Brian.-
— ¡Por dios! –Angelo me mira asombrado mi reflejo y luego a mí con los ojos abiertos de par en par –Katrina eres… increíble. Si no supiera de quien se trata te aseguro que no lo reconocería en lo más mínimo –luego suelta una carcajada–. Pareces el propio nerd, te ves como un idiota. — Muchas gracias por los halagos a mi desempeño –comenta Katrina con orgullo–. ¿Qué te parece Brian? Me miro nuevamente en el espejo, ciertamente Katrina cumplió con la exigencia principal de ser otro. Miro en mis dientes los accesorios plateados una simulación de una ortodoncia casi perfecta. Nadie imaginaria que no fueron hechas por un profesional… Aunque este cambio tiene sus sacrificios, miré al piso y unos mechones de mi hermoso cabello reposaban tristes y desvalidos. Mi bello cabello ahora estaba impregnado por completo con gel para el cabello, muy aceitoso para mi gusto, en un peinado con una raya de lado. Pareciera que una vaca hubiese pasado su lengua por él hasta peinarlo por completo. — Te mereces cada centavo Katrina. Quedé perfecto –la chica sonrió satisfecha. — Esto te tomará mucho tiempo, así que yo te recomendaría que lo hagas por lo menos una hora y media antes. Miro a Angelo que sigue perplejo sin ni siquiera pestañear, conteniendo la risa. La verdad si me veo como un idiota, un nerd que raya en el adjetivo de “Loser”... en mayúscula, en negrita y bien subrayado. — Bien, es hora de hacer una prueba. Angelo y yo nos metimos en una tienda de ropa de segunda mano y ahí encontramos los atuendos que debía usar mientras estuviera en mi papel. — Necesito un nombre que se lo bastante estúpido y que vaya con esto –me señale con el atuendo en color verde vómito y una corbata de cuadros, que para nada combinaba. — ¿Qué te parece Troy Gros? –me giro para ver a Angelo enarcando una ceja. — ¿El idiota que te golpeaba en la secundaria? –se encoge de hombros. — Un nombre idiota, para un idiota. (…) Estaba frente al espejo de mi baño viendo todo lo que necesito para mi maquillaje; el gel, la ortodoncia falsa, las gafas negras hipsters, los lentes de contacto, el bronceado en spray… Era un poco abrumador. — Ok, Brian, manos a la obra. Después de hacer la prueba en mi empresa, donde nadie me reconoció, cabe destacar que ni siquiera mi asistente lo hizo, descubrimos que todo había sido un éxito. Preparamos mi síntesis curricular a la que le anexamos mi fotografía con mi nueva apariencia en la página de empleos. La espera fue exasperante, pero logré que me llamaran para una entrevista en Valley Company. Sabía que, con la experiencia que allí colocaba, era imposible que no me dieran una oportunidad. Miré el reloj y comencé con mi transformación. Justo una hora y media después ya estaba completamente convertido en Troy Gros. Me di un último vistazo en el espejo y ya estaba listo para mi entrevista. Al llegar al estacionamiento de mi edificio observo con nostalgia a mi precioso Bugatti, al que dejaré abandonado por un tiempo. Mi mirada se desvía hacia el viejo y desgastado beetle clásico; la pintura es mate en color rojo casi pálido. Inhale profundamente recordándome que esto era sumamente necesario. Una media hora después me bajo de la cacharra que conduje azotando la puerta. Apenas si quepo en esta cosa. Me miro en la ventana esperando que mi peinado esté perfecto. Me adentro en el edificio y veo a un guardia y es cuando me detengo de inmediato. — Mi voz –me digo en su susurro. “Si Cora me escucha me va a reconocer.” El guardia de seguridad frunce el ceño mirándome con algo de sospecha. “Piensa idiota, piensa o este plan se va a la m****a.” Fue cuando recordé que de niño me gustaba imitar voces en la televisión y una que me salía muy bien era de Goofy. Claro? no hablaría exactamente como él, pero si tiene un acento un poco estúpido. Tomo confianza y me acerco a la entrada, carraspeo un poco preparándome para decir mis primeras palabras. — Buen día –el tono salió muy bien, tanto que hasta a mí me sorprendió. Ahora si no había duda de que el propio loser–. Tengo una entrevista en recursos humanos –el guardia me mira de arriba abajo, intentando contener su sonrisa burlona. — Adelante amigo, el ascensor te llevará hasta la oficina de la señorita Nixon. Cuando las puertas se cerraron solté un suspiro, pero me recompuse no fuera ser que estuviera siendo espiado por alguna cámara. Las verdad estaba que me moría de los nervios. Por fin conocería a mi rival, esa desgraciada que ha puesto mi vida de cabeza y no de buena manera. Estoy dispuesto a hacerla comer polvo. Lo difícil es que Cora no me descubra aunque, estando ya desde adentro, puedo lograr que se enfrenten y dañar esa relación. Una sonrisa malévola se dibujó en mi rostro. Las puertas se abrieron, me sorprendí cuando no vi a nadie esperándome en la salida. Saqué mi cabeza y había un pasillo de paredes claras un poco solitario. Salí pero no sabía hacia qué lado; el idiota del guardia no me dijo hacía donde debía dirigirme. — ¡Ay dios! –me sobresalte al escuchar una voz femenina y cuando giré ahí estaba ella con precioso conjunto en color vino “sexy”. Cora me miraba de arriba abajo con una mirada para nada aprobatoria, en sus ojos veía el desdén–. Creo que mi hermana y tú se entenderán muy bien –dice con una sonrisa bastante falsa. Por suerte no me reconoció lo que fue un alivio. — Soy Troy Gros –rodó los ojos con superioridad. — Ya lo sé… Eres el único que me pareció capacitado para el puesto. Ven para que conozcas a tu jefa. Me pasa por un lado meneando su precioso trasero. Al pasar junto a mí, dejó la estela de su perfume, tenía un aroma diferente, pero le quedaba exquisitamente bien. Incliné mi cabeza para deleitarme con su trasero… pero ahora que lo veía… no lo sé, era como más pequeño ¿tal vez era el pantalón? “¡Sí! Ese color no le favorece.” La oficina de la pesada de Julia quedaba al otro extremo, apartada por completo de la civilización. Comenzaba a sentir miedo ¿será que es un alien? ¿Una demonio con cuernos? Cora abre la puerta con un brazalete y de inmediato se escucha el click de la puerta. — Hermanita –saluda con un tono bastante meloso–. Te traigo a tu nuevo asistente Troy Gros. Es lo mejor que pude conseguir. La oficina es enorme con todos los juguetes que nos gustan. Al entrar puedo sentir la energía creativa. Lo primero que me llamó la atención fue el contraste entre lo moderno y lo industrial. Los altos techos de concreto expuesto, combinados con vigas metálicas negras, daban al espacio un aire contemporáneo y sin pretensiones. Sin embargo, ese minimalismo no era frío; la calidez residía en los detalles; en el suelo de madera clara perfectamente pulido, en las plantas grandes que decoraban las esquinas y en los tonos tierra que predominaban en la decoración. Una pared de vidrio al frente dejaba entrar la luz natural, inundando el espacio con claridad y destacando los pequeños detalles. El centro de la oficina era un espacio abierto y dinámico, donde todo parecía diseñado para fomentar la creatividad. Había largas mesas de trabajo de madera clara, impecablemente organizadas, aunque aquí y allá se veían herramientas, planos y maquetas. — Troy te presento a tu jefa, Julia Nixon –desvío mi mirada hacia la mujer que se me para enfrente y me quedo estupefacto. La observo a detalle y luego volteo a ver a la mujer que está a mi lado, el parecido es… impresionante “¡¿Son gemelas?!”Julia.-Me encontraba en mi oficina haciéndole unos pequeños ajustes a la maqueta del proyecto de los royal cuando el click de la puerta captó a mi atención. De inmediato la voz de Cora irrumpió con fuerza en mi refugio silencioso y solitario, sonreí negando acercándome a ella. — Hermanita –comenta con cariño y una sonrisa que más que amorosa es como… si fuera a cometer una travesura–. Traigo a tu nuevo asistente Troy Gros. Es lo mejor que pude conseguir…Gira su cuerpo sonriendo con sus manos entrelazadas, mi mirada va de ella al chico que tiene a su lado. Y pues… si su apariencia deja mucho que desear; cabello extremadamente aceitoso, la corbata doblada, sacada de lo que parece de los años ochenta, gafas enormes, ortodoncia en toda su dentadura… En fin… yo me visto… algo cómoda, pero por lo menos mi ropa combina. ¿De dónde habrá salido este chico? — Troy te presento a tu jefa, Julia Nixon –nuevamente la voz de mi hermana me saca de mis pensamientos, noto como el chico abre los oj
Cora.- Estoy en el bar bebiendo mi martini expreso. Tomo mi celular para avisarle a Julia que no me espere para cenar. Le miento diciéndole que me voy a de disco… “ella sabe que no le digo que no nunca a una disco.”Mi teléfono vibra y en la pantalla aparece el mensaje de un “ok, diviértete.” Sigo degustando mi trago. Fijo la mirada nuevamente en el aparato y la culpa aparece. No suelo ocultarle nada a mi hermana, es mi mejor amiga. Somos las únicas hijas del matrimonio de mis padres, siempre nos enseñaron a ser muy unidas, a contar siempre la una con la otra y eso hemos hecho. “Pero esto… no puedo contárselo, me odiaría por eso.” — Hola hermosa –escucho la voz que hace que todo mi cuerpo se estremezca. Aunque, obvio, no se lo hago saber. Desvío mi mirada hacia él y al verlo la culpa de inmediato desaparece. — Hola guapo –le devuelvo la sonrisa con picardía, acariciando el dorso de su mano donde reposa su costoso Rolex–. ¿Un trago? Mos miramos fijamente y me pierdo en esos ojos m
Brian.-Salgo de la ducha secando mi cabello con la toalla. Me miro en el espejo suspirando aliviado. — Qué bien se siente ser yo de nuevo. –Salgo a la cocina para revisar la estufa. Mi mirada se detiene en el folder azul, en él está mi contrato y el acuerdo de confidencialidad. Julia Nixon sí que sabe cuidarse la espalda. No necesita a Cora para ser terrorífica, sabe cómo intimidar. Es mucho más astuta de lo que imaginé, seguramente me pondrá a prueba para garantizar que soy confiable. — La desgraciada es peligrosa, si cometo un solo error por más mínimo que sea va a destruirme como una cucaracha. Apago la estufa dejando la cazuela a un lado, hasta el hambre se me quitó. Ya no puedo dar marcha atrás. Por suerte solo estaré en Valley Company tres días por semana intercalados, así no levantaré sospechas en mi empresa. Ahora que solo soy un Ceo de papel no importará si desaparezco unos días. El sonido de mi teléfono se saca de mis pensamientos.— Abuelo –de inmediato mi mandíbula s
Julia.-No puedo dejar de sentirme un poco… intimidada ante la mirada de mi nuevo asistente. Es como si tratara de descifrarme por completo con solo mirarme. Hay algo en sus ojos que, no sé porque, pero me resulta familiar. Niego sacando esa idea de mi cabeza. Soy demasiado desconfiada con la gente y eso debe cambiar un poco. No, totalmente. Entro a mi casa y nuestro cuidador, le digo así porque detesto la palabra mayordomo, me recibe en la entrada con una enorme sonrisa amable. — Vito buenas noches –rápidamente se acerca para ayudarme con todo lo que cargo encima.— Buenas noches señorita Nixon. –A pesar que Cora y yo le hemos dicho con confianza nos puede llamar por nuestros nombres, él sigue resistiéndose. Es un hombre mayor británico, muy educado al igual que su esposa que es chef profesional y trabaja para nosotras–. Déjeme ayudarla.— Gracias Vito, ¿mi hermana está en casa? –No me tuvo que responder. Al pasar el umbral de la puerta un olor exquisito me invadió; tarta de nuez
Brian.-— No seas idiota –sigo bebiendo el cuarto trago de la noche sin apartar la vista de mi futura esposa, mientras escucho la voz de mi conciencia; Angelo–.¿No se supone que vas a enamorar a Julia Nixon? Detengo el vaso a mitad de camino, mirándolo con enojo, pero eso me dura poco, le sonrío con malicia. — Hablas como si de verdad quisiera enamorarla, solo será un juego para quitarle sus ideas, vengarme y ponerla a su hermana en su contra, Cora…Noto que el rostro de Angelo se desencaja más, tensando su mandíbula, ya comienza a ser fastidioso.— Esa mujer está cada vez más linda, aunque no sé porque la vi diferente, en fin… debo ir a presentarme con mi prometida –me ajusto el traje dejando el trago en la mano de Angelo que se ha quedado en silencio, así que lo ignoro. Camino entre los invitados hasta llegar a donde se encuentra mi abuelo, un hombre casi de su misma edad, pero un poco más acabado por la vida. — Buenas noches –saludó con todo el encanto que me caracteriza, ganán
Julia.-Como todos los días soy la primera en llegar a la oficina, soy una adicta al trabajo como dice Cora, pero no puedo evitarlo amo mi trabajo, me gusta mucho lo que hago, observo el calendario veo marcado el día de hoy. Turno de trabajo para mi asistente, me gusta trabajar sola, pero el chico ha demostrado que tiene conocimientos en el ramo. — Buen día jefa –interrumpe mis pensamientos entrando con dos cafés en la mano–. le traje uno –pone uno de los vasos sobre mi escritorio ofreciendo una sonrisa metalizada, hay algo de tierno en él, de inmediato me sacudo esos pensamientos. — Gracias Troy, siéntate me gustaría saber más de ti –se queda a medio camino de la silla, mirándome a través de las enormes gafas de montura negra–. ¿te molesta si te pregunto? — Uhm… no, pero no me gusta hablar de mi vida privada en el trabajo jefa –comenta algo dudoso–. además no hay mucho de qué hablar, para ser sincero. — De acuerdo, lamento haber preguntado, pongámonos a trabajar, necesito que f
Las Vegas.-Brian.-Camino de un lado para otro, froto mis manos sudadas, la espera es abrumadora, no puedo perder esta licitación, este proyecto es muy importante porque. “¡No puedo volver a perder de nuevo frente a Julia Nixon!”Esa mujer sí que se ha esforzado por quitarme a mis mejores clientes y mis proyectos.Lo peor de todo es que la muy desgraciada no da la cara siempre envía a su hermana “¡Dios, su sexy hermana!” Creí conseguir algo durmiendo con Cora, pero resultó ser muy leal y ¿Cómo no? los proyectos que me han robado son los más grandes ganarán miles de millones de dólares al construir esos hoteles y ese casino. Me aflojo la corbata, siento como comienzo a transpirar, con cada minuto que pasa se pone peor la espera, necesito lograr esto, me esforcé mucho para crear este proyecto. La puerta de la sala de juntas se abre y mi corazón se paraliza, mi socio y mejor amigo Angelo sale y no me gusta su seriedad, en silencio niega y maldigo para mis adentros, me doy vuelta si
Julia.- Me observo en el espejo, suelto un suspiro de alivio al verme en mi conjunto cómodo de algodón, me recojo el cabello en un moño despeinado, procedo a quitarme los lentes de contacto. “¡Los odio!” Pero, Cora no usa gafas, sí queremos ser convincentes cuando cambiamos de lugar tenemos que fijarnos en esos pequeños detalles. Me tumbo en mi cama pensando en las palabras de mi hermana, somos gemelas idénticas, pero ella es más extrovertida, su trabajo como publirrelacionista lo hace excelente y pese a lo que dice gracias a ella nuestra empresa ha crecido por todos los contactos que ha conseguido. Mi hermana y yo siempre hemos sido muy unidas juntas nos embarcamos en esta aventura al venir desde Oregón un pequeño pueblo llamado Rogue Valley crecimos en una granja, éramos muy felices amábamos los animales, nuestros padres que ahora se encuentran en un merecido crucero por el mediterráneo, nos enseñaron el valor del trabajo, esforzarnos duro. Amamos la vida de campo, pero Cora