Capítulo 5

Brian.-

— ¡Por dios! –Angelo me mira asombrado mi reflejo y luego a mí con los ojos abiertos de par en par –Katrina eres… increíble. Si no supiera de quien se trata te aseguro que no lo reconocería en lo más mínimo –luego suelta una carcajada–. Pareces el propio nerd, te ves como un idiota. 

— Muchas gracias por los halagos a mi desempeño –comenta Katrina con orgullo–. ¿Qué te parece Brian? 

Me miro nuevamente en el espejo, ciertamente Katrina cumplió con la exigencia principal de ser otro. Miro en mis dientes los accesorios plateados una simulación de una ortodoncia casi perfecta. Nadie imaginaria que no fueron hechas por un profesional… Aunque este cambio tiene sus sacrificios, miré al piso y unos mechones de mi hermoso cabello reposaban tristes y desvalidos. 

Mi bello cabello ahora estaba impregnado por completo con gel para el cabello, muy aceitoso para mi gusto, en un peinado con una raya de lado. Pareciera que una vaca hubiese pasado su lengua por él hasta peinarlo por completo. 

— Te mereces cada centavo Katrina. Quedé perfecto –la chica sonrió satisfecha. 

— Esto te tomará mucho tiempo, así que yo te recomendaría que lo hagas por lo menos una hora y media antes. 

Miro a Angelo que sigue perplejo sin ni siquiera pestañear, conteniendo la risa. La verdad si me veo como un idiota, un nerd que raya en el adjetivo de “Loser”... en mayúscula, en negrita y bien subrayado.

— Bien, es hora de hacer una prueba. 

Angelo y yo nos metimos en una tienda de ropa de segunda mano y ahí encontramos los atuendos que debía usar mientras estuviera en mi papel. 

— Necesito un nombre que se lo bastante estúpido y que vaya con esto –me señale con el atuendo en color verde vómito y una corbata de cuadros, que para nada combinaba. 

— ¿Qué te parece Troy Gros? –me giro para ver a Angelo enarcando una ceja. 

— ¿El idiota que te golpeaba en la secundaria? –se encoge de hombros. 

— Un nombre idiota, para un idiota. 

(…) 

Estaba frente al espejo de mi baño viendo todo lo que necesito para mi maquillaje; el gel, la ortodoncia falsa, las gafas negras hipsters, los lentes de contacto, el bronceado en spray… Era un poco abrumador. 

— Ok, Brian, manos a la obra. 

Después de hacer la prueba en mi empresa, donde nadie me reconoció, cabe destacar que ni siquiera mi asistente lo hizo, descubrimos que todo había sido un éxito. Preparamos mi síntesis curricular a la que le anexamos mi fotografía con mi nueva apariencia en la página de empleos. 

La espera fue exasperante, pero logré que me llamaran para una entrevista en Valley Company. 

Sabía que, con la experiencia que allí colocaba, era imposible que no me dieran una oportunidad. Miré el reloj y comencé con mi transformación. Justo una hora y media después ya estaba completamente convertido en Troy Gros. 

Me di un último vistazo en el espejo y ya estaba listo para mi entrevista. 

Al llegar al estacionamiento de mi edificio observo con nostalgia a mi precioso Bugatti, al que dejaré abandonado por un tiempo. Mi mirada se desvía hacia el viejo y desgastado beetle clásico; la pintura es mate en color rojo casi pálido. Inhale profundamente recordándome que esto era sumamente necesario. 

Una media hora después me bajo de la cacharra que conduje azotando la puerta. Apenas si quepo en esta cosa. Me miro en la ventana esperando que mi peinado esté perfecto. Me adentro en el edificio y veo a un guardia y es cuando me detengo de inmediato. 

— Mi voz –me digo en su susurro. 

“Si Cora me escucha me va a reconocer.” El guardia de seguridad frunce el ceño mirándome con algo de sospecha. “Piensa idiota, piensa o este plan se va a la m****a.”

Fue cuando recordé que de niño me gustaba imitar voces en la televisión y una que me salía muy bien era de Goofy. Claro? no hablaría exactamente como él, pero si tiene un acento un poco estúpido. Tomo confianza y me acerco a la entrada, carraspeo un poco preparándome para decir mis primeras palabras. 

— Buen día –el tono salió muy bien, tanto que hasta a mí me sorprendió. Ahora si no había duda de que el propio loser–. Tengo una entrevista en recursos humanos –el guardia me mira de arriba abajo, intentando contener su sonrisa burlona. 

— Adelante amigo, el ascensor te llevará hasta la oficina de la señorita Nixon. 

Cuando las puertas se cerraron solté un suspiro, pero me recompuse no fuera ser que estuviera siendo espiado por alguna cámara. Las verdad estaba que me moría de los nervios. 

Por fin conocería a mi rival, esa desgraciada que ha puesto mi vida de cabeza y no de buena manera. Estoy dispuesto a hacerla comer polvo. Lo difícil es que Cora no me descubra aunque, estando ya desde adentro, puedo lograr que se enfrenten y dañar esa relación. Una sonrisa malévola se dibujó en mi rostro. 

Las puertas se abrieron, me sorprendí cuando no vi a nadie esperándome en la salida. Saqué mi cabeza y había un pasillo de paredes claras un poco solitario. Salí pero no sabía hacia qué lado; el idiota del guardia no me dijo hacía donde debía dirigirme. 

— ¡Ay dios! –me sobresalte al escuchar una voz femenina y cuando giré ahí estaba ella con precioso conjunto en color vino “sexy”. Cora me miraba de arriba abajo con una mirada para nada aprobatoria, en sus ojos veía el desdén–. Creo que mi hermana y tú se entenderán muy bien –dice con una sonrisa bastante falsa. Por suerte no me reconoció lo que fue un alivio.

— Soy Troy Gros –rodó los ojos con superioridad. 

— Ya lo sé… Eres el único que me pareció capacitado para el puesto. Ven para que conozcas a tu jefa.

Me pasa por un lado meneando su precioso trasero. Al pasar junto a mí, dejó la estela de su perfume, tenía un aroma diferente, pero le quedaba exquisitamente bien. Incliné mi cabeza para deleitarme con su trasero… pero ahora que lo veía… no lo sé, era como más pequeño ¿tal vez era el pantalón? 

“¡Sí! Ese color no le favorece.”

La oficina de la pesada de Julia quedaba al otro extremo, apartada por completo de la civilización. Comenzaba a sentir miedo ¿será que es un alien? ¿Una demonio con cuernos? Cora abre la puerta con un brazalete y de inmediato se escucha el click de la puerta. 

— Hermanita –saluda con un tono bastante meloso–. Te traigo a tu nuevo asistente Troy Gros. Es lo mejor que pude conseguir. 

La oficina es enorme con todos los juguetes que nos gustan. Al entrar puedo sentir la energía creativa. Lo primero que me llamó la atención fue el contraste entre lo moderno y lo industrial. 

Los altos techos de concreto expuesto, combinados con vigas metálicas negras, daban al espacio un aire contemporáneo y sin pretensiones. Sin embargo, ese minimalismo no era frío; la calidez residía en los detalles; en el suelo de madera clara perfectamente pulido, en las plantas grandes que decoraban las esquinas y en los tonos tierra que predominaban en la decoración.

Una pared de vidrio al frente dejaba entrar la luz natural, inundando el espacio con claridad y destacando los pequeños detalles. 

El centro de la oficina era un espacio abierto y dinámico, donde todo parecía diseñado para fomentar la creatividad. Había largas mesas de trabajo de madera clara, impecablemente organizadas, aunque aquí y allá se veían herramientas, planos y maquetas. 

— Troy te presento a tu jefa, Julia Nixon –desvío mi  mirada hacia la mujer que se me para enfrente y me quedo estupefacto. La observo a detalle y luego volteo a ver a la mujer que está a mi lado, el parecido es… impresionante 

“¡¿Son gemelas?!”

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