Estando en su auto, recordó a su novia y decidió verla, ya que al día siguiente saldría con sus amigos.
Cenaron en un restaurante de moda, pero Majo se quejaba de todo, exigía cosas inverosímiles, tal vez por eso recordó que Facundo le dijo que su madre no era exigente.
No podía sacarla de su mente, parecía hechizado por esa mujer.
Fueron a su mansión, no le gustaba demasiado terminar allí, porque Majo malinterpretaba todo y se creía dueña y señora de su casa, pero a esta altura tampoco iban a ir a un hotel alojamiento.
-Tenés que tener una campanita para llamar al servicio doméstico.
-¿Qué?
A cada rato salía con tonterías.
-Para que no estén pegadas a la puerta, pueden escuchar nuestra conversación.
Pensó que mucho no importaba, ya que no hablaba de negocios con su novia y si necesitaba cerrar algún trato o algo importante, lo hacía desde las oficinas que tenía en sus empresas o en su despacho dentro de la mansión, de todos modos, no creía que las mucamas estuvieran escuchando lo que hablaba con su novia, sus conversaciones no eran interesantes.
Pensó que tendría que cenar con sus padres el próximo sábado, pero era otra cosa más a la que le huía, porque ellos querían que formalice con Majo y entre su madre y su novia, hacían planes para su futuro.
Soy un hombre grande, yo quiero decidir cuándo casarme y realmente no veo tan atractivo el casamiento con Majo, pensó.
Era un mujer bella y culta, aunque a veces, por la cantidad de tonterías que hablaba, dudaba de su cultura, lo cierto es que tenía clase, eso no lo podía negar, pero cada día que pasaba la encontraba más insulsa y se preguntaba si iba a soportar estar toda la vida a su lado.
La respuesta ya la conocía y era que no.
Le gustaba su libertad, salir a cenar con sus amigos, elegir con quien acostarse, su novia ya le resultaba aburrida.
Era atractiva, eso tampoco lo iba a negar, pero muchas veces se le hacía pesado estar con ella.
A la mañana siguiente desayunaron juntos, aunque Majo se estaba quejando porque era un poco temprano.
-Estos días tenemos demasiado trabajo, te lo vengo diciendo desde hace una semana, no tengo el honor de poder dormir hasta el mediodía.
-Entonces dejame dormir a mí.
-Vos te querés levantar conmigo.
-Sí, porque cuando vos te vas, las mucamas hacen ruido a propósito para que yo no pueda dormir, cuando nos casemos vamos a contratar gente nueva.
-Yo estoy conforme con el personal.
-¿Ves? Nunca me tenés en cuenta.
-Basta por favor, me agotás con tus tonterías.
Dijo Lorenzo dejando la taza de café en la mesa y mirando la hora en su celular.
Era temprano, sí, pero había citado a Oscar Yuri para que le informe si había averiguado algo y para instruir en una nueva investigación, quería saber sobre Edith Donato.
La noche anterior hasta se le había hecho tedioso tener relaciones con su novia, solo quería probar a esa mujer.
Cuando llegó el investigador le dijo que la iba a investigar.
-Hacelo con profundidad, si es necesario, seguila, quiero saber todo de ella, de qué trabaja, sus horarios, si tiene pareja, quiero saber absolutamente todo.
El investigador estaba confundido, porque no le encontraba sentido a esa investigación, no pensó en ningún momento que era por un tema personal, de todos modos le pagaban muy bien y eran todos temas relacionados, por lo que pensaba que una investigación lo llevaría a otra.
Lorenzo estaba tan obsesionado con ese caso y con esa mujer, que se encontró hablando con su socio para decirle que quería llevar a cenar a Facundo.
-¿Es tu mascota?
Le preguntó Orlando.
-Algo así, quiero saber todo sobre el caso y también todo sobre su madre.
Orlando rompió en carcajadas.
Siempre pensó que Lorenzo se comportaría así, si una mujer le interesa de verdad, porque lo conocía y sabía lo apasionado que era para todo, aunque pensaba que la viuda de Paolo era algo de paso, como un juguete nuevo o algo así.
-Voy a acercarme a la oficina de Facundo e invito a los dos arquitectos que tomaron el lugar de los despedidos y a Facundo.
-¿Estás en la empresa?
Ellos estaban hablando por teléfono, al tener tantas empresas no siempre coincidían en las mismas, aunque por el descalabro que se armó el otro día, era lógico que le presten más atención a esa empresa y que uno de los directivos o los dos, se acercara para controlar todo por allí, como suele decirse, el ojo del amo alimenta el ganado.
Mientras se dirigía a ese sector, Lorenzo pensaba que tenía que encontrar la forma de encontrarse con esa mujer y sin que Facundo estuviera delante de ellos.
Parecía que se hubiera convertido en un zorro y que ella era su presa, así se sentía, pero tenía que preparar el terreno y aún no sabía porque se tomaba tantas molestias.
Lorenzo tenía en claro que Edith era una mujer distinta, estaba acostumbrada a que su marido se desviviera en atenciones por ella, debe ser una mujer totalmente superficial, aunque si salió a trabajar para mantener la casa…
Quería conocerla, saber de ella, de su vida, debía ser una aventura poder conquistarla, aunque sea para tenerla un momento.
Al entrar a la oficina enmudecieron todos.
Entró a la oficina de Facundo, que estaba revisando un plano, el muchacho se puso nervioso al verlo, es que Lorenzo tenía un aura poderosa y tenía fama de ser casi déspota, aunque con él se portaba de manera excelente.
-Buenos días Facundo.
-Buenos días señor.
Dijo el joven, parándose y extendiendo su mano.
Mientras se saludaban, Lorenzo lo estudiaba, pensando cuánto podría saber Facundo de su madre.
-Llamá a Franco Juarez y a Daniel Malvec.
-Si señor.
Inmediatamente entraron los dos arquitectos que quedaron en categoría por debajo de Facundo.
-Señores, esta noche nos encontramos para cenar, quiero conocer sus expectativas y sus conocimientos, espero que estén los tres a la altura de lo que espero.
Les dio la dirección del restaurante y la hora.
Facundo se quedó preocupado, porque era evidente que los dos arquitectos sabían mucho más que él.
Estaban recibidos y él recién comenzaba con sus estudios, es verdad que sabía cómo manejarse con los obreros y como era el inicio de cada obra y luego todos los pasos a desarrollarse, muchas veces había acompañado a su padre hasta las obras y sentía que tenía la ingeniería metida en la sangre.
No perdió tiempo a la hora de la salida, quería leer algo de los apuntes de su padre, de alguna obra o algún emprendimiento para destacarse durante la charla esa noche.
Llamó a su madre para avisarle de las novedades.
Facundo sabía cómo era el restaurante, ahora dudaba si ir con algún traje, por su edad no tenía muchos, el lugar era elegante, de todos modos se decidió por un jeans negro y una camisa verde claro, hacía bastante calor, no se puso corbata, pero estaba elegante.
Luego repasó unos apuntes y pidió un remís hasta ese restaurante.
Se encontró en la puerta con los arquitectos, que estaban de traje, el joven pensó que quizás él estaba muy informal, entraron los tres juntos y los acompañaron a una mesa en donde se encontraba Orlando, que tenía una camisa sin saco, Facundo respiró un poco más tranquilo.
Se preocupaba demasiado por todos los detalles.
Sólo le avisó a su madre que tenía una cena con sus jefes y no le preguntó qué se podría poner, es que se sentía adulto, aunque por otro lado ella le resolvía muchos temas, uno de ellos era el de su vestimenta, en ese momento se dio cuenta que tenía que crecer, pero ella lo seguía viendo como un adolescente.
Es que a pesar de trabajar y estudiar, no dejaba de tener 18 años.
Edith permitía que trabaje para que se vaya formando, aunque siempre habían soñado con su marido, que Facundo se iba a formar como ingeniero y empresario en la empresa que tenían.
Leonardo y Lorenzo llegaron juntos.
Cada uno llegó por su lado pero se encontraron en la entrada, ambos estaban vestidos bastante informal.
Pidieron la cena y charlaron amigablemente.
Leonardo miró a Facundo y pensó que se parecía a su padre, aunque el color de sus ojos era gris, medio verdoso, casi indefinido, como los de su bella madre.
Iba a hacer un comentario, pero recordó que su amigo le dijo que la tenía en la mira, por lo que se calló la boca.
Hablaron sobre proyectos que los tres amigos tenían en común.
Facundo manifestó algo sobre una obra en construcción de un edificio moderno, que había hecho su padre cinco años atrás.
Trataba de concentrarse en la conversación.
Los arquitectos que trabajaban en su oficina medían más sus palabras y estaban más inseguros que él.
Lorenzo se dio cuenta que Facundo, pese a su edad y sus pocos estudios, tenía una idea absoluta de cómo manejarse en las obras.
Orlando también lo notó.
Los ceos estaban muy conformes con que él estuviera a cargo en la oficina, porque muchas veces no era fundamental saber todo, sino saber a quién delegar cada tarea y saber dirigir, pareciera que el adolescente lo sabía hacer, ambos calcularon que eso lo había aprendido acompañando a su padre y no se equivocaban.
Los arquitectos que quedaron en categoría por debajo del joven, estaban asombrados por ese rasgo de cultura que no le conocían, más allá que no supiera hacer muchas cosas porque era evidente que le faltaban años de facultad, parecía que sí las sabía y no entendían porqué, ninguno de los dos conocía la historia de su padre.
Era una historia conocida entre los CEOS del rubro, no trascendió mucho más allá.
Siguieron charlando durante la cena.Luego nombraron algunos edificios conocidos y Facundo dijo conocer al ingeniero civil que había hecho uno de ellos, lo nombró por nombre y apellido y con cierta familiaridad.-Fue compañero de facultad de mi padre y recuerdo haber compartido un día de campo con él y su familia.Los tres CEOS que estaban en la mesa lo conocían perfectamente.El resto de la noche hablaron de música, Facundo comentó que a su padre le gustaba Elton Jhon y que en una oportunidad, cuando estaban de vacaciones en Europa coincidieron con uno de sus shows y fueron a verlo.Los arquitectos de su equipo estaban asombrados, no tenían idea del nivel socioeconómico al que había pertenecido Facundo.Lorenzo pensaba que no podía ser que Edith se hubiera conformado cuando perdieron todo y enviudó.Si realmente era así, seguramente ella extrañaría la salida a los buenos restaurantes, a las fiestas empresariales, las vacaciones de súper lujo y a lo mejor, con invitarla a algún viaje,
Al irse, Facundo iba a tomar un taxi, pero Lorenzo le ofreció llevarlo.Durante el viaje trató de preguntarle con discreción, cosas sobre su madre.-Mamá estaba muy deprimida cuando falleció mi papá, pero a la vez también estaba enojada, porque decía que iban a salir adelante trabajando entre los dos, que ella no precisaba lujos, que solo quería estar con él, mis recuerdos me llevan a pensar que se adoraban, debe haber sido así, creo que fueron muy felices, mi mamá siempre cuidó de mí y también de mi papá, por eso ella estuvo muy mal, decía que no se merecía que él se hubiese suicidado, por eso nunca me voy a cansar de agradecerle a usted por seguir investigando.-Facundo, no te preocupes tanto, sos un hombre de bien y tu padre también lo era, tengo muchas referencias de eso… ¿Cómo salió tu mamá de la depresión?-Es que yo creo que en un punto sigue deprimida, siento que le falta el brillo en los ojos que tenía antes, pero un día vino su amiga y hablaron bastante, al día siguiente mi m
Fue a su camerino y estaba angustiada, una vez más se preguntó porque su marido había preferido suicidarse en lugar de seguir juntos.Ella casi hubiera preferido vender su casa y mudarse a un lugar más pequeño y tener un auto más modesto, pero no quiso despojar a su hijo de los dos únicos bienes que le habían quedado, ya habían perdido todo, no sólo económicamente, sino moralmente.Pasaba el tiempo y ella seguía sin entender por qué su marido no estaba más a su lado.Se miró al espejo del camerino, se sabía hermosa y con un cuerpo excelente, no era una niña, lo sabía, pero tampoco era vieja y tendrían mucho por que vivir y compartir con su amado Paolo, ahora muchas veces también odiado.Sabía que no le valía de nada su belleza y su cuerpo casi perfecto, su vida se desmoronó cuando encontraron el cuerpo sin vida de su esposo.Todo lo demás era efímero.No le quedó otra que salir a trabajar y no podía obtener muchos trabajos sin estudios universitarios, no los pudo seguir, es que quedó
No había dejado de pensar en Edith en todo el día, estaba obsesionado, en un momento creyó que iba a ser fácil pasar una noche con ella, incluso cuando ella, momentos antes, lo había rechazado. Cuando él le dijo lo que pretendía, pensó que era una postura y supuso que siempre era lo primero que decía para así poder aumentar su cayet, pero ahora, viéndola de frente, aunque disfrazada y vestida llamativa, tenía dudas.¿Quién era realmente Edith Donato?Volvió la camarera con los dos cafés y Lorenzo le abonó dándole una propina considerable, pero no le prestó ni un segundo de atención.Sólo tenía ojos para la bella dama que estaba sentada en su mesa.-Sacate los anteojos por favor.Edith, miró a su alrededor y con cierto pudor, se sacó los anteojos.-¿Qué hacés acá?-Trabajo.Lorenzo pensó que ese no era el lugar en donde quería hablar con ella.-Vamos a otro sitio, por favor, en donde no te tengas que esconder.-Acepté tomar algo con vos, sólo para implorarte que Facundo no se entere q
Edith no quería convertirse en acompañante y sabía perfectamente que ese hombre era lo único que buscaba, por otro lado, ella no pretendía ni quería tener pareja.Pero se dio cuenta que ese hombre, aunque ella no quisiera, la había llevado a la locura, quizás sintió tanto porque hacía más de dos años que su cuerpo no tenía una caricia encima.Sin embargo, en el tiempo en que ella hacía que estaba trabajando en Bunny Girl, varias decenas de cientos de hombres le propusieron que sea su acompañante y Edith, con una indiferencia impasible, siempre se negó.Nadie la pudo tentar, claro que con Lorenzo tenía una razón más que válida para acceder a tomar algo y charlar, sin embargo eso lo podría haber hecho en su lugar de trabajo.Edith no se explicaba porqué accedió a ir a otro lado y mucho menos se explicaba cómo terminó devolviéndole los besos permitiendo que las manos del hombre lleguen hasta su intimidad.Lorenzo supo seducirla y embriagarla de placer.Ella supo que se complicaría su vid
A Lorenzo le había ganado la ansiedad, por lo que no pudo evitar ir hasta el lugar en donde trabajaba Edith.Nuevamente fue solo, es que no le había comentado a sus amigos lo que descubrió, no sabía porque se estaba comportando como un idiota, porque se sentía así.Nuevamente se acercó al escenario, cuando sabía que ella iba gateando hasta ese rincón.-Vení a mi mesa.Le dijo cuando ella lo miró, lo hizo sin querer ser imponente, aunque lo fue.Edith pensó bien qué hacer, aunque la noche anterior lo buscó entre el público, sabía que lo mejor era no volver a cruzarse con él.Sin embargo, al terminar su segundo show, le avisó a su amiga que la espere, que se volvían juntas, pero que iba a tardar unos minutos y le dijo la razón.Mimí la animó a disfrutar un poco más de la vida y de la compañía de ese apuesto caballero.La madre de Facundo no estaba tan convencida en cuanto a tener la compañía de Lorenzo, era un hombre que la atraía, ya no podía seguir negándolo y eso la asustaba.Él no l
Edith sentía un vacío bastante grande, sentía pena de la situación, de ella y de Paolo, sin embargo aunque muriera de pena, habían pasado casi tres años de la muerte de su esposo.Era verdad, tenía que reponerse, podía volar libre, dejando de lado esa culpa de estar viva y de disfrutar un poco de sexo.Lorenzo se puso el bóxer.Ella lo miró pensando en el cuerpo perfecto que tenía ese hombre, los abdominales los tenía marcado, al igual que los brazos.Lorenzo ya estaba pegado a ella, mareándola con sus besos y su exquisito aroma.La estaba besando con desesperación, ni él se explicaba todo el deseo que le provocaba esa mujer.Terminaron en el sillón, besándose desesperados, la boca de Lorenzo estaba enterrada en el pecho de Edith, preguntándose si se podía sentir tanto placer en otro lado.Los gemidos de ambos envolvían la habitación.Edith pensaba que, a pesar de todo, sentía muchas ganas de tener sexo con Lorenzo, le gustaba demasiado, nunca otro hombre, aparte de su esposo, le habí
-Estás distraido.La voz de su novia lo sacó de sus pensamientos.-Estoy con mucho trabajo.Esa era su excusa, la que siempre ponía, Majo no tenía manera de comprobarlo.Luego de charlar brevemente, quedaron en cenar juntos.Lo mejor que podía hacer era distraerse.Estaba cenando con su novia, pensando en que si se quería distraer, ella no era la opción, con Majo se aburría y eso ya no tenía que ver con Edith.Cualquier otra mujer lo entretenía más.Veía su vida al lado de ella y se descomponía.Los iba a alcanzar la rutina, es más, sin estar casados, ya eran rutinarios.Estaba metido en un lío, sabía que era difícil cortar con esa relación.Sus padres lo presionaban para que se case y él solo quería ser libre, o al menos disfrutar con una mujer distinta cada vez.Majo era bella, pero en un punto también era insulsa y creía que no era muy transparente, lo presionaba demasiado.La llevó hasta su casa, ella no quería, pensaba que podían pasar la noche juntos, pero Lorenzo puso como excus