< ¡Esa voz!> Exclama para sus adentros… Casey se da la vuelta notando la imponente figura de Cauther, habló desde la oscuridad del despacho de su tío Genaro. Lo único que lograba ver de él, era la punta de lo que asumió que era un cigarrillo.
—Y usted parece decidido a acortar su vida si continúa fumando.
—Al menos será de una manera lenta.
—Pero mucho más agonizante, al parecer no le preocupa lo que le acusara a sus familiares ¿Qué está haciendo aquí? —Ella se cruza de brazos.
—¿Familia? —Susurra muy por lo bajo —. Estoy fumando un cigarrillo, pensé que era obvio —Ella rueda los ojos.
—Quiero decir, en esta reunión.
—West, parece que no escatimo para con sus invitaciones. Al parecer estoy en su lista de… amistades.
Ella frunce el ceño, si él nunca asistía a ese tipo de eventos. Era extraño verlo acudiendo a una, por esa razón se asustó hace un momento, sino hubiese sido por su voz no lo hubiera reconocido.
—No debería estar fumando en el despacho de mi tío, él no fuma. Dejará el olor por todas partes —Le dice amusgando los ojos, no conseguía verlo con claridad.
—¿Crees que eso me importa?
—Eso ha sido muy grosero, señor Acrom.
—¡Vaya! —Ella ve como al fin Cauther sale de la oscuridad pareciendo intimidante y peligroso —. Así que he sido grosero, señorita Monroe —Lanza el cigarrillo por el balcón.
Ella intenta decir algo, pero únicamente consigue tragar saliva y mantenerse callada. Lo mira fijamente, pero le es imposible mantenerle la mirada a ese hombre.
—Me preguntaba que estabas haciendo en este lugar, te he visto subir rápidamente y me pregunte que estarías haciendo —Interroga introduciendo las manos en sus bolsillos.
—No es de su incumbencia. Y le voy a pedir que no me esté siguiendo.
—¡Oh! Pero claro que es de mi incumbencia —Da algunos pasos hacía ella —. Pronto serás mi socia, y voy a tener que necesitar todo tipo de información sobre ti. Así que, si me interesa.
El corazón de Casey comenzó a latir con fuerza, a tal punto que podría salir de su pecho sin su permiso. Ella aplana los labios y se interroga a sí misma, ¿Por qué estaba actuando de esa manera? Entonces, ella percibe la pronta cercanía de Cauther, poniéndole los vellos de punta.
—No entiendo —Contesta con miedo en la voz.
—¡¿Ah no?! —Por muy extraño que se estuviera comportando esa noche, no dejaba de mantener esa expresión tan inerte —. Dígame una cosa, señorita Casey, ¿Por qué le gusta subir a las terrazas?
—¿Qué? —La pelinegra, frunce el ceño, se sentía acorralada entre el muro del balcón y el amigo de su padre.
—¿Lo haces porque te sientes sofocada por el poder de tu padre, e intentas escapar un poco de su dominio?
Casey ensancha los ojos al ser descubierta por un hombre que nunca le dirigía más de dos palabras. ¿Cómo es que lograba ver más allá? La hizo sentirse tan vulnerable y a la vez tan nerviosa.
—No sé qué está diciendo —Cauther afina la mirada, acorta el poco espacio que quedaba entre ellos, colocando ambas manos sobre el barandal del balcón, eso quería decir que Casey estaba entre sus brazos, pero sin ponerle un dedo encima.
—Eres una pequeña mentirosa, Casey Monroe. ¡Que lastima! No estás de suerte esta noche.
—¡Ah! —Contesta con un hilo de voz.
—Detesto las mentiras.
La pelinegra entre abre los labios al verse arrinconada entre el concreto y aquel enorme cuerpo ante ella. El amigo de su padre, en definitiva estaba actuando demasiado extraño.
—No le estoy mintien…—Se dispuso a responder apresuradamente.
Pero sus palabras fueron detenidas de forma inesperada, de la nada sus labios son sellados por la boca de Cauther. El leve contacto la tomó por sorpresa, del impacto ni siquiera consiguió cerrar los ojos. Pero, el roce tan solo duro unos segundos, ya que Cauther se separó de ella manteniendo esa jodida expresión tan remisa en su rostro. Es que ni siquiera la tomó por la cintura para darle un beso normal, simplemente se aproximó a ella y la beso.
Casey observa la penetrante mirada de Cauther y siente desfallecer, sus piernas eran de pura gelatina y su corazón parecía una locomotora fuera de control. ¿Cómo era posible que su primer y verdadero beso fuese con el socio de su padre?, un hombre que no demostraba ni el más mínimo afecto por nadie. Pero esa no era la pregunta que debía hacerse en realidad, la auténtica pregunta era, ¿Por qué carajos la había besado?
De pronto sus inocentes ojos observan una sonrisa oculta y oscura entre tanta seriedad, no era cualquier sonrisa, esa era de… ¿burla? ¿un juego? ¿Se estaba divirtiendo a su costa? Su maldito primer beso únicamente era la diversión de ese hombre, ¿Cómo se atrevía?, la pelinegra aprieta la mandíbula opinando que Cauther era el ser más despreciable del mundo. Y de igual forma su padre confiaba en él, ¿Qué diría si le contara que su preciado amigo la había besado?
No soportaba ser el juego de un capullo, de un empujón hizo a un lado a Cauther y con el camino libre salió corriendo hacia el interior del despacho, para luego abandonarlo.
Cauther limpia la comisura de sus labios al ver correr a Casey, aquel arranque solo la hacía parecer tan… relame sus labios, aún lograba saborear esa dulzura que ella dejo sobre sus labios. Quizás, la sensación durase por un rato muy largo, así que opta por sacar un cigarrillo de su saco. Lo enciende y le da una calada, el sabor de la nicotina se cuela por sus funciones, pero aun así no conseguía sacarse ese sabor a inocencia que de ella extrajo.
Al final, suelta el humo contenido en sus pulmones. Al principio estuvo convencido de que Casey no podía ser tan inocente como le dictaba su intuición, y menos cuando la observo entrar en la casa con aquel ligero que sobresalía de su vestido, y m*****a sea, ese vestido era un jodido pecado. Si fuera un delito que usara ese tipo de atuendos, ella estaría detenida hace mucho.
Genaro West, lo había invitado a esa reunión benéfica que término por ser todo un escándalo. No pensaba asistir, pero para su desgracia, Rafael le advirtió que era muy posible que no asistiría y su advertencia lo obligo a ir muy en contra de sus principios. Pero el hecho de asistir, no quería decir que tenía que compartir con los invitados… no obstante, hizo la excepción con uno de ellos.
Al final de todo no fue tan mala su presencia en aquella fiesta de mal gusto, termina por soltar una leve sonrisa mientras que le da otra calada a su cigarrillo.
[…]
Con la sangre burbujeando por sus venas, Casey desciende las escaleras. Por dentro despotricaba maldiciones para con Cauther, era un imbécil, arrogante, egoísta y gilipollas que no pensaba en otra persona más que en él mismo. Es que si fuese por ella, no volvería a ver al muy maldito.
Al bajar el último escalón, la joven se topa con su tío quien la detiene de los hombros. Estaba tan distraída que no le había prestado atención a quien se llevaba por delante.
—¿A dónde vas tan deprisa, niña?
—Yo iba… saldré un rato tío.
—¿De qué hablas? Si tu padre acaba de llegar.
—¿Qué? —Ella mira en la dirección que le señalaba su tío, su padre conversaba con un grupo de empresarios.
—Te estaba buscando, ¿Dónde te habías metido?
—Fui a… estaba en el… disculpa tío, debo ir a saludar a mi padre —Decide no contarle nada sobre Cauther.
Ella se disculpa con Genaro y, atraviesa la sala encaminándose hacía donde estaba su padre. El camino era un poco dificultoso debido a la multitud de invitados. Ella recoge la cola de su vestido para evitar que se lo pisaran, ya cuando está por salir del gentío, alguien la toma del brazo y la jala nuevamente hacia la aglomeración de personas.
De pronto el pecho de Casey queda pegado contra el pecho de Cauther, ¡¿pero qué?! Se pregunta con sorpresa mentalmente. ¿Cómo es que bajo tan rápido? ¿Y porque m****a la jalo así tan de repente en medio de todo el mundo?
—¿Qué carajos está haciendo? —Susurra demasiado bajo como para que otra persona no escuchara.
—¿No me digas que no sabes bailar? —Le pregunta apretando su cintura con un poco de fuerza.
—Ni se le ocurra —Advierte apretando la mandíbula, de vez en cuando mirada de reojo a su alrededor para ver si eran el centro de atención, o alguien la ayudaba a salir de aquel embrollo.
—¿Me estás amenazando, Casey? —Ella enfoca los ojos en Cauther, él la miraba fieramente provocándole escalofríos.
Las duras facciones de ese hombre eran tan notorias, pero a la vez tan, ¿atrayentes?, pero que…
NOTA: actualizaciones diarias.
Porque demonios su pregunta la hacía temblar, tanto del miedo como de… no, es que eso era impensable. Rápidamente, echa un vistazo hacia donde estaba su padre. Quizás él pudiera salvarla de las manos de su socio. Pero al darse cuenta de que su papá estaba más pendiente de conversar con los invitados, supo que la realidad era que tenía que librarse sólita de Cauther, el problema era ¿Cómo? —¿Te comió la lengua el ratón? —Él preguntó al mismo tiempo que comenzaba a danzar con ella entre sus brazos, sin darle posibilidad de escapar. —Si mi padre se da cuenta de lo que está haciendo, seguramente se enojara muchísimo con usted —Ella ve como Cauther miró de reojo a Rafael, era consciente de que su padre no estaba al pendiente de ella. Pero al menos algo debía hacer. —Creo que no está prestando mucha atención, ¿Por qué debería preocuparme? Cauther la llevaba a su antojo en aquel baile lento y algo ajustado, estaba acorralada, no podía hacer una escena en medio de todo el mundo. Necesitaba
—¿Ocurre algo, hija? —Rafael la miraba con ciertos recelos.—Yo no quiero bailar con este hombre, lo único que deseo es irme a casa padre —Susurra para que su conversación no se hiciera pública.—¡Casey! —La voz de reproche de Rafael no intimido a su hija.—No te preocupes Rafael, de igual forma yo pensaba retirarme ya. No hay nada que me haga seguir en esta fiesta —Argumenta Cauther tan remiso como siempre.Aquel comentario hizo que a Casey le hirviera la sangre, tanto así que miró de reojo a Cauther notando una vena bastante marcada en su frente, ¿Acaso se habría cabreado por decir que no deseaba bailar con él?, bueno si era así, a ella que le importaba. Que se jodiera el muy capullo, se lo tenía merecido por andar de ladrón de prendas íntimas.—Casey, no te permito que hables de esa manera. Que va a pensar Cauther de tu comportamiento, recuerda que algún día serán socios, no puedes…—¿En algún momento te has puesto a pensar en lo que yo siento, padre?, Desde que mi madre murió, al
En cuanto ella pisó el acelerador, el coche que la seguía también lo hizo a tal punto que el parachoques del mismo rozaba la parte trasera de su automóvil. —¿Pero qué carajos le pasa a este tío? —Se pregunta frustrada, frunce el ceño mientras maniobraba el volante intentando no volcarse. Casey observa por los espejos laterales del coche, pero era inútil, no conseguía detallar aquel automóvil. Entonces, fue cuando siente que golpean levente su auto, esa fue la gota que derramo el vaso. Si de verdad era el idiota de Cauther, iba a tener muchísimos problemas con su padre por aquel atropello. La joven comenzó a reducir la velocidad, y el coche de atrás la imito. Pronto, intento a orillarse. Pensaba confrontar a ese estúpido de una vez por todas, se queja su subconsciente. Miró por el retrovisor fijándose que el coche se detuvo a cierta distancia del de ella, Casey se quita el cinturón de seguridad y hace amago de bajarse, pero entonces de la nada el
Dejando a una Casey en el suelo completamente inconsciente, el médico abandona aquel cuarto para encontrar a Otto esperando a por él en el corredor.—¿Y bien?—Está, no es cualquier chica, Otto. Se le nota la clase por encima —Advierte el hombre.—No te he preguntado eso, ya sabes lo que quiero saber.—Ha perdido la memoria, está bastante asustada. Tuve que sedarla para poder atenderla.—¿Y entonces? Maldita sea, dime de una vez en qué condiciones está esa perra —Espeta furioso.—No sé cuándo podrá recuperar la memoria, tendría que hacerle una placa para poder dar un veredicto.—Nada de placas, no me interesa si no recupera la maldita memoria —El hombre niega.—Está acta para trabajar, solamente que esta joven es virgen Otto —La sonrisa del hombre se ensanchó automáticamente, era como un niño con un juguete nuevo.—¡Lo sabía! Ella irradia pureza de pies a cabeza.—Es inexperta, deberías de…—No te pago para dar consejos, te pago para que revises a estas chicas.—Es solo una niña, no s
Casey parpadea abandonando el llanto rápidamente, ¿Por qué esa chica le decía eso? ¿Qué le estaba ocultando? Sabía algo que ella no.—¿Cómo puedes estar tan segura?—Ninguna de las que han traído aquí ha venido vestida de la manera en la que tú estás, eso me hace pensar que…—¡¿Qué?!La pelinegra se arrima hacia ella con un brillo de esperanza en la mirada, Serena no quería engañarla o ilusionarla, pero algo le decía que esa chica era de una familia muy poderosa, el problema radica en… ¿Sería conveniente darle toda esa información?, si Otto se enteraba de lo que estaba haciendo seguramente le daría un castigo de porquería, por ser la más antigua en aquel lugar su trato especial se había ido a la mierda.Según el bastardo ese, las viejas ya no eran el atractivo principal. Y eso, que solo tenía 26 años, era un maldito, que esperaba que muriera muy pronto de la peor manera posible.—Escucha, no quiero que te ilusiones mucho. Únicamente, es una teoría mía. Pero creo que, puede ser que sea
—No puedo creer que esto esté pasando, como es posible que mi hija fue secuestrada —Se decía una y otra vez Rafael sentado detrás de su escritorio mientras se sostenía la cabeza con ambas manos.—Señor Monroe, haremos todo lo posible para encontrar a su hija, ya nuestros hombres están en busca de pistas para encontrarla —El detective le decía a Rafael para intentar calmarlo.—Necesito que la encuentren, no me importa lo que tengan que hacer, pero quiero que traigan a mi hija con vida.—Ya estamos trabajando en ello.—No dejen de trabajar ni un solo día —Ordena el viejo levantando la mirada de su miseria.—Lo haremos, no se preocupe.Pero él ya estaba más que preocupado por el bienestar de su hija, no tenía idea de donde pudiera estar metida, o quien la tenía en sus garras. La desesperación lo estaba carcomiendo, en ese momento, recordó cuando estaba en la casa de Genaro, recibió una llamada de un oficial de policía informándole que habían encontrado el coche de Casey en mitad de la ví
—Como vuelvas a responderme de esa manera, te juro que te arrepentirás Serena.—Yo no te sirvo a ti, Erika así que no me jodas con tus mamadas. Porque no te vas a chingar a otra parte —Deposita el vaso bruscamente sobre la barra para luego darse la vuelta dejándola sola con su rabieta.La rubia podía dársela de la manda más, pero Serena no se iba a dejar pisotear por esa idiota. Para el estilo de vida que llevaba cuando no estaba encerrada, no le permitía dejarse de nadie. Por esa razón era la que más golpes y castigos recibía, ser la sumisa no figuraba en sus planes.Al llegar a la mesa de aquel hombre, de inmediato, este se pone en pie con una sonrisa abierta en los labios. Con aquel fino traje, y su potente aroma a perfume caro, la morena pensó que le daba asco, sospechaba que alguien más estaría esperándolo en casa, mientras que él estaba allí follándose a las chicas secuestradas de aquel lugar.—Hola belleza, esta noche serás toda mía —La toma del codo haciéndole saber que hicier
En eso observo como aquel monumento de hombre se desprendió del saco y camisa, dejando al descubierto un destacado pecho carente de vellos. Sus brazos eran tan fuertes que estaba segura de que si la abrazaba con fuerza bruta la quebraría, seguido de eso ella prestó atención de cómo se quitó los pantalones en conjunto con el bóxer. mascullo para sus adentros, Estaba muy bien dotado, y aunque ella no fuese una virgen, la hizo sentir como tal. Sus piernas temblaron un poco en cuanto él comenzó a bajar sus bragas con suma delicadeza. Unos segundos después, abrió tanto sus muslos que llego a sentir algo de vergüenza ante la fiera mirada de él.Ella pestañea y levanta la vista clavándola en aquellos ojos dorados ante ella, lo ve sonreír y sintió miedo.—Me llamo Mark —Ella abre los ojos por mero desconcierto, ninguna de las chicas se sabía el nombre de los hombres con los que se acostaban. No era necesario que lo supieran, seg