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Capitulo 5. Si me interesa saber

< ¡Esa voz!> Exclama para sus adentros… Casey se da la vuelta notando la imponente figura de Cauther, habló desde la oscuridad del despacho de su tío Genaro. Lo único que lograba ver de él, era la punta de lo que asumió que era un cigarrillo.

—Y usted parece decidido a acortar su vida si continúa fumando.

—Al menos será de una manera lenta.

—Pero mucho más agonizante, al parecer no le preocupa lo que le acusara a sus familiares ¿Qué está haciendo aquí? —Ella se cruza de brazos.

—¿Familia? —Susurra muy por lo bajo —. Estoy fumando un cigarrillo, pensé que era obvio —Ella rueda los ojos.

—Quiero decir, en esta reunión.

—West, parece que no escatimo para con sus invitaciones. Al parecer estoy en su lista de… amistades.

Ella frunce el ceño, si él nunca asistía a ese tipo de eventos. Era extraño verlo acudiendo a una, por esa razón se asustó hace un momento, sino hubiese sido por su voz no lo hubiera reconocido.

—No debería estar fumando en el despacho de mi tío, él no fuma. Dejará el olor por todas partes —Le dice amusgando los ojos, no conseguía verlo con claridad.

—¿Crees que eso me importa?

—Eso ha sido muy grosero, señor Acrom.

—¡Vaya! —Ella ve como al fin Cauther sale de la oscuridad pareciendo intimidante y peligroso —. Así que he sido grosero, señorita Monroe  —Lanza el cigarrillo por el balcón.

Ella intenta decir algo, pero únicamente consigue tragar saliva y mantenerse callada. Lo mira fijamente, pero le es imposible mantenerle la mirada a ese hombre.

—Me preguntaba que estabas haciendo en este lugar, te he visto subir rápidamente y me pregunte que estarías haciendo  —Interroga introduciendo las manos en sus bolsillos.

—No es de su incumbencia. Y le voy a pedir que no me esté siguiendo.

—¡Oh! Pero claro que es de mi incumbencia —Da algunos pasos hacía ella —. Pronto serás mi socia, y voy a tener que necesitar todo tipo de información sobre ti. Así que, si me interesa.

El corazón de Casey comenzó a latir con fuerza, a tal punto que podría salir de su pecho sin su permiso. Ella aplana los labios y se interroga a sí misma, ¿Por qué estaba actuando de esa manera? Entonces, ella percibe la pronta cercanía de Cauther, poniéndole los vellos de punta.

—No entiendo —Contesta con miedo en la voz.

—¡¿Ah no?! —Por muy extraño que se estuviera comportando esa noche, no dejaba de mantener esa expresión tan inerte —. Dígame una cosa, señorita Casey, ¿Por qué le gusta subir a las terrazas?

—¿Qué? —La pelinegra, frunce el ceño, se sentía acorralada entre el muro del balcón y el amigo de su padre.

—¿Lo haces porque te sientes sofocada por el poder de tu padre, e intentas escapar un poco de su dominio?

Casey ensancha los ojos al ser descubierta por un hombre que nunca le dirigía más de dos palabras. ¿Cómo es que lograba ver más allá? La hizo sentirse tan vulnerable y a la vez tan nerviosa.

—No sé qué está diciendo —Cauther afina la mirada, acorta el poco espacio que quedaba entre ellos, colocando ambas manos sobre el barandal del balcón, eso quería decir que Casey estaba entre sus brazos, pero sin ponerle un dedo encima.

—Eres una pequeña mentirosa, Casey Monroe. ¡Que lastima! No estás de suerte esta noche.

—¡Ah! —Contesta con un hilo de voz.

—Detesto las mentiras.

La pelinegra entre abre los labios al verse arrinconada entre el concreto y aquel enorme cuerpo ante ella. El amigo de su padre, en definitiva estaba actuando demasiado extraño.

—No le estoy mintien…—Se dispuso a responder apresuradamente.

Pero sus palabras fueron detenidas de forma inesperada, de la nada sus labios son sellados por la boca de Cauther. El leve contacto la tomó por sorpresa, del impacto ni siquiera consiguió cerrar los ojos. Pero, el roce tan solo duro unos segundos, ya que Cauther se separó de ella manteniendo esa jodida expresión tan remisa en su rostro. Es que ni siquiera la tomó por la cintura para darle un beso normal, simplemente se aproximó a ella y la beso.

Casey observa la penetrante mirada de Cauther y siente desfallecer, sus piernas eran de pura gelatina y su corazón parecía una locomotora fuera de control. ¿Cómo era posible que su primer y verdadero beso fuese con el socio de su padre?, un hombre que no demostraba ni el más mínimo afecto por nadie. Pero esa no era la pregunta que debía hacerse en realidad, la auténtica pregunta era, ¿Por qué carajos la había besado?

De pronto sus inocentes ojos observan una sonrisa oculta y oscura entre tanta seriedad, no era cualquier sonrisa, esa era de… ¿burla? ¿un juego? ¿Se estaba divirtiendo a su costa? Su maldito primer beso únicamente era la diversión de ese hombre, ¿Cómo se atrevía?, la pelinegra aprieta la mandíbula opinando que Cauther era el ser más despreciable del mundo. Y de igual forma su padre confiaba en él, ¿Qué diría si le contara que su preciado amigo la había besado?

No soportaba ser el juego de un capullo, de un empujón hizo a un lado a Cauther y con el camino libre salió corriendo hacia el interior del despacho, para luego abandonarlo.

Cauther limpia la comisura de sus labios al ver correr a Casey, aquel arranque solo la hacía parecer tan… relame sus labios, aún lograba saborear esa dulzura que ella dejo sobre sus labios. Quizás, la sensación durase por un rato muy largo, así que opta por sacar un cigarrillo de su saco. Lo enciende y le da una calada, el sabor de la nicotina se cuela por sus funciones, pero aun así no conseguía sacarse ese sabor a inocencia que de ella extrajo.

Al final, suelta el humo contenido en sus pulmones. Al principio estuvo convencido de que Casey no podía ser tan inocente como le dictaba su intuición, y menos cuando la observo entrar en la casa con aquel ligero que sobresalía de su vestido, y m*****a sea, ese vestido era un jodido pecado. Si fuera un delito que usara ese tipo de atuendos, ella estaría detenida hace mucho.

Genaro West, lo había invitado a esa reunión benéfica que término por ser todo un escándalo. No pensaba asistir, pero para su desgracia, Rafael le advirtió que era muy posible que no asistiría y su advertencia lo obligo a ir muy en contra de sus principios. Pero el hecho de asistir, no quería decir que tenía que compartir con los invitados… no obstante, hizo la excepción con uno de ellos.

Al final de todo no fue tan mala su presencia en aquella fiesta de mal gusto, termina por soltar una leve sonrisa mientras que le da otra calada a su cigarrillo.

[…]

Con la sangre burbujeando por sus venas, Casey desciende las escaleras. Por dentro despotricaba maldiciones para con Cauther, era un imbécil, arrogante, egoísta y gilipollas que no pensaba en otra persona más que en él mismo. Es que si fuese por ella, no volvería a ver al muy maldito.

Al bajar el último escalón, la joven se topa con su tío quien la detiene de los hombros. Estaba tan distraída que no le había prestado atención a quien se llevaba por delante.

—¿A dónde vas tan deprisa, niña?

—Yo iba… saldré un rato tío.

—¿De qué hablas? Si tu padre acaba de llegar.

—¿Qué? —Ella mira en la dirección que le señalaba su tío, su padre conversaba con un grupo de empresarios.

—Te estaba buscando, ¿Dónde te habías metido?

—Fui a… estaba en el… disculpa tío, debo ir a saludar a mi padre —Decide no contarle nada sobre Cauther.

Ella se disculpa con Genaro y, atraviesa la sala encaminándose hacía donde estaba su padre. El camino era un poco dificultoso debido a la multitud de invitados. Ella recoge la cola de su vestido para evitar que se lo pisaran, ya cuando está por salir del gentío, alguien la toma del brazo y la jala nuevamente hacia la aglomeración de personas.

De pronto el pecho de Casey queda pegado contra el pecho de Cauther, ¡¿pero qué?! Se pregunta con sorpresa mentalmente. ¿Cómo es que bajo tan rápido? ¿Y porque m****a la jalo así tan de repente en medio de todo el mundo?

—¿Qué carajos está haciendo? —Susurra demasiado bajo como para que otra persona no escuchara.

—¿No me digas que no sabes bailar? —Le pregunta apretando su cintura con un poco de fuerza.

—Ni se le ocurra —Advierte apretando la mandíbula, de vez en cuando mirada de reojo a su alrededor para ver si eran el centro de atención, o alguien la ayudaba a salir de aquel embrollo.

—¿Me estás amenazando, Casey? —Ella enfoca los ojos en Cauther, él la miraba fieramente provocándole escalofríos.

Las duras facciones de ese hombre eran tan notorias, pero a la vez tan, ¿atrayentes?, pero que…

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