Dios. Y de pronto caí en cuenta de que en la cena de compromiso tenía que ver a William Flynn cara a cara y temí que me reconociera. Tragué saliva y sentí que mi estómago comenzaba a retorcerse.—Voy a tener que beberme una maldita copa de whisky antes de conocer a esa familia tan repugnante.—Mejor dos.Cuando se fue, me desplomé en el sofá, asimilando la nueva información y mandato de Keith. ¿Tenía en serio que besarlo? ¿Besar a ese atractivo hombre irritable? Masajeé mis sienes y decidí retomar el aseo para mantener ocupada mi mente y no divagar en lo que pasaría en el momento de darle un beso. Tal vez todo era mentira y Keith simplemente quería asustarme. Barnaby había dejado en claro que ni siquiera me miraba atractiva, así que dudaba mucho que el beso fingido fuera necesario. A no ser que su familia tuviera sus sospechas sobre la farsa... Dios. Mis manos comenzaron a temblar y tuve que serenarme. No iba a dejar que ese pensamiento me torturara de manera asfixiante. No era mi
Ahogué una risa nasal y puse los ojos en blanco. Rodé por toda la cama para ponerme cómoda y me senté con la espalda pegada a la cabecera, dispuesta a leer nuestra historia ficticia de amor.Era de noche cuando la vi.Era de noche y llovía cuando supe lo que era enamorarse a primera vista como en las películas. Y me di cuenta de que había sido un flechazo instantáneo porque mis ojos no podían centrarse en nadie que no fuera ella en ese lugar. Esa hermosa dama parecía tener un imán hacía mí.Estaba ahí, sin hacer nada en particular, o algo que fuera lo suficiente interesante para alguien que no fuera yo, en mi cafetería favorita. No deba indicios de estar esperando a nadie, gustosa y a gusto de su propia soledad. No parecía ser consciente de su belleza ni lo que estaba causando en mí en ese momento.Su atención estaba sobre un libro y en su taza de café.¿Qué hacía esa belleza a las nueve de la noche en una cafetería desértica con una tormenta en el exterior?Movía su cabello cada que
Alcé las cejas, encontrándole incoherencia a su mensaje. Y como no daba pie a que le contestara, simplemente lo ignoré y encendí la televisión. Al cabo de veinte minutos, escuché movimiento y ruido en la habitación de Levi. No pasaron ni siquiera dos minutos, cuando lo vi echarse correr directamente a la puerta como alma que lleva el diablo. Apenas pude levantarme y seguirlo como pude. La puerta se cerró en mi cara. Anonadada, la abrí precipitadamente y salí a verlo con la boca abierta. Divisé a mi hermano trotar por la acera. Huyendo. Se había duchado y vestía con su ropa del gimnasio, con una mochila sobre los hombros. Maldita sea. Ley del hielo. Fabuloso. Entré de nueva cuenta a la casa, cogí mi bolso, llaves, celular, dinero y la tarjeta de débito. Si Levi pensaba comportarse como idiota, no tenía más remedio que agarrarlo por enfrente y ser dura por primera en vez en mi vida con él. No era justo que evitara hablarme. Mi hermano sabía perfectamente que iba a marcharme en poco t
Es decir, ¿Cómo podría ambientar un sitio como el país de México tan bien? El día fue estupendo. Comiendo tacos, haciendo algunos planes como lo que haría un par de chicos conociéndose, incluso uno que otro beso con vergüenza. Nada podría estropearlo. Como la puerta principal tenía dos campanitas en el umbral, tintineaban cada que se abría y entraba o salía gente. Sin embargo, a pesar de que no miraba a quienes iban o venían, cuando sonó por quinta vez, tomé la iniciativa de mirar por primera vez a las personas que habían llegado; y me quedé petrificada. Agradecí a Hunter mentalmente de que hubiera elegido la mesa más alejada de la puerta, porque de ser lo contrario, él me habría visto en cuanto entró.—Hunter—susurré. Él se inclinó a mí con complicidad—trata de no moverte mucho, ¿vale? Acaba de entrar una persona que no quiero que me vea.—¿Tu falso prometido? —tensó la mandíbula y trituró la servilleta en su puño, hizo el ademán de voltearse, pero lo detuve—déjame verlo.—¡No! —sis
—Me habría encantado ir a despedirte al aeropuerto como se debe—protestó él, haciendo pucheros.—Tengo que seguir el protocolo—le acaricié la cabeza—prometo llamarte todos los días, ¿de acuerdo?—Mi teléfono casi no funciona, pero trataré de comprar otro para estar en contacto contigo.Y era cierto. Su teléfono, al igual que el mío, eran muy viejos y comenzaban a dar problemas con la batería. Había pensado en usar el nuevo móvil que Keith me obsequió, pero pensándolo bien, mi hermano lo necesitaba más que nunca. Ya vería yo si compraba uno en Suiza.—Usa el que me regaló Keith. Como habíamos estado recostados en el sofá, retiró un poco el rostro para mirarme. —¿Hablas en serio? —Muy en serio. Después conseguiré otro, tú solamente úsalo. —Muchas gracias—volvió a abrazarme y sonrió con la mejilla apoyada en mi hombro.Suspiré. En aproximadamente cinco horas ya no volvería a ver a Levi; y eso me ponía de los nervios y se me comprimía el corazón al solo pensarlo. Nos levantamos para p
—Tessa, Tessa, hemos llegado, despierta, querida.Abrí los ojos de golpe y me regocijé en mi dolor cuando el recuerdo golpeó mi memoria.—Estamos en el departamento de mi hermano, él te espera arriba—dijo. Enfoqué la mirada y escruté a mi alrededor. Estábamos afuera de un edificio de dos pisos, muy elegante, por supuesto. Pero todo era de cristal, había grandes ventanas como de dos metros en cada lado del edificio y fruncí el ceño.—¿No vendrás conmigo? —pregunté con temor. Ella negó con la cabeza.—Necesito ir a alistarme para la cena de esta noche. Estarás bien, él tiene buen gusto para ayudarte—me guiñó el ojo y les quitó el seguro a las puertas—vamos a dejar tus maletas en la sala de estar. Le llamaría a Eustace, el guardia de seguridad, pero Barnaby le dio el día libre. Así que vamos.—Mejor llama a tu hermano para que nos ayude—opiné. No me hacía la idea de cargar las maletas que pesaban muchísimo.—Es broma, aquí viene Francis—dijo y saludó a un sujeto corpulento que tenía todo
Cuando me cercioré de que se había largado, dejé mi bolso en la cama y acaricié cada uno de los vestidos. Eran bellísimos y adecuados para la ocasión. El primero, como los otros tres, era largo, la parte de la espalda estaba totalmente descubierta en los costados, con unas tiras horizontales adheridas a la parte de enfrente. El escote se abría en dos ramas para cubrir el pecho y se unía como tirantes. Definitivamente, era muy atrevido. Y no era mi estilo. El segundo, estaba repleto de pedrería en la parte de enfrente, con un solo tirante, el izquierdo para ser específicos, y el hermoso resto del vestido caía como una cascada. Muy bello, pero tampoco era para mí. Y por fin, el tercero, era un poco tallado, y no tenía tirantes. En la parte del busto era corrugado y en el área de la cintura había muchas piedras simulando un cinturón. Sonreí a mis adentros y tomé la decisión. El vestido que llevaría a esa cena espeluznante iba a ser el tercero, obviamente. Tenía un poco de caderas anch
Al cabo de quince minutos, Katrina me dio el visto bueno y se despidió amistosamente de mí, deseándome mucho éxito. No quería que se marchara, pero no podía obligarla a quedarse, ella tenía que irse. Así que me quedé otra vez sola en aquel departamento, en espera de Barnaby Flynn, quién se estaba alistando. Ni siquiera mi curiosidad pudo con mi nerviosismo. Me senté en uno de los sillones a esperarlo con los ojos cerrados. Tenía el estómago revuelto. Náuseas y más náuseas. Levi. Mi Levi. ¿Qué estaba haciendo mi hermano en ese segundo? ¿Dominic seguía con él? Dios. Tenía tantas ganas de llamarlo. ¿Y sí…? No. Levi estaba mejor sin saber de mí mientras yo estuviera aún en Boston. —Ya es hora de irnos, Morgan.Abrí los ojos cuando Barnaby hizo acto de presencia. Tuve que apretar los labios al verlo vestido tan… malditamente guapo. Esa camisa… ¿púrpura? ¿Estaba a juego con mi vestido? Y un pantalón de lino negro con los zapatos del mismo color. Estaba peinado impecablemente y sonreía d