Casey se despide de ambos hombres, pero antes de que pudiera salir del despacho la voz de Genaro llama su atención.
—Casey, mañana por la noche estaré esperando la presencia de tu padre y con tu compañía. Por favor encárgate de que este viejo aparezca por mi casa. Daré una pequeña reunión.
—Vamos Genaro, sabes que no tengo tiempo para ese tipo de eventos.
—Rafael, es para un bien mayor. Una reunión benéfica, ya sabes, para apoyar la institución de los niños y niñas.
La joven castaña ve como su padre rueda los ojos, casi nunca asistía a esas reuniones. Su razón, era porqué su tío Genaro siempre buscaba la manera de emparejarlo, y para esas alturas no estaba nada mal la idea de que se consiguiera una novia.
—Asistiremos tío.
—¡Esa es mi niña!
El padre observa a su hija quien le dedica una sonrisa de victoria, era imposible que se negara a su petición. Era lo único en lo que su padre no había cambiado para con ella, creyó que era porque su parecido con su difunta madre era increíble. Parecían dos gotas de agua. La joven se despidió de lejos de su padre para luego cerrar la puerta, en eso la sonrisa se le borra de los labios.
Necesitaba un poco de aire fresco, era agobiante tener que disimular tanto con su propio padre. No sabía por qué le costaba tanto hablar con él sobre sus inquietudes. La joven muerde sus labios y se encamina hasta el ascensor para subir a la terraza del edificio…
Al recibir la brisa fresca en su cara, logro respirar con tranquilidad, sentía un nudo en su estómago tan espantoso. Era la peor de las hijas, una falsa… la chica encaminó sus pasos hasta el borde del edificio, cada vez que se sentía ahogada siempre corría como una chiquilla a la azotea para tomar un poco de aire fresco. Lo hacía a escondidas, si su padre se llegaba a enterar de que subía sola a ese lugar tan peligroso, seguro que se ganaba una reprimenda. Y eso que ya tenía 23 años de edad.
Casey se inclina un poco de las barandas de seguridad pudiendo ver el movimiento de los coches, a esas alturas se podían apreciar un poco más pequeños. El edificio de su padre era casi como un rascacielos. A muchos quizás le pareciera aterrador estar a esas alturas, pero a ella le iba bien porque se sentía libre.
—Si te inclinas un poco más, ten por seguro que tendrás una muerte espantosa.
Casey da un respingo sujetándose de la baranda con fuerza, muere del susto al escuchar esa fuerte voz detrás de ella, al darse la vuelta observa a Cauther recostado de una pared. ¿Cuánto llevaba en ese lugar? Ella no se dio cuenta de su presencia. Era como un gato, tan escurridizo.
—Señor Acrom —Le dice con nerviosismo en la voz.
—¿Tu padre sabe que vienes seguido a este lugar? —Ella entreabre los labios, en ese momento fue que percibió que estaba fumando un cigarrillo, el cual tomaba con aquellos enormes dedos, pero que era tan… ¿Qué m****a pensaba?
—No estoy haciendo nada malo —Decide contestar.
—Reclinarte de ese barandal, no es muy seguro que digamos —Señalo los tubos con la mano con la que sujeta el cigarro.
Ella miró en esa dirección llevándola a aplanar los labios, nunca le había sucedido nada y eso que subía casi todo el tiempo. Avergonzada, levanta la mirada y, al hacerlo, conecta con la fiera mirada de Cauther y eso fue como un detonante para su corazón. Comenzó a latir como desquiciado dentro de su pecho, se preguntó, ¿Por qué la estaba mirando de esa manera?
—Este edificio es muy seguro.
—Rafael lo quiso así, enorme… extravagante, en cambio, yo opine que con dos pisos era más que suficiente. No necesitamos impresionar a nadie, somos las personas más ricas del país, y casi del mundo.
Eran tan vanidoso ese hombre que le producía cierta incomodidad. En eso ella pestañea observando los movimientos del socio de su padre, nunca se había sentido tan nerviosa estando en compañía de Cauther, bueno, tampoco es que se hubiera quedado a solas con él infinitas veces. De hecho era la primera vez que le hablaba más de la cuenta, realmente nunca le dirigía la palabra el muy capullo.
De pronto, Casey nota como apachurra el cigarrillo con el zapato, lleva ambas manos a sus bolsillos y empieza a encaminar sus pasos hacia… ¡Ella! <Que m****a estaba pasando, ¿Por qué chingados se aproximaba?> le dijo esa voz interior. Paralizada, se queda dónde estaba a esperar lo que ese hombre pensara hacer.
Cauther, quedo a escasos centímetros de ella, pero aun así manteniendo cierta distancia. No obstante, aquella cercanía era perturbadora e inquietante para la peli negra quien deseaba lanzarse por el precipicio.
—Tendrás muchos problemas con tu padre si se entera de que subes a la terraza del edificio —Ella ve como saca la mano de su bolsillo para rascarse su incipiente barba, ¿La estaba amenazando o que pendejada intentaba?
—No se lo diga a mi padre —Casey aplana los labios, y es cuando percibe algo sumamente extraño que le puso los vellos de punta…
—Será nuestro pequeño secreto, señorita Monroe —De pronto Cauther se inclina un poco hacia ella para susúrrarle aquellas palabras, pero todo aquello solo fue en milésimas de segundos, ya que él se recompuso para luego darse la vuelta y largarse.
Entre tanto, Casey apretaba el barandal con sus manos con tanta fuerza que sintió que sus manos se estaban agarrotando. La joven tragó saliva al mismo tiempo que parpadeaba reiteradas veces, ¡¿Qué demonios fue eso?! Se preguntó mientras tomaba una bocanada de aire.
Ella suelta el barandal para llevarse una mano al pecho, no era mentira, su corazón si estaba latiendo con fuerza. De pronto sintió un leve mareo que la hizo sostenerse nuevamente de la barra de seguridad.
—Carajos, ¡¿y eso que fue?! —Frunce el ceño al recordar las palabras de Cauther, pero lo más inquietante de todo, era esa media sonrisa que se asomaba en la comisura de labios de Cauther —. ¿Qué significa eso?
Casey muerde sus labios, respira con fuerza, estaba teniendo un ataque de pánico o algo así. Nunca había pasado por una situación como esa. La chica suelta el aire e intenta recobrar el aliento perdido y, unos segundos después, empieza a sentir como los latidos de su corazón comenzaban a volverse rítmicos. Levanta la mirada admirando el paisaje ante ella, cientos de edificios se encontraban a su alrededor.
—Joder, esto debió ser una ilusión o algo así… —Se dice, intentando olvidar ese incidente que no tenía cabida en sus pensamientos.
En eso su móvil comienza a vibrar, al mirar la pantalla se da cuenta de que era su padre, seguramente la reunión estaba por comenzar. Ella recompuso su cuerpo para dirigir sus pasos hacia la entrada de las escaleras… minutos más tarde, diviso la sala de juntas, atreves del cristal distorsionado, se podían ver la silueta de todos los empleados invitados, incluyendo a los dueños. Y fue cuando ella detuvo sus pasos.
¡Mierda! Cauther iba a estar allí también, ella siente flaquear un poco sus piernas, a la vez que se le hace un potente nudo en la boca del estómago. Luego niega, no, ¿qué carajos le estaba pasando? Por un jodido encuentro sin sentido no podía comportarse de esa manera. Pero entonces, ¿Por qué rayos no lograba mover un solo pie?
—¡Casey! Allí estás —Ella voltea y ve a la secretaria de su padre aproximarse a ella —. Tu padre te está esperando, vamos ya… únicamente faltas tú.
—¿Yo?
—Sí, vamos —La anima a caminar hasta la sala de juntas.
Ella miró la puerta desde lejos, sintiendo que el nudo en su estómago se volvía más apretado y hasta doloroso. Llevada por la secretaria, Casey, ingresa en la sala de juntas casi que ciega, pero por los nervios que la estaban carcomiendo.
—Llegas un poco tarde, ¿estás bien? —Era la voz de su padre, ella pestañea y lo busca con la mirada.
—Sí, sí, estoy bien —Tartamudea sonriendo a medias.
—Entonces, demos comienzo.
Y aquellas palabras la sentenciaron a mirar al resto del personal, en cuanto lo hace, el culpable de su angustia y revoltijo de emociones se encontraba sentado muy tranquilo con una carpeta entre sus manos. Ni siquiera había levantado la mirada para verla, ¡que maldito capullo era! Mientras que ella pasaba penurias por su jodido comportamiento en la azotea, él estaba como si una m****a hubiera pasado.
Sin más remedio se sentó al lado de su padre, pero sin quitarle la vista a Cauther. Era irritante saber que después de que le puso los nervios a millón se encontrara allí sentado como si nada hubiese hecho. De pronto, la secretaria de su padre deposita una carpeta ante ella, sacándola de sus cavilaciones.En eso se pregunta, ¿Qué carajos estaba haciendo? ¿Por qué demonios estaba mirando a Cauther de esa manera? Desde que era muy joven nunca sintió curiosidad por ese hombre y viceversa. Niega, debía prestar atención a la junta y no a… algo, la llevo a levantar un poco la mirada, observo solo por encima de la carpeta, en cuanto observa a Cauther se da cuenta de que él la estaba mirando de igual forma.Del susto, bajó la vista e intento concentrarse en lo que decía aquellos documentos, ella no pudo ver el rostro completo de ese hombre, pero si claramente la fiera mirada que poseía. ¡Mierda! Temblaba como un pudin… contaba con que no se fuera de las lenguas con su padre metiéndola en prob
Exclama para sus adentros… Casey se da la vuelta notando la imponente figura de Cauther, habló desde la oscuridad del despacho de su tío Genaro. Lo único que lograba ver de él, era la punta de lo que asumió que era un cigarrillo.—Y usted parece decidido a acortar su vida si continúa fumando.—Al menos será de una manera lenta.—Pero mucho más agonizante, al parecer no le preocupa lo que le acusara a sus familiares ¿Qué está haciendo aquí? —Ella se cruza de brazos.—¿Familia? —Susurra muy por lo bajo —. Estoy fumando un cigarrillo, pensé que era obvio —Ella rueda los ojos.—Quiero decir, en esta reunión.—West, parece que no escatimo para con sus invitaciones. Al parecer estoy en su lista de… amistades.Ella frunce el ceño, si él nunca asistía a ese tipo de eventos. Era extraño verlo acudiendo a una, por esa razón se asustó hace un momento, sino hubiese sido por su voz no lo hubiera reconocido.—No debería estar fumando en el despacho de mi tío, él no fuma. Dejará el olor
Porque demonios su pregunta la hacía temblar, tanto del miedo como de… no, es que eso era impensable. Rápidamente, echa un vistazo hacia donde estaba su padre. Quizás él pudiera salvarla de las manos de su socio. Pero al darse cuenta de que su papá estaba más pendiente de conversar con los invitados, supo que la realidad era que tenía que librarse sólita de Cauther, el problema era ¿Cómo? —¿Te comió la lengua el ratón? —Él preguntó al mismo tiempo que comenzaba a danzar con ella entre sus brazos, sin darle posibilidad de escapar. —Si mi padre se da cuenta de lo que está haciendo, seguramente se enojara muchísimo con usted —Ella ve como Cauther miró de reojo a Rafael, era consciente de que su padre no estaba al pendiente de ella. Pero al menos algo debía hacer. —Creo que no está prestando mucha atención, ¿Por qué debería preocuparme? Cauther la llevaba a su antojo en aquel baile lento y algo ajustado, estaba acorralada, no podía hacer una escena en medio de todo el mundo. Necesitaba
—¿Ocurre algo, hija? —Rafael la miraba con ciertos recelos.—Yo no quiero bailar con este hombre, lo único que deseo es irme a casa padre —Susurra para que su conversación no se hiciera pública.—¡Casey! —La voz de reproche de Rafael no intimido a su hija.—No te preocupes Rafael, de igual forma yo pensaba retirarme ya. No hay nada que me haga seguir en esta fiesta —Argumenta Cauther tan remiso como siempre.Aquel comentario hizo que a Casey le hirviera la sangre, tanto así que miró de reojo a Cauther notando una vena bastante marcada en su frente, ¿Acaso se habría cabreado por decir que no deseaba bailar con él?, bueno si era así, a ella que le importaba. Que se jodiera el muy capullo, se lo tenía merecido por andar de ladrón de prendas íntimas.—Casey, no te permito que hables de esa manera. Que va a pensar Cauther de tu comportamiento, recuerda que algún día serán socios, no puedes…—¿En algún momento te has puesto a pensar en lo que yo siento, padre?, Desde que mi madre murió, al
En cuanto ella pisó el acelerador, el coche que la seguía también lo hizo a tal punto que el parachoques del mismo rozaba la parte trasera de su automóvil. —¿Pero qué carajos le pasa a este tío? —Se pregunta frustrada, frunce el ceño mientras maniobraba el volante intentando no volcarse. Casey observa por los espejos laterales del coche, pero era inútil, no conseguía detallar aquel automóvil. Entonces, fue cuando siente que golpean levente su auto, esa fue la gota que derramo el vaso. Si de verdad era el idiota de Cauther, iba a tener muchísimos problemas con su padre por aquel atropello. La joven comenzó a reducir la velocidad, y el coche de atrás la imito. Pronto, intento a orillarse. Pensaba confrontar a ese estúpido de una vez por todas, se queja su subconsciente. Miró por el retrovisor fijándose que el coche se detuvo a cierta distancia del de ella, Casey se quita el cinturón de seguridad y hace amago de bajarse, pero entonces de la nada el
Dejando a una Casey en el suelo completamente inconsciente, el médico abandona aquel cuarto para encontrar a Otto esperando a por él en el corredor.—¿Y bien?—Está, no es cualquier chica, Otto. Se le nota la clase por encima —Advierte el hombre.—No te he preguntado eso, ya sabes lo que quiero saber.—Ha perdido la memoria, está bastante asustada. Tuve que sedarla para poder atenderla.—¿Y entonces? Maldita sea, dime de una vez en qué condiciones está esa perra —Espeta furioso.—No sé cuándo podrá recuperar la memoria, tendría que hacerle una placa para poder dar un veredicto.—Nada de placas, no me interesa si no recupera la maldita memoria —El hombre niega.—Está acta para trabajar, solamente que esta joven es virgen Otto —La sonrisa del hombre se ensanchó automáticamente, era como un niño con un juguete nuevo.—¡Lo sabía! Ella irradia pureza de pies a cabeza.—Es inexperta, deberías de…—No te pago para dar consejos, te pago para que revises a estas chicas.—Es solo una niña, no s
Casey parpadea abandonando el llanto rápidamente, ¿Por qué esa chica le decía eso? ¿Qué le estaba ocultando? Sabía algo que ella no.—¿Cómo puedes estar tan segura?—Ninguna de las que han traído aquí ha venido vestida de la manera en la que tú estás, eso me hace pensar que…—¡¿Qué?!La pelinegra se arrima hacia ella con un brillo de esperanza en la mirada, Serena no quería engañarla o ilusionarla, pero algo le decía que esa chica era de una familia muy poderosa, el problema radica en… ¿Sería conveniente darle toda esa información?, si Otto se enteraba de lo que estaba haciendo seguramente le daría un castigo de porquería, por ser la más antigua en aquel lugar su trato especial se había ido a la mierda.Según el bastardo ese, las viejas ya no eran el atractivo principal. Y eso, que solo tenía 26 años, era un maldito, que esperaba que muriera muy pronto de la peor manera posible.—Escucha, no quiero que te ilusiones mucho. Únicamente, es una teoría mía. Pero creo que, puede ser que sea
—No puedo creer que esto esté pasando, como es posible que mi hija fue secuestrada —Se decía una y otra vez Rafael sentado detrás de su escritorio mientras se sostenía la cabeza con ambas manos.—Señor Monroe, haremos todo lo posible para encontrar a su hija, ya nuestros hombres están en busca de pistas para encontrarla —El detective le decía a Rafael para intentar calmarlo.—Necesito que la encuentren, no me importa lo que tengan que hacer, pero quiero que traigan a mi hija con vida.—Ya estamos trabajando en ello.—No dejen de trabajar ni un solo día —Ordena el viejo levantando la mirada de su miseria.—Lo haremos, no se preocupe.Pero él ya estaba más que preocupado por el bienestar de su hija, no tenía idea de donde pudiera estar metida, o quien la tenía en sus garras. La desesperación lo estaba carcomiendo, en ese momento, recordó cuando estaba en la casa de Genaro, recibió una llamada de un oficial de policía informándole que habían encontrado el coche de Casey en mitad de la ví