Lorenzo le indicó el camino, sus custodios lo seguían de cerca, aunque al llegar al hotel, se quedaron en la puerta, eso era obvio.El Ceo quería dominar la situación, esperaba cansarse pronto de ella, porque no estaba cómodo, pero al llegar a la habitación, ya no pensó en dominar nada, sólo sintió una locura en su vientre, que lo subyugaba.Las ganas que tenía de ella eran avasallantes.Le robó mil besos, lo hacía con pasión, sí, pero también con ternura o con un sentimiento desconocido para él hasta ese momento.Estaba supeditado a complacerla, porque sólo así él sentía placer.Era verdad, su vientre era un fuego absoluto, solo se aplacaba al estar dentro de ella.Se colocó rápidamente un preservativo y se enterró con ganas y con placer.-Sos hermosa.Le repetía mil veces, mientras que sus manos recorrían el cuerpo de Edith.No podía dejar de acariciarla.Al explotar de lujuria y derramarse dentro de ella, no quería ni salir para enjuagarse, se hubiera quedado toda la noche con Edit
Majo no sabía que sucedía con su novio.Hacía casi un mes que no tenían relaciones y estaba preocupada.No le gustaba perder a nada y sentía que estaba perdiendo la oportunidad de concretar su matrimonio con Lorenzo.Le insinuó varias veces que quería hacer el amor con él, ir a su casa.Él la llenaba de excusas y más que un suave beso en los labios, no le daba.Pensaba que Lorenzo en cualquier momento cortaría la relación que tenía con ella.No estaba dispuesta a perderlo tan fácilmente.Esa noche, como tantas otras últimamente, la dejó en su casa con la excusa de que al otro día madrugaba mucho.Ella no dijo nada, pero en cuánto él arrancó el auto, se subió a un taxi que la estaba esperando, lo siguió, quería saber si de verdad iba directamente a su casa, apostaba lo que no tenía, que no estaba equivocada.No se asombró cuándo su novio no tomó la dirección de su hogar, pero lo que la descolocó, fue cuándo vio que estaba entrando a un club de caballeros, donde seguramente lo único que
Majo ni siquiera insinuó que pasaran la noche juntos, sólo quería que pase ese día y que su novio no corte la relación, por ahora ese era su propósito.El taxista que ella contrataba, la estaba esperando, porque Majo sabía cómo iba a terminar su noche y no quería perder tiempo.-Siga al auto de mi novio y esperemos afuera de ese maldito lugar.Le indicó ella de malos modos.El trabajador así lo hizo, pensando que ganaba esa bella mujer con seguir a su novio, si ya sabía que él iba a ese lugar y siempre se encontraba con la misma mujer, se notaba que él tenía mucho dinero y seguramente se había encaprichado con la prostituta que subía cada vez a su auto y terminaban en el mismo hotel.Es verdad que la mujer que lo seguía, la que era su pasajera, era hermosa también, pero esa prostituta dejaría sin aire a más de uno, incluido a él.También pensaba que ese hombre no dejaría a su bella, aunque antipática novia, por una cualquiera, que a juzgar por el auto que tenía, cobraría mucho por sus
Oscar, que estaba siguiendo a Bernardo, que también se hallaba esa noche en el lugar, y observó a Majo, pero no le prestó demasiada atención, porque concluyó que era alguna prostituta que tal vez quería saber cómo era el lugar para pedir trabajo o encontrar algún cliente, aunque no le pareció que tuviera el nivel de las mujeres que allí trabajaban, luego siguió a Bernardo, que fue detrás de la pareja de la joven viuda y el ingeniero, pero como otras noches, sólo los siguió hasta el hotel.Comprobó que los esperó hasta que salieron del hotel y los siguió hasta la mansión de la mujer y luego lo siguió a él hasta que llegó a su mansión.Le llamó la atención la imponente mansión en donde ella vivía, pensó que era una vividora.Al día siguiente, Oscar pidió una cita con Lorenzo, ni siquiera quiso hablar por teléfono.Al pasar por una de sus empresas le explicó la rutina de Bernardo.-No le tengo miedo.Dijo Lorenzo.-Reforzá los custodios, estoy seguro de que en cualquier momento Bernardo h
Edith terminó de levantar la mesa y se dirigió a la cocina.Lavó los platos bajo la atenta mirada del hombre.Él nunca en su vida vio que su madre y mucho menos su novia, se dignara a lavar los platos y estaba seguro que en vida de su marido, Edith tampoco lo hacía, tendría empleadas que se dedicaban a esa labor.-Te puedo poner empleadas, que no seas más la cenicienta, ni que salgas a trabajar por la noche.Quería convencerla de alguna manera.Ella le sonrió sin dejar de arreglar la cocina, dejando todo en perfectas condiciones, antes de ir a trabajar.Hasta le escribió una nota a Facundo, donde decía que se podía calentar por la noche, ya que ella en ese horario, trabajaba.-Lo voy a pensar.Le volvió a contestar Edith.Lorenzo trató de cambiar de táctica.Se acercó a ella, abrazándola por detrás.-Edith… por favor, siento que te estoy compartiendo con cientos de desconocidos y quiero que seas solo mía.La madre de Facundo no supo qué pensar sobre esas palabras, pero se estremeció a
Al llegar a su casa, Majo, no podía apartar de su mente a esa mujer, ya se había dado cuenta que no era alguien común, no era una más, aunque seguía pensando que era sólo alguien que se desnudaba por unos pesos.Sabía que Lorenzo estaba loco por esa mujer, pero aunque tenía un cuerpo de infarto, eso le costaba reconocerlo, no podría ser más que una amante para él, por ella jamás se cortaría la relación.¿Entonces por qué estaba segura que él estaba por terminar con ella?¿Estaría equivocada?Quizás él sólo estaba pasando el rato con ella.Por más que la desee con toda su alma, jamás seguiría adelante con esa mujer, a lo sumo, le pondría un departamento y la convertiría en su amante, alguien a quién él escondería.-Yo soy la candidata para ser su esposa.Murmuró Majo, mientras pensaba que si esa mujer sería tan importante para él, ya le habría puesto un departamento y eso no había sucedido, porque ella misma los había visto entrar a un hotel varias veces.También estaba el hecho de que
Lorenzo estaba reunido con Orlando, en la oficina de éste último, cuando su secretaria le avisó que había llegado Leonardo Goya.Lo hicieron pasar inmediatamente, ya que los socios estaban seguros que por fin sabrían que había sucedido, aunque era obvio que a esta altura, para Lorenzo el tema era casi personal. Claro que esa información y las investigaciones de Oscar Yuri, las llevarían a la justicia.Es que en cierta manera, los dos estaban involucrados y se sentían responsables por haber comprado la empresa de Paolo. Leonardo pasó con confianza y se sentó en uno de los sillones individuales que había en la oficina, antes de hacerlo le pidió a la secretaria que le sirviera un whisky.La chica les sirvió a los tres y luego se retiró, pensando que el amigo de sus jefes era un adonis.Luego de intercambiar saludos y decirle a Lorenzo que estaba desaparecido de la acción, porque hacía bastante que no se unía cuando salían con Orlando y luego, pretendió hablar sobre el celular.Antes de
-Se terminan los audios y las conversaciones.Dice Leonardo.-No entiendo como Bernardo no se quedó con el celular que lo podría incriminar.Acota Orlando.-Él se manejaba con otro celular, ese lo dejó en su casa, lo encontró Facundo, hace no mucho.Les explicó Lorenzo, porque eso le había dicho el joven.-Es evidente que Bernardo lo mató.Leonardo no tiene dudas.-Cité a Oscar, ya debe estar por llegar.Les cuenta Lorenzo, en ese momento la secretaria les avisa que el investigador ya llegó.Hablaron entre los cuatro un largo rato.Le sonó el celular a Lorenzo, era Majo.-Estoy reunido.-Todos los días tenés las mismas excusas.-No son excusas, ya basta.-Me estoy hartando.-Me alegro.Le contestó el ingeniero y cortó la conversación.-La semana que viene me voy de viaje con Edith.-¿Vas a formalizar con ella?Le pregunta Leonardo.-¿Qué? No… es sólo…No siguió la frase, porque ni él sabía cómo seguirla.El investigador no dijo nada, pero pensó que esa mujer no era una aventura pasaje