Capítulo 5
Xavier levantó un poco la cabeza y entrecerró sus ojos afilados, mirando el pequeño balcón que en ese momento se encontraba vacío.

—Llévalos adentro primero —ordenó con un tono calmado, tras dos segundos de silencio.

Valentín se sorprendió, pero no se atrevió a cuestionar las órdenes de su jefe, por lo que asintió y llamó a los padrinos.

—Vamos, síganme adentro.

El equipo de recepción de la familia Palacios se encontraba en la puerta de la familia Quiroz, discutiendo con las damas de honor sobre los próximos rituales de la boda. ¡La atmósfera es muy animada! Por esto, nadie notó que el novio ya había rodeado la mansión Quiroz hacia la puerta trasera.

En la puerta trasera de la familia Quiroz, una muchacha caminaba con pasos desafiantes, tarareando la marcha nupcial.

Sin embargo, apenas había dado unos pasos cuando alguien la agarró del cuello con fuerza, levantándola del suelo como a un corderito listo a punto de ser sacrificado.

—¿Intentando escapar? —La voz grave del hombre estaba llena de una frialdad que denotaba peligro.

Aunque Valeria no había compartido mucho tiempo con él, reconoció a Xavier al instante.

Sin embargo, no se preocupó; ella tenía un plan B, por lo que se giró para mirarlo.

—Señor, ¿quién es usted? ¿Por qué me agarra de esta manera? —preguntó, forzando su voz y fingiendo tartamudez.

Xavier se quedó sorprendido al ver la cara de la mujer, por lo que soltó su agarre de inmediato, como si hubiera visto un fantasma.

La mujer frente a él tenía la cara llena de grandes lunares, cejas rectas y gruesas, labios exageradamente grandes y ojos maquillados con colores chillones. Su aspecto era tan grotesco que hacía que cualquier personaje de película pareciera normal en comparación con ella.

Valeria se deleitó viendo la expresión de Xavier, quien claramente se veía asustado por su horrible apariencia.

—Señor, ¿viene a recoger a la novia? —preguntó ella, mientras continuaba fingiendo ignorancia—. Si es así, te has equivocado de puerta. Debes entrar por la puerta principal, tu prometida te está esperando adentro.

Xavier entrecerró los ojos, mirándola fríamente, casi creyendo sus mentiras.

—¿En serio? Entonces, ¿por qué llevas el anillo de compromiso especial de la familia Palacios? —preguntó con una sonrisa sarcástica en los labios.

Dicho esto, Xavier agarró su mano y la levantó para mostrar el anillo de diamantes en su dedo anular.

Valeria se quedó muda. ¿Cómo había podido ser tan estúpida? ¡Había olvidado quitarse el anillo!

«¡Maldita sea!», maldijo para sus adentros.

Sin embargo, la verdad era que ella no lo había olvidado, sino que el anillo parecía estar pegado a su dedo. Ni siquiera había logrado quitárselo con jabón.

Los ojos de Xavier eran profundos, como si pudieran saber cuáles eran sus pensamientos, y rápidamente resolvió la duda de Valeria.

—No pierdas el tiempo. La banda del anillo está hecha de platino mezclado con un material especial, necesita un aceite específico para poder quitarlo.

Valeria rechinó los dientes. ¡Qué truco tan sucio!

«Lo acepto, no podré escapar», pensó, resignada.

—Señor Palacios, siendo honestos, sé que en verdad no quiere casarse conmigo. Solo necesitas una esposa nominal por alguna razón, ¿o me equivoco?

Xavier no confirmó ni negó, pero no le quedaba dudas de que aquella muchacha era inteligente.

—Así es, mi hermana Natalia está muy dispuesta a casarse con usted —dijo Valeria con una sonrisa—. Es más bonita y tiene mejor figura que yo. Si se casa con ella, no se arrepentirá.

Xavier entrecerró los ojos. Así que esa chica realmente no quería casarse con él, ¿eh? ¿Tan desesperada estaba por evitarlo?

Aquello le resultó sumamente extraño. Al fin y al cabo, todas las mujeres que conocía harían cualquier cosa para llamar su atención y convertirse en su esposa.

Sin embargo, él solo quería era alguien que no fuera tan pegajosa.

—El anillo está en tu dedo. Tú eres la mujer con la que me casaré —respondió Xavier con una sonrisa fría.

—¡Eso es fácil! —exclamó Valeria con el ceño fruncido—. Dame un poco de ese aceite especial del que hablas, me quito el anillo y te lo devuelvo. Luego se lo pones a Natalia y asunto arreglado.

—No tengo aceite —repuso Xavier mostrándose algo divertido.

—¡Entonces ve a comprar!

—Está discontinuado, no se puede conseguir.

—Ah, ya veo. —Valeria rechinó los dientes, fingiendo una sonrisa antes de señalar detrás del hombre—. ¡Mire, señor Palacios! ¡Detrás de usted hay un cerdo gigante y colorido!

«¡Qué infantil!», pensó manteniendo una expresión sería, aunque sus labios se curvaron levemente.

Al segundo siguiente, Valeria intentó huir, pero Xavier la agarró del cuello, una vez más, levantándola y llevándosela como si fuera un paquete, sin importar que ella pataleara con todas sus fuerzas.

En otra parte de la villa Quiroz, Valentín había llevado a los padrinos de boda al salón de la familia, cuando su teléfono sonó. Era una llamada de su patrón.

Se detuvo y, después de atender la llamada con respeto, su expresión se volvió seria al girarse y hacer una señal a los padrinos para que lo siguieran de nuevo.

Clara, que estaba disfrutando de la situación, se sorprendió y rápidamente los alcanzó para preguntar:

—Valentín, ¿a dónde van? La novia está adentro esperando.

Valentín miró a Clara y respondió:

—Mi señor ya recogió a la novia personalmente.

—¿La recogió? —inquirió Clara, atónita—. ¡Eso es imposible! ¡Mi hija Natalia aún está adentro!

—¿Natalia? —repitió Valentín con el ceño fruncido—. Señora, creo que está confundida. Mi señor se va a casar con Valeria, no con Natalia.

Dicho esto, Valentín la rodeó con frialdad y se marchó sin mirar atrás, llevándose a los padrinos con él.

Clara se quedó paralizada, con el rostro blanco como el papel.

«¿Qué? ¿Confundida?», se preguntó, sin comprender.

En ese momento, los familiares y amigos empezaron a murmurar.

Raúl, que hacía un momento estaba siendo alabado por los parientes, ahora se había convertido en objeto de burla; por lo que, furioso y sintiéndose sumamente humillado, se volvió hacia Clara, quien había insistido en organizar una boda por todo lo alto.

—¡Clara! ¿Qué demonios acaba de pasar? ¿No dijiste que Xavier iba a casarse con Natalia?

—¡Yo tampoco entiendo! —respondió Clara, visiblemente desconcertada—. Cuando los de la familia Palacios vinieron a informar el compromiso, dijeron que se casarían con nuestra hija y nos dieron los regalos de compromiso. ¡Raúl, tú también lo viste!

Raúl, sin poder contener la ira, le dio una bofetada.

—¡Eso te pasa por no verificar antes de arreglar todo esto! ¡Nos has hecho quedar en ridículo a toda la familia Quiroz!

Natalia, que había estado en su habitación esperando que llegara el novio, salió al oír la discusión, arrastrando su vestido de novia.

—¡Papá, mamá! ¿Qué está pasando? ¿Dónde está mi novio? ¿Dónde está mi Xavier?

—Natalia, los hombres de Xavier dijeron que hubo una confusión y ya se llevaron a la verdadera novia.

—¿Qué? ¡Mamá! —exclamó Natalia, estupefacta—. ¿Cómo pudo ocurrir esto? ¿Xavier no se iba a casar conmigo?

—Natalia, no me culpes, yo también estoy confundida —respondió Clara, con la mano en la mejilla que Raúl le había golpeado.

Los parientes, que ya no podían soportar la arrogancia de Clara y Natalia, comenzaron a burlarse.

—Natalia, deja de engañarte. ¡Vamos! Con la posición de Xavier, nunca se casaría con una actriz tan escandalosa como tú.

—Yo también me preguntaba cómo habías logrado alcanzar a la familia Palacios. ¡Pero todo resultó ser una broma!

—Natalia, mejor vuelve a al cine. ¡Solo en las películas podrás casarte con un CEO tan importante! ¡Ja, ja, ja!

Natalia, incapaz de soportar las burlas, le lanzó una mirada de odio a Clara y se refugió en su habitación.

¡Qué humillación! ¡Nunca más podría mostrar su cara en público!

Pero, ¿cómo pudo existir un error como aquel? ¿Acaso Xavier no le había enviado el anillo?

«¡No!», exclamó internamente, sin poder aceptarlo. Tenía que saber quién era la mujer que Xavier se había llevado.

¿Quién era? ¿También era de la familia Quiroz? ¿Vivía cerca?
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