Capítulo 24

Es decir, ¿Cómo podría ambientar un sitio como el país de México tan bien? El día fue estupendo. Comiendo tacos, haciendo algunos planes como lo que haría un par de chicos conociéndose, incluso uno que otro beso con vergüenza. Nada podría estropearlo. Como la puerta principal tenía dos campanitas en el umbral, tintineaban cada que se abría y entraba o salía gente.

Sin embargo, a pesar de que no miraba a quienes iban o venían, cuando sonó por quinta vez, tomé la iniciativa de mirar por primera vez a las personas que habían llegado; y me quedé petrificada. Agradecí a Hunter mentalmente de que hubiera elegido la mesa más alejada de la puerta, porque de ser lo contrario, él me habría visto en cuanto entró.

—Hunter—susurré. Él se inclinó a mí con complicidad—trata de no moverte mucho, ¿vale? Acaba de entrar una persona que no quiero que me vea.

—¿Tu falso prometido? —tensó la mandíbula y trituró la servilleta en su puño, hizo el ademán de voltearse, pero lo detuve—déjame verlo.

—¡No! —sis
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