Hola, espero que les guste mi nueva novela, en esta ocasión es de actualización diaria, muchas gracias por seguir leyendo mis novelas.
Fue a su camerino y estaba angustiada, una vez más se preguntó porque su marido había preferido suicidarse en lugar de seguir juntos.Ella casi hubiera preferido vender su casa y mudarse a un lugar más pequeño y tener un auto más modesto, pero no quiso despojar a su hijo de los dos únicos bienes que le habían quedado, ya habían perdido todo, no sólo económicamente, sino moralmente.Pasaba el tiempo y ella seguía sin entender por qué su marido no estaba más a su lado.Se miró al espejo del camerino, se sabía hermosa y con un cuerpo excelente, no era una niña, lo sabía, pero tampoco era vieja y tendrían mucho por que vivir y compartir con su amado Paolo, ahora muchas veces también odiado.Sabía que no le valía de nada su belleza y su cuerpo casi perfecto, su vida se desmoronó cuando encontraron el cuerpo sin vida de su esposo.Todo lo demás era efímero.No le quedó otra que salir a trabajar y no podía obtener muchos trabajos sin estudios universitarios, no los pudo seguir, es que quedó
No había dejado de pensar en Edith en todo el día, estaba obsesionado, en un momento creyó que iba a ser fácil pasar una noche con ella, incluso cuando ella, momentos antes, lo había rechazado. Cuando él le dijo lo que pretendía, pensó que era una postura y supuso que siempre era lo primero que decía para así poder aumentar su cayet, pero ahora, viéndola de frente, aunque disfrazada y vestida llamativa, tenía dudas.¿Quién era realmente Edith Donato?Volvió la camarera con los dos cafés y Lorenzo le abonó dándole una propina considerable, pero no le prestó ni un segundo de atención.Sólo tenía ojos para la bella dama que estaba sentada en su mesa.-Sacate los anteojos por favor.Edith, miró a su alrededor y con cierto pudor, se sacó los anteojos.-¿Qué hacés acá?-Trabajo.Lorenzo pensó que ese no era el lugar en donde quería hablar con ella.-Vamos a otro sitio, por favor, en donde no te tengas que esconder.-Acepté tomar algo con vos, sólo para implorarte que Facundo no se entere q
Edith no quería convertirse en acompañante y sabía perfectamente que ese hombre era lo único que buscaba, por otro lado, ella no pretendía ni quería tener pareja.Pero se dio cuenta que ese hombre, aunque ella no quisiera, la había llevado a la locura, quizás sintió tanto porque hacía más de dos años que su cuerpo no tenía una caricia encima.Sin embargo, en el tiempo en que ella hacía que estaba trabajando en Bunny Girl, varias decenas de cientos de hombres le propusieron que sea su acompañante y Edith, con una indiferencia impasible, siempre se negó.Nadie la pudo tentar, claro que con Lorenzo tenía una razón más que válida para acceder a tomar algo y charlar, sin embargo eso lo podría haber hecho en su lugar de trabajo.Edith no se explicaba porqué accedió a ir a otro lado y mucho menos se explicaba cómo terminó devolviéndole los besos permitiendo que las manos del hombre lleguen hasta su intimidad.Lorenzo supo seducirla y embriagarla de placer.Ella supo que se complicaría su vid
A Lorenzo le había ganado la ansiedad, por lo que no pudo evitar ir hasta el lugar en donde trabajaba Edith.Nuevamente fue solo, es que no le había comentado a sus amigos lo que descubrió, no sabía porque se estaba comportando como un idiota, porque se sentía así.Nuevamente se acercó al escenario, cuando sabía que ella iba gateando hasta ese rincón.-Vení a mi mesa.Le dijo cuando ella lo miró, lo hizo sin querer ser imponente, aunque lo fue.Edith pensó bien qué hacer, aunque la noche anterior lo buscó entre el público, sabía que lo mejor era no volver a cruzarse con él.Sin embargo, al terminar su segundo show, le avisó a su amiga que la espere, que se volvían juntas, pero que iba a tardar unos minutos y le dijo la razón.Mimí la animó a disfrutar un poco más de la vida y de la compañía de ese apuesto caballero.La madre de Facundo no estaba tan convencida en cuanto a tener la compañía de Lorenzo, era un hombre que la atraía, ya no podía seguir negándolo y eso la asustaba.Él no l
Edith sentía un vacío bastante grande, sentía pena de la situación, de ella y de Paolo, sin embargo aunque muriera de pena, habían pasado casi tres años de la muerte de su esposo.Era verdad, tenía que reponerse, podía volar libre, dejando de lado esa culpa de estar viva y de disfrutar un poco de sexo.Lorenzo se puso el bóxer.Ella lo miró pensando en el cuerpo perfecto que tenía ese hombre, los abdominales los tenía marcado, al igual que los brazos.Lorenzo ya estaba pegado a ella, mareándola con sus besos y su exquisito aroma.La estaba besando con desesperación, ni él se explicaba todo el deseo que le provocaba esa mujer.Terminaron en el sillón, besándose desesperados, la boca de Lorenzo estaba enterrada en el pecho de Edith, preguntándose si se podía sentir tanto placer en otro lado.Los gemidos de ambos envolvían la habitación.Edith pensaba que, a pesar de todo, sentía muchas ganas de tener sexo con Lorenzo, le gustaba demasiado, nunca otro hombre, aparte de su esposo, le habí
-Estás distraido.La voz de su novia lo sacó de sus pensamientos.-Estoy con mucho trabajo.Esa era su excusa, la que siempre ponía, Majo no tenía manera de comprobarlo.Luego de charlar brevemente, quedaron en cenar juntos.Lo mejor que podía hacer era distraerse.Estaba cenando con su novia, pensando en que si se quería distraer, ella no era la opción, con Majo se aburría y eso ya no tenía que ver con Edith.Cualquier otra mujer lo entretenía más.Veía su vida al lado de ella y se descomponía.Los iba a alcanzar la rutina, es más, sin estar casados, ya eran rutinarios.Estaba metido en un lío, sabía que era difícil cortar con esa relación.Sus padres lo presionaban para que se case y él solo quería ser libre, o al menos disfrutar con una mujer distinta cada vez.Majo era bella, pero en un punto también era insulsa y creía que no era muy transparente, lo presionaba demasiado.La llevó hasta su casa, ella no quería, pensaba que podían pasar la noche juntos, pero Lorenzo puso como excus
Volvieron a tocar el tema de Bernardo Ruiz y quedaron en que iban a seguir investigando, mientras esperaban que Leonardo les diga que tenía guardado ese maldito teléfono, luego irían con esas pruebas a la policía.-Si se comprueba que fue un asesinato, la aseguradora le liberaría a la viuda y a su hijo, el seguro de vida, que es de dos millones de dólares.-Hasta ahora, si es como pensamos, Bernardo se manejó con mucha inteligencia.Dice Orlando.-Sí y algunas veces va al club en donde ella trabaja, aunque se camufla y no se le acerca, tené cuidado, porque si sabe que la estás viendo, podría atentar contra tu vida.Le recomienda el investigador a Lorenzo.-¡Mierda! Exclamó el empresario obsesionado con la hermosa viuda.Sin embargo no tuvo mucho problema, él solía salir, la mayoría de las veces, con el chofer, que estaba armado y con un custodio extra.Sólo le preocupaba la seguridad de Edith.- ¿Estás seguro que ella no termina acompañando a alguien? ¿Sabés si brinda algún servicio
Lorenzo le indicó el camino, sus custodios lo seguían de cerca, aunque al llegar al hotel, se quedaron en la puerta, eso era obvio.El Ceo quería dominar la situación, esperaba cansarse pronto de ella, porque no estaba cómodo, pero al llegar a la habitación, ya no pensó en dominar nada, sólo sintió una locura en su vientre, que lo subyugaba.Las ganas que tenía de ella eran avasallantes.Le robó mil besos, lo hacía con pasión, sí, pero también con ternura o con un sentimiento desconocido para él hasta ese momento.Estaba supeditado a complacerla, porque sólo así él sentía placer.Era verdad, su vientre era un fuego absoluto, solo se aplacaba al estar dentro de ella.Se colocó rápidamente un preservativo y se enterró con ganas y con placer.-Sos hermosa.Le repetía mil veces, mientras que sus manos recorrían el cuerpo de Edith.No podía dejar de acariciarla.Al explotar de lujuria y derramarse dentro de ella, no quería ni salir para enjuagarse, se hubiera quedado toda la noche con Edit