—¿Por qué no decidiste ir a Boston también? Allá te hubieras quedado a continuar los meses que restan—le oí decir.—Sucede que aquí hay más paz, exceptuando tu presencia, claro—vacilé.—Sin mí, estarías muy aburrida—alardeó.—Sí, me temo que sí—reconocí y él infló el pecho con entusiasmo y rio—no es un halago, eh, simplemente es agradable tener con quien hablar.—¿Te gusta leer o únicamente eres igual de aburrida habitualmente?—Leer no es mi pasión, pero tampoco le hago el feo a un libro—sisé.—¿Has leído alguna vez Harry Potter? Te lo pregunto porque es una saga popular de libros que la mayoría de personas conoce.—Nunca los he leído, pero una vez intenté leer la saga de Juego de Tronos en PDF y no pude.—Estás hablando de una saga difícil de digerir—dijo—de hecho, los lectores que devoran libros, piensan bien si son capaces de leerse todos los libros de Juegos de Tronos. Yo no he podido pasar del tercero.Alcé las cejas.—Pensé que solo eras bueno fastidiando a la gente.—Cuando es
—Tenemos que buscar a tus padres—le dije, mirando a todas partes, comenzando a preocuparme más.Alrededor de veinte minutos, la preocupación incrementó y no tanto por el niño, sino por William Flynn.Deseaba ir a buscarlo, pero no podía dejar a su suerte al bebé.—¡Ay, mi bebé! —le oí gritar a una chica desde alguna parte y sus pasos apresurados me hicieron volver mi cabeza en su dirección.Era la chica de la tienda con la que hablé y que William cortó de tajo la conversación. Ahora entendía de donde conocía al bebé.—Pensé que lo habían abandonado, por eso no me moví de aquí—dije.Ella me miró con los ojos entornados y noté que estaba demasiado pálida.—Nos conocimos hace poco en una tienda—intenté sonreír—pero mi primo interrumpió nuestra charla.—Pensé que eras su novia—murmuró, avergonzada.—No, ¡Qué va! Es primo de mi esposo—alardeé.La chica se estremeció.—Mi nombre es Tessa Morgan—extendí mi mano hacia ella.—Alice B. Wallace—estrechó su mano con la mía y el fantasma de una so
De camino a la carretera, el nerviosismo de él no cesó. Miraba por el espejo retrovisor muchas veces y maldecía cuando no podía avanzar más de lo que deseaba.—¿Me dirás qué ocurre? —inquirí, abrumada—estás como un loco.—Primero necesito dejarte en tu casa, sana y salva y ahí hablaremos—concluyó la posible charla.Tardamos menos en llegar a mi casa que al revés.William aparcó a tres calles de distancia y ambos descendimos. Tomó mi brazo y me instó a caminar muy rápido.Abrí la puerta y entramos. Él se apresuró a cerrar bien y después se recargó en la pared con la respiración agitada.—Perdóname, Tessa Morgan—dijo.—Descuida, te perdono por haber nacido—bromeé.Y a juzgar por su semblante serio, deduje que no era tiempo de bromas.—¿Por qué pides perdón?Sacudió la cabeza y humedeció sus labios. Parecía estar atormentándose con sus pensamientos.—En mi defensa, pensé que de verdad eras una timadora—repuso, consternado—pero ¿por qué tenías que ser lo contrario? ¿por qué no simplemente
—No me hagas elegir—siseó Barnaby—estamos hablando de mi mejor amigo y mi novia, abuelo…—Exacto. Tu “mejor” amigo—hizo comillas con las manos—fue el que te metió en este embrollo y tu novia está pagando los platos rotos de una amistad que debió terminar hace demasiado tiempo.El joven se quedó en silencio, meditando aquellas terribles palabras.—Ya sabes mi respuesta—fue lo que respondió minutos después—elijo a Jane Howe.Su abuelo esbozó una sonrisa satisfactoria y asintió.—Entonces puedo dar por concluida esa amistad, ¿verdad, hijo?—Sí.—Entonces no te preocupes. Hoy mismo agilizaremos la libertad de tu novia—prometió.—¿Podrías mantener esto en secreto de mis padres?—No soy tonto, hijo. Ellos no sabrán nada, a menos que tú quieras decirles—objetó y levantó el teléfono de su escritorio—vete a casa, yo te avisaré cuando todo quede resuelto.—En mi departamento está Noah y su familia.—Llama al 911 y échalos a todos de ahí—gruñó—y hazlo frente a mí, de lo contrario, no agilizaré n
Boston, MassachusettsBarnaby FlynnEn cuanto llegué a Boston, fui directamente a encontrarme con Keith Richards para que me pusiera al tanto de la fastidiosa situación. Me hallaba muy cabreado porque por fin mi matrimonio con Tessa estaba avanzando satisfactoriamente y no podía creer que se estuvieran presentando nuevos problemas.Abrí la puerta de su oficina y me planté frente a él con el rostro endurecido de furia. Tenía mucho sueño y ni siquiera pasé a ducharme a mi departamento. Del aeropuerto llegué de inmediato a verlo.—Escucha, Richards, más vale que esto no sea una maldita broma—le espeté, sentándome bruscamente en el asiento que tenía frente a su escritorio.—Hay demasiadas cosas que desconoces, Barnaby—empezó a decir Keith. Él estaba nervioso y miraba a todas partes con ansiedad. Parecía no haber dormido tampoco, con la diferencia de que sí se había duchado.—Primero comienza por explicarme sobre esas personas desconocidas que aparecen como titulares de la mayoría de nuest
Me causó una inmensa tristeza ver qué ahí había crecido Tessa Morgan, mi esposa, a quien yo pensé que solo era una chica pobre y loca, y no era más que una chiquilla asustada tratando de sobrevivir en el mundo junto a su hermano, odiando a sus padres por todo el daño que les causó por la avaricia.Y no la culpaba.Con el corazón hecho pedazos, le tomé una fotografía para mantenerla en mi teléfono por cualquier cosa que pudiera servirme en un futuro.—Hola, ¿se te ofrece algo, muchacho?Me sobresalté al escuchar una voz masculina a mis espaldas. Boston, Massachusetts, un día antes del secuestro de Tessa MorganLevi Morgan Nunca me había sentido tan comprendido hasta que conocí a la señora Birdwhistle. Agradecí al cielo haberme cruzado con ella justo cuando más necesitaba de alguien en quien apoyarme.Llevaba tres días de conocerla y de frecuentar en la misma cafetería en donde hablamos muchas horas hasta que se hizo muy tarde.Ni siquiera me estaba costando trabajo superar el
—Si no hay preservativo entonces no lo haré—sentencié antes de que metiera sus manos en mi pantalón.—Siempre cargo conmigo, no te preocupes…Aunque esa respuesta no fue de mi agrado, asentí mecánicamente.En algún momento nos deshicimos de la ropa que estorbaba y cuando me di cuenta, me hallaba abrazando la ancha y bien ejercitada espalda de Dominic mientras nos convertíamos en uno solo.—¿Te duele? —susurró en mi oreja antes de darme un beso suave en el cuello.—Un poco—respondí, cerrando los ojos con fuerza cada que él se hundía en mi interior.Minutos después comencé a sentirlo placentero y ahogué un gemido cuando Dominic mordió mi cuello como un demente, pero tuve que reconocer que eso avivó más mi excitación sexual porque mis caderas se empezaron a mover solas, deseando más de él.Volví a gemir y Dom tuvo que cubrir mi boca con su enorme mano y percibí que esa pequeña acción lo motivó más, era como si tenerme bajo su “poder” lo hiciera sentir más placer.Y a mí también.Al termi
Su aspecto no era el habitual para ser hijo de un hombre cien por ciento italiano, pero su madre era española y a eso se debió la apariencia distinta por los genes de ella y cuando él cumplió diez años, decidieron enviarlo a estudiar a Boston.—No esperaba verte nuevamente en la ciudad—me aclaré la garganta—es decir, te marchaste hace tiempo y estabas seguro de no regresar.—La situación en mi familia cambió y tuvimos que volver—no entró en detalles. Noté su incomodidad, pero no dejó de sonreír—nos hicimos socios de esta empresa y he venido a echar un vistazo.—Es una buena marca de autos—dije sin saber si era cierto o no.—Quise buscarte—bajó la voz—pero no quería interrumpir tu vida, así como así. Sé que te dolió cuando me fui y…—Alessandro, todo quedó en el pasado—dije con una leve sonrisa—yo estoy mejor que bien.Entonces él me abrazó efusivamente y mi nariz quedó en su pecho, impregnándome de su fascinante perfume.Paralizada por ese arrebato de cariño, me tensé. Me dolió un poc