Cuando salieron al parque, se encontraron con un quincho enorme y una parrilla grande y cómoda.
Giraron luego de unos metros y comenzó a escucharse música pop, de esa que suelen escuchar las mujeres, al menos eso pensó Lorenzo.
Se acercaron a la piscina, cuando Facundo pega un grito fuerte, haciendo sobresaltar a su madre.
-¡Mamá! ¡Estoy acompañado! ¿Por qué tomás sol desnuda?
Lorenzo miraba a la hermosa y llamativa mujer, que por los gritos de Facundo se incorporó un poco, estaba acostada sobre una lonita, tomando sol… con los pechos al aire.
-¡Perdón! Estaba sola y se supone que tenés que estar trabajando.
Dijo cubriéndose el pecho con un brazo, pero Lorenzo ya había visto algo que le había encantado y no hizo ningún esfuerzo por dejar de mirarla, pero al estar medio paso atrás de su empleado, el joven no se dio cuenta cómo su jefe devoró con su mirada a su madre.
-Estoy con mi jefe, venimos a buscar algo específico al despacho de papá.
-Perdón, hijo, un gusto…
-El gusto es mío, soy Lorenzo Roma Márquez.
-Soy Edith Donato, la mamá de Facu.
Le estaba por decir un piropo subido de tono, pero estaba el hijo presente y se contuvo, aunque la delineó con su mirada y luego posó sus ojos en un arito que ella tenía en el ombligo.
Inmediatamente se imaginó pasandole la lengua por allí y luego bajar hasta su…
-Mamá, por favor, vestite.
Le pidió Facundo, avergonzado de su madre, cuando estaba él, ella se cuidaba y no tomaba sol en toples, pero él sabía que cuando estaba sola, algunas veces lo hacía, se sintió estúpido por no pensar en ese detalle, es que estaba muy ansioso con el tema de su padre.
Su jefe era un hombre frío y hasta déspota, aunque con él no lo estaba siendo, sin embargo no quería tentar a la suerte.
Su madre le estaba haciendo pasar un momento horrible.
-Sí, Facu… ya me visto, perdón.
-No te preocupes, entiendo que estás en tu casa y estabas tomando sol, tampoco es para tanto, en la playa… se ven…
Se cayó la boca porque la frase la iba a seguir diciendo que se ven mujeres en tetas, pero ninguna tan deliciosas.
Ella giró para agarrar el corpiño de su bikini, mientras se seguía cubriendo con su brazo, sobre todo porque no le gustaba que su hijo la viera así y porque estaba con su jefe, entendía lo mal que la estaba pasando Facundo.
Lo que no supo es que cuando giró, Lorenzo la siguió devorando con la mirada y apretó los labios para no decir algo sobre su cola y sus piernas.
Hacía falta mucho para impactar a Lorenzo, sin embargo Edith Donato lo había logrado y con creces.
Facundo vio como los ojos del Ceo no se apartaban de la cola de su madre y estaba realmente incómodo, si hubiese sido otro, le hubiese dicho algo, aunque estaba acostumbrado que cuando salía con su madre, a hacer un trámite o alguna vez a cenar, ella se llevaba todas las miradas del lugar.
De vacaciones no habían vuelto a ir desde que falleció su padre, por un tema económico no lo pudieron hacer, ellos habían viajado por el mundo varias veces, siempre los tres juntos, eran muy unidos.
Lorenzo había perdido hasta la noción de dónde estaba, cuándo sintió la mirada de su empleado.
-Mostrame esos documentos, Facu.
Dijo repitiendo la forma en que lo llamaba su madre.
El chico no dijo nada y Lorenzo estaba a punto de sonreír, pero se cuidó de no hacerlo.
Entraron ellos dos a la que fuera la oficina de Paolo Simone y nuevamente pensó que el gusto de ese hombre era exquisito, como lo era su bella mujer.
Recorrió con su mirada, con aparente indiferencia, todo el lugar, hasta que sus ojos se posaron en un montón de fotografías, en donde se hallaba un hombre muy parecido a Facundo, en todas estaba con Edith a su lado, en muchas también estaba Facundo y había más de una docena en la que estaba ella sola, en distintos momento de su vida, inclusive cuando era jovencita y estaba embarazada de Facundo.
Estaba anonadado por la belleza de esa mujer, ella era simplemente perfecta.
Sus pechos eran perfectos, de un tamaño generoso, sin ser grotescos, su cintura pequeña, sus caderas serían la perdición de cualquier hombre, sus piernas serían su hábito y ese arito en su ombligo…
Se obligó a dejar de pensar, porque saldría a buscarla para invitarla a cenar y terminar con una inolvidable noche.
Él había ido a otra cosa.
Pero esa mujer…
Facundo, ajeno a los pensamientos pecaminosos de su jefe, al verlo mirar las fotografías, hizo un par de comentarios sobre su padre.
-Realmente parece imposible que se haya suicidado.
Afirma Facundo tomando algunos documentos y ojeandolos.
-¿Me los puedo llevar? Te prometo que te los devuelvo.
-Sí, sólo le pido que los cuide, sé que algún día voy a encontrar algo que me indique que sucedió con mi padre.
-Sí, seguramente algo se podrá encontrar.
-Por favor, no le diga a mi madre que le di esos documentos, es que ella…
-Quedate tranquilo Facundo.
Le contestó guardando los documentos en su atelier.
Cuando pasaron al living, se encontraron con una Edith ya cambiada.
Definitivamente era muy llamativa, seductora, embriagante.
Tenía puestas unas sandalias de taco entero, cómodas, pero altas, ya que tenían plataforma y un vestidito sencillo, no demasiado ajustado, en color anaranjado, que resaltaba su belleza y su bronceado.
Lorenzo le miró las piernas y no pudo disimular cuánto le gustaba lo que estaba viendo.
Había una pequeña mesa en medio de los sillones, en donde Edith ya había dispuesto una bandeja con café y unas masitas para acompañarlo, todo estaba servido en una vajilla muy elegante.
-¿Tomás café puro o cortado?
Le preguntó Edith al jefe de su hijo.
-Solo, gracias.
Le sirvió el café, también le sirvió a su hijo y se lo cortó con bastante leche, tenía casi partes iguales de las dos bebidas.
Hablaron de dos o tres temas sin importancia.
Edith sentía la intensa mirada del hombre sobre ella, se dio cuenta que la desvestía con los ojos, amén de que ya la había visto con los pechos al aire, ella hasta sentía como su piel se quemaba de a poco con el brillo que despedía Lorenzo en su mirada, más que brillo era un fuego intenso.
Él también se encendía por dentro al mirarla, pensando en todo lo que podría hacer con esa mujer, estaba impactado por su presencia, su belleza y su sensualidad.
Ambos sintieron una atracción bastante profunda, que trataron de disimular, Edith no estaba dispuesta a demostrar cómo se sentía y tampoco le interesaba sentir una atracción así, simplemente no estaba en sus planes prenderse fuego por algún hombre.
Miró a Facundo, pensando que se había dado cuenta cómo la miraba su jefe y ella sabía que en cuanto se quedaran a solas, su hijo le iba a reprochar el haberla encontrado casi desnuda.
Lorenzo se despidió apresurado, esa mujer le producía ganas de lo que estaba acostumbrado a hacer, era apasionado y seductor, estaba acostumbrado a tener a la mujer que quisiera, tal vez ahora un poco menos porque tenía novia y casi siempre tenía relaciones con ella, aunque cada tanto se iban por ahí con Orlando y con un par de amigos.
A veces necesitaba algún cambio, alguien distinto, para evitar que la rutina se apodere de él.
Facundo también le había dado los documentos en donde constaba el error que terminó en tragedia.
Lorenzo se dispuso a estudiar todo, había vuelto a su oficina, sobre todo porque quería que Orlando sea partícipe de la situación.
Comenzaron a ojear el primer plano, el del error, y luego de revisarlo varias veces se dieron cuenta de que se había solucionado antes de llegar al último arquitecto, quién lo incluyó sin tener ningún motivo, porque todo estaba solucionado.
-Saquemos fotocopias de todo, porque le prometí que mañana le devolvería todo.
Luego de un rato de sacar ellos mismos las fotocopias, ya que era un tema delicado y no querían involucrar a nadie, ni que ninguna secretaria viera esos documentos, volvieron a los primeros planos.
-Este proyecto fue saboteado, aprovechando el error del principio.
-Pensé lo mismo.
El primer paso estaba resuelto.
Miraron la hora y se dieron cuenta que eran casi las 9 de la noche, por lo que guardaron todo y fueron a cenar.
Los dos estaban obsesionados por ese tema, por lo que siguieron hablando durante la cena.
-Tenías razón.
Dijo Lorenzo.
Orlando levantó una ceja, no sabía porque su amigo le estaba dando la razón.
-La esposa.
-¿Quién?
-La esposa de Paolo, la madre de Facundo.
-¿Qué pasa con ella? ¿Crees que está involucrada?
-¿Qué? ¡No!
-No sé qué tiene que ver entonces.
-Es que hoy la conocí.
-¿Y?
-¿Y? ¡Es la mujer más hermosa y sexi que vi en mi puta vida!
-Es bella, sí.
-No.
-¿No?
Pregunta Orlando, pensando que su socio lo estaba cargando.
-Es más que bella, es… caliente, es… m****a, la quiero tener.
Orlando se reía, porque sabía que era una mujer hermosa, pero parecía que Lorenzo estaba fascinado por ella.
-Te pegó fuerte.
-Estaba tomando sol en pelotas cuando llegamos.
-¿Desnuda?
Le preguntó Orlando, asombrado.
-No, tenía una bikini, colaless y sin corpiño, esas tetas son inolvidables.
-Si alguien te escucha, dudaría de tu edad.
-Te lo juro, es simplemente perfecta, no avancé porque estaba el hijo, pero m****a… no sabés el culo que tiene.
Orlando pensó que él recordaba de esa manera a su ex esposa, siempre pensaba lo hermosa y sexi que era su primera mujer, para él no tenía igual y sin embargo la perdió, por nada, por una infidelidad sin sentido y luego que ella lo dejó, en su momento ni siquiera le pidió disculpas y siguió con su vida, hasta que comenzó a extrañarla y más tarde se casó, porque su novia estaba embarazada y pensaba que lo único que necesitaba era una mujer que lo espere cuando llegara a casa, sin darse cuenta que lo que necesitaba no era cualquier mujer, sino a su mujer, la madre de sus hijas.
Mónica era sexi, con un cuerpo infartante, con un calor único y era la madre de sus hijas, la que contuvo a sus pequeñas cuando se separaron, la que aguantó su dolor, para que sus pequeñas no sufrieran tanto.
Al final, aquella aventura que para él pasó de largo, le arruinó su vida y también la vida de su esposa.
Pasaron muchos años y cada quién siguió con su vida, pero él estaba condenado para toda la vida, porque la perdió para siempre.
Sacudió la cabeza, la tenía que alejar de su mente.
Siguió escuchando hablar a su amigo, al parecer esa mujer lo había flechado.
-¿Cuántos años tiene?
-Creo que 36, porque Facundo me dijo que lo tuvo a los 17 o 18, pero no aparenta ni 30, debe entrenar o algo así, es…
Lorenzo no terminaba la frase, estaba enloquecido, sólo esperaba, con cualquier excusa, volver a verla y entonces sí invitarla a tomar algo, lo demás lo descontaba.
Al día siguiente llamó a un investigador privado de su confianza, solían llamarlo para investigar a las empresas que iban adquiriendo, antes de hacerlo, por supuesto.Le informaron todo sobre el caso, y le dijeron que querían averiguar dos cosas, que posiblemente estuvieran relacionadas.Querían saber si alguien había saboteado la empresa, es decir, si luego del ok para el inicio de la obra, alguien había cambiado los planos, querían saber quién fue y en qué momento cambiaron los documentos y también querían saber si Paolo Simone fue asesinado.Oscar Yuri, el investigador, estaba asombrado, él mismo había investigado esa empresa, hacía algunos años, para ellos, antes de que la compren.-Simone Company les pertenece, la investigué yo mismo cuando fue a la quiebra.-Por supuesto, pero necesitamos saber qué sucedió realmente con la empresa y con su dueño.-Ok, comienzo por la empresa.-Por donde quieras.Ellos no le dijeron que tenían documentos que le aliviaría el trabajo, querían saber
Estando en su auto, recordó a su novia y decidió verla, ya que al día siguiente saldría con sus amigos.Cenaron en un restaurante de moda, pero Majo se quejaba de todo, exigía cosas inverosímiles, tal vez por eso recordó que Facundo le dijo que su madre no era exigente.No podía sacarla de su mente, parecía hechizado por esa mujer.Fueron a su mansión, no le gustaba demasiado terminar allí, porque Majo malinterpretaba todo y se creía dueña y señora de su casa, pero a esta altura tampoco iban a ir a un hotel alojamiento.-Tenés que tener una campanita para llamar al servicio doméstico.-¿Qué?A cada rato salía con tonterías.-Para que no estén pegadas a la puerta, pueden escuchar nuestra conversación.Pensó que mucho no importaba, ya que no hablaba de negocios con su novia y si necesitaba cerrar algún trato o algo importante, lo hacía desde las oficinas que tenía en sus empresas o en su despacho dentro de la mansión, de todos modos, no creía que las mucamas estuvieran escuchando lo que
Siguieron charlando durante la cena.Luego nombraron algunos edificios conocidos y Facundo dijo conocer al ingeniero civil que había hecho uno de ellos, lo nombró por nombre y apellido y con cierta familiaridad.-Fue compañero de facultad de mi padre y recuerdo haber compartido un día de campo con él y su familia.Los tres CEOS que estaban en la mesa lo conocían perfectamente.El resto de la noche hablaron de música, Facundo comentó que a su padre le gustaba Elton Jhon y que en una oportunidad, cuando estaban de vacaciones en Europa coincidieron con uno de sus shows y fueron a verlo.Los arquitectos de su equipo estaban asombrados, no tenían idea del nivel socioeconómico al que había pertenecido Facundo.Lorenzo pensaba que no podía ser que Edith se hubiera conformado cuando perdieron todo y enviudó.Si realmente era así, seguramente ella extrañaría la salida a los buenos restaurantes, a las fiestas empresariales, las vacaciones de súper lujo y a lo mejor, con invitarla a algún viaje,
Al irse, Facundo iba a tomar un taxi, pero Lorenzo le ofreció llevarlo.Durante el viaje trató de preguntarle con discreción, cosas sobre su madre.-Mamá estaba muy deprimida cuando falleció mi papá, pero a la vez también estaba enojada, porque decía que iban a salir adelante trabajando entre los dos, que ella no precisaba lujos, que solo quería estar con él, mis recuerdos me llevan a pensar que se adoraban, debe haber sido así, creo que fueron muy felices, mi mamá siempre cuidó de mí y también de mi papá, por eso ella estuvo muy mal, decía que no se merecía que él se hubiese suicidado, por eso nunca me voy a cansar de agradecerle a usted por seguir investigando.-Facundo, no te preocupes tanto, sos un hombre de bien y tu padre también lo era, tengo muchas referencias de eso… ¿Cómo salió tu mamá de la depresión?-Es que yo creo que en un punto sigue deprimida, siento que le falta el brillo en los ojos que tenía antes, pero un día vino su amiga y hablaron bastante, al día siguiente mi m
Fue a su camerino y estaba angustiada, una vez más se preguntó porque su marido había preferido suicidarse en lugar de seguir juntos.Ella casi hubiera preferido vender su casa y mudarse a un lugar más pequeño y tener un auto más modesto, pero no quiso despojar a su hijo de los dos únicos bienes que le habían quedado, ya habían perdido todo, no sólo económicamente, sino moralmente.Pasaba el tiempo y ella seguía sin entender por qué su marido no estaba más a su lado.Se miró al espejo del camerino, se sabía hermosa y con un cuerpo excelente, no era una niña, lo sabía, pero tampoco era vieja y tendrían mucho por que vivir y compartir con su amado Paolo, ahora muchas veces también odiado.Sabía que no le valía de nada su belleza y su cuerpo casi perfecto, su vida se desmoronó cuando encontraron el cuerpo sin vida de su esposo.Todo lo demás era efímero.No le quedó otra que salir a trabajar y no podía obtener muchos trabajos sin estudios universitarios, no los pudo seguir, es que quedó
No había dejado de pensar en Edith en todo el día, estaba obsesionado, en un momento creyó que iba a ser fácil pasar una noche con ella, incluso cuando ella, momentos antes, lo había rechazado. Cuando él le dijo lo que pretendía, pensó que era una postura y supuso que siempre era lo primero que decía para así poder aumentar su cayet, pero ahora, viéndola de frente, aunque disfrazada y vestida llamativa, tenía dudas.¿Quién era realmente Edith Donato?Volvió la camarera con los dos cafés y Lorenzo le abonó dándole una propina considerable, pero no le prestó ni un segundo de atención.Sólo tenía ojos para la bella dama que estaba sentada en su mesa.-Sacate los anteojos por favor.Edith, miró a su alrededor y con cierto pudor, se sacó los anteojos.-¿Qué hacés acá?-Trabajo.Lorenzo pensó que ese no era el lugar en donde quería hablar con ella.-Vamos a otro sitio, por favor, en donde no te tengas que esconder.-Acepté tomar algo con vos, sólo para implorarte que Facundo no se entere q
Edith no quería convertirse en acompañante y sabía perfectamente que ese hombre era lo único que buscaba, por otro lado, ella no pretendía ni quería tener pareja.Pero se dio cuenta que ese hombre, aunque ella no quisiera, la había llevado a la locura, quizás sintió tanto porque hacía más de dos años que su cuerpo no tenía una caricia encima.Sin embargo, en el tiempo en que ella hacía que estaba trabajando en Bunny Girl, varias decenas de cientos de hombres le propusieron que sea su acompañante y Edith, con una indiferencia impasible, siempre se negó.Nadie la pudo tentar, claro que con Lorenzo tenía una razón más que válida para acceder a tomar algo y charlar, sin embargo eso lo podría haber hecho en su lugar de trabajo.Edith no se explicaba porqué accedió a ir a otro lado y mucho menos se explicaba cómo terminó devolviéndole los besos permitiendo que las manos del hombre lleguen hasta su intimidad.Lorenzo supo seducirla y embriagarla de placer.Ella supo que se complicaría su vid
A Lorenzo le había ganado la ansiedad, por lo que no pudo evitar ir hasta el lugar en donde trabajaba Edith.Nuevamente fue solo, es que no le había comentado a sus amigos lo que descubrió, no sabía porque se estaba comportando como un idiota, porque se sentía así.Nuevamente se acercó al escenario, cuando sabía que ella iba gateando hasta ese rincón.-Vení a mi mesa.Le dijo cuando ella lo miró, lo hizo sin querer ser imponente, aunque lo fue.Edith pensó bien qué hacer, aunque la noche anterior lo buscó entre el público, sabía que lo mejor era no volver a cruzarse con él.Sin embargo, al terminar su segundo show, le avisó a su amiga que la espere, que se volvían juntas, pero que iba a tardar unos minutos y le dijo la razón.Mimí la animó a disfrutar un poco más de la vida y de la compañía de ese apuesto caballero.La madre de Facundo no estaba tan convencida en cuanto a tener la compañía de Lorenzo, era un hombre que la atraía, ya no podía seguir negándolo y eso la asustaba.Él no l