Capítulo tres
—MAMÁ, AYÚDAME POR FAVOR — me asomo por la puerta de la habitación.
—Ya voy. Estoy colocandome perfume—escucho su voz lejos y suspiro resignada.
Está lejos, muy lejos de mí.
Aunque viéndole el lado positivo, cuando ella tenga sus cosas privadas, no escucharé sus gritos cerca.
Oigo sus tacones resonar, observo atenta la puerta hasta que ella aparece dejándome verla con un vestido azul rey suelto hasta las rodillas y zapatos de tacones negros mate, su maquillaje es sutil y seductor y su cabello suelto que cae en ondas por sus hombros.
Ella si que está elegante.
—Pero mira que hermosa estás, Sara—se posiciona detrás mío, giro mi cabeza un poco y planta un beso sobre mi mejilla—Toda una dama. Mi bebe está creciendo.
—Mamá, ya he crecido ¿no?—niego en desaprobación.
Asi son las madres.
—Bajemos que él no demora en llegar—toma mi mano y me jala con ella. Mi estómago gruñe y rápidamente me acuerdo de los espaguetis de hace unas horas.
—Mamá.
—Dime cariño—me observa de reojo.
—¿Qué cocinaste? Es por curiosidad, no es que tenga hambre, bueno si, pero tu sabes como soy y pu...
Me interrumpe—Cenaremos estofado a base de patatas para ti, o como yo lo diría baeckeoffe— levanta la mano dramática y en un suave movimiento se asienta en el sofá, le copio su movimiento y tomo asiento.
Cada minuto que pasa se vuelve una eternidad para mí, nadie ha llegado, nadie ha tocado y mi poca conversación se ha vuelto algo desesperante para mi madre y no la culpo, si estuviera en su lugar ni yo misma me aguantaría.
—¿Mamá cuan...
—Cenaremos cuando él este aquí ¿por algo lo invite, no? además tú me dijiste que le querías agradecer—y ahora me estoy arrepiento. Ruedo los ojos y cruzo mis brazos.
—Sí, pero se está demorando —mi voz se va apagando cuando escucho sonar el timbre de la casa, volteo a verla y tengo una rápida mirada ladina de ella diciéndome lo vez.
—Vamos, tengo que abrir y presentar ante Wade—se levanta del sillón y se dirige hacia la gran puerta con diseños extravagantes.
Mi vista se va directo a el vidrio que nos separa y desde ya puedo decir que es alto, me posiciono al lado de Elizabeth con cierta distancia y ella abre las dos puertas, rápidamente mis ojos conectan con los suyos en perfecta sincronía. Le quito la mirada y escaneo todo de él en menos de un minuto.
Ojos verdes profundo, cabello castaño claro, pómulos cuadrados, naríz perfilada, barba lijera que le da un toque sexy y encantador, viene con un traje negro y camisa blanca que lo hace resaltar sus músculos, corbata de lazo negra y unos zapatos del mismo color deslumbrante.
—Hola ¿cómo estás, Wade? no sabía que traías compañía, hubiese cocinado más —junto mis cejas y dirijo mi vista detrás de él.
El otro chico es bonito, un poco más bajo, pero encantador, tiene ojos marrones, cabello castaño, pómulos grandes, naríz perfilada y por toda la cara, lunares.
¿Tendrá los mismos lunares por todo el cuerpo?
Este viene con un traje azul, su saco está arremangado en sus antebrazos, también tiene camisa blanca, una corbata azul con puntitos negros y finalmente zapatos marrones. Elizabeth pasa una mano por en frente de mi rostro y reacciono, sus ojos se achican levemente y rápido recompone su postura.
—Ella es Sara—mi madre me da un pequeño empujón hacia el señor imponente y bajo la mirada.
Bueno, llegó la hora de la presentación... Y solo espero no cagarla como siempre me dice mi madre.
Extiendo mi brazo y siento como su mano toma la mía, una pequeña electricidad pasa por mi cuerpo y me estremesco —Un gusto Sara, soy Wade Dhall, pero eso ya lo debes saber debido a tu madre—¡Dios! Juro que me perdí cuando dijo un gusto, tiene una voz gruesa, ronca y sensual.
Dejo de mirarlo y aparto mi mano de la suya.
Señala al chico que esta detrás—Este es Matías, mi mejor amigo—le tiendo la mano en saludo y es totalmente natural.
¿Pero por qué con él no?
—Un gusto, espero que nos llevemos bien—me dedica una sonrisa de paso y se coloca al frente de mi madre para saludarla—Elizabeth—ella le tiende la mano y sus mejillas adoptan un color rosado.
Le gusta.
Sonrío y niego—Que tal si vamos a comer—propongo al ver que estos dos se han quedado estáticos. Recibo todas las miradas incluyendo la de él y por mi cara corre un intenso color rojo que no puedo detener. Elizabeth me fulmina con la mirada y abre la boca decidiendo romper el hielo.
—Mira Wade, te seré sincera, hoy acabamos de llegar y creo que lo que hice no va a sobrar—Elizabeth baja la mirada—es que pensé que no traías compañía.
—No te preocupes. Salgamos a comer en las afueras, yo invito—ruedo los ojos. Más demora para comer.
—Perfecto. Sara—alzo mis cejas—¿quieres ir o te quedas?—muerdo mis labios. Si me quedo puedo comerme todo lo que ella hizo, si voy tendré que esperar, definitivamente me quedo, la observo fijamente y me hace señas con la mirada de arriba hacia abajo.
¿Por qué la vida es tan injusta conmigo?
Suspiro—Sí, iré—juego con mis manos de forma nerviosa.
—Ya que ambos llegamos en nuestros autos, no vamos separados—¿espera qué? Volteo a verlo y en su rostro hay una linda sonrisa ladina. Mi corazón bombea fuerte y mis manos comienzan a sudar.
Ojalá no proponga que me vaya con él porque me dará un infarto.
Miro a mi madre con cara de preocupación y ella solo sonríe—Bien, yo voy con Matías.
Arpía, mala madre, no esperes que te lave la ropa, te espera un asilo, no esperes nada el día de la madre.
Sí es que lo sabía.
Sabía que iba a hacer algo como esto, porque ella lo noto, estoy segura que lo noto y ahora no me va a dejar tranquila con ello.
Capítulo cuatro—Sara, ¿me acompañas? —me tiende su brazo izquierdo sacándome de mis pensamientos y con todo el miedo del mundo lo toco.Este hombre me pone los pelos de punta.—Bien, vamonos—sonríe para mí. Agradezco que no me pida la mano, debo admitir que me sudan como puerco.Que asqueroso.Caminamos detrás de los tortolos, Wade cierra al salir y su mano toma la mía en acto rápido y seguro. Giro mi cabeza en dirección a él; luce tan intimidante, posesivo, fuerte.
Capítulo cincoA pesar de que se llama La Antorcha, lo que tengo a mi vista no le queda al nombre rústico. Volteo a ver a Wade quien me observa expectante con sus manos en los bolsillos.—¿Te gusta? —sonrió.—Como no me va a gustar, esto es jodidamente impresionante—volteo atónita—Discúlpame, es que nunca he estado en un restaurante.Sonríe—Claro, pero ven, siéntate— saca la silla de madera con delicadeza, hago caso a su petición y me asiento.—En serio, discúlpame—observo su atractivo rostro mientras él me mira divertido.—No te preocupes, Sara, yo digo cosas como esas todos los días, aun que no lo creas soy muy mal educado.Por sus ojos pasa una pizca de
Capítulo seisMi vista busca el carro de los tortolos y rápidamente doy con el, pero hay algo extraño, el carro se mueve mucho.Por favor que no sea lo que estoy pensando.Camino hacia ellos y observo tras la ventana de copiloto donde me encuentro a una muy sonrojada Elizabeth junto a un Matías algo normal, pero con los labios hinchados. Toco la ventana y automáticamente sus ojos viajan a mí, Matías abre la ventana escucho el que paso de mi mamá.—¿Puedo venir con ustedes?—pongo mi mejor sonrisa. En estos caso es lo mejor, además de que quiero, no, no quiero, necesito que me lleven con ellos.—Matías, entonces ¿qué dirás?—mi madre me mira con mala cara, pero ahora es lo que menos importa, la cuestión es no irme con Wade. Giro hacia las puertas del restaurante y
Capítulo siete¿Alguna vez han dormido en una cama grande, amplia y suave, con sábanas de lino y colcha para el frío?Pues así es donde yo estoy acostada, pero a pesar de haber dormido mucho tiempo, siento que necesito algo y ese algo es un peluche.Abro mis ojos de par en par, me levanto y camino hacia la puerta, tomó el pomo de esta y escucho un ruido estruendoso en dirección al baño. Mi corazón late rápidamente y la idea de que un fantasma ronde por el cuarto me pone la piel de gallina; abro la puerta cuidadosamente y salgo corriendo por los pasillos hasta llegar a las escaleras, bajo como alma que lleva el diablo y tranquilizo mi agitado corazón.Siento que me va a dar un paro cardíaco.Levanto la mirada. Ahora lo único que me calmara es un poco de comida.
Capítulo ocho—¿Qué te asustó mi niña? —Elizabeth hace acto de presencia y me refugio en sus brazos.Suspiro de miedo—Ahí... Ahí hay alguien—señalo el lado izquierdo de la cama y Matías se relaja.—Es solo el Alp... Wade—suelto a mi madre y abro mis ojos tanto como puedo.¿Escuché bien?Wade, aquí.—¡¡¡¿AQUÍ?!!! —grito tan fuerte que todos se tapan los oídos. Escucho voces detrás de nosotros y veo a la señora que ví dormida junto a una jóven más jóven.No mira , una joven vieja.Cállate, enfócate en lo que pasa.Bien.&nbs
Capítulo nueveRealmente no estoy sorprendida, porque esto es algo que no me asombra.Que los estudiantes molesten al nuevo y más por ser nerd no es una novedad para mí, pero como sé hacer que me respeten solo con una mirada los tengo mirando el piso.Hay veces que me siento la reina del mundo haciendo eso, pero luego me acuerdo que soy pobre y se me pasa.Y aquí me tienen señores, sentada en el recreo o receso o hora de descanso como ustedes le digan, para mí siempre será la hora inútil o muerta. Observo a mi alrededor y veo a los populares en el lado izquierdo superior y los nerds en el derecho inferior, la gente que según ellos son normales, pero son locos, están en el centro, y aquí estoy yo siendo catalogada como la antisocial y aunque eso me hace meritos no puedo quitarme una mirada desde
Capítulo diez—¿Qué dice? —el director me saca de mi mente matona y volteo a verlo.—Aceptaré solo con una decisión —cierro mis ojos y suspiro—sino, no hay trato—volteo a él —Si es lo que yo quiero ¿cierto?Asiente —Exacto.—Entonces cuando termine con todos y gane el primer lugar, usted me tendrá que acompañar a una morgue para estudiar a un muerto.—¿Qué, eso es lo que quieres?—¿Eso es lo que desea usted señorita?— interviene el director.—Es todo lo que pido—me cruzo de brazos esperando una respuesta.—Me da risa. Todo lo que pudiste haber pedido y solo pides eso, algo tan insignificante como eso.&nbs
Capítulo onceSiento que mi alma regresa a mi cuerpo y puedo sentir el suelo frío en donde dormí gracias a la borrachera de mi madre el día de ayer.Cuando llegué le dije que se bañara y se asentara cómoda en el sofá y proseguí a contarle todo mi día a lo que ella solo sonrió y se fue a la cocina a prender el radio y escuchar toda la noche sus canciones «tristes» junto a una botella de whisky que no sé de donde saco, se la paso cantando como una despechada solterona, pero eso ya es el pasado y ahora volvemos a aquí al presente donde estoy tirada en el suelo de la sala de estar y que por alguna extraña razón está mojado.Me levanto rápidamente y así mismo me recibe el suelo boca abajo. Agua y más agua es lo que puedo ver por toda la sala, volteo a ver a mi madre dormida