—No me hagas elegir—siseó Barnaby—estamos hablando de mi mejor amigo y mi novia, abuelo…—Exacto. Tu “mejor” amigo—hizo comillas con las manos—fue el que te metió en este embrollo y tu novia está pagando los platos rotos de una amistad que debió terminar hace demasiado tiempo.El joven se quedó en silencio, meditando aquellas terribles palabras.—Ya sabes mi respuesta—fue lo que respondió minutos después—elijo a Jane Howe.Su abuelo esbozó una sonrisa satisfactoria y asintió.—Entonces puedo dar por concluida esa amistad, ¿verdad, hijo?—Sí.—Entonces no te preocupes. Hoy mismo agilizaremos la libertad de tu novia—prometió.—¿Podrías mantener esto en secreto de mis padres?—No soy tonto, hijo. Ellos no sabrán nada, a menos que tú quieras decirles—objetó y levantó el teléfono de su escritorio—vete a casa, yo te avisaré cuando todo quede resuelto.—En mi departamento está Noah y su familia.—Llama al 911 y échalos a todos de ahí—gruñó—y hazlo frente a mí, de lo contrario, no agilizaré n
Boston, MassachusettsBarnaby FlynnEn cuanto llegué a Boston, fui directamente a encontrarme con Keith Richards para que me pusiera al tanto de la fastidiosa situación. Me hallaba muy cabreado porque por fin mi matrimonio con Tessa estaba avanzando satisfactoriamente y no podía creer que se estuvieran presentando nuevos problemas.Abrí la puerta de su oficina y me planté frente a él con el rostro endurecido de furia. Tenía mucho sueño y ni siquiera pasé a ducharme a mi departamento. Del aeropuerto llegué de inmediato a verlo.—Escucha, Richards, más vale que esto no sea una maldita broma—le espeté, sentándome bruscamente en el asiento que tenía frente a su escritorio.—Hay demasiadas cosas que desconoces, Barnaby—empezó a decir Keith. Él estaba nervioso y miraba a todas partes con ansiedad. Parecía no haber dormido tampoco, con la diferencia de que sí se había duchado.—Primero comienza por explicarme sobre esas personas desconocidas que aparecen como titulares de la mayoría de nuest
Me causó una inmensa tristeza ver qué ahí había crecido Tessa Morgan, mi esposa, a quien yo pensé que solo era una chica pobre y loca, y no era más que una chiquilla asustada tratando de sobrevivir en el mundo junto a su hermano, odiando a sus padres por todo el daño que les causó por la avaricia.Y no la culpaba.Con el corazón hecho pedazos, le tomé una fotografía para mantenerla en mi teléfono por cualquier cosa que pudiera servirme en un futuro.—Hola, ¿se te ofrece algo, muchacho?Me sobresalté al escuchar una voz masculina a mis espaldas. Boston, Massachusetts, un día antes del secuestro de Tessa MorganLevi Morgan Nunca me había sentido tan comprendido hasta que conocí a la señora Birdwhistle. Agradecí al cielo haberme cruzado con ella justo cuando más necesitaba de alguien en quien apoyarme.Llevaba tres días de conocerla y de frecuentar en la misma cafetería en donde hablamos muchas horas hasta que se hizo muy tarde.Ni siquiera me estaba costando trabajo superar el
—Si no hay preservativo entonces no lo haré—sentencié antes de que metiera sus manos en mi pantalón.—Siempre cargo conmigo, no te preocupes…Aunque esa respuesta no fue de mi agrado, asentí mecánicamente.En algún momento nos deshicimos de la ropa que estorbaba y cuando me di cuenta, me hallaba abrazando la ancha y bien ejercitada espalda de Dominic mientras nos convertíamos en uno solo.—¿Te duele? —susurró en mi oreja antes de darme un beso suave en el cuello.—Un poco—respondí, cerrando los ojos con fuerza cada que él se hundía en mi interior.Minutos después comencé a sentirlo placentero y ahogué un gemido cuando Dominic mordió mi cuello como un demente, pero tuve que reconocer que eso avivó más mi excitación sexual porque mis caderas se empezaron a mover solas, deseando más de él.Volví a gemir y Dom tuvo que cubrir mi boca con su enorme mano y percibí que esa pequeña acción lo motivó más, era como si tenerme bajo su “poder” lo hiciera sentir más placer.Y a mí también.Al termi
Su aspecto no era el habitual para ser hijo de un hombre cien por ciento italiano, pero su madre era española y a eso se debió la apariencia distinta por los genes de ella y cuando él cumplió diez años, decidieron enviarlo a estudiar a Boston.—No esperaba verte nuevamente en la ciudad—me aclaré la garganta—es decir, te marchaste hace tiempo y estabas seguro de no regresar.—La situación en mi familia cambió y tuvimos que volver—no entró en detalles. Noté su incomodidad, pero no dejó de sonreír—nos hicimos socios de esta empresa y he venido a echar un vistazo.—Es una buena marca de autos—dije sin saber si era cierto o no.—Quise buscarte—bajó la voz—pero no quería interrumpir tu vida, así como así. Sé que te dolió cuando me fui y…—Alessandro, todo quedó en el pasado—dije con una leve sonrisa—yo estoy mejor que bien.Entonces él me abrazó efusivamente y mi nariz quedó en su pecho, impregnándome de su fascinante perfume.Paralizada por ese arrebato de cariño, me tensé. Me dolió un poc
Alessandro divisó una banca metálica muy cercana al borde del lago y nos acercamos rápidamente para sentarnos y admirar el panorama.Comenzaba a hacer frío y menos mal iba preparada. Saqué de mi bolso un suéter ligero y me lo puse bajo el escrutinio de él.—Siempre me ha gustado que pienses a futuro—señaló el suéter.—Mujer prevenida vale por dos. Estamos en una época en que el sexo femenino es muy independiente.—Eres brillante, Adele.Guardé silencio. ¿Por qué de repente decía cosas de ese tipo?Me hundí en la banca y miré a otra parte.–¿Cuándo regresaste a Boston? —pregunté luego de medio minuto de silencio.–Poco más de un mes.—Ah, bien.—Quise buscarte, pero habías cambiado de teléfono y cuando fui a tu casa, el guardia de seguridad me informó que ya no vivías ahí desde que falleció tu abuelo—repuso y volteé a verlo ante la sorpresa de saber que sí me buscó. Me encontré con sus expresivos ojos azules mirándome con tristeza—lamento tu pérdida, de verdad.—Jeffrey no me comentó n
Mi mayor defecto desde pequeña fue ser siempre dependiente de alguien más, quien fuera y lo fui de Alessandro Santoni en el pasado.—Ya no tengo amistades con quien irme—dije con simpleza—además de que me bastó estar en un departamento sola para sobrevivir.—Si yo hubiera estado contigo, tal vez habrías logrado sobrellevar mejor las cosas. Lo siento tanto…—La culpa es de mi familia. No somos unidos, pero cuando hay problemas, lejos de juntarse para arreglar algo, lo hacen para arruinarlo más.—¿Por esa razón tu hermano se llevó a su esposa lejos para llevar su embarazo?Asentí.—Pero creo que William los fue a buscar para molestarlos—mascullé—aunque por suerte, Tessa no es ninguna tonta. Es de temperamento fuerte.—Así que siempre sí resultó ser un imbécil tu primo.—Esa palabra limita demasiado lo que es—espeté.El recelo que sentía por él estaba disminuyendo y se debía a que por fin me hallaba enfrascada en una conversación en la que no estaba siendo juzgada. Prácticamente me estab
En algún punto de la noche caímos rendidos en la sala luego de hablar por muchísimas horas. Era la primera vez en mucho tiempo que hablaba con alguien hasta decir basta y sentirme bien conmigo misma.Al día siguiente, cuando desperté, me encontré con una bandeja a los pies de mi cama con el desayuno listo y a Alessandro esperando pacientemente a que yo despertara. Ni siquiera recordaba haber ido a dormir a mi habitación.—Buongiorno bellezza—le oí saludarme en italiano con voz melosa y dulce. —¿Te levantaste a hacer el desayuno para mí? —ahogué un bostezo. Él asintió, sonriendo. —¿A qué hora nos dormimos? —pregunté.—Sinceramente no sé—se encogió de hombros—pero como todavía estoy acoplándome de nuevo a este horario, me es difícil quedarme dormido por varias horas, así que decidí preparar el desayuno.—Muchas gracias.Fui al sanitario a asearme y luego volví a mi recámara en donde él me esperaba con una hermosa sonrisa.—Ayer llovió en algunas partes de la ciudad, qué extraño—me