El amanecer trajo consigo una luz dorada que se filtraba por los ventanales de la mansión Cisneros. Un lugar que, pese a su grandiosidad, se sentía gélido, impersonal. Cada mueble, cada alfombra, cada obra de arte estaba colocado con precisión matemática, sin rastro alguno de calidez.Nelly se despertó con el sonido del silencio.Se estiró en la enorme cama, sintiendo la frialdad de las sábanas de seda. Miró hacia el lado vacío del colchón y rodó los ojos. Por supuesto que Adrián no había dormido allí.El único día que durmieron juntos, fue en su noche de boda y por supuesto que no paso nada. Nelly nunca entendió porque al día siguiente Adrián estaba de mal humor y aunque Nelly se disculpo varias veces de haber sido culpa de ella, el no dejarlo dormir, él seguía sin querer tocar ese tema.Con un suspiro, se levantó, descalza, y caminó hasta el armario. Al abrirlo, se encontró con filas de trajes perfectamente alineados, zapatos lustrados y camisas blancas inmaculadas. Casi parecía qu
El primer rayo de sol se filtró entre las cortinas de la habitación, despertando a Adrián de un sueño profundo y reparador. Se sintió cálido y cómodo, como si hubiera dormido plácidamente por primera vez en mucho tiempo.Abrió los ojos lentamente, encontrándose con una imagen que lo sorprendió y lo descolocó al instante. Nelly dormía plácidamente a su lado, su cuerpo curvilíneo y sensual, estaba acurrucado contra el de él. Su cabello rubio y sedoso se extendía sobre la almohada, y su rostro angelical reflejaba una tranquilidad que rara vez veía en ella. Una de sus manos descansaba sobre el pecho de Adrián, y su respiración suave y acompasada le producía una extraña sensación de paz.Un recuerdo fugaz de la noche anterior cruzó su mente: la extraña sensación cuando escuchó que ella iría a un club, la calidez de sus cuerpos cuando la llevó en brazos hasta la habitación. No recordaba cómo había terminado abrazándola, pero la sensación era agradable, demasiado agradable.Adrián recordó la
El salón de eventos de la familia Álvarez de la Torre era impresionante. Un techo altísimo con una araña de cristal, paredes adornadas con arte clásico, mesas dispuestas con una pulcritud obsesiva. Todo estaba perfectamente calculado para irradiar exclusividad.Cuando Nelly cruzó la puerta con Adrián a su lado, los murmullos comenzaron de inmediato.—Es más… Exuberante de lo que esperaba.—¿Viste su vestido? ¡Qué audaz…!—Definitivamente, no es el tipo de mujer para Adrián.Las palabras se deslizaron por la sala como serpientes venenosas. Nelly se obligó a mantener la barbilla en alto, su espalda recta y su sonrisa firme. No iba a darles el placer de verla afectada.Adrián, en cambio, parecía completamente indiferente. Caminaba con su aura de superioridad natural, saludando con un leve asentimiento de cabeza a quienes se acercaban. Como si estuviera por encima de todo. Como si no notara los cuchicheos dirigidos a su esposa.O peor aún… como si los notara y no le importara.Nelly sinti
El eco de los murmullos aún persistía en la mente de Nelly. Aunque había mantenido la compostura durante la cena, la sensación de ser examinada, juzgada y descartada como una intrusa seguía pegada a su piel como un vestido demasiado ajustado.Esa mañana, despertó con una extraña inquietud en el pecho. No era miedo ni tristeza. Era un enojo.Enojo porque Adrián la había dejado a merced de esas arpías. Enojo porque, aunque su respuesta a Susana Montenegro había sido perfecta, no debía haber estado sola en esa batalla. ¿Para qué tenía a su lado a un hombre que no la cuidaba como a su joya más preciada?Por supuesto, eso era algo que no podía esperar de Adrián, él jamás sería alguien tan romántico y caballeroso con ella. Eso le traería ciertos problemas a él y el principal, era ser juzgado y criticado por la esposa que tenía.Cuando bajó a la cocina, la encontraban esperándola un café negro y un croissant sobre un plato de porcelana. No preguntó quién lo había preparado, pero una parte de
Era una de esas noches en las que la ciudad se sentía tranquila, casi suspirando, como si el mundo hubiera hecho una pausa. Desde la ventana del estudio, Nelly observaba las luces dispersas entre las sombras, sin preocuparse por el mundo que se encontraba a miles de kilómetros de allí. Las preocupaciones de la alta sociedad, las miradas curiosas, y el constante estrés de estar atrapada en un matrimonio donde tenía que aparentar estar enamorada y aguantarse las críticas.Después de gastar tanto dinero para molestar a Adrián, decidió ignorarlo por esos días, dedicándose a leer y escribir, lo que tanto amaba. Estaba sentada en el sillón, leyendo un libro que había encontrado en una de las estanterías de la biblioteca. Era un libro sobre administración, nada que la fascinara, pero algo la mantenía ahí, entretenida, mientras trataba de encontrar un poco de paz en medio del caos que era su vida.Ya hasta había olvidado sus propios problemas. Mientras leía el libro, donde hablaba de grandes
Días después La gala anual de Cisneros Corp. estaba en pleno apogeo. Las luces suaves y cálidas iluminaban el salón de baile, creando una atmósfera que combinaba lujo y sofisticación a partes iguales. Las mujeres deslumbraban con vestidos de alta costura y los hombres, impecablemente vestidos con los mejores trajes diseñados a la medida, todos se desplazaban por el salón con una confianza que desbordaba.Todo en el evento era una obra maestra de perfección, una especie de escaparate del poder y el éxito de la empresa. Y, sin embargo, en el aire flotaba algo diferente esa noche, una tensión que Nelly no podía ignorar.La pareja del año, bajaba por las escaleras, recibiendo halagos y críticas también, y todo por Nelly. Ninguna mujer aceptaba que una mujer que no representara a la mujer hermosa y de buen cuerpo, estuviese al lado de Adrián Cisneros.Nelly sonreía con burla frente a las que ya tenía en la mira por hablar mal de ella, muy agarra del brazo de Adrián.Su vestido, una pieza
Mientras Nelly permanecía en el centro de la pista, sintiendo el eco de lo que acababa de ocurrir entre ella y Adrián, un murmullo se fue esparciendo por el salón. Los murmullos que antes parecían vacíos comenzaron a adquirir una nueva tonalidad, una mezcla de curiosidad y fascinación. Las mujeres, que hasta hacía unos minutos se habían mantenido absortas en sus propias conversaciones, ahora no podían evitar lanzarse miradas furtivas hacia ella y Adrián.Y aunque el resto de los invitados seguían disfrutando de la gala, otro pequeño grupo de mujeres se agrupó cerca del borde de la pista, sus ojos fijos en la pareja que acababa de bailar.—¿Viste eso? —dijo una de ellas, Isabel, con una expresión de incredulidad. Su tono estaba cargado de asombro, como si acabara de presenciar un acontecimiento histórico. —¡Adrián Cisneros! Bailando… ¿Y con esa gorda?—¡Lo sé! —respondió Teresa, otra mujer del grupo, con una sonrisa que reflejaba algo entre la sorpresa y la envidia. —Nadie, absolutamen
La mañana después de la gala, Adrián despertó con una sensación inusual en el cuerpo. La luz matutina se colaba entre las rendijas de las pesadas cortinas de su dormitorio, y la habitación, impecablemente ordenada, reflejaba la fría perfección que siempre había sido su refugio. Sin embargo,. Había algo que lo inquietaba, algo que no lograba identificar y que, al mismo tiempo, no podía dejar de pensar.Nelly.¿Donde estaba? Se sorprendió no verla, y era ese vacío que sintió al no tener encima de él, un brazo o una pierna de ella. Creyendo que ya se había levantado, decido cerrar los ojos unos minutos más.El recuerdo del baile de la noche anterior seguía fresco en su mente. No era la música lo que lo había marcado, ni siquiera la fragorosa atmósfera de la gala. Fue ella, su cercanía, su risa espontánea, su humor negro, esa chispa en su mirada que parecía desafiarlo, romper el orden que él tanto apreciaba. Autenticidad.Nunca había conocido a alguien como Nelly. Siempre había estado r