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Capítulo 1. 5 años después

Martes, 15, diciembre, 2026.

Estaciono el carro mirando la casa de mi abuela, mi hermano me había llamado con la excusa de que necesitaba un documento que dejó en mi apartamento. Entro a la casa mirando a todos lados con la esperanza de encontrarme  a mi hermano y largarme de una, me detengo en la entrada a la sala y miro a mi hermano hablar con mi madre desde una video llamada, lo sé por cómo le habla, ruedo los ojos al escuchar mi nombre.

Algo debe estar planeando como para que viniera con tanta urgencia, me siento en frente a él y sé que me nota llegar, veo salir a mi abuela de la cocina con unas galletas poniéndolas en la mesita del medio junto a una taza de chocolate caliente que tomo de una porque no se desaprovecha la oportunidad de que tu abuela te sirva algo. Hoy había sido un día agotador en la empresa en la que trabajo como oficinista a pesar de que yo no estudie para ser simplemente una oficinista pero no me puedo quejar.

Tengo una vida tranquila fuera del mundo del entretenimiento y no me tengo que preocupar por nada más que mi trabajo y conocer pueblos mágicos de Suiza.

— Tranquila, madre, le comentare a Wendy para regresar a Nueva York — menciona William haciendo que abra mis ojos y deje mi taza a medio probar, lo miro mientras por mi mente pasa mil manera de matarlo por arruinar mis planes de vida tranquila.

— ¡Yo no pienso regresar a casa! — grito haciendo que mi hermano me mire enojado cerrando la tapa de su laptop, él mismo fue el que me prometió una vida tranquila fuera de Nueva York si la memoria no me falla, claro.

— Wendy — miro a otro lado comiendo las galletas de mi abuela — Wendy Moon, mírame cuando te hablo — ruedo los ojos y lo miro esperando que solo lo dijo para que nuestra madre deje de insistir — Iremos a Nueva York, pasaremos navidad y año nuevo con ellos y pues si quieres, regresamos…

Niego a su idea, sé que algo pasara si regreso y obviamente no es nada bueno si regreso, aquí tengo todo lo que siempre he querido en eso la memoria no me falla menos el corazón.

— Oh vamos, Wen-Wen, no seas así, llevas 5 años sin pisar Estados Unidos, después de ese accidente, claro, pero ellos te extrañan — sigo en negación, encima mis padres no me han llamado en 5 años como para saber que lo que dice no es verdad.

— Amo Suiza, no pienso dejar la tierra del queso, el chocolate y los viajes a pueblos mágicos  no dejare Europa para regresar y mirarle la cara a un montón de idiotas que solo veo una vez al año — suspira intentando mantener la calma y sé que me estoy comportando como una adolescente.

— Esos idiotas son nuestra familia paterna, encima, ya te graduaste, ya eres toda una adulta con título y trabajo estable, haces lo que te pega en ganas si no fuera poco, no te hace falta nada, solo iremos y regresaremos y todos felices — miro a mi abuela quien está sentada tejiendo una bufanda, hace oído sordo a nuestra pelea como siempre pero sé que está oyendo como si fuéramos su telenovela turca — Sé que madre y tú tienen sus indiferencias pero por favor…

Tomo de mi chocolate casi frío que había dejado de lado para entrar en una pelea interminable como siempre, mi hermano sigue esperando que hable u opine por la idea tonta. La puerta se abre mostrando a Nico, un rubio de ojos grises oscuros, se quita el saco mirándonos a ambos.

— Siento la tensión aquí, ¿Qué sucede? — me levanto de la silla y corro a abrazarlo.

— Nico, William me quiere arrastrar a Nueva York y yo no quiero, te prometí pasar navidad contigo — excuso pero mi hermano negar rondando los ojos.

— No la escuches, anda de caprichosa últimamente — le saco la lengua haciendo que Nico se ría y pueda escuchar claramente su linda carcajada. Lo miro abrazarme a su cálido cuerpo y se siente bien.

— Wen tiene razón, me prometió pasar navidad conmigo, no se vale que te la lleves a Nueva York, Willy — me defiende el rubio haciendo que el castaño de mi hermano grite fastidiado haciendo que se levante del sofá.

— Bien, ¿Quieren pasar navidad juntos, no? — asentimos — Bien, irán a Nueva York juntos — dice sacando los boletos de avión, abro mi boca sin creer que ya tenía los boletos — Yo me quedo mientras ambos van a Nueva York y harás que esta rubia idiota que tengo como hermana pase navidad y año nuevo con mis padres, te la encargo, Nico — se aleja y me suelto del abrazo del rubio para ir tras de mi hermano quien sube las escaleras.

— ¿Estas demente? No pienso ir a Nueva York, ya soy una adulta que se sabe cuidar por si sola, respeta mi decisión — digo con enojo, no quería estar metida en un sin fin de reuniones y entrevistas solo por ser hija de los Moon, una familia talentosa y terminó arruinada porque su única hija decidió ser ingeniera en computadora y no modelo o actriz como su madre, claro como tienen un hijo perfecto como mi hermano.

— Iras, el vuelo sale en unas horas, así que ni te preocupes por la maleta, está en la sala — me mira antes de entrar a su cuarto. — Es tu palabra contra la de tu hermano mayor — aprieto mis puños aguantando gritarle a la cara — ¿Algo más? Agradece que iras con tu amigo que por cierto solo te mira como una hermana pequeña — cierra la puerta en mi cara.

Sabía que llevaba semana planeando algo pero no pensé que era de este tipo de plan, suspiro y me miro al espejo pegado en la pared y veo mis ojos verdes junto a mi cabello rubio un poco castaño, ya no uso frenillos ni lentes como antes, mi rostro está libre de manchas y granos, nunca he sido fea, solo mal arreglada, todo para no querer ser el centro de atención de nadie.

Suspiro desganada entrando a mi cuarto, cuarto que me tiene mi abuela cuando me quedo aquí los fin de semanas, saco un abrigo, me pongo unas botas sin antes ponerme un jean con un suéter quitándome la ropa de oficina, ya estaba más que presentable como para tomar el avión de mala gana, salgo con un pequeño bolso con mis cosas útiles y veo a mi hermano en el pasillo, lo ignoro y bajo las escaleras, veo a Nico con mi abuela y una maleta a un lado de él.

— Tu hermano me dio su maleta — asiento, se levanta del sillón — ¿Nos vamos? — pregunta tomando los boletos, miro a mi hermano en las escaleras y le ruedo los ojos acercándome a mi abuela.

— Te veré el mes que viene, abue — ella me abraza y me besa la frente — Vamos — digo saliendo de la sala con Nico siguiéndome el paso.

(…)

Miércoles, 16, diciembre, 2026.

— No sé qué es lo que tiene en la cabeza ese hombre, o sea, obligarme a que vaya a un lugar al que no quiero ir — maldigo bajando del avión, miro a todos lados y se siente el frío de la ciudad pero eso no me detiene.

— Primera vez pisando tierras estadounidenses — niego riéndome ya que solo hemos viajado a otros países o pueblos de Europa, sí, Nico ha sido mi pareja de viaje y estoy más que agradecida.

Entramos al aeropuerto y luego a la zona de equipaje, miro todas las maletas hasta dar con la mía, Nico me ayuda a sacarla de la correa y saca su maleta o más bien la maleta que mi hermano le dio, salimos del área, le seguía el paso a Nico cuando de pronto se detuvo haciendo que chocara con su ancha espalda, miro hacia delante a ver porque se detuvo y veo a un chofer junto a un hombre alto vestido de manera muy sospechosa.

El hombre me parecía sospechoso porque no solo traía puesto unos lentes de sol sino que también un tapaboca negro como si se tratara de una celebridad o algo por el estilo, el chofer a su lado cargaba un letrero con mi nombre y eso era más sospecho aun, sé que mis padres deben saber que he llegado pero m****r a alguien a buscarme no es muy de ellos.

— Nos vinieron a recoger o más bien a ti, dudo que tus padres sepan que vine contigo — miro al rubio y luego al pelinegro que se nota que está impaciente por irse, ¿A caso vino a secuestrarme?

— No los conozco… — el hombre de gafas de sol se las quita mostrando sus ojos morados y trago saliva, se parece al hombre de mis sueños extraños. — El diablo, puede ser un secuestrador… camina y no los mires — digo empujando a Nico hacia la salida con los nervios de puntas.

— Pero…

— Nada, cállate y camina — interrumpo y el hombre de ojos morados me mira de una manera que no entiendo, nuestros ojos se encuentran por un momento, me mira de arriba abajo, no dejo de caminar pensando en que si podría ser un secuestrador y por fin logro salir sin que me reconociera o eso creí hasta que me toma del brazo.

— ¿Wendy? — pregunta, no lo miro, trago saliva y respiro profundo para mirarlo a los ojos, encima hay muchas personas presente, ¿Cómo me va a secuestrar con testigos presentes?

— ¿Disculpe? — Pregunto haciéndome la confundida y Nico no entiende lo que está pensando — ¿Puede soltarme? No lo conozco, señor — me suelta mirándome con confusión, le doy la espalda para seguir caminando hacia la salida arrastrando mi maleta conteniendo todo.

— Lo conoces y haces que no, ¿Qué sucede? — Llamo con la mano un taxi — Wen…. — miro al rubio.

— No lo conozco, no me pienso ir con desconocidos, Nico, ¿Y si es un asesino? Uno nunca sabe, ¿A caso no ves los programas de alerta aeropuerto? Capaz era un tipo de esos que quieres que transporte drogas — el taxista se baja y sube las maletas a la maletera del carro, me subo al igual que los dos hombres, doy la dirección de la casa de mis padres, por suerte puedo recordar eso y respiro con calma.

Miro las calles de la ciudad y me sorprende que haya cambiado algunas cosas en los últimos 5 años pero me sorprende aún más que no haya olvidado muchas cosas, como dijo el doctor, los recuerdos regresaran de a poco y si no regresan pues no hay más nada que hacer.

Después de varios minutos llegamos a una residencia de grandes casas con piscinas y grandes jardines, todos se conocen o eso creo ya que tengo 5 años sin estar aquí, señalo una mansión con plantas pegadas a las paredes de la casa victoriana de grandes ventanas de marcos negros y una fuente con sirenas de adornos como en la foto que me mostró William días después de mi accidente, accidente que mis padres no deben saber.

Me bajo del taxi y miro mi viejo hogar o eso puedo sentir, luego miro a la casa de a un lado que solo la divide una valla de arbustos de rosales que por alguna rara razón me hace sentir nostalgia, de la puerta de mi casa sale mi madre, castaña de ojos ámbar con cuerpo de modelo quien corre a abrazarme con mucho estilo, la miro confundida ya que nunca he recibido afectos por su parte por nuestras indiferencias desde que tengo memoria.

— Estas hermosa, realmente te ha sentido bien Suiza — asiento confundida, mira tras de mí y frunce su ceño.

— Cierto, te presento a Nico — digo sin decir más nada, Nico le da la mano y ella se ríe de manera coqueta.

— Pero que guapo chico, ¿Y… tu hermano? — pregunta confundida buscándolo con la mirada.

— Se quedó, ya sabes, negocios, siempre ocupado con una agenda a punto de explotar — explico sin muchas ganas de estar ahí.

— Bueno, no importa, vamos, quiero mostrarte a alguien — frunzo el ceño sin entender a quién me quiere presentar, solo espero que no sean agentes de empresas de modelajes o de actuación, entramos a la casa y Nico sigue al mayordomo quien lo lleva a la habitación en donde se va a quedar, sigo a mi madre a la sala en donde me encuentro con el hombre del aeropuerto y eso es preocupante.

— Creo que no se encontraron en el aeropuerto como me estaba platicando el joven — sigue hablando de una manera que no soporto pero solo logro estar en modo neutro.

— ¿Quién es? — pregunto haciéndome la que no entiendo porque la verdad es que no entiendo que hace él aquí.

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