Capítulo 6

Julia.-

Me encontraba en mi oficina haciéndole unos pequeños ajustes a la maqueta del proyecto de los royal cuando el click de la puerta captó a mi atención. De inmediato la voz de Cora irrumpió con fuerza en mi refugio silencioso y solitario, sonreí negando acercándome a ella. 

— Hermanita –comenta con cariño y una sonrisa que más que amorosa es como… si fuera a cometer una travesura–. Traigo a tu nuevo asistente Troy Gros. Es lo mejor que pude conseguir…

Gira su cuerpo sonriendo con sus manos entrelazadas, mi mirada va de ella al chico que tiene a su lado. 

Y pues… si su apariencia deja mucho que desear; cabello extremadamente aceitoso, la corbata doblada, sacada de lo que parece de los años ochenta, gafas enormes, ortodoncia en toda su dentadura… En fin… yo me visto… algo cómoda, pero por lo menos mi ropa combina. ¿De dónde habrá salido este chico? 

— Troy te presento a tu jefa, Julia Nixon –nuevamente la voz de mi hermana me saca de mis pensamientos, noto como el chico abre los ojos de par en par, su mirada va de Cora hacía mí con confusión.

— Es un gusto conocerte Troy –extiendo mi mano, el chico por un momento duda, pero imita mi movimiento con un poco de torpeza. 

— El gusto es mío. –De reojo veo como mi hermana hace el esfuerzo por contener la risa–. Es un honor trabajar para usted –el tono de su voz es… particular, sonrío con amabilidad. Cuando abrí mi boca para decir algo Cora lo hace interrumpiéndome. 

— Bueno, mi misión llega hasta aquí que se diviertan –rápidamente se da media vuelta y se aleja. 

Le hago una seña a mi nuevo asistente para que me espere y corro hasta alcanzar a mi hermana. 

— ¡Oye Cora, detente! –Se voltea para verme, tenía el rostro rojo evitando soltar la carcajada–. ¿Es una broma? –le señalo en dirección al chico. 

— ¿Qué? –pregunta con una falsa inocencia–. Mira en tu mail tienes su currículo, aunque no lo creas tiene mucha experiencia, como tú me lo solicitaste –enfatizó cada palabra, como un recordatorio de mis exigencias–. Lo que no esperaba es que tú y él tienen mucho en común –soltó una pequeña risa tapándose la boca. 

— Es que… es –trataba de buscar las palabras correctas, pero ninguna se me veía a la mente. 

— Sí, bueno, por lo menos tú tienes una voz hermosa, pero tienen en común la aversión a la moda –casi la fulmino con la mirada–. No te vas a casar con él, solo vas a trabajar ¿qué tanto? Ahora te dejo debo trabajar, te aviso para que almorcemos, a menos que quieras…

— ¡Largo! –La dejo parada en la puerta rodando mis ojos, cuando me acerco a Troy lo observo detallando todo de mi oficina, emití un suspiro silencioso–. Troy toma asiento y hablemos un poco de tu experiencia.

Lo guío hasta mi escritorio, él se tropieza con una de las sillas y se sienta colocando su enorme portafolio en sus piernas. Veo que aún me observa un poco asombrado. 

— ¿Todo bien? 

— Sí. –Me ordeno a mí misma no soltar una carcajada ante el tono de su voz. ¡Tengo que acostumbrarme, tengo que acostumbrarme! Me repito como un mantra–. Es que me asombro un poco que fueran… gemelas. –Lo veo un poco conmocionado. ¿Acaso nunca estuvo en presencia de gemelos? 

— Ok, no somos aliens Troy. Somos personas normales. No tiene por qué haber tanta conmoción. Hablemos de tu experiencia y sobre tus horarios. 

Brian.-

“¡Gemelas! ¡¿Gemelas?! ¿De verdad?” 

La teoría de que fuera un demonio con cuernos era más factible, pero… ¿hermanas gemelas? 

Aunque ésta como que se llevó la peor parte del acto, el espermatozoide que la fecundó definitivamente estaba defectuoso. 

Porque sí se parecen, pero Cora es… sexy, en cambio Julia es… pareciera que ni se bañara. Con ese traje tres tallas más grandes, mocasines de abuela. “No me quiero ni imaginar qué tipo de ropa interior lleva puesto.”

Se acerca sonriendo con amabilidad haciéndome tomar asiento. Aún estoy tan conmocionado que mi pie choca con la pata de la silla. Sentí el golpe en el dedo gordo quise soltar un improperio, pero como todo un macho elijo soportar el dolor. 

Ella me habla y me habla, pero sus palabras no terminan de llegar a mi cerebro. La observo a detalle… bueno lo que me permiten las gafas y los lentes de contacto. “Si me demoro más de la cuenta sacando la información que necesito de seguro me quedo ciego.” 

— ¿Troy me estás escuchando? –Me perdí tanto entre mis pensamientos, imaginando… ¿Qué cosa estaba imaginando?–. Oye si no prestas atención, esto no funcionara –suelta con un tonito bastante autoritario que comienza a caerme mal.

— Lo siento, jefa no volverá a pasar. –Aclaro mi garganta y noto que me observa con los ojos entornados, como si supiera que algo no está bien en mí. Trague grueso obligándome a volver a mi papel–. Le prestaré más atención. –Me miró con algo de sospecha, pero prosiguió. 

— Decía que solo te voy a necesitar tres días por semana y necesito que leas esto. –Me desliza un documento sobre su escritorio–. Es un acuerdo de confidencialidad, solo mi hermana, tú y yo entramos a esta oficina. De hecho, yo misma me encargo de la limpieza. Si alguien fuera de estas paredes llega a saber lo que aquí adentro hacemos te culpare a ti y me deberás hasta lo que no tienes ¿quedó claro? –puntualizó con una sonrisa al final. 

Pero ya no era la sonrisa amable de hace unos minutos. Era una sonrisa malévola y ni hablemos del tono amenazador en que realizó la advertencia. No dije una sola palabra solo asentí mirándola fijamente. 

(…) 

— Bueno por lo menos me llamas desde tu celular, sé que no me llamas de la cárcel. ¿Cómo vas? –suelto un suspiro aflojando mi corbata. 

— No me descubrieron, pero no adivinas Cora y Julia Nixon son gemelas –lanzo con la bomba con cierta tensión. 

— Me sorprende, pero, no es un alíen como creías, no creo que debas darle importancia… ¿y cómo es? ¿Igual a Cora supongo? –pregunta Angelo restándole importancia.

— No, ósea si se parecen, pero… es horrenda. Si vieras como si viste, parece una indigente… Esa mujer te apuesto a que nunca ha recibido un beso en toda… 

— ¿En toda qué? ¿te descubrieron? ¡Ay chuchito lindo ahora sí! ¡Si te he visto no me acuerdo compadre! –escucho que dice con desesperación.

— ¡Cierra la boca Angelo! Es solo que se me acaba de ocurrir un estupenda idea –sonrío orgulloso. 

— ¡NO! –escucho al otro lado–. Tus ideas son tétricas Brian, por favor no cometas otra estupidez. Mira que ésta ya salió del campo, es tu jonrón. 

— No, no, no amigo mío… esto apenas comienza. Creo que dejaré algo de Brian a Troy. ¿Qué tal unas clases de como conquistar a una mujer? 

— ¡Ay no! ¡Esto va acabar muy mal! 

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