En un mundo el cual tenia un solo continente de enormes proporciones, donde el reino de Helios había conquistado casi todo territorio habitado, una tribu proveniente de la selva más grande de ese mundo freno la expansión del reino de Helios en su ambición de conquistar todo ese planeta, pero después de años de guerra y siendo el último lugar que faltaba conquistar, el reino de Helios aceptó un tratado de paz ofrecido por la lideresa de esa tribu, el Rey, para consumar la paz y unir esa tribu a su reino en un futuro, se casó con la lideresa y sabia de esa selva. Pero el brillante futuro de un mundo unificado fue aplastado por la llegada de un Imperio proveniente de otra dimensión.
El protagonista, que hubiera sido el rey de todo su mundo, será criado con la influencia de los conocimientos, prácticas y costumbres proveniente de una sus herencias genéticas, pero por un trágico incidente deberá buscar fuerza en prácticas y conocimientos proveniente de otra de sus herencias genéticas que por derecho le pertenecía, la de la tribu Killa. Con el poder ganado proveniente de sus dos herencias se enfrentará a los que perturbaron la paz de su mundo.
El Rey del antiguo Helios, ahora Rey de todo el mundo conocido, un hombre alto comparado con sus congéneres, de cabellos negros y ojos azules, se había levantado a las 5 de la mañana para ver el amanecer, se aseaba, vestía y arreglaba solo, una rutina que nunca interrumpió aun cuando estuvo en el frente de batalla. Los rayos de sol apenas y alumbraban la habitación, pero se podía ver el hermoso acabado del suelo, paredes y techo, los pisos con bellos mosaicos, la cúpula del techo hermosamente pintada y las paredes con cuadros traídos de todo el mundo, a pesar de que al principio no quiso decorar la habitación, se alegró de haber sido persuadido. Mientras veía salir el sol volteo hacia su cama a ver a su esposa, una hermosa mujer morena de cabellos rojos y largos que aun yacía ahí, al verla esbozo una sonrisa, su vientre llevaba al que sería el Rey del mundo, aunque aún hubiera mucho trabajo que hacer para unificar a las tribus Killa al reino Helios, lo importante ya estaba hecho, al
El sol se alzaba con inusual fuerza en las planicies occidentales de Helios, no se escuchaban animales ni el viento soplaba, parecía un lugar inerte, pero una silueta apareció andando con paso firme, un hombre alto, greñudo, de pelo rojo, ojos azules, barba desalineada, con ropas harapientas y sucias, llevando una enorme mochila que se veía en extremo desgastada, iba en dirección al este, hacia la ciudad que una vez fue la capital de un reino que habia conquistado casi todo su mundo, Raten, o eso creía el, no estaba del todo seguro, pero al paso que iba tardaría mucho, al darse cuenta de esto decidió aumentar la velocidad de su andar, en un segundo acelero tanto que si alguien lo hubiera estado viendo lo habría perdido de vista. Mientras seguía corriendo a gran velocidad logro divisar un campo de cultivo, por un momento sintió una punzada en su corazón, malos recuerdos vinieron a su cabeza, pero de inmediato los controlo, debido a esto desacelero progresivamente y decidió inspeccion
Era un día soleado en la granja Brandon final de la decimana, Tao se había despertado a las 5 de la mañana como su padre le había habituado a hacer, y recordó que faltaba un día para el día de cosecha, el trabajo seria intenso pero a él le gustaba, su Padre le había enseñado desde pequeño una forma de cosechar, no fue hasta los nueve que descubrio al ir a otras granjas que su forma de cosechar no era la forma usual en la que la gente lo hacía, pero Tao la prefería. —Tao la comida estará lista en 15 minutos, si no estas listo para entonces yo mismo iré a alistarte, ya estas advertido —dijo Pisto a Tao, este último se apresuró a levantarse, fue al baño, prendió la luz y aunque ya tenía 16 años, aun le parecía un cuarto increíble, preguntando a su padre sobre el baño este le dijo que el agua llegaba por teletransportación, y que lo que se iba por el desagüe también se teletransportaba, pero hacia un lugar donde pudiera tratarse, además el agua se calentaba y enfriaba con dos ma
Tao había viajado sin contratiempos ni problemas desde la casa de Ulises hasta las afueras de Raten, él había evitado cualquier contacto con más personas por lo ocurrido en el anterior pueblo, si hacía más, su presencia seria notada, y al contrario de su primer plan, esta vez quería ser más inteligente y actuar con un mínimo de raciocinio, quería estar tranquilo y tomar las cosas con cabeza fría, pero nada lo preparo para lo que vio, si no hubiera llegado por una posición elevada no hubiera visto tanto, sabía que Raten era grande, pero su imaginación se quedó corta al ver la ciudad, no veía en absoluto nada natural desde donde estaba, edificios y más edificios, hasta donde la vista podía llegar, y en el fondo sobresalía de los edificios lo que parecía un semicírculo gigantesco, el portal dimensional, no veía mucho, pero Tao calculo que debía ser enorme por la distancia en la que él estaba, para colmo se sentía frustrado porque no podía calcular el tamaño de la ciudad, por los edific
Al principio de su travesía, Tao no pensó que su viaje demoraría tanto, sus provisiones se habían acabado, también estaba cansado ya que no podía dormir bien, aun preparándose por si algún animal tratara de atacarlo subiendo a los árboles y amarrándose allí, él descansaba poco, sus pies tenían ampollas por todos lados, y por sobre todo al estar solo, la tristeza lo embargaba cada vez que se detenía, la primera noche que paso solo en el bosque, no pudo evitar llorar y gritar con todas sus fuerzas—: ¡¿Por qué me tenía que pasar esto a mí?! —mientras decía esto, golpeo árboles y se hirió las manos por hacerlo. En las noches siguientes no hizo tales espectáculos, pero siempre que recordaba su hogar la tristeza lo llenaba, por eso no deseaba parar hasta encontrar a Melisandre, pero ya no sabía qué hacer, si no la encontraba pronto, tendría que hacer algo o si no se moriría de hambre, decidió que ese día, si no encontraba a Melisandre, pararía y buscaría la manera de sobrevivir, y ya lueg
Tao no se quedó en la base rebelde por mucho tiempo, ya que, al saber su identidad, muchos querían verlo o conversar con él, así que Liz lo llevó de vuelta a la casa de Alex, su amigo, ahí espero por noticias. Matt y Julio se quedaron en la base, querían seguirlo, pero Tao les dijo que lo mejor para ellos era aprender de los rebeldes y ayudar en lo que pudieran, no les gustó nada, pero se quedaron después de mucha insistencia. Mientras esperaba noticias de los rebeldes, Tao le dijo al amigo de Liz, Alex, que no le llamara hasta que hubiera novedades, que no se extrañará de que no saliera de su habitación por un largo período de tiempo, y que, aunque pasarán días si no había motivos de peso para llamarlo que no lo haga. Alex preguntó sobre qué comería o qué tomaría, a lo que Tao le dijo que no se preocupara por eso, solo debería preocuparse de que nada lo moleste hasta que haya noticias de los rebeldes. Y así Tao se encerró en el cuarto que le había dado Alex, tratando de meditar. Ta
Sara se había quedado en su cuarto después de ir con Tao al río, estaba desganada y no quería hacer nada en lo que restaba del día, pero la llamada de su madre la obligó a salir. —¡Sara!... ¡Baja! —grito su madre, pero había algo raro en su voz, como si dudará de llamarla. A Sara le tomó unos segundos desperezarse, se estiró y bajó, pero no se esperó ver en su sala a una persona del Imperio Infinito y menos a un hombre lobo, apenas lo vio se quedó estática sin saber que hacer. —Tú debes ser Sara, toma asiento niña, toda la familia debería estar presente para lo que voy a decir, me presento, mi nombre es Tilbury, soy un agente especial del Imperio Infinito —dijo Tilbury a Sara con delicadeza y gracia, algo que la descolocó aún más de lo que estaba pasando. Ella se sentó junto a sus padres y luego Tilbury prosiguió—: Debo admitir que no estoy muy contento, este pueblo alberga insurgentes contra el Imperio, y mi trabajo es encontrarlos, cosa de la cual estoy orgulloso,
Ya habían pasado casi dos décimanas desde que Melisandre había tomado como discípulo a Tao, y este último estaba molesto, después de todas las cosas que había dicho Melisandre sobre sus creencias, que Tao pensaba eran puras patrañas, esta le había dicho que meditara hasta que sintiera la energía de Suki en su interior. Tao no creía nada de lo que Melisandre había dicho, eso de «Suki está en todo lugar, incluso en los seres vivos como tú o como yo, aprende a sentirla en ti y estarás un paso más cerca del camino de la luna», Tao pensaba que eran creencias tontas que no llevaban a nada, su padre se lo había dicho innumerables veces y el creía lo mismo, pero a pesar de sus creencias lo intentó, se sentó todos los días a “sentir” a Suki, pero nada, día tras día cazaba o buscaba frutas, iba por agua dulce, entrenaba los ejercicios que su padre le había enseñado, y también meditaba, pero nada, se cansó y fue a increparle a Melisandre. —¡No me has enseñado nada en todo este tiempo,