Capítulo 4

Brian.-

Estaba en el despacho de mi abuelo. Ambos estábamos en silencio; su postura distante con la mirada perdida claramente me decía que no estaba bien… y había un deje de decepción en su expresión. 

— Abuelo, vamos a salir de esta mala racha –intenté darle seguridad a mis palabras, pero fallé porque mi voz apenas salió en un hilo ahogado. Sí le temía a mi abuelo, no quería defraudarlo. 

— ¿Mala racha? –Se gira para verme con la mirada encendida–. Esto no es solo una mala racha Brian. ¡Tú has preferido prestarle atención a acostarte con cuanta mujer se te cruce al frente! –Me señala con su dedo, acusándome. El tono de su voz se elevó dos decibeles–. Estar metido en bares, discotecas, clubes de strippers, ¿crees que no lo sé? Eso no estaba mal mientras cumplieras con ¡TU OBLIGACIÓN! –Golpeó con fuerza su escritorio–. Ahora estamos en números rojos. ¿Qué le diremos a los accionistas cuando no reciban su transferencia este mes? ¿Qué le vamos a decir a los empleados que tendremos que despedir? ¡HABLA! 

Me paralicé al escuchar el enojo y la decepción de mi abuelo. Ni siquiera yo mismo podía decirle qué diablos pasaba conmigo, ni siquiera sé en qué momento perdí el rumbo… yo solía tener el control de todo… ¿En qué momento me perdí? 

— No puedo permitir que la empresa siga cayendo en desgracia. Tú seguirás al mando solo en imagen, yo retomaré el control de la empresa. Tengo un amigo que regresó a Las Vegas para invertir en una empresa sólida de construcción, su capital nos ayudará mucho. Pero, para mantenerlo tranquilo y sin sospechas, vamos a pactar un compromiso. 

Me incorporo en mi asiento por que el rumbo que está tomando esta conversación no me está gustando para nada. 

— Tiene una hija, que se acaba de graduar de la universidad. Te vas a casar con ella –las palabras se repitieron en mi mente una y otra vez. 

— ¿Qué? No puedes obligarme a casarme ¿Para qué? 

— ¿Para qué? Ese hombre es un multimillonario no voy a dejar que invierta un gran capital en nuestra empresa sin darle una garantía de algo. ¡Tenemos que recuperarnos porque por tu culpa estamos por perder todo!

Se pone de pie apoyando sus nudillos sobre el escritorio inclinándose peligrosamente sobre mí.

— Nos estamos quedando sin opciones… así que vas a poner en práctica con esa chica todas tus técnicas de seducción y te comportaras como el príncipe azul que toda mujer desea. 

Su tono dejaba claro que no era una petición si no una orden. Y cuando Adrián King ordenaba algo no había objeción que valiera. 

Pero ya esto era demasiado. Comprometerme con una mujer que ni siquiera conozco… no es que yo creyera en el amor o el romance, pero tampoco deseaba unirme a un matrimonio solo por capricho. 

Necesitaba sacar del camino a Valley Company o mi abuelo se encargaría de convertir mi vida en absoluto infierno. 

(…) 

— ¿Qué harás? –Observo a la mujer que se sube al tubo abriendo sus piernas, mientras queda de cabeza. 

— No lo sé, pero no voy a casarme. Tengo que conseguir algo que desacredite a Julia Nixon… ella me lo está quitando todo Angelo y ahora seré solo un CEO de papel nada más. 

Veo que mi amigo se hunde el rostro entre sus manos, me mira fijamente. Conozco esa mirada… va a decirme algo que puede ser muy bueno, pero al mismo tiempo muy malo. 

— ¿Qué pasa? –Lo insto a hablar. 

— Hoy me llegó una notificación de una de las páginas de empleo. Valley Company está buscando un asistente para Julia Nixon –desvió mi mirada hacia la mujer que se contonea en el escenario. 

— Interesante –digo y los engranajes de mi cerebro comienzan a girar rápidamente–. Tengo que infiltrar a alguien en esa empresa. 

— ¿Estás loco? Aún si lo logras no podrías sacar información, ¿crees que esas mujeres no se saben cuidar la espalda? 

Lo miro confundido al escucharlo hablar con tanta certeza. Sin embargo lo ignoro. Tamborileo mis dedos en el vaso observando como los cubos de hielo se mueven sobre licor y una idea de inmediato cruza por mi mente. Sonrío con malicia y Angelo se tensa a mi lado con la mirada horrorizada. 

— Por favor Brian, no vayas a cometer un estupidez, que tú para eso tienes un master. –Lo miro de reojo. 

— Yo mismo me infiltraré en esa empresa –suelto con determinación absoluta–. No dejaré que Valley Company acabe conmigo ni con la compañía de mi familia. Todo me vale m****a voy a destruir a las hermanas Nixon, así tenga que morir en el intento… ¡Me harté de esas pueblerinas!

Una parte de mi pensaba en la mujer que me hace suspirar. Pero la sentencia de mi abuelo… él está por encima de cualquier mujer así que debo encontrar la manera de conseguir ese puesto. Es la única oportunidad que tengo para acabar con ella y librarme del mentado matrimonio. 

Desde ahora las cosas van a cambiar. Volveré a tener el control de la empresa y seré implacable en mi propósito.

“No importa a quien tenga que llevarme por delante.”

(…) 

Veo a Angelo caminando de un lado a otro, de vez en cuando niega y pasa la mano por su rostro con frustración. 

— Esto es una mala idea… una muy mala idea… una muy, muy, muy mala idea –repite como si fuera un mantra. 

— ¿Quieres calmarte y sentarte? Le vas a abrir un hueco al piso, tu actitud no me ayuda en nada –detiene su andar girándose bruscamente y poniéndose frente a mí. 

— Estamos hablando de una identidad falsa, si te llegan a descubrir… –ruedo los ojos con fastidio.

— No lo harán. Soy muy buen actor y si tu ex es tan buena maquilladora como dices menos. Relájate será divertido. 

Ambos desviamos la mirada al ver entrar a una chica pelinegra y bajita, muy linda, pero con demasiado maquillaje para mi gusto. 

— Jamás pensé que te volvería a ver Angelo y menos con una petición tan particular –comenta con un poco de nerviosismo. 

— Un placer, soy Brian, la petición es para mí –le sonrío de manera encantadora y eso hace que su desconfianza se aminore. 

— ¿Y bien? ¿Qué es lo que estás buscando? –me señala la silla que se ubica frente a varios espejos con luces led. Me siento y ella se coloca detrás de mí mirándome fijamente. 

— Quiero verme diferente, que nadie me reconozca. Necesito un maquillaje muy, pero muy convincente… y no te preocupes por tu paga. Si haces un buen trabajo, serás muy bien recompensada. Pero tengo que parecer otro. 

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