Tao siguió entrenando por mucho tiempo sin que Melisandre le enseñará nada nuevo, perfeccionando como usaba la energía de Suki, hasta el punto en que la usaba sin siquiera pensar que la estaba usando, para él usar la energía de Suki se había vuelto tan natural como caminar, y aun así Melisandre no le enseño nada nuevo, Tao se sentía frustrado por ello, pero las enseñanzas de su padre sobre mantener la cabeza fría vinieron a su mente, también lo que Melisandre le había dicho de tener control de tus emociones y no dejar que ellas te controlen o el poder de Suki, que ahora se manifestaba en un aura que era invisible para los demás, se descontrolaría, así que mientras meditaba pensó en su situación, y de alguna forma pudo sentir que ya no debía estar ahí, los entes que sentía a su alrededor también apuntaban hacia afuera del bosque, como si le indicaran que debía irse hacia el mundo del hombre como le llamaba Melisandre, la cuestión era que él no quería irse, no sin terminar su entrenam
Todos los rebeldes que veían lo que estaba pasando en el cielo de Raten habían empezado a perder la esperanza, con la cantidad de tropas que estaban viniendo de ese portal, las naves, armamento y personal de élite, no había forma de ganar, solo Tao estaba pensando con la cabeza fría, pero por más que lo intentará, no encontraba una forma de vencer sin sacrificar a todos los que estaban en la ciudad, era posible para el escapar, sería difícil pero podría lograrlo, pero todos allí morirían, así que decidió quedarse a protegerlos a cualquier costo. Segundos después de su llegada una estridente voz salía de las naves. —Este mensaje es para todas las personas en esta ciudad, ríndanse y no les haremos daño, y cuando decimos todas eso incluye a los traidores nativos de mi Imperio —estas palabras dejaron confundido a Tao. —«¿Traidores? ¿Qué significa eso? ¿Que por perder ante nosotros ahora no son parte del Imperio?» —pensó Tao tratando de comprender lo que estaba escuchando
En la ciudad capital del planeta primigenio del Imperio Infinito, Nueva Babel, en la oscuridad de la noche, una persona andaba por las calles poco transitadas de la megalópolis, calles inusuales en una ciudad no sólo de importancia mundial, sino multiversal, que tenía tanta gente como naciones enteras, el tipo iba por esas inusuales calles cubierto con una gabardina, gafas y un gorro, todos oscuros, este se adentró en un callejón sin gente, y usando un aparato tecnológico impropio del Imperio Infinito, escanea el lugar cerciorándose de que no haya nadie vigilando, al confirmar que era así, acciona otro aparato, este lo teletransporta no con magia sino con ciencia. Esta persona apareció en un cuarto oscuro, iluminada por una tenue luz blanca, ahí mismo saco prendas que guardaba para usarla allí, se puso una capa que cubría todo su cuerpo, se puso una máscara que cubría toda su cara, sacó un pin, se lo puso al frente mostrando un número en su pecho, este era 1 repetido siete veces, y
En un mundo el cual tenia un solo continente de enormes proporciones, donde el reino de Helios había conquistado casi todo territorio habitado, una tribu proveniente de la selva más grande de ese mundo freno la expansión del reino de Helios en su ambición de conquistar todo ese planeta, pero después de años de guerra y siendo el último lugar que faltaba conquistar, el reino de Helios aceptó un tratado de paz ofrecido por la lideresa de esa tribu, el Rey, para consumar la paz y unir esa tribu a su reino en un futuro, se casó con la lideresa y sabia de esa selva. Pero el brillante futuro de un mundo unificado fue aplastado por la llegada de un Imperio proveniente de otra dimensión. El protagonista, que hubiera sido el rey de todo su mundo, será criado con la influencia de los conocimientos, prácticas y costumbres proveniente de una sus herencias genéticas, pero por un trágico incidente deberá buscar fuerza en prácticas y conocimientos proveniente de otra de sus herencias genét
El Rey del antiguo Helios, ahora Rey de todo el mundo conocido, un hombre alto comparado con sus congéneres, de cabellos negros y ojos azules, se había levantado a las 5 de la mañana para ver el amanecer, se aseaba, vestía y arreglaba solo, una rutina que nunca interrumpió aun cuando estuvo en el frente de batalla. Los rayos de sol apenas y alumbraban la habitación, pero se podía ver el hermoso acabado del suelo, paredes y techo, los pisos con bellos mosaicos, la cúpula del techo hermosamente pintada y las paredes con cuadros traídos de todo el mundo, a pesar de que al principio no quiso decorar la habitación, se alegró de haber sido persuadido. Mientras veía salir el sol volteo hacia su cama a ver a su esposa, una hermosa mujer morena de cabellos rojos y largos que aun yacía ahí, al verla esbozo una sonrisa, su vientre llevaba al que sería el Rey del mundo, aunque aún hubiera mucho trabajo que hacer para unificar a las tribus Killa al reino Helios, lo importante ya estaba hecho, al
El sol se alzaba con inusual fuerza en las planicies occidentales de Helios, no se escuchaban animales ni el viento soplaba, parecía un lugar inerte, pero una silueta apareció andando con paso firme, un hombre alto, greñudo, de pelo rojo, ojos azules, barba desalineada, con ropas harapientas y sucias, llevando una enorme mochila que se veía en extremo desgastada, iba en dirección al este, hacia la ciudad que una vez fue la capital de un reino que habia conquistado casi todo su mundo, Raten, o eso creía el, no estaba del todo seguro, pero al paso que iba tardaría mucho, al darse cuenta de esto decidió aumentar la velocidad de su andar, en un segundo acelero tanto que si alguien lo hubiera estado viendo lo habría perdido de vista. Mientras seguía corriendo a gran velocidad logro divisar un campo de cultivo, por un momento sintió una punzada en su corazón, malos recuerdos vinieron a su cabeza, pero de inmediato los controlo, debido a esto desacelero progresivamente y decidió inspeccion
Era un día soleado en la granja Brandon final de la decimana, Tao se había despertado a las 5 de la mañana como su padre le había habituado a hacer, y recordó que faltaba un día para el día de cosecha, el trabajo seria intenso pero a él le gustaba, su Padre le había enseñado desde pequeño una forma de cosechar, no fue hasta los nueve que descubrio al ir a otras granjas que su forma de cosechar no era la forma usual en la que la gente lo hacía, pero Tao la prefería. —Tao la comida estará lista en 15 minutos, si no estas listo para entonces yo mismo iré a alistarte, ya estas advertido —dijo Pisto a Tao, este último se apresuró a levantarse, fue al baño, prendió la luz y aunque ya tenía 16 años, aun le parecía un cuarto increíble, preguntando a su padre sobre el baño este le dijo que el agua llegaba por teletransportación, y que lo que se iba por el desagüe también se teletransportaba, pero hacia un lugar donde pudiera tratarse, además el agua se calentaba y enfriaba con dos ma
Tao había viajado sin contratiempos ni problemas desde la casa de Ulises hasta las afueras de Raten, él había evitado cualquier contacto con más personas por lo ocurrido en el anterior pueblo, si hacía más, su presencia seria notada, y al contrario de su primer plan, esta vez quería ser más inteligente y actuar con un mínimo de raciocinio, quería estar tranquilo y tomar las cosas con cabeza fría, pero nada lo preparo para lo que vio, si no hubiera llegado por una posición elevada no hubiera visto tanto, sabía que Raten era grande, pero su imaginación se quedó corta al ver la ciudad, no veía en absoluto nada natural desde donde estaba, edificios y más edificios, hasta donde la vista podía llegar, y en el fondo sobresalía de los edificios lo que parecía un semicírculo gigantesco, el portal dimensional, no veía mucho, pero Tao calculo que debía ser enorme por la distancia en la que él estaba, para colmo se sentía frustrado porque no podía calcular el tamaño de la ciudad, por los edific
Al principio de su travesía, Tao no pensó que su viaje demoraría tanto, sus provisiones se habían acabado, también estaba cansado ya que no podía dormir bien, aun preparándose por si algún animal tratara de atacarlo subiendo a los árboles y amarrándose allí, él descansaba poco, sus pies tenían ampollas por todos lados, y por sobre todo al estar solo, la tristeza lo embargaba cada vez que se detenía, la primera noche que paso solo en el bosque, no pudo evitar llorar y gritar con todas sus fuerzas—: ¡¿Por qué me tenía que pasar esto a mí?! —mientras decía esto, golpeo árboles y se hirió las manos por hacerlo. En las noches siguientes no hizo tales espectáculos, pero siempre que recordaba su hogar la tristeza lo llenaba, por eso no deseaba parar hasta encontrar a Melisandre, pero ya no sabía qué hacer, si no la encontraba pronto, tendría que hacer algo o si no se moriría de hambre, decidió que ese día, si no encontraba a Melisandre, pararía y buscaría la manera de sobrevivir, y ya lueg