El CEO y la viuda Strippers
El CEO y la viuda Strippers
Por: Miri Baus
El plano

-Este plano está mal diseñado, no podemos entregar algo tan mal hecho, porque si se plasma en una obra, se vendría abajo un edificio, quiero una reunión urgente con todo el personal de diseño y de proyección.

Lorenzo estaba furioso con todo el personal.

Orlando, su socio y amigo trataba de contenerlo, aunque él estaba igual o peor que Lorenzo, pero se controlaba un poco más.

En ese momento suena un celular, era el de Lorenzo.

-Hola cielo.

Le dice Majo, la novia de Lorenzo.

-¿Qué necesitás?

Ni siquiera la saludó, no entendía porque lo llamaba a cada rato, esa actitud de ella lo estaba hartando.

-Te quería contar que esta noche nos reunimos con…

-Estoy con mil quilombos acá, en la oficina, después te llamo.

Le cortó sin preocuparse en despedirse.

Majo a veces era insoportable, no entendía que había momentos en que él tenía que trabajar y había momentos en que él necesitaba cierto espacio personal.

Hacía dos años que salían y estaba próximo a fijar su fecha de casamiento, pero realmente no estaba convencido de hacerlo.

Dejó de pensar en su novia apenas cortó y se dirigió a un pequeño auditorio.

Todavía se felicitaba a sí mismo por haber diseñado el salón para reuniones con el personal, es que tenían realmente muchas personas trabajando para ellos.

Las secretarias corrían disponiendo todo y apurando hasta al último de los proyectistas, necesitaban que todo el personal correspondiente estuviera reunido en menos de cinco minutos.

Cuando Lorenzo estaba en la oficina se hacía todo muy difícil, él era un hombre muy difícil de tratar.

Era mucho más fácil cuando el que pasaba por allí era Orlando.

Por suerte no estaban mucho por allí ninguno de los dos, salvo que hubiera una obra como la que estaba en marcha, que era un mega proyecto.

En estos días todo el personal estaba corriendo, rogando que no hubiera ningún contratiempo.

Cuando estaban todos reunidos, comenzó a hablar Orlando, en uno de los planos había un error gravísimo que si se plasmaba en una obra, todo el prestigio si iría por el retrete y perderían mucho más que su prestigio impoluto, tal vez perderían una fortuna, no todo lo que tenían, ya que los dos habían invertido en distintas empresas, pero tampoco iban a permitir que por gente incapaz, se desmorone esa empresa.

-No estoy para corregir errores de novatos, quiero la renuncia del responsable de ese diseño y que le quede en claro que nunca más va a trabajar de proyectista en ninguna empresa, por supuesto que el jefe de ese sector también va a renunciar, por permitir que ese error siga corriendo.

Dijo Orlando, tratando de no perder su aplomo.

La reunión se extendió por casi dos horas, donde se les explicó a todo el personal lo que se necesitaba.

-Esta reunión de instrucción ya la tuvimos y esto es inaudito.

Fue lo único que dijo Lorenzo, por suerte él revisaba todo siendo muy exhausto con todos los proyectos, porque sino sería un desastre total.

-Se terminó la reunión, todo el personal del departamento en donde surgió el error, que se quede, más todos los arquitectos e ingenieros de todas las áreas.

En dos minutos en ese salón quedaron 20 personas de las 60 que había en un principio.

El mal humor de los dos Ceos era evidente y no se salvaron ni los ingenieros que no se percataron o revisaron como correspondía el trabajo hecho por los principiantes.

-Todos creyeron que si llegó hasta allí, era porque alguién lo había revisado antes y no existía ningún error.

Dijo Orlando, que ya estaba harto de decir lo mismo.

-Sepan que esto no puede volver a suceder jamás.

Acotó Lorenzo, pensando en despedir a todo el personal de esa área.

-Quiero que a mí, me llegue todo impecable, no quiero  ponerme a hacer cálculos de algo que a simple vista me llamó la atención.

-Eso es peor en cada escalafón.

-Jamás den nada por sentado.

Siguieron hablando entre los socios.

Los ingenieros y arquitectos de otras áreas se fueron y quedaron 12 personas, entonces todo subió de tono y Lorenzo le pidió la renuncia a un ingeniero, a dos arquitectos y al resto del personal.

Todos lo conocían muy bien y el personal jerárquico asumió su error, pasaron por alto algo indispensable.

Sólo uno de los proyectistas más jóvenes y tal vez porque no los conocía bien, se atrevió a hablar.

-Disculpenme, pero esto no es justo.

Dijo con bastante calma, aunque estaba realmente muy nervioso.

-Digame porque se atreve a hablarme.

Le dijo Lorenzo de muy mala manera.

-Yo identifiqué el error y se lo dije mi compañero, pero me dijo que yo estaba equivocado, luego lo hablé con Juanjo García, que es nuestro jefe inmediato y me replicó que yo recién estoy comenzando, que sin experiencia no podía opinar y me atreví a hablar con el arquitecto González, que me respondió que si recién salía del cascarón y quería seguir trabajando, le sirviera el café.

Las tres personas que nombró estaban pálidas, era verdad que ese chico que estaba en primer año de facultad les había hablado para corregir un supuesto error y ninguno de los tres hicieron caso a sus palabras.

-¿Cuánto hace que trabajás acá?

Le preguntó Orlando.

-Dos meses, señor.

Le respondió Facundo.

-¿Y con dos meses te diste cuenta del error? ¿Qué carrera estudiás? ¿En qué año estás?

Le preguntó Lorenzo, con una mirada fría.

-Estoy en primer año de ingeniería civil, señor.

-¿Cómo te diste cuenta del error?

Facundo, se puso pálido y tartamudeo, sin que pueda salir de su boca una sola palabra.

-¿Nos hackeaste para querer sobresalir?

Le preguntó Juanjo Garcia.

-¿Están locos? Son ineficientes y no se hacen cargo de sus errores.

Facundo estaba furioso y aunque ese error le producía un dolor en su pecho, no dijo mucho más que eso.

-Si no querés que pensemos lo que dijo Juanjo Garcia, decinos cómo te diste cuenta.

-¿No es suficiente con haberme dado cuenta?

-No.

Dijo Lorenzo y estaba pensando en hacerle una denuncia al muchacho.

Si todo era por ese mocoso, lo iba a pagar muy caro.

-Lo lamento señor, pero le aseguro que aparte de darme cuenta, lo hablé con tres personas y ninguno de ellos tres lo negaron.

Eso es verdad, pensó Lorenzo.

-Déjenme a solas este chico.

Dijo de repente.

Él era un hombre exigente e imponente, pero este chico, casi una criatura, no parecía tenerle miedo y si realmente era tan inteligente como para darse cuenta de ese error y tener las agallas para plantearle a tres personas distintas, él se daría cuenta, de lo contrario, ese mismo día terminaría preso.

-No me gusta perder tiempo.

Lorenzo estaba serio

-Señor, yo no cometí ese error, lo cometió un compañero mío, que hace bastante más tiempo que yo, trabaja con ustedes, si no le gusta perder el tiempo, mande a revisar todos los planos y los cálculos que hizo él.

M****a con este chico, era verdad, tendría que hacer eso.

-Lo voy a hacer, pero necesito saber como te diste cuenta.

-Por experiencia propia.

-¿En donde trabajaste antes de acá?

-En ningún lugar, estoy contratado por tres meses por una pasantía, señor.

-¿Me estás cargando?

-No señor.

-Explicame, con palabras claras, como m****a te diste cuenta de ese maldito error.

Dijo Lorenzo alzando la voz y sin un ápice de paciencia.

-Ya le dije que fue por experiencia personal.

-Mira pibe, dejá de cargarme porque terminás preso.

-Eso es injusto.

-Hablá.

-Primero, quiero decirle que es un tema personal y no me gustaría que se divulgue.

Lorenzo ya no sabía qué pensar, cuándo suena su teléfono.

-Hola amor, no me llamaste.

-¿Tenés idea de lo que significa estar ocupado?

Cortó, porque de otra manera iba a decir cosas que a lo mejor, le traería muchos problemas.

Era verdad que aunque sus padres lo presionaban por formalizar con Majo, no lo podrían obligar a casarse con ella, por lo que estiraba su noviazgo, pero en este momento, si ella insistía y seguía llamándolo, cortaría la relación y no lo lamentaría, en ese momento ella no tenía lugar ni espacio en su vida y lo tenía que comprender.

Estaba extenuado y era la última vez que le preguntaría al chico que dijo que era un pasante.

-¿Cómo lo supiste?

Estaba furioso y en lugar de hablar, estaba rugiendo.

-Mi padre dejó pasar ese mismo error en su empresa y cuándo le llovieron las demandas, quebró, la vendió por nada y terminó por suicidarse.

Dijo casi sin voz y con lágrimas en los ojos.

Fue breve en su explicación, pero fue suficiente para Lorenzo, saber qué decía la verdad.

Esperó un par de minutos para que ese chico se tranquilice y le expliqué un poco mejor de lo que estaba hablando, quería saber más detalles.

-Revisé demasiadas veces el porqué de la tragedia y fue un cálculo mal hecho desde el principio, lo que luego le significaron miles de errores, en materiales, en mediciones y en todo lo que se le puede ocurrir.

-Lo lamento.

-Yo también, él era un excelente ingeniero civil, no entiendo porque confió tanto en su gente y no revisó todo.

-A veces las cosas no tienen explicación.

-Es verdad, por eso sigo revisando todo, espero algún día descubrir que el gran Paolo Simone, no se equivocó, que fue un sabotaje, que pasó otra cosa.

Paolo Simone era un ingeniero conocido, lo recordó en ese momento.

-¿Tenés los documentos y los planos de ese edificio?

-¿Del edificio que se derrumbó? Sí, están en casa, en lo que fue su oficina dentro del bunker, así solía llamar a la mansión en donde vivíamos, mi madre y yo seguimos viviendo allí, la casa y un auto es lo único que nos quedó de tiempos mejores.

Lorenzo de repente sintió un poco de empatía por ese chico tan atormentado, él conocía la historia y por supuesto, se dio cuenta de que su empresa absorbió la empresa del padre de este chico.

Lo supo cuándo él lo nombró.

No le iba a decir que la empresa de su padre ahora le pertenecía, no en este momento, aunque si había leído algún documento, posiblemente lo supiera.

-Intentaste salvar mi empresa y eso te lo voy a reconocer siempre, si te interesa, desde este momento quedás efectivo y como jefe de equipo.

-Señor, no tengo los conocimientos para ser jefe de equipo.

-Los tenés, pibe, los tenés.

-Gracias, espero no defraudarlo.

-No lo vas a hacer, creeme.

Lorenzo ya sabía que lo estaba presionando, lo que sucedía es que cuando ellos absorben a otra empresa porque las cosas a los demás no le iban bien, nunca se detenía a pensar que había detrás, él se acordaba de Paolo Simone porque se suicidó al poco tiempo de quedar en la ruina, estuvo en las noticias, en principio parecía un asesinato, pero los investigadores nunca encontraron un culpable y optaron por el camino más fácil, diciendo que fue suicidio, era más espectacular todo, trabajaban menos y todo era creíble.

La familia estaba devastada y nadie más investigaría.

Facundo volvió a su oficina pensando en su padre, le hacía mal hablar de él, no había podido superar su muerte y si su padre los tenía a ellos (a su madre y a él).

Facundo no entendía su decisión final.

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