Julia.-
— Definitivamente tienes cero sentido de la moda hermana –ruedo mis ojos con fastidio. –Dios te ha regalado una enorme belleza ¿por qué? ¿por qué intentas ocultarla bajo esos trajes de sastre tan horrendos? ¿Y con tallas más grandes se te ven enormes? Mi hermana protesta mirando con desprecio mi atuendo haciendo un berrinche. — ¡Por dios mocasines, mocasines! ¿Quién en su sano juicio usa mocasines de abuela? –fija sus ojos en mi calzado color marrón oscuro haciendo una mueca de asco. — Deja de criticarme Cora, así me siento cómoda no necesito mostrar un gran escote para trabajar, eso te lo dejo a ti Señalo el precioso vestido azul marino ajustado que deja mucho a la imaginación sobre todo en el área del escote. — A mí no me gusta llamar la atención –frunce el ceño y los labios mirándome con enojo. –estuve pensando en lo del asistente ¬–solté para tranquilizarla. –tienes razón se nos viene un trabajo enorme con el casino que debemos construir para los Royal y no puedo dejarte todo a ti, por favor busca a alguien que sea confiable y con bastante experiencia, necesito a alguien útil. — Eso es obvio, no tienes ni porque recordármelo, buscaré a alguien que te haga sentir cómoda. — No lo quiero trabajando todos los días, solo dos o tres por semana y recalca la importancia de la confidencialidad –mi tono de voz es oscuro casi de terror, todos nuestros empleados tienen en su contrato una cláusula de confidencialidad que a cualquiera le haría dudar y con mi hermana conociendo a los mejores de los mejores, pues es una ventaja. — Como ordene la jefa ¿quieres que lo entreviste personalmente? — No es necesario, conociéndote elegirás al más animado como tu asistente Penélope, sigo insistiendo que le hagas un antidoping a esa chica no es normal tanta energía –moví mis manos con exageración. — Para seguirme el ritmo tiene que tener mucha energía, así que no te metas con mi asistente. –sentenció. (…) Me encierro en mi refugio, mi oficina, la única del piso, la soledad, el silencio y la tranquilidad es lo que me ayuda a inspirarme en mis proyectos, cuando decidí fundar esta empresa, tenía una idea clara en mente: quería diseñar algo más que edificios. Quería crear espacios que contaran una historia, que conectaran a las personas con su entorno y, sobre todo, que le devolvieran algo al planeta. Siempre he creído que la arquitectura no es solo una cuestión de estética o funcionalidad, sino una herramienta poderosa para transformar el mundo en un lugar más armonioso, más sostenible. Y así nació Valley Company cuya misión es diseñar y construir proyectos innovadores que no solo inspiren, sino que también respeten y protejan el medio ambiente, eso es lo que nos ha dado la ventaja ante las empresas King, sonrío no puedo evitar sentirme orgullosa de esto último, mi intención no era ponerme en su camino, pero esa empresa tiene su lado oculto, que va desde desechos tóxicos ilegales, hasta empleos de los obreros muy mal pagados como si fueran esclavos mientras ellos se llenan los bolsillos ¿Y que hace Brian King? Despilfarrando el dinero en mujeres y alcohol, dándose la gran vida en fiestas excéntricas. Es por eso que me he convertido en su peor pesadilla, no necesito ponerme en su camino para ganar un proyecto eso sobra en una ciudad como Las Vegas y pronto incursionaremos en Chicago, pero ya esto es una competencia que me encanta. — Aunque se ve lindo furioso –niego rápidamente elimino esos pensamientos, esto es una competencia, ellos deben aprender. –seré la heroína del medio ambiente, me gusta. Cora.- Veo las páginas de empleo buscando al mejor asistente para mi hermana, algunos tienen buenos currículos, con experiencia, buenas referencias, pero ninguno me da feeling en esto Julia es sumamente exigente, no puedo creer como en dos años ha podido trabajar sin un asistente. — Si no fuéramos gemelas no dudaría en pensar que es una alienígena. No puedo creer lo organizada que es, aunque bueno yo hago gran parte del trabajo, porque ella solo diseña, poniendo mi exquisito rostro al frente de todo lo que necesita esta empresa. No me mal entiendan amo mi trabajo y amo lo que mi hermana y yo hemos creado, solo me gustaría que ella me acompañara más, que los inversores vean a unas gemelas liderar excelentemente una empresa con grandes dividendos en dos años nada más por el morbo se rendirían a nuestros pies. Pero, por alguna razón Julia se ha vuelto un poco… asustadiza con el mundo esconderse en su oficina, no me como el cuento que solo sea “por inspiración” mi instinto me dice que algo oculta, preguntarle es pérdida de tiempo ya que ella es la reina de la evasión, nunca nos hemos ocultado nada, lo sabemos todo la una de la otra, primer beso, primera escapada, primera vez en sexo aunque ella sabe la mía, porque con veintiséis años mi hermanita sigue siendo virgen. Golpeo la mesa con las palmas de mis manos abriendo la boca sorprendida y sonriendo. — ¿Será eso es lo que ocultas? –le pregunto al retrato que está apoyado en mi escritorio donde aparecemos ambas en nuestra graduación. – ¿será eso, que ya perdiste la virginidad? –mi sonrisa desaparece. –pero ¿Por qué me lo ocultaría? Jamás la juzgaría, no tendría moral para hacerlo –entonces un pensamiento me hace estremecer por completo mi cuerpo. – ¿y si fue algo traumático? “Y por eso no quiere decírmelo, seguramente estuvo con un patán que la engañó o peor que abusó de ella” Empuño mis manos sintiendo el enojo recorrer mis venas. — Sí alguien si quiera se atrevió a burlarse y hacerle daño a mi hermana va a suplicar estar muerto. — Jefa –la puerta de mi oficina se abre, Penélope mi asistente se detiene al ver mi expresión iracunda. – ¿todo bien? — No…digo sí, aún sigue buscando en las páginas de empleo, ninguno de los de esta me convence para ser asistente de mi hermana. — Está bien, al teléfono está el señor Ángelo Castiblanc de nuevo –rueda los ojos de manera graciosa, que hace que mi cuerpo se relaje, una razón más por la que la escogí como mi asistente, no puedo evitar sonreír. –desde ayer la ha llamado. — ¿Ah sí? –me reclino en mi silla, jugueteando con mi bolígrafo con mi sonrisa engreída. – ¿no le dijiste? — No –me interrumpe. –como usted me pidió no le dije que estaba enferma –Penélope es la única que sabe que Julia y yo somos gemelas ¿Por qué? bueno la manera en cómo se peina y se viste Julia sin maquillaje y pareciendo una pordiosera todo el tiempo, es difícil que lo crean, sin embargo si nos vestimos y peinamos igual nunca sabrías cual es cual. — Perfecto, vamos a hacer sufrir un poco más al papacito de Ángelo, él sigue siendo nuestra competencia y esos dos son un par de casanovas.Brian.-Estaba en el despacho de mi abuelo. Ambos estábamos en silencio; su postura distante con la mirada perdida claramente me decía que no estaba bien… y había un deje de decepción en su expresión. — Abuelo, vamos a salir de esta mala racha –intenté darle seguridad a mis palabras, pero fallé porque mi voz apenas salió en un hilo ahogado. Sí le temía a mi abuelo, no quería defraudarlo. — ¿Mala racha? –Se gira para verme con la mirada encendida–. Esto no es solo una mala racha Brian. ¡Tú has preferido prestarle atención a acostarte con cuanta mujer se te cruce al frente! –Me señala con su dedo, acusándome. El tono de su voz se elevó dos decibeles–. Estar metido en bares, discotecas, clubes de strippers, ¿crees que no lo sé? Eso no estaba mal mientras cumplieras con ¡TU OBLIGACIÓN! –Golpeó con fuerza su escritorio–. Ahora estamos en números rojos. ¿Qué le diremos a los accionistas cuando no reciban su transferencia este mes? ¿Qué le vamos a decir a los empleados que tendremos que de
Brian.-— ¡Por dios! –Angelo me mira asombrado mi reflejo y luego a mí con los ojos abiertos de par en par –Katrina eres… increíble. Si no supiera de quien se trata te aseguro que no lo reconocería en lo más mínimo –luego suelta una carcajada–. Pareces el propio nerd, te ves como un idiota. — Muchas gracias por los halagos a mi desempeño –comenta Katrina con orgullo–. ¿Qué te parece Brian? Me miro nuevamente en el espejo, ciertamente Katrina cumplió con la exigencia principal de ser otro. Miro en mis dientes los accesorios plateados una simulación de una ortodoncia casi perfecta. Nadie imaginaria que no fueron hechas por un profesional… Aunque este cambio tiene sus sacrificios, miré al piso y unos mechones de mi hermoso cabello reposaban tristes y desvalidos. Mi bello cabello ahora estaba impregnado por completo con gel para el cabello, muy aceitoso para mi gusto, en un peinado con una raya de lado. Pareciera que una vaca hubiese pasado su lengua por él hasta peinarlo por completo.
Julia.-Me encontraba en mi oficina haciéndole unos pequeños ajustes a la maqueta del proyecto de los royal cuando el click de la puerta captó a mi atención. De inmediato la voz de Cora irrumpió con fuerza en mi refugio silencioso y solitario, sonreí negando acercándome a ella. — Hermanita –comenta con cariño y una sonrisa que más que amorosa es como… si fuera a cometer una travesura–. Traigo a tu nuevo asistente Troy Gros. Es lo mejor que pude conseguir…Gira su cuerpo sonriendo con sus manos entrelazadas, mi mirada va de ella al chico que tiene a su lado. Y pues… si su apariencia deja mucho que desear; cabello extremadamente aceitoso, la corbata doblada, sacada de lo que parece de los años ochenta, gafas enormes, ortodoncia en toda su dentadura… En fin… yo me visto… algo cómoda, pero por lo menos mi ropa combina. ¿De dónde habrá salido este chico? — Troy te presento a tu jefa, Julia Nixon –nuevamente la voz de mi hermana me saca de mis pensamientos, noto como el chico abre los oj
Cora.- Estoy en el bar bebiendo mi martini expreso. Tomo mi celular para avisarle a Julia que no me espere para cenar. Le miento diciéndole que me voy a de disco… “ella sabe que no le digo que no nunca a una disco.”Mi teléfono vibra y en la pantalla aparece el mensaje de un “ok, diviértete.” Sigo degustando mi trago. Fijo la mirada nuevamente en el aparato y la culpa aparece. No suelo ocultarle nada a mi hermana, es mi mejor amiga. Somos las únicas hijas del matrimonio de mis padres, siempre nos enseñaron a ser muy unidas, a contar siempre la una con la otra y eso hemos hecho. “Pero esto… no puedo contárselo, me odiaría por eso.” — Hola hermosa –escucho la voz que hace que todo mi cuerpo se estremezca. Aunque, obvio, no se lo hago saber. Desvío mi mirada hacia él y al verlo la culpa de inmediato desaparece. — Hola guapo –le devuelvo la sonrisa con picardía, acariciando el dorso de su mano donde reposa su costoso Rolex–. ¿Un trago? Mos miramos fijamente y me pierdo en esos ojos m
Brian.-Salgo de la ducha secando mi cabello con la toalla. Me miro en el espejo suspirando aliviado. — Qué bien se siente ser yo de nuevo. –Salgo a la cocina para revisar la estufa. Mi mirada se detiene en el folder azul, en él está mi contrato y el acuerdo de confidencialidad. Julia Nixon sí que sabe cuidarse la espalda. No necesita a Cora para ser terrorífica, sabe cómo intimidar. Es mucho más astuta de lo que imaginé, seguramente me pondrá a prueba para garantizar que soy confiable. — La desgraciada es peligrosa, si cometo un solo error por más mínimo que sea va a destruirme como una cucaracha. Apago la estufa dejando la cazuela a un lado, hasta el hambre se me quitó. Ya no puedo dar marcha atrás. Por suerte solo estaré en Valley Company tres días por semana intercalados, así no levantaré sospechas en mi empresa. Ahora que solo soy un Ceo de papel no importará si desaparezco unos días. El sonido de mi teléfono se saca de mis pensamientos.— Abuelo –de inmediato mi mandíbula s
Julia.-No puedo dejar de sentirme un poco… intimidada ante la mirada de mi nuevo asistente. Es como si tratara de descifrarme por completo con solo mirarme. Hay algo en sus ojos que, no sé porque, pero me resulta familiar. Niego sacando esa idea de mi cabeza. Soy demasiado desconfiada con la gente y eso debe cambiar un poco. No, totalmente. Entro a mi casa y nuestro cuidador, le digo así porque detesto la palabra mayordomo, me recibe en la entrada con una enorme sonrisa amable. — Vito buenas noches –rápidamente se acerca para ayudarme con todo lo que cargo encima.— Buenas noches señorita Nixon. –A pesar que Cora y yo le hemos dicho con confianza nos puede llamar por nuestros nombres, él sigue resistiéndose. Es un hombre mayor británico, muy educado al igual que su esposa que es chef profesional y trabaja para nosotras–. Déjeme ayudarla.— Gracias Vito, ¿mi hermana está en casa? –No me tuvo que responder. Al pasar el umbral de la puerta un olor exquisito me invadió; tarta de nuez
Brian.-— No seas idiota –sigo bebiendo el cuarto trago de la noche sin apartar la vista de mi futura esposa, mientras escucho la voz de mi conciencia; Angelo–.¿No se supone que vas a enamorar a Julia Nixon? Detengo el vaso a mitad de camino, mirándolo con enojo, pero eso me dura poco, le sonrío con malicia. — Hablas como si de verdad quisiera enamorarla, solo será un juego para quitarle sus ideas, vengarme y ponerla a su hermana en su contra, Cora…Noto que el rostro de Angelo se desencaja más, tensando su mandíbula, ya comienza a ser fastidioso.— Esa mujer está cada vez más linda, aunque no sé porque la vi diferente, en fin… debo ir a presentarme con mi prometida –me ajusto el traje dejando el trago en la mano de Angelo que se ha quedado en silencio, así que lo ignoro. Camino entre los invitados hasta llegar a donde se encuentra mi abuelo, un hombre casi de su misma edad, pero un poco más acabado por la vida. — Buenas noches –saludó con todo el encanto que me caracteriza, ganán
Julia.-Como todos los días soy la primera en llegar a la oficina, soy una adicta al trabajo como dice Cora, pero no puedo evitarlo amo mi trabajo, me gusta mucho lo que hago, observo el calendario veo marcado el día de hoy. Turno de trabajo para mi asistente, me gusta trabajar sola, pero el chico ha demostrado que tiene conocimientos en el ramo. — Buen día jefa –interrumpe mis pensamientos entrando con dos cafés en la mano–. le traje uno –pone uno de los vasos sobre mi escritorio ofreciendo una sonrisa metalizada, hay algo de tierno en él, de inmediato me sacudo esos pensamientos. — Gracias Troy, siéntate me gustaría saber más de ti –se queda a medio camino de la silla, mirándome a través de las enormes gafas de montura negra–. ¿te molesta si te pregunto? — Uhm… no, pero no me gusta hablar de mi vida privada en el trabajo jefa –comenta algo dudoso–. además no hay mucho de qué hablar, para ser sincero. — De acuerdo, lamento haber preguntado, pongámonos a trabajar, necesito que f