Julia.-
Me encontraba en mi oficina haciéndole unos pequeños ajustes a la maqueta del proyecto de los royal cuando el click de la puerta captó a mi atención. De inmediato la voz de Cora irrumpió con fuerza en mi refugio silencioso y solitario, sonreí negando acercándome a ella. — Hermanita –comenta con cariño y una sonrisa que más que amorosa es como… si fuera a cometer una travesura–. Traigo a tu nuevo asistente Troy Gros. Es lo mejor que pude conseguir… Gira su cuerpo sonriendo con sus manos entrelazadas, mi mirada va de ella al chico que tiene a su lado. Y pues… si su apariencia deja mucho que desear; cabello extremadamente aceitoso, la corbata doblada, sacada de lo que parece de los años ochenta, gafas enormes, ortodoncia en toda su dentadura… En fin… yo me visto… algo cómoda, pero por lo menos mi ropa combina. ¿De dónde habrá salido este chico? — Troy te presento a tu jefa, Julia Nixon –nuevamente la voz de mi hermana me saca de mis pensamientos, noto como el chico abre los ojos de par en par, su mirada va de Cora hacía mí con confusión. — Es un gusto conocerte Troy –extiendo mi mano, el chico por un momento duda, pero imita mi movimiento con un poco de torpeza. — El gusto es mío. –De reojo veo como mi hermana hace el esfuerzo por contener la risa–. Es un honor trabajar para usted –el tono de su voz es… particular, sonrío con amabilidad. Cuando abrí mi boca para decir algo Cora lo hace interrumpiéndome. — Bueno, mi misión llega hasta aquí que se diviertan –rápidamente se da media vuelta y se aleja. Le hago una seña a mi nuevo asistente para que me espere y corro hasta alcanzar a mi hermana. — ¡Oye Cora, detente! –Se voltea para verme, tenía el rostro rojo evitando soltar la carcajada–. ¿Es una broma? –le señalo en dirección al chico. — ¿Qué? –pregunta con una falsa inocencia–. Mira en tu mail tienes su currículo, aunque no lo creas tiene mucha experiencia, como tú me lo solicitaste –enfatizó cada palabra, como un recordatorio de mis exigencias–. Lo que no esperaba es que tú y él tienen mucho en común –soltó una pequeña risa tapándose la boca. — Es que… es –trataba de buscar las palabras correctas, pero ninguna se me veía a la mente. — Sí, bueno, por lo menos tú tienes una voz hermosa, pero tienen en común la aversión a la moda –casi la fulmino con la mirada–. No te vas a casar con él, solo vas a trabajar ¿qué tanto? Ahora te dejo debo trabajar, te aviso para que almorcemos, a menos que quieras… — ¡Largo! –La dejo parada en la puerta rodando mis ojos, cuando me acerco a Troy lo observo detallando todo de mi oficina, emití un suspiro silencioso–. Troy toma asiento y hablemos un poco de tu experiencia. Lo guío hasta mi escritorio, él se tropieza con una de las sillas y se sienta colocando su enorme portafolio en sus piernas. Veo que aún me observa un poco asombrado. — ¿Todo bien? — Sí. –Me ordeno a mí misma no soltar una carcajada ante el tono de su voz. ¡Tengo que acostumbrarme, tengo que acostumbrarme! Me repito como un mantra–. Es que me asombro un poco que fueran… gemelas. –Lo veo un poco conmocionado. ¿Acaso nunca estuvo en presencia de gemelos? — Ok, no somos aliens Troy. Somos personas normales. No tiene por qué haber tanta conmoción. Hablemos de tu experiencia y sobre tus horarios. Brian.- “¡Gemelas! ¡¿Gemelas?! ¿De verdad?” La teoría de que fuera un demonio con cuernos era más factible, pero… ¿hermanas gemelas? Aunque ésta como que se llevó la peor parte del acto, el espermatozoide que la fecundó definitivamente estaba defectuoso. Porque sí se parecen, pero Cora es… sexy, en cambio Julia es… pareciera que ni se bañara. Con ese traje tres tallas más grandes, mocasines de abuela. “No me quiero ni imaginar qué tipo de ropa interior lleva puesto.” Se acerca sonriendo con amabilidad haciéndome tomar asiento. Aún estoy tan conmocionado que mi pie choca con la pata de la silla. Sentí el golpe en el dedo gordo quise soltar un improperio, pero como todo un macho elijo soportar el dolor. Ella me habla y me habla, pero sus palabras no terminan de llegar a mi cerebro. La observo a detalle… bueno lo que me permiten las gafas y los lentes de contacto. “Si me demoro más de la cuenta sacando la información que necesito de seguro me quedo ciego.” — ¿Troy me estás escuchando? –Me perdí tanto entre mis pensamientos, imaginando… ¿Qué cosa estaba imaginando?–. Oye si no prestas atención, esto no funcionara –suelta con un tonito bastante autoritario que comienza a caerme mal. — Lo siento, jefa no volverá a pasar. –Aclaro mi garganta y noto que me observa con los ojos entornados, como si supiera que algo no está bien en mí. Trague grueso obligándome a volver a mi papel–. Le prestaré más atención. –Me miró con algo de sospecha, pero prosiguió. — Decía que solo te voy a necesitar tres días por semana y necesito que leas esto. –Me desliza un documento sobre su escritorio–. Es un acuerdo de confidencialidad, solo mi hermana, tú y yo entramos a esta oficina. De hecho, yo misma me encargo de la limpieza. Si alguien fuera de estas paredes llega a saber lo que aquí adentro hacemos te culpare a ti y me deberás hasta lo que no tienes ¿quedó claro? –puntualizó con una sonrisa al final. Pero ya no era la sonrisa amable de hace unos minutos. Era una sonrisa malévola y ni hablemos del tono amenazador en que realizó la advertencia. No dije una sola palabra solo asentí mirándola fijamente. (…) — Bueno por lo menos me llamas desde tu celular, sé que no me llamas de la cárcel. ¿Cómo vas? –suelto un suspiro aflojando mi corbata. — No me descubrieron, pero no adivinas Cora y Julia Nixon son gemelas –lanzo con la bomba con cierta tensión. — Me sorprende, pero, no es un alíen como creías, no creo que debas darle importancia… ¿y cómo es? ¿Igual a Cora supongo? –pregunta Angelo restándole importancia. — No, ósea si se parecen, pero… es horrenda. Si vieras como si viste, parece una indigente… Esa mujer te apuesto a que nunca ha recibido un beso en toda… — ¿En toda qué? ¿te descubrieron? ¡Ay chuchito lindo ahora sí! ¡Si te he visto no me acuerdo compadre! –escucho que dice con desesperación. — ¡Cierra la boca Angelo! Es solo que se me acaba de ocurrir un estupenda idea –sonrío orgulloso. — ¡NO! –escucho al otro lado–. Tus ideas son tétricas Brian, por favor no cometas otra estupidez. Mira que ésta ya salió del campo, es tu jonrón. — No, no, no amigo mío… esto apenas comienza. Creo que dejaré algo de Brian a Troy. ¿Qué tal unas clases de como conquistar a una mujer? — ¡Ay no! ¡Esto va acabar muy mal!Cora.- Estoy en el bar bebiendo mi martini expreso. Tomo mi celular para avisarle a Julia que no me espere para cenar. Le miento diciéndole que me voy a de disco… “ella sabe que no le digo que no nunca a una disco.”Mi teléfono vibra y en la pantalla aparece el mensaje de un “ok, diviértete.” Sigo degustando mi trago. Fijo la mirada nuevamente en el aparato y la culpa aparece. No suelo ocultarle nada a mi hermana, es mi mejor amiga. Somos las únicas hijas del matrimonio de mis padres, siempre nos enseñaron a ser muy unidas, a contar siempre la una con la otra y eso hemos hecho. “Pero esto… no puedo contárselo, me odiaría por eso.” — Hola hermosa –escucho la voz que hace que todo mi cuerpo se estremezca. Aunque, obvio, no se lo hago saber. Desvío mi mirada hacia él y al verlo la culpa de inmediato desaparece. — Hola guapo –le devuelvo la sonrisa con picardía, acariciando el dorso de su mano donde reposa su costoso Rolex–. ¿Un trago? Mos miramos fijamente y me pierdo en esos ojos m
Brian.-Salgo de la ducha secando mi cabello con la toalla. Me miro en el espejo suspirando aliviado. — Qué bien se siente ser yo de nuevo. –Salgo a la cocina para revisar la estufa. Mi mirada se detiene en el folder azul, en él está mi contrato y el acuerdo de confidencialidad. Julia Nixon sí que sabe cuidarse la espalda. No necesita a Cora para ser terrorífica, sabe cómo intimidar. Es mucho más astuta de lo que imaginé, seguramente me pondrá a prueba para garantizar que soy confiable. — La desgraciada es peligrosa, si cometo un solo error por más mínimo que sea va a destruirme como una cucaracha. Apago la estufa dejando la cazuela a un lado, hasta el hambre se me quitó. Ya no puedo dar marcha atrás. Por suerte solo estaré en Valley Company tres días por semana intercalados, así no levantaré sospechas en mi empresa. Ahora que solo soy un Ceo de papel no importará si desaparezco unos días. El sonido de mi teléfono se saca de mis pensamientos.— Abuelo –de inmediato mi mandíbula s
Julia.-No puedo dejar de sentirme un poco… intimidada ante la mirada de mi nuevo asistente. Es como si tratara de descifrarme por completo con solo mirarme. Hay algo en sus ojos que, no sé porque, pero me resulta familiar. Niego sacando esa idea de mi cabeza. Soy demasiado desconfiada con la gente y eso debe cambiar un poco. No, totalmente. Entro a mi casa y nuestro cuidador, le digo así porque detesto la palabra mayordomo, me recibe en la entrada con una enorme sonrisa amable. — Vito buenas noches –rápidamente se acerca para ayudarme con todo lo que cargo encima.— Buenas noches señorita Nixon. –A pesar que Cora y yo le hemos dicho con confianza nos puede llamar por nuestros nombres, él sigue resistiéndose. Es un hombre mayor británico, muy educado al igual que su esposa que es chef profesional y trabaja para nosotras–. Déjeme ayudarla.— Gracias Vito, ¿mi hermana está en casa? –No me tuvo que responder. Al pasar el umbral de la puerta un olor exquisito me invadió; tarta de nuez
Brian.-— No seas idiota –sigo bebiendo el cuarto trago de la noche sin apartar la vista de mi futura esposa, mientras escucho la voz de mi conciencia; Angelo–.¿No se supone que vas a enamorar a Julia Nixon? Detengo el vaso a mitad de camino, mirándolo con enojo, pero eso me dura poco, le sonrío con malicia. — Hablas como si de verdad quisiera enamorarla, solo será un juego para quitarle sus ideas, vengarme y ponerla a su hermana en su contra, Cora…Noto que el rostro de Angelo se desencaja más, tensando su mandíbula, ya comienza a ser fastidioso.— Esa mujer está cada vez más linda, aunque no sé porque la vi diferente, en fin… debo ir a presentarme con mi prometida –me ajusto el traje dejando el trago en la mano de Angelo que se ha quedado en silencio, así que lo ignoro. Camino entre los invitados hasta llegar a donde se encuentra mi abuelo, un hombre casi de su misma edad, pero un poco más acabado por la vida. — Buenas noches –saludó con todo el encanto que me caracteriza, ganán
Julia.-Como todos los días soy la primera en llegar a la oficina, soy una adicta al trabajo como dice Cora, pero no puedo evitarlo amo mi trabajo, me gusta mucho lo que hago, observo el calendario veo marcado el día de hoy. Turno de trabajo para mi asistente, me gusta trabajar sola, pero el chico ha demostrado que tiene conocimientos en el ramo. — Buen día jefa –interrumpe mis pensamientos entrando con dos cafés en la mano–. le traje uno –pone uno de los vasos sobre mi escritorio ofreciendo una sonrisa metalizada, hay algo de tierno en él, de inmediato me sacudo esos pensamientos. — Gracias Troy, siéntate me gustaría saber más de ti –se queda a medio camino de la silla, mirándome a través de las enormes gafas de montura negra–. ¿te molesta si te pregunto? — Uhm… no, pero no me gusta hablar de mi vida privada en el trabajo jefa –comenta algo dudoso–. además no hay mucho de qué hablar, para ser sincero. — De acuerdo, lamento haber preguntado, pongámonos a trabajar, necesito que f
Cora.- Paso por el lado del escritorio de mi asistente en absoluto silencio, Julia tocó una tecla que últimamente me sensibiliza. Azoto la puerta con fuerza. Camino de un lado a otro, cada vez que me mencionan a Angelo o mi situación con él mi día se ensombrece. — ¿Cora? –veo la cabeza de Penélope asomarse por la puerta–. ¿todo bien? Suelto un suspiro cargado de frustración, me tumbo en mi silla sintiéndome derrotada y agotada. — No, Penélope, quisiera perderme de aquí –hundo mi rostro sobre las manos. — ¿Discutiste con Julia? — No, es solo que me mencionó a Angelo y… sabes que con ese tema –ella me mira apoyando su codo sobre su rodilla–. ¿qué? — Pensé que lo resolverías tú misma, es más pensé que las cosas con Angelo Castiblanc no pasaría de unas noches de sexo candente. — Ni yo misma sé lo que pasa Pen, hay algo en él que… no puedo dejar de pensar en él, cuando lo conocí fue… como si todo a nuestro alrededor desapareciera, no necesitamos hablar, pero esta puta rivalidad d
Julia.- Observo la hora en mi reloj, me sentía agotada, pero necesitaba ultimar los detalles para el proyecto de los Royal. Necesitaba un trago con urgencia. Justo cuando tomaba mis cosas para salir, la puerta de mi taller se abre de golpe. — Tengo noticias sobre el almuerzo de los Royal –entra mi hermana tendiéndome un sobre rojo con unas letras doradas muy hermosas–. será un baile de máscaras. — ¿Qué? ¿un baile? — Sí –dice con seriedad frunciendo sus labios –baile, vestuario de gala, muy elegante y máscaras–. puedo notar lo divertido que le resulta en sus ojos hay un brillo de emoción aunque intente ocultarlo a Cora le fascinan las fiestas temáticas, los disfraces.— Veo lo mucho que te encantará asistir — Iremos de compras y elegiremos unos bellos vestidos, habrá mucha gente influyente necesitamos ser el centro de atención hermana. Esas palabras ya me llenan de ansiedad “mucha gente influyente” ¿eso debería preocuparme? — Nos haremos un cambio de look para ese día –la veo
Julia.- Las palabras de Cora calaron profundo en mi pecho, me sentía culpable por ocultarle mi secreto, pero no sé porque piensa que puede ocultarme algo y que me va a hacer daño. Lo hablaremos luego. Habíamos llegado al hotel donde se realizaría el evento de los Royal, todo sea por el trabajo y porque negarlo, por el dinero también, los lujos de mi hermana no se pagan con chapas. — Esto sí que es lujo –Cora observa silbando. Con las máscaras ya puestas bajamos de la limusina, mi hermana les entrega a los anfitriones la invitación. Entramos acompañadas de dos apuestos acompañantes está demás decir que Cora llevaba una sonrisa enorme en sus labios y cambió rápidamente su postura de hermana tierna y cariñosa a una imagen de femme fatal muy seductora. Un mesero se acercó con dos copas de champagne que no dudé en tomar. — ¡Ey tú muy bien! Me alegra que estés dispuesta a divertirte –chocamos nuestras copas, Con la máscara puesta me sentí un poco más segura, veo como Cora le hace se