Capítulo 3

Julia.-

— Definitivamente tienes cero sentido de la moda hermana –ruedo mis ojos con fastidio. –Dios te ha regalado una enorme belleza ¿por qué? ¿por qué intentas ocultarla bajo esos trajes de sastre tan horrendos? ¿Y con tallas más grandes se te ven enormes? 

Mi hermana protesta mirando con desprecio mi atuendo haciendo un berrinche.

— ¡Por dios mocasines, mocasines! ¿Quién en su sano juicio usa mocasines de abuela? –fija sus ojos en mi calzado color marrón oscuro haciendo una mueca de asco.

— Deja de criticarme Cora, así me siento cómoda no necesito mostrar un gran escote para trabajar, eso te lo dejo a ti 

Señalo el precioso vestido azul marino ajustado que deja mucho a la imaginación sobre todo en el área del escote. 

— A mí no me gusta llamar la atención –frunce el ceño y los labios mirándome con enojo. –estuve pensando en lo del asistente ¬–solté para tranquilizarla. –tienes razón se nos viene un trabajo enorme con el casino que debemos construir para los Royal y no puedo dejarte todo a ti, por favor busca a alguien que sea confiable y con bastante experiencia, necesito a alguien útil.

— Eso es obvio, no tienes ni porque recordármelo, buscaré a alguien que te haga sentir cómoda. 

— No lo quiero trabajando todos los días, solo dos o tres por semana y recalca la importancia de la confidencialidad –mi tono de voz es oscuro casi de terror, todos nuestros empleados tienen en su contrato una cláusula de confidencialidad que a cualquiera le haría dudar y con mi hermana conociendo a los mejores de los mejores, pues es una ventaja. 

— Como ordene la jefa ¿quieres que lo entreviste personalmente? 

— No es necesario, conociéndote elegirás al más animado como tu asistente Penélope, sigo insistiendo que le hagas un antidoping a esa chica no es normal tanta energía –moví mis manos con exageración. 

— Para seguirme el ritmo tiene que tener mucha energía, así que no te metas con mi asistente. –sentenció.

(…) 

Me encierro en mi refugio, mi oficina, la única del piso, la soledad, el silencio y la tranquilidad es lo que me ayuda a inspirarme en mis proyectos, cuando decidí fundar esta empresa, tenía una idea clara en mente: quería diseñar algo más que edificios. 

Quería crear espacios que contaran una historia, que conectaran a las personas con su entorno y, sobre todo, que le devolvieran algo al planeta. 

Siempre he creído que la arquitectura no es solo una cuestión de estética o funcionalidad, sino una herramienta poderosa para transformar el mundo en un lugar más armonioso, más sostenible. 

Y así nació Valley Company cuya misión es diseñar y construir proyectos innovadores que no solo inspiren, sino que también respeten y protejan el medio ambiente, eso es lo que nos ha dado la ventaja ante las empresas King, sonrío no puedo evitar sentirme orgullosa de esto último, mi intención no era ponerme en su camino, pero esa empresa tiene su lado oculto, que va desde desechos tóxicos ilegales, hasta empleos de los obreros muy mal pagados como si fueran esclavos mientras ellos se llenan los bolsillos ¿Y que hace Brian King? Despilfarrando el dinero en mujeres y alcohol, dándose la gran vida en fiestas excéntricas.

Es por eso que me he convertido en su peor pesadilla, no necesito ponerme en su camino para ganar un proyecto eso sobra en una ciudad como Las Vegas y pronto incursionaremos en Chicago, pero ya esto es una competencia que me encanta. 

— Aunque se ve lindo furioso –niego rápidamente elimino esos pensamientos, esto es una competencia, ellos deben aprender. –seré la heroína del medio ambiente, me gusta. 

Cora.-

Veo las páginas de empleo buscando al mejor asistente para mi hermana, algunos tienen buenos currículos, con experiencia, buenas referencias, pero ninguno me da feeling en esto Julia es sumamente exigente, no puedo creer como en dos años ha podido trabajar sin un asistente.

— Si no fuéramos gemelas no dudaría en pensar que es una alienígena.

No puedo creer lo organizada que es, aunque bueno yo hago gran parte del trabajo, porque ella solo diseña, poniendo mi exquisito rostro al frente de todo lo que necesita esta empresa. 

No me mal entiendan amo mi trabajo y amo lo que mi hermana y yo hemos creado, solo me gustaría que ella me acompañara más, que los inversores vean a unas gemelas liderar excelentemente una empresa con grandes dividendos en dos años nada más por el morbo se rendirían a nuestros pies. 

Pero, por alguna razón Julia se ha vuelto un poco… asustadiza con el mundo esconderse en su oficina, no me como el cuento que solo sea “por inspiración” mi instinto me dice que algo oculta, preguntarle es pérdida de tiempo ya que ella es la reina de la evasión, nunca nos hemos ocultado nada, lo sabemos todo la una de la otra, primer beso, primera escapada, primera vez en sexo aunque ella sabe la mía, porque con veintiséis años mi hermanita sigue siendo virgen. 

Golpeo la mesa con las palmas de mis manos abriendo la boca sorprendida y sonriendo. 

— ¿Será eso es lo que ocultas? –le pregunto al retrato que está apoyado en mi escritorio donde aparecemos ambas en nuestra graduación. – ¿será eso, que ya perdiste la virginidad? –mi sonrisa desaparece. –pero ¿Por qué me lo ocultaría? Jamás la juzgaría, no tendría moral para hacerlo –entonces un pensamiento me hace estremecer por completo mi cuerpo. – ¿y si fue algo traumático? 

“Y por eso no quiere decírmelo, seguramente estuvo con un patán que la engañó o peor que abusó de ella”

Empuño mis manos sintiendo el enojo recorrer mis venas.

— Sí alguien si quiera se atrevió a burlarse y hacerle daño a mi hermana va a suplicar estar muerto. 

— Jefa –la puerta de mi oficina se abre, Penélope mi asistente se detiene al ver mi expresión iracunda. – ¿todo bien? 

— No…digo sí, aún sigue buscando en las páginas de empleo, ninguno de los de esta me convence para ser asistente de mi hermana. 

— Está bien, al teléfono está el señor Ángelo Castiblanc de nuevo –rueda los ojos de manera graciosa, que hace que mi cuerpo se relaje, una razón más por la que la escogí como mi asistente, no puedo evitar sonreír. –desde ayer la ha llamado. 

— ¿Ah sí? –me reclino en mi silla, jugueteando con mi bolígrafo con mi sonrisa engreída. – ¿no le dijiste? 

— No –me interrumpe. –como usted me pidió no le dije que estaba enferma –Penélope es la única que sabe que Julia y yo somos gemelas ¿Por qué? bueno la manera en cómo se peina y se viste Julia sin maquillaje y pareciendo una pordiosera todo el tiempo, es difícil que lo crean, sin embargo si nos vestimos y peinamos igual nunca sabrías cual es cual. 

— Perfecto, vamos a hacer sufrir un poco más al papacito de Ángelo, él sigue siendo nuestra competencia y esos dos son un par de casanovas.

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