudad no sólo de importancia mundial, sino multiversal, que tenía tanta gente como naciones enteras, el tipo iba por esas inusuales calles cubierto con una gabardina, gafas y un gorro, todos oscuros, este se adentró en un callejón sin gente, y usando un aparato tecnológico impropio del Imperio Infinito, escanea el lugar cerciorándose de que no haya nadie vigilando, al confirmar que era así, acciona otro aparato, este lo teletransporta no con magia sino con ciencia. Esta persona apareció en un cuarto oscuro, iluminada por una tenue luz blanca, ahí mismo saco prendas que guardaba para usarla allí, se puso una capa que cubría todo su cuerpo, se puso una máscara que cubría toda su cara, sacó un pin, se lo puso al frente mostrando un número en su pecho, este era 1 repetido siete veces, y
En un mundo el cual tenia un solo continente de enormes proporciones, donde el reino de Helios había conquistado casi todo territorio habitado, una tribu proveniente de la selva más grande de ese mundo freno la expansión del reino de Helios en su ambición de conquistar todo ese planeta, pero después de años de guerra y siendo el último lugar que faltaba conquistar, el reino de Helios aceptó un tratado de paz ofrecido por la lideresa de esa tribu, el Rey, para consumar la paz y unir esa tribu a su reino en un futuro, se casó con la lideresa y sabia de esa selva. Pero el brillante futuro de un mundo unificado fue aplastado por la llegada de un Imperio proveniente de otra dimensión. El protagonista, que hubiera sido el rey de todo su mundo, será criado con la influencia de los conocimientos, prácticas y costumbres proveniente de una sus herencias genéticas, pero por un trágico incidente deberá buscar fuerza en prácticas y conocimientos proveniente de otra de sus herencias genét
El Rey del antiguo Helios, ahora Rey de todo el mundo conocido, un hombre alto comparado con sus congéneres, de cabellos negros y ojos azules, se había levantado a las 5 de la mañana para ver el amanecer, se aseaba, vestía y arreglaba solo, una rutina que nunca interrumpió aun cuando estuvo en el frente de batalla. Los rayos de sol apenas y alumbraban la habitación, pero se podía ver el hermoso acabado del suelo, paredes y techo, los pisos con bellos mosaicos, la cúpula del techo hermosamente pintada y las paredes con cuadros traídos de todo el mundo, a pesar de que al principio no quiso decorar la habitación, se alegró de haber sido persuadido. Mientras veía salir el sol volteo hacia su cama a ver a su esposa, una hermosa mujer morena de cabellos rojos y largos que aun yacía ahí, al verla esbozo una sonrisa, su vientre llevaba al que sería el Rey del mundo, aunque aún hubiera mucho trabajo que hacer para unificar a las tribus Killa al reino Helios, lo importante ya estaba hecho, al
El sol se alzaba con inusual fuerza en las planicies occidentales de Helios, no se escuchaban animales ni el viento soplaba, parecía un lugar inerte, pero una silueta apareció andando con paso firme, un hombre alto, greñudo, de pelo rojo, ojos azules, barba desalineada, con ropas harapientas y sucias, llevando una enorme mochila que se veía en extremo desgastada, iba en dirección al este, hacia la ciudad que una vez fue la capital de un reino que habia conquistado casi todo su mundo, Raten, o eso creía el, no estaba del todo seguro, pero al paso que iba tardaría mucho, al darse cuenta de esto decidió aumentar la velocidad de su andar, en un segundo acelero tanto que si alguien lo hubiera estado viendo lo habría perdido de vista. Mientras seguía corriendo a gran velocidad logro divisar un campo de cultivo, por un momento sintió una punzada en su corazón, malos recuerdos vinieron a su cabeza, pero de inmediato los controlo, debido a esto desacelero progresivamente y decidió inspeccion