Edith sentía un vacío bastante grande, sentía pena de la situación, de ella y de Paolo, sin embargo aunque muriera de pena, habían pasado casi tres años de la muerte de su esposo.Era verdad, tenía que reponerse, podía volar libre, dejando de lado esa culpa de estar viva y de disfrutar un poco de sexo.Lorenzo se puso el bóxer.Ella lo miró pensando en el cuerpo perfecto que tenía ese hombre, los abdominales los tenía marcado, al igual que los brazos.Lorenzo ya estaba pegado a ella, mareándola con sus besos y su exquisito aroma.La estaba besando con desesperación, ni él se explicaba todo el deseo que le provocaba esa mujer.Terminaron en el sillón, besándose desesperados, la boca de Lorenzo estaba enterrada en el pecho de Edith, preguntándose si se podía sentir tanto placer en otro lado.Los gemidos de ambos envolvían la habitación.Edith pensaba que, a pesar de todo, sentía muchas ganas de tener sexo con Lorenzo, le gustaba demasiado, nunca otro hombre, aparte de su esposo, le habí
-Estás distraido.La voz de su novia lo sacó de sus pensamientos.-Estoy con mucho trabajo.Esa era su excusa, la que siempre ponía, Majo no tenía manera de comprobarlo.Luego de charlar brevemente, quedaron en cenar juntos.Lo mejor que podía hacer era distraerse.Estaba cenando con su novia, pensando en que si se quería distraer, ella no era la opción, con Majo se aburría y eso ya no tenía que ver con Edith.Cualquier otra mujer lo entretenía más.Veía su vida al lado de ella y se descomponía.Los iba a alcanzar la rutina, es más, sin estar casados, ya eran rutinarios.Estaba metido en un lío, sabía que era difícil cortar con esa relación.Sus padres lo presionaban para que se case y él solo quería ser libre, o al menos disfrutar con una mujer distinta cada vez.Majo era bella, pero en un punto también era insulsa y creía que no era muy transparente, lo presionaba demasiado.La llevó hasta su casa, ella no quería, pensaba que podían pasar la noche juntos, pero Lorenzo puso como excus
Volvieron a tocar el tema de Bernardo Ruiz y quedaron en que iban a seguir investigando, mientras esperaban que Leonardo les diga que tenía guardado ese maldito teléfono, luego irían con esas pruebas a la policía.-Si se comprueba que fue un asesinato, la aseguradora le liberaría a la viuda y a su hijo, el seguro de vida, que es de dos millones de dólares.-Hasta ahora, si es como pensamos, Bernardo se manejó con mucha inteligencia.Dice Orlando.-Sí y algunas veces va al club en donde ella trabaja, aunque se camufla y no se le acerca, tené cuidado, porque si sabe que la estás viendo, podría atentar contra tu vida.Le recomienda el investigador a Lorenzo.-¡Mierda! Exclamó el empresario obsesionado con la hermosa viuda.Sin embargo no tuvo mucho problema, él solía salir, la mayoría de las veces, con el chofer, que estaba armado y con un custodio extra.Sólo le preocupaba la seguridad de Edith.- ¿Estás seguro que ella no termina acompañando a alguien? ¿Sabés si brinda algún servicio
Lorenzo le indicó el camino, sus custodios lo seguían de cerca, aunque al llegar al hotel, se quedaron en la puerta, eso era obvio.El Ceo quería dominar la situación, esperaba cansarse pronto de ella, porque no estaba cómodo, pero al llegar a la habitación, ya no pensó en dominar nada, sólo sintió una locura en su vientre, que lo subyugaba.Las ganas que tenía de ella eran avasallantes.Le robó mil besos, lo hacía con pasión, sí, pero también con ternura o con un sentimiento desconocido para él hasta ese momento.Estaba supeditado a complacerla, porque sólo así él sentía placer.Era verdad, su vientre era un fuego absoluto, solo se aplacaba al estar dentro de ella.Se colocó rápidamente un preservativo y se enterró con ganas y con placer.-Sos hermosa.Le repetía mil veces, mientras que sus manos recorrían el cuerpo de Edith.No podía dejar de acariciarla.Al explotar de lujuria y derramarse dentro de ella, no quería ni salir para enjuagarse, se hubiera quedado toda la noche con Edit
Majo no sabía que sucedía con su novio.Hacía casi un mes que no tenían relaciones y estaba preocupada.No le gustaba perder a nada y sentía que estaba perdiendo la oportunidad de concretar su matrimonio con Lorenzo.Le insinuó varias veces que quería hacer el amor con él, ir a su casa.Él la llenaba de excusas y más que un suave beso en los labios, no le daba.Pensaba que Lorenzo en cualquier momento cortaría la relación que tenía con ella.No estaba dispuesta a perderlo tan fácilmente.Esa noche, como tantas otras últimamente, la dejó en su casa con la excusa de que al otro día madrugaba mucho.Ella no dijo nada, pero en cuánto él arrancó el auto, se subió a un taxi que la estaba esperando, lo siguió, quería saber si de verdad iba directamente a su casa, apostaba lo que no tenía, que no estaba equivocada.No se asombró cuándo su novio no tomó la dirección de su hogar, pero lo que la descolocó, fue cuándo vio que estaba entrando a un club de caballeros, donde seguramente lo único que
Majo ni siquiera insinuó que pasaran la noche juntos, sólo quería que pase ese día y que su novio no corte la relación, por ahora ese era su propósito.El taxista que ella contrataba, la estaba esperando, porque Majo sabía cómo iba a terminar su noche y no quería perder tiempo.-Siga al auto de mi novio y esperemos afuera de ese maldito lugar.Le indicó ella de malos modos.El trabajador así lo hizo, pensando que ganaba esa bella mujer con seguir a su novio, si ya sabía que él iba a ese lugar y siempre se encontraba con la misma mujer, se notaba que él tenía mucho dinero y seguramente se había encaprichado con la prostituta que subía cada vez a su auto y terminaban en el mismo hotel.Es verdad que la mujer que lo seguía, la que era su pasajera, era hermosa también, pero esa prostituta dejaría sin aire a más de uno, incluido a él.También pensaba que ese hombre no dejaría a su bella, aunque antipática novia, por una cualquiera, que a juzgar por el auto que tenía, cobraría mucho por sus
Oscar, que estaba siguiendo a Bernardo, que también se hallaba esa noche en el lugar, y observó a Majo, pero no le prestó demasiada atención, porque concluyó que era alguna prostituta que tal vez quería saber cómo era el lugar para pedir trabajo o encontrar algún cliente, aunque no le pareció que tuviera el nivel de las mujeres que allí trabajaban, luego siguió a Bernardo, que fue detrás de la pareja de la joven viuda y el ingeniero, pero como otras noches, sólo los siguió hasta el hotel.Comprobó que los esperó hasta que salieron del hotel y los siguió hasta la mansión de la mujer y luego lo siguió a él hasta que llegó a su mansión.Le llamó la atención la imponente mansión en donde ella vivía, pensó que era una vividora.Al día siguiente, Oscar pidió una cita con Lorenzo, ni siquiera quiso hablar por teléfono.Al pasar por una de sus empresas le explicó la rutina de Bernardo.-No le tengo miedo.Dijo Lorenzo.-Reforzá los custodios, estoy seguro de que en cualquier momento Bernardo h
Edith terminó de levantar la mesa y se dirigió a la cocina.Lavó los platos bajo la atenta mirada del hombre.Él nunca en su vida vio que su madre y mucho menos su novia, se dignara a lavar los platos y estaba seguro que en vida de su marido, Edith tampoco lo hacía, tendría empleadas que se dedicaban a esa labor.-Te puedo poner empleadas, que no seas más la cenicienta, ni que salgas a trabajar por la noche.Quería convencerla de alguna manera.Ella le sonrió sin dejar de arreglar la cocina, dejando todo en perfectas condiciones, antes de ir a trabajar.Hasta le escribió una nota a Facundo, donde decía que se podía calentar por la noche, ya que ella en ese horario, trabajaba.-Lo voy a pensar.Le volvió a contestar Edith.Lorenzo trató de cambiar de táctica.Se acercó a ella, abrazándola por detrás.-Edith… por favor, siento que te estoy compartiendo con cientos de desconocidos y quiero que seas solo mía.La madre de Facundo no supo qué pensar sobre esas palabras, pero se estremeció a